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jueves, 12 de marzo de 2015

The incredible story of Harry Fields and the book lovers, and other assorted love songs



Mr Harry Fields was a simple man. He don't wan't any problem with nobody, ever... but he also was an stupid asshole. Here we are, and this is his story.

Beware, beware of darkness, his gonna stole your soul any day now...

Harry Fields nació en Barracas central, en un pequeño condominio de clase media venida a menos. Sus padres eran dos obreros de la construcción. Los padres eran dos hombres, si hace falta contar eso, la madre de Harry nunca fué avistada luego del parto de Harry y el padre se enamoró de un compañero fabril. Para él había mas de que hablar con un hombre que con una mujer pueril. Además todas las mujeres nos abandonan tarde o temprano. No son de fiar. Como los perros.

Al pequeño Harry le gustaba cazar mariposas con una red o hacer sapito con una piedra en los charcos luego de los grandes monzones sureños. En su casa no había ni libros, ni televisión, ni nada que incitara su atención mas que lo poco que había a su alcance. Que era casi nada. Una triste pelota de trapo tal vez que pateaba contra la pared del patio de su pocilga gris, dejando manchas de barro perfectamente circulares, como las ruinas de su mente vacía.

Así vivió, casi sin ir al colegio, hasta los diez años, hasta que una medida cautelar dictada por un juez anónimo en lo criminal y familiar del juzgado número doscientos y algo, determinó que su vida no era digna para un niño de su edad y entonces fué separado de su padre biológico y su padre adoptivo y mandado a un reformatorio. Sus padres no pelearon mucho por él, embebidos en los vapores de su alcohol e inmundicias. Pronto dejaron de pensar en él.

Harry vivió su paso por el reformatorio con mucho pesar  tristeza. En mas de una ocasión se sintió vejado por sus compañeros de cuarto, pero lo peor de todo vino después. Una noche de invierno, de esas terribles, grises, oscuras, húmedas, frías, moribundas, una enviada del gobierno, encargada de culturizar a las masas abandonadas les leyó un cuento al grupo. Harry nunca había oído un cuento ni sabía que era un libro. La extraña y fea mujer les leyó, de muy mala manera, El almohadón de plumas de Horacio Quiroga y luego todos fueron mandados a dormir. Harry, muy asustado no quiso acostarse en su cama, por temor a lo que pudiera haber en su almohada. Sus compañeros se burlaron de él y lo vejaron una vez mas.
-A ver si te enteras, niño autista, miedoso... plaf!
Entonces odió por primera vez a los libros, generadores de miedo y maldad.

Después de algunos años, aparecieron unos tíos que decían venir de parte de su madre, a la cual nunca había conocido. Eran dos seres alargados y afinados, con caras austeras y amargadas por la vida. Dos bibliotecarios. Harry preguntó por su madre pero le dijeron que había muerto de tuberculosis luego de tenerlo a él. Harry no sabía que era la tuberculosis, pero se fué con ellos, feliz de dejar atrás a la parva de indios salvajes de sus compañeros. Nada podía ser peor, sin embargo para él, no había forma de estar mas equivocado.

Sus tíos adoptivos le hacían trabajar en la biblioteca que tenían en el barrio de Congreso, barrio oscuro y gótico si los hay. A veces por las tardes otoñales, Harry veía como se enredaban en las cortinas unos murciélagos de color verde parduzco y negro y caían fulminados al piso. Temblando con espasmos de dolor y sufrimiento. Harry los miraba con sumo desagrado, pero entonces lo llamaban para que retomara sus quehaceres, guardando cantidades industriales de libros por todas partes, haciendo orden alfabético (Harry estaba acudiendo a clases nocturnas, cerca de la casa de su tío) y toda esa época le quedó en su memoria como una época triste, oscura, casi gótica. Para su cumpleaños le regalaban libros de Poe, Lovecraft, Shelley o Stoker y Harry los odiaba. Sus tíos le obligaban a leerlos y a que les diera un resumen y reseña del libro por si alguien alguna vez le preguntaba.
-La verdadera erudición consiste en saber siempre de que te están hablando en cuanto a libros respecta, y si no lo leíste al menos tener oído para acercarte al tema y no quedar como un pobre ignorante.
Harry asintió, pero en su interior, todo ese mundo de ficción e irrealidad era un mundo horrible que representaba lo peor de su vida. El abandono de la libertad, de lo natural, de sus propios mundos fantásticos en detrimento al mundo fantástico de unas personas grises, atormentadas y sobre todo muertas, como su madre, por horribles enfermedades de las cuales él se creía en gran parte responsable.

Harry creció en ese mundo literario que odiaba y heredó aquella biblioteca de barrio de sus tíos que fueron muriendo paulatinamente, sin despedirse apenas. Harry salió al mundo por primera vez y se dió cuenta que se estaba quedando calvo, que la gente caminaba por la calle con zapatos con plataformas y la música que escuchaban sus contemporáneos era un bochinche estruendoso. Odió a Los Beatles como principales responsables de todo lo horrible que vino después. Así como odió la literatura siempre, en su interior. Sin embargo de eso pensaba vivir. Fué a la universidad y sus compañeros se burlaban de su falta de conocimiento en materia de escritores elementales como Proust, Joyce, Nietzsche, etc. Harry se sintió menos, despreciado, torpe, ignorante... El fantasma de su analfabeto padre lo atormentaba siempre.

Harry abandonó al poco tiempo la universidad y siguió trabajando en la biblioteca de sus padres, pero su falta de conocimiento en materia económica lo llevaron a contraer mas deudas con el fisco de lo que podía pagar. Entonces se vió obligado a cerrar. Por dentro sintió un gran alivio de dejar aquello que tanto lo había frustrado siempre. Se puso a buscar trabajo y se anotó en una bolsa de trabajo de la municipalidad de Buenos Aires. De ahí lo llamaron al poco tiempo de una librería clásica de Avenida Corrientes. Él no quería saber nada mas con libros, pero era lo único que parecía conseguir, dado su experiencia en la biblioteca de sus tíos. Entonces sin remedió se presentó a trabajar el lunes siguiente a primera hora.

El trabajo no parecía tan malo, excepto por el hecho de que sus compañeros eran todos hombres viejos, libreros viejos, que se sabían no sólo sobre autores sino sobre cada una de las ediciones de cada libro de cada escritor habido y por haber y lo que no sabía uno, lo podía complementar el otro sin problemas. Eran realmente eruditos y verdaderos guardianes del libro en la ciudad. Harry no tardó en sentirse bastardeado por sus compañeros, que lo hacían sentir inferior y como un pobre niño inculto, simple heredero de un lugar que no había estado a la altura de manejar.
Harry odió su trabajo cada vez mas. Los libros eran generadores de todas sus desdichas y miserias en este mundo. Y una noche, mientras sus compañeros hablaban con unos clientes bigotudos y anteojudos, que al parecer eran escritores afamados de la literatura local y latinoamericana, Harry, mientras le hacían guardar cantidades de libros en el depósito del sótano por orden alfabético y ellos se tomaban una copilla de jerez con sus amigos escritores, decidió que algún día se vengaría de toda esa canallada intelectualoide.

...

Después de que Harry renunció a la librería de Corrientes, poco se supo mas de él. Algunos dicen que se dedicó a bolichear, esnifar y bailar como Travolta en la Argentina Videlista y que se casó con la hija de un militar.
Después de unos años apareció con una librería comercial y papelera en el centro que le había puesto su suegro, que luego convirtió en una editorial de textos económicos, bastantes feos que en los noventas llenaron las librerías de Buenos Aires, teniendo un éxito moderado. Luego fundió la empresa por mal manejo, a principios del 2000, con la crisis latente y como último favor antes de morir, su suegro lo ubicó en el multimedio para que desde ahí pudiera tener algo firme y no le faltara nada a su hija y nietos.

Poco después de muerto el viejo militar, Harry comprendió la lógica mercantilista y decidió el golpe final para llevar a cabo su última venganza. Comprar la cadena de librerías en la que había trabajado de joven. Dicho y hecho. La librería estaba mal luego de la crisis económica y Harry, como nuevo gerente a cargo empezó su plan de destrucción de aquel viejo mundo de libreros clásicos.
Amplió el número de sucursales, hizo vestirse a sus empleados con mamelucos color verde fosforescente que decían "estoy aquí para servirle", limitó el número de editoriales a solo las mas grandes y conocidas, siendo tres o cuatro. Cambió a todos los encargados por gente nueva jóven y a los viejos los puso a hacer labores de nuevos, haciendo alfabéticos y cargando libros abajo. Algunos libreros viejos renunciaron, otros se quedaron hasta esperar a jubilarse y algunos murieron de un infarto. El viejo Kressing reconoció un día que apareció Harry por una librería y se acordó de ese jóven tonto y despistado que había trabajado un tiempo varias décadas atrás. Cuando se cruzaron, Harry miró a Kressing y le guiñó un ojo. Al otro día Nadie lo vió mas a Kressing.

Harry convirtió las mas bellas librerías antiguas y clásicas de Buenos Aires en book's shop, mas parecidas a jugueterías, donde el 50% de las cosas eran artículos de librería comercial, juguetes, peluches, artículos de electrónica y el resto, películas, cd's y libros de los cuales el 90% eran de las dos mas grandes cadenas editoriales. Muchos renunciaron y cada vez mas se llenó de empleados que buscaban trabajo de lo que sea y poco sabían de lo que era un libro o un autor específico.
Había logrado su venganza pero todavía faltaba convertir a las pocas librerías que quedaban en pie en la misma masa sanguinolenta sin sentido que alguna vez le había hecho sentirse inferior. Nadie habría mejor que él, ningún culo listo que lo hiciera sentirse chiquito y todos los intelectuales tendrían que migrar a otros países o fenecer en la ignorancia que tanto rechazaban.

Harry sonrió por primera vez en su vida.

lunes, 21 de julio de 2014

Cadete

Todo empezó después de un año muy malo. No importa cual, la cuestión es que fue uno de mis peores, sino el mas. Para resumir solo puedo decir que me separé de mi novia, no conseguí trabajo, me fue mal en mi primer año en la facultad, mis viejos se separaron, mi hermano se puso de novio y se fue de casa y lo peor de todo, mi gata, que tenía desde la infancia murió de un cáncer fulminante. Realmente un año para el olvido.
Este año que comenzaba parecía tener otra perspectiva. Me reservaba amor, paz mental y trabajo.
Lo empecé en Buenos Aires, sin plata, pero al poco tiempo tuve la revancha y me fuí una semana a Mar del plata para semana santa. Estaba en la casa de mis abuelos de Parque Luro, comiendo, yirando, panza arriba y a dormir. Sin embargo las reuniones de mis abuelos con sus amigos octogenarios que jugaban al scrabel o la generala, me empujaron a buscar nuevos horizontes. Me empecé a escapar a la playa. El clima acompañaba y hasta el agua estaba digna de ser penetrada.
Un día decidí huir a Sierra de los padres y me tomé el bondi en Tejedor y otra avenida que no recuerdo su nombre. Las calles marplatenses tienen ese no se que que no se explicar pero que tienen algo que definitivamente me agrada.
En sierra me pasé el día tirado en una loma, oculto entre arbustos, fumando porro y escribiendo poesía mientras escuchaba un cd de los Beach boys en mi todavía funcional discman Sony modelo 2000.
Fue una tarde productiva, podría decirse... Luego volví a Buenos Aires renovado y de buen humor. Necesitaba imperiosamente ponerme a trabajar, ya que solo estudiar psicología en la UBA no me complacía. Necesitaba plata, necesitaba una novia, necesitaba ponerla y definitivamente necesitaba hacer algo productivo con mi vida.
Primero intenté con la poesía, pero editar nunca fue una pasión ni algo fácil, menos para mi que siempre escribí para mi y mis amigos. Escritura netamente autocomplaciente y narcisista diría el amigo Freud.
Luego vino la changa de grabar unas conferencias en el ministerio de educación para la Organización iberoamericana de no se que carajo. Estuvo divertido. Recibí sanguches de miga y con la plata me compré ropa y el primer disco solista de Peter Gabriel. Ese que que tiene un auto en la tapa con gotas de lluvia. Siempre que lo escucho recuerdo con cariño esa serie de charlas que grabé con unos rústicos casetitos chiquitos de grabadora de periodista de los ochentas.
Pasé algunos meses inactivo y luego llegó, un poco gracias a mi hermano, la posibilidad de hacer ciclos de cine en un bar por avenida Córdoba. Ya había intentado algo a principio de año en un club barrial de Palermo, pasando Easy rider, una de mis películas de cabecera, pero la cosa había quedado ahí ya que yo tenía que poner el proyector que no tenía. En cambio en Refill (digo el nombre porque hace poco pasé y cerró), ya tenían todo instalado. Una tarde que me sentí inspirado para ir a hablar con el dueño, lo mismo si hubiera sido Néstor, me acerqué y propuse una serie de ciclos de cine. Al tipo le gustó la idea. Convenimos hacerlos todos los sábados a partir de las 20 horas. El invierno comenzaba y la facultad era una mero aliciente en mi vida tan vacía. Necesitaba hacer cosas, probarme, estaba en mi momento.
Arranqué haciendo afiches y mandando cadenas de mails a mis contactos de MSN. El primer ciclo de junio consistía en películas sobre personajes freaks. Pasé desde la peli famosa de Tod Browning, hasta Lynch y Herzog. Empezó bien la cosa, pero luego, cuando seguí con Polanski, la cosa empezó a decaer. Cuando ya estábamos en agosto haciendo ciclo Outsiders, llegó un ex compañero de trabajo con su hermana y una amiga de su hermana. Era una chica esbelta de ojos verdes y pelo castaño largo. Tenía las mejores piernas del condado y ese fué mi talón de Aquiles.
No entraré en los pormenores de esa relación que se iniciaría un mes después, solo puedo decir que aquella escorpiana llegó a mi vida para cambiarla radicalmente, al menos en varios puntos de vista.
Para resumir, solo puedo decir que conocerla implicó una necesidad mucho mas urgente para mi en relación a la búsqueda laboral. Ella era un poco mas grande, era recibida, estaba que se partía y necesitaba impresionarla con algo, o al menos tener plata para poder invitarla a salir.
Mi primer acercamiento al mundo cadeteril fue haciendo changas para mi viejos cuando era adolescente, llevando cosas a pagar o impresiones al talleres gráficos del centro.
Pero podría decirse que debuté como cadete aquel año, poco antes de ponerme a salir con A. Nada del otro mundo, solo tal vez trabajar en la escribanía de la madre de mi cuñada. Si mal no recuerdo creo que duré un mes y medio, pero poder decirle a la chica que quería conquistar que trabajaba me daba un poco mas de chances, cuando decidieron no seguir contratándome, ella ya estaba conmigo y me dió una segunda chance. Pasaron dos meses y para principios de diciembre finalmente salió algo debido a Computrabajo, la página de búsqueda laboral mas chota y efectiva a la vez en mi larga experiencia laboral. Era para puesto de cadete en una empresa que no recordaba haberme postulado.
Una tarde, sin decirle nada a mi novia, me fui a ver a mi ex novia a su nueva casa, estuvimos toda la tarde, tomando mate, jugando con su nuevo perrito y acompañándola a comprar algunas cosas por su barrio. Yo todavía la amaba un poco, pero era raro porque ya empezaba a enamorarme de mi actual. Decidí que no haría nada si ella no se me tiraba encima. No lo hizo y agradecí a todos los avatares por eso. Cuando ya estaba por irme, me llamaron a mi celular, un ladrillo heredado de mi vieja, para decirme que tenía una entrevista el lunes con una tal x, contadora de la empresa x. No retuve nada, le pedí a mi ex un lapiz y un papel y anoté un día, un horario y una dirección. El puesto era para cadete. Luego, en estado casi de estupor, traté de zafarme de mi visita. Ella me felicitó por lo de la entrevista. Me bajó a abrir, me fuí con una mezcla de sensaciones, arrepentido por haber visto a mi ex sin decirle nada a mi actual, contento y desorientado por la entrevista de trabajo y un poco decepcionado de que mi ex no haya tenido un momento de debilidad conmigo. Estaba mas linda que nunca.
Llegué a mi casa, me hice una paja y me dormí con una sonrisa, contento de este nuevo panorama que se me abría. Si definitivamente este año era mucho mejor que el anterior.

jueves, 3 de abril de 2014

La infancia de Elías


Noviembre de 1982. Dos veinteañeros dejan su hijo de tres años a su abuela y van al festival BAROCK, como el Woodstock argentino. Luego de escuchar a David Lebon, Rubén Rada, Spinetta, Virus, V8, Pappo, León Gieco, La torre. Litto Nebbia y otros, vuelven fascinados por la música y hacen el amor. En esas vueltas de la vida, el espermatozoide se une al óvulo y de aquella rara unión se crea un huevo cigota que empieza a multiplicarse por millones. Nueve meses después nazco yo.
Un bebé de 4 kilos 200, redondo, pelirrojo, con cara de galleta, básicamente un monstruo. Nacido en el recoleto sanatorio Quintana. Viviendo en el judío barrio de Villa Crespo o Villa Kreplaj. Su llegada al mundo generaría cierto recelo en su hermano mayor, ahora de cuatro años y contando. Lo agarraría en plena etapa narcisista. Cambiaría su humor. La torta de su primer "cumple-año" sería de chocolate con símil rocklets. El chocolate no lo abandonaría jamás.
Sus padres laburarían. Sería un niño rubio y rozagante. Mas criado con sus abuelas, tías abuelas y demases familiares. A los dos años tendría un pijama amarillo y la vecina de al lado, Porota!, le bautizaría "mi pollito". Su hermano lo odiaría mas. Después vendría el jardín de infantes y la maldita adaptación. En este caso sería mas benévola. El niño no tendría problemas en interactuar con otros de su edad. El juego y la imaginación serían su fuerte por el resto de sus días venideros.
Sus vacaciones serían a la ciudad balnearia de Mar del plata, donde residen sus abuelos maternos.Esta ciudad generaría los mas hermosos recuerdos que pudiera tener. Jugaría con su hermano, pero también empezarían las peleas de a poco. Peleas por espacio, por juguetes, por mas atención. Nada fuera de lo común. Su abuela retaría a ambos por destrozar su jardín y su abuelo lo cagaría a patadas en el culo cada vez que no quisiera comer la comida o empezara con algún capricho por el estilo.
En su ambiente de juego sonaría música. Rock de los 70s mas que nada, que el padre pondría en vinilos. Llegaría la primer mudanza de su vida, a un barrio menos cheto pero mas lindo, Barracas. La raíz.
En el jardín tendría su primer amor, una compañerita, Lucía, con la que se escaparía gateando cada vez que pudieran, cuando el juego dejaba paso a historias aburridas y al tedioso "a guardar, a guardar".
Su abuela paterna lo iría a buscar casi siempre y le haría a él y a su hermano ricas comidas con ricos olores, imposibles de olvidar. Con esta abuela también vendría su enseñanza religiosa. El temor a Dios, el amor de Jesús y la compasión de la virgen. Aprendería los primeros rezos y reglas morales.
A la noche, su madre, en la onda del yoga, le cantaría en vez de canciones de cuna, canciones de Yogananda. A él se le quedarían impregnadas para siempre.
Cuando eran retados por algún destrozo, él y su hermano unirían fuerzas contra el opresor común y escaparían del castigo huyendo por la ventana al patio trasero. Sus padres hippies irían perdiendo autoridad de a poco, como si fueran otros tiempos, diferentes al de sus padres con sus abuelos.
Cuando su hermano empezara primer grado en un colegio progre y "new age", el director observaría al otro y vería su exceso de energía como dar vueltas desaforado alrededor de un árbol y apretarles fuerte la mano a los compañeros de su hermano mayor. Su diagnóstico, problemas a futuro con la autoridad. Su veredicto, no dejarlo inscribirse en ese colegio elitista de buenas almas y civilización. Su hermano correría parecida suerte ya que luego de terminar sus deberes antes que el resto, escaparía del aula para jugar con sus juguetes favoritos, los autitos y eso derivaría en ir a la psicopedagoga. Así los hermanos serían rechazados de la enseñanza progre de la Argentina de los 80s.
Las peleas entre hermanitos terminarían en los primeros cortes, golpes y moretones de su vida. Ambos aprenderían el fino arte del combate y al auto defensa entre ellos.
Otra mudanza. Esta vez, la definitiva para la infancia de ambos. La salida lógica, el barrio de al lado. La Boca. Mas precisamente Catalinas sur. Barrio que los marcaría para siempre.
Cuando llegara al colegio italoamericano del barrio, en pleno jardín, conocería a buena parte de sus amigos actuales. Sobre todo a Rodrigo, un hijo de exiliados uruguayos, que se convertiría en su mejor amigo hasta el día de hoy.
Por las noches, cuando el padre llegaba de su trabajo, había juguetes o golosinas, según la ocasión y según el comportamiento con la madre. La plaza Malvinas sería su nuevo lugar de juegos. Allí se cortaría con un clavo, se rompería la naríz con un tobogán y se agarraría a piñas con un compañerito por primera vez.
Con el inicio de la primaria sobrevendría su primer periodo de crisis existencial. La adaptación no sería tan normal como si lo había sido con el jardín. La diferencia de las aulas, el guardapolvos blanco, su primer némesis en el alumnado y una maestra, esposa de un milico, que lo torturaría psicológicamente, derivarían en su primer enfermedad psicosomática. El asma.
No habría médico en el Argerich, ni en obra social alguna que pudiera aliviar su dolor físico y su pena de cambio de vida. Su hermano ya no estaría jugando con él. Si seguirían las peleas en cambio. Sus padres solo lo cuidarían dentro de sus posibilidades, y sus amigos eran tan inexpertos como él como para sentirse contenido. Su abuela paterna, siempre la consciencia reguladora del mundo, le pasaría a sus padres el dato de un médico homeópata, recién recibido. Un joven judío de familia de médicos, parecido a Cerati y de buen humor. Su primer consultorio se lo habían puesto sus padres en el no tan agradable barrio de Constitución.
Allí lo recibió pro primera vez y obtuvo casi su primer análisis. Confesó tener miedo a la oscuridad, a sus compañeros, y a su maestra. Odiar las matemáticas, las lentejas y las peleas con su hermano mayor.
Recomendó tomar unos graciosos y diminutos globulitos, viajar y tener una mascota.

Tomé los globulitos, al año mi abuela y mi bien ponderado abuelo postizo (como le decía yo) me llevaron a Merlo, San Luis, en invierno, vi la nieve por primera vez en mi vida y conocía el microclima.
Luego me mandarían a los Boy scouts para que me relacione con mas niños y abandone mi constitución enfermiza, y mas luego me traerían una gatita siamesa para que cuidara y jugara. Diana. Mi primer amor real.
Se me curó el asma y fuí menos enfermizo, pero mi tendencia a la somatización continuaría hasta hoy día. Aprendería a llevarme mejor con mi hermano y a dejar de pelearnos, aunque la última pelea la tuvimos a los veintipico de años. Mis padres se separaron y su enseñanza new age poco ayudó en mi auto confianza. Mi abuela falleció hace algunos años víctima de leucemia. El "tordo" Broffman se puso una clínica propia en Recoleta y se llenó de plata con el asunto ese de los globulitos.
Puedo decir que no tuve una infancia dura o difícil, y sacando alguna que otra cosa, hasta puedo decir que tuve una infancia feliz.

martes, 29 de octubre de 2013

Reconstrucción de los hechos



Cuando me abrieron, descubrieron que tenía un enfisema pulmonar. Por eso la tos de las últimas semanas. Pero lo realmente serio es que la autopsia reveló que tenía un cuerpo mas avejentado de lo que debería.
Una hora antes había estado hablando por teléfono en la parada del colectivo, rumbo al trabajo. Una llamada atea y sin misericordia me distrajo del mundo por unos instantes. Yo justo había bajado del cordón de la vereda en el momento que el colectivo, en vez de detenerse, me embistió de lleno, dando mi cabeza contra el frío pavimento. Mi cráneo partido en dos, debe haber sido un feo espectáculo de ver...
Esa mañana había cambiado los vestigios de un viejo amor agónico, para sumergirme en una nueva fragancia romántica. Mi embelesado carisma, levantaba sin titubeos una autoestima destrozada y mutilada. Las cosas empezaban a cambiar. Pero la noche anterior, una bruja, de la cual si apenas tengo datos, me deseó el mal y mi final. Pensé que era una vieja amargada y resentida con los hombres, pero al parecer fue una joven celosa y despechada. Ya no importa el desarrollo de los hechos, la realidad es que ahora estoy rodeado de lenguas de fuego, consumiendo mi avinagrado cuerpo corroído por la distancia y la indiferencia.
La pelotudez, aniquiló las ansias... para siempre.

jueves, 27 de diciembre de 2012

El caso Carradine o La flauta silenciosa


Un sujeto nacido de un conocido actor de Hollywood de los años 40's, John Carradine.
Una infancia difícil. De dura relación paterna. Un papel protagónico en una serie sobre el Kung Fú en 1972.
Una pulseada ganada al mismo Bruce Lee, y un interés por las artes marciales que se despierta para siempre.
Un actor que se encasilla en el género, pero que nos da grandes películas como El huevo de la serpiente (1977) de Bergman o El círculo de hierro (1978), también conocida como La flauta silenciosa.  película que muestra el interés esotérico de Carradine en el mundo de las artes marciales.
Una pelea en los ochentas contra Chuck Norris, donde interpreta al sanguinario malo de la película y donde pierde el trono ante el rubicundo.
Una vuelta de tuerca en los 90s con el extraño regreso de la serie Kung Fú y el gran finale con su intepretación en Kill Bill, vol 1 y 2 (2003/04). Quizás su mejor película y uno de sus mas logrados papeles.
Un final trágico, misterioso y oscuro en 2009, lo esperaba para cerrar una vida por lo demás extraña, interpretando personajes diversos, desde villanos sórdidos a héroes místicos.
David Carradine es la muestra viviente del anti héroe internacional y un verdadero personaje de película.



viernes, 6 de julio de 2012

Gimnasio Cobra Kai




Daniel es nuevo en el barrio. Quiere hacer amigos pero es un poco "nene de mamá". Usa jopo y se hace el karateca. Los pibes del barrio dicen que es medio bobito, pero le dan una oportunidad al bueno de Daniel.

Usa pantalones de jogging grises. Tiene poco gusto para vestirse. Mas bien diríamos que tiene cero onda. Es flaquito, morochito y usa la bicicleta mas ñoña del condado, de esas con los acolchaditos azules alrededor de los caños.

Daniel una noche decide hacerse el banana enfrente de unas chicas que estaban en la playa. Sus amigos sienten verguenza ajena y se hacen los que no lo conocen.

De pronto llegan los chicos malos, que son unos gomas terribles también, y le dan una paliza a Daniel, por hacerse el poronga con las chicas.

Daniel jura vengarse en nombre de todos los ñoños de aquellos abusadores que se aprovechan de los nerds y los "cero onda" como él.

Sin embargo recibe reiteradas palizas de este grupito que se la pasa pegándole al recién llegado como forma de atenuar así una vida sin sentido, sin desafíos y llena de comodidades que tienen estos niños bien.

Daniel se acerca entonces a un gimnasio llamado Cobra Kai, para aprender bien el karate y cagar bien a palos a los abusadores para así quedar como el mas poronga y bajarse aunque sea a una mina.

En el gimnasio Cobra Kai están todos los gomas que le pegan. Cuando lo ven entrar con su pésimo gusto para vestirse, todos se le cagan de risa en la cara y Daniel sale corriendo y gimoteando como nena.

Daniel se rompe las pelotas. Se contacta con el chino loco de la guerra que es encargado en su edificio y le compra un par de chumbos. Vuelve al gimnasio y los caga matando a todos. Después se pega un corchazo.



Fin.

miércoles, 20 de junio de 2012

La noche mas larga del año

La noche estaba húmeda. Hacia un poco de frío. Era la noche mas larga del año. El 21 de junio. El día que empieza el invierno, y yo estaba completamente desvelado. Antes de las 6 de la tarde se ocultaban los últimos rayos del sol. Empezaría en la calle y terminaría en mi cuarto. La noche estaba húmeda, las luces de la calle ya estaban encendidas y el feriado hacía que solo un viejo paseando a un perro ralo, le dieran un halo siniestro de misterio.
Cruzaba la esquina y de pronto se cruzó un patrullero haciendo sonar la bocina. Un gato cruzó corriendo la calle. Mis bolsillos tenían grela, pelusa. Y solo tenía un cigarrillo doblado en el bolsillo del pantalón.
Llegué a la puerta de mi edificio y un tipo se paró atrás mío mientras intentaba abrir la puerta. Lo vi en el reflejo del vidrio. Me di vuelta y el tipo caminaba. Solo caminaba por la calle, como si nunca se hubiese detenido. Entre rápido.
El ascensor subía lentamente. Era como el ascensor al cadalso. Pero sin la música de Miles. No sonaba nada. Solo mi respiración y el silbido en el pecho del bronco espasmo.
Mi puerta, mi cerradura, mi casa. Un paseo rápido por la cocina me hace picar cualquier cosa. La nada misma. La sobra en si.
Me llevé alguna vitualla irrelevante y me metí en mi cuarto. Decidí pasar la noche mas larga del año escribiendo. Hacer de lo intrascendente, lo mas trascendental del invierno.
Una pequeña acción, un pequeño cambio de actitud. Una acción que fuera recordada en mis noches recordables. Se mezclan emociones. Se confunden recuerdos.
Una noche fría de mas de diez años atrás viene hacia mi. Es una salida nocturna con mis amigos por San Telmo. Caminamos mucho, toda la noche de arriba a abajo y de norte a sur en todas direcciones.
Pero la noche se presenta bizarra. Hay una muchedumbre como siempre en las calles Chile y Defensa. Son las dos de la mañana y estamos raros, como locos. Algún huso inapropiado del algún barbitúrico nos hace apreciar una escena surrealista delante de nuestras narices. Una señora toda vestida de blanco con luces alrededor de su cuerpo como si fueran luces rojas de bicicleta, camina por las calles empedradas porteñas como si todos estuviéramos en el mismo sueño.
Nadie se atreve a hablar. La señora pasa rápido y desaparece entre las personas. Nadie se quiere dar vuelta para mirar otra vez. Alguno de nosotros se atreve a decir que la extraña vieja nos echó una maldición.
La calles de Buenos Aires tienen ese no se que, dice el tango. Y las tienen. Tienen una energía fantasma. Tiene fantasmas sobrevolándola. Pueblándola. Por que la ciudad tiene fantasmas desde su primer fundación, cuando los españoles, muertos de miedo y hambre, se volvían locos atrincherados en su pequeño fuerte. Rodeados de indios salvajes. Asediados mas bien por la hambruna, la niebla, la sed, la humedad, el fango y el silencio profundo de la noche donde solo se escuchaba algún perro aislado gritar en medio de la noche. Donde el hombre por el hombre recurría a los mas bajos niveles del canibalismo.
Pero mi realidad me hace darme cuenta que estoy nuevamente en mi cuarto, rodeado de mis libros, mis discos, mis paredes, mis fantasmas personales.
Estoy en frente de mi máquina, las ideas no fluyen. Los minutos pasan y las cenizas se vuelan. Pasan las horas. Las dos. Las 3. Las 4. Miro la tele. La apago. Vuelvo a la heladera. No hay nada. No hay antagonista. Soy mi propio antagonista. No hay conflicto. Soy mi propio conflicto. El gancho? No hay gancho, ni detonante, ni catalizador, ni nada.
Para o mi mamá dispara. Tira a mamá del tren. Y tu mamá también. Danny De Vito se arrepiente y no quiere asesinar a su madre. El Edípo triunfa sobre la dignidad y el espíritu de supervivencia.
Pero la tajada sobre la experiencia es provechosa. Un best seller aguarda en las bateas.
Son los últimos años de ingnotismo. El salvaguarda esta sobre el tejado de zinc.
Asesinatos. Lectura. Historias de canibalismo y algunos escritos sobre el escribir mismo hacen, acompañados de unos buenos cafés, la mejor y mas agradable noche húmeda del año. La noche mas larga de todas. La mas disfrutable. Intrigante.
Pero todo lo que empieza llega a su fin. Y lo inevitable no es menos contrastable con el hecho in situ del buen proceder noctámbulo. Debo dejar de escribir ahora y proseguir con el disfrute de la noche, mientras observo cosas que sólo en la mas larga de las noches pueden pasar.

viernes, 18 de mayo de 2012

Astrid & Stuart (A true love story)

Un chico oriundo de Edinburgo. Una chica de Hamburgo. El arte y la guerra. La guerra y la paz. Un viaje de negocios. Una cita ocasional. Un primer beso con timidez. La adolescencia perdida. La inocencia.

Dos chicos enamorados. Una historia entre muchas de un amor trunco. Un amor que duró poco pero como muchos. Un poeta. Una fotógrafa. Un pintor. Una modista. Un músico. Una musa.

Historias de amores cruzados. De desencuentros. De pérdidas irrecuperables. De amores inciertos que dejan huellas corporales. Escándalos. Amor de post guerra. Dos países enemistados. Dos ideologías cruzadas.

Es la historia de la historia misma. Es el canto de cisne cotidiano. Mitologizado. Son los mártires del Romeo y Julieta. El amor crucificado. El llanto postergado. El aluvión de frases inservibles. La congoja del amor.

sábado, 27 de agosto de 2011

El chico del impétigo

Erase una vez en el barrio de Barracas, un niño 3 de años, sano, fructífero, risueño, soñador, imaginativo, inquieto y alegre.
Había un virus volador que pasó por el patio trasero de su casa, situada en la planta baja de un edificio situado en la calle Ruiz Díaz de Guzmán.
Su rostro fue afectado por este raro virus pasajero, el cual le generó un impétigo en la cara, mientras éste niño miraba Los 3 chiflados.
El diluvio y la pasajera le aconsejaron a su destino un poco de pancután y un raro medicamento el cual consistía en embadurnarlo con una rara mezcla amarilla su pequeña carita.
El efímero botija salió al mundo con su nueva máscara sin esperar ninguna cargada. Cualquier otro hubiera sufrido el momentáneo percance, pero por suerte para él existían los dibujitos animados, en especial los Thundercats, que le ayudaron a sobrellevar la extraña situación con certeza e imaginación.
Su pasión por estos felinos galácticos le ayudó a soportar una situación engorrosa para cualquiera, donde lo lúdico supo coptar el mal trago para su propio beneficio.
Él ahora no se llamaba mas Santiago, era Leono, era el felino intergaláctico que destruiría para siempre el poder opresor de Munra en el 3° planeta.
Nunca mas fue otro, aunque el impétigo se fue hace casi 25 años de su rostro, el sigue siendo ese guerrero que toma la adversidad para su beneficio y lucha siempre por sobrevivir y lograr la victoria final que le de equilibrio a la galaxia, su propia galaxia interior.

domingo, 3 de julio de 2011

Psycho Killer Qu'est-ce que c'est


Cayetano Santos Godino, mas conocido como el Petiso orejudo, fue un personaje que existió a principios del siglo 20, convirtiéndose en el asesino serial mas famoso del país.
Muchos asesinos seriales aparecerían luego en el transcurso del siglo que superarían su nivel de matanzas como Robledo Puch "el ángel de la muerte" o el "vengador" Barreda, entre otros.
Pero ninguno logró la mística que tuvo este pequeño engendro del mal conocido como el Petiso orejudo.
Este hijo de inmigrantes italianos, petiso, de orejas desproporcionadamente grandes, se dedicó a sembrar el terror y el miedo entre los niños y madres de los barrios bajos de Buenos Aires, cuando la ciudad recién esteba creciendo, y los andurriales periféricos eran casi como pequeños pueblos, con calles de tierra y con carretas tiradas a caballo.
Este pequeño ser tenía serios problemas mentales y se divertía llevando niños mas chicos que él con engaños y promesas de nuevos juguetes o golosinas a lugares descampados donde luego los sometía a tormentos como clavos en la sien o ahorcamiento con cuerdas.
Se decía que andaba por lo que hoy es el barrio de Parque Patricios y que mató seis niños comprobados sin contar gatos y otras alimañas.
Terminó en prisión y tuvo el triste destino de la cárcel de máxima seguridad del "fin del mundo", ubicada en Tierra del fuego, Ushuaia, la ciudad mas austral del mundo.
Allí fue vejado consecutivamente por los reclusos, donde se encontraban los mas peligrosos asesinos, delincuentes y presos políticos de la época.
Luego de varios años, cuando ya mediaba los cincuenta años, un episodio confuso donde mató al gato que era la mascota de otros presos, fue brutalmente golpeado por estos, dejándolo destruido, sin dientes, ni ojos, sus orejas fueron arrancadas de cuajo y su huesos triturados.
En 1944, en el frío polar de la cárcel de Ushuaia, El Petiso orejudo murió en una camilla sin sábanas ni colchas, desnudo, desangrado, quizás pagando en vida todo el dolor que infligió a sus inocentes víctimas.
Quizás no, quizás fue una simple víctima de las circunstancias del medio hostil donde se crió, del entorno, de sus amistades, o simplemente de su retardo mental o alienación. o quizás una mala jugada del destino que lo puso en ese terrible lugar de asesino serial, sin remordimientos, sin saber bien que hacía daño, que es lo que hacía o por que lo hacía.
Nunca lo sabrán aquellos puristas de la vida, nosotros tampoco.
Su espíritu dicen que vaga por los pasillos fríos de la abandonada cárcel del extremo sur de la Patagonia, llorando, gritando, y poniendo de muy mal tono y vibra a los visitantes que van a conocer aquel tétrico lugar donde se dieron muertes y torturas indiscriminadas durante muchos años.

jueves, 10 de marzo de 2011

A carnival tale


LOS NEGROS DE IRALA:

Dicen que allá, donde nace la calle Irala, desde Av Martín Garcia, frente al Parque Lezama, vive una comunidad de negros, muy famosos, que tienen el mote de los famosos "negros de Irala".
Cuenta la leyenda barrial que los primeros habitantes de color de dicha calle vinieron de un pequeño país africano llamado Burundí en la África meridional y que fueron esclavos hasta la liberación, cuando algunos se volvieron a su país de origen y otros se instalaron en lo que hoy es la calle Irala, en el límite de los barrios San Telmo, La boca y Barracas.
Otras teorías dicen que son refugiados senegaleses, que escapando de las guerras fratricidas de su país vinieron a este país buscando la Meca del oro, la cual encontraron finalmente en la calle Irala que en senegalés significa la dorada.
La teoría mas común y popular es que son uruguayos, que vinieron a finales de los ochentas escapando de un mal momento económico y se establecieron en una zona cuasi portuaria como acostumbraban en su Montevideo natal.
Algunos cuentan que entre las varias familias que se asientan en dicha calle porteña, vive un viejo shamán, le dicen "el gran calavera" y es el que oficia las bodas y ceremonias de la pequeña comunidad. Muchos cuentan que en sus años mozos bailaba al frente de la batucada por las calles de la vieja ciudad en Montevideo, con una enorme galera negra, un bastón azul marino muy brillante y una barba blanca postiza hecha de hilo de macrame.
El gran calavera era alto, lungo, flaco y de una tez marrón cobriza, como si viniera del desierto, y sus ojos eran chiquitos y hundidos como si te mirara desde lejos.
Se dice que su apodo es por un viejo rito vudú donde al ser iniciado shamán se le cuelga al "novicio" una pequeña calavera plateada de un collar y al haber sido iniciado de muy joven, ésta le quedaba demasiado grande para su fisonomía juvenil.
También están quienes dicen que simplemente es por su aspecto físico y nada mas, pero estos son los mismos de siempre, carentes de imaginación y alegría.
En aquellas épocas todos eran felices con los carnavales populares y el "gran calavera" siempre era sensación en dichas festividades. Cuando pasaba todos hacían una modesta reverencia, incluso algunos blancos respetuosos. Había quienes daban hasta sus hijos para que los bautizara, aunque esos si son cuentos sin confirmar.
Hubo un tiempo en que los corsos fueron prohibidos y los candombes pasaron a la clandestinidad, en esos tristes años, cuando las risas y aplausos se apagaron, nadie ya se acordó del "gran calavera" y pasó al olvido.
Después de unos años de silencio apareció de nuevo pero estuvo poco tiempo, había quienes no sabían quien era, por el cambio generacional que había acontecido en ese tiempo.
Pero entre los mas grandes su perfil tenía ya talla de mito, entonces fue que en una época en que el Uruguay no andaba muy bien economicamente desapareció de su ciudad de origen y si fue a Buenos Aires. También se manejan los rumores probables de que en realidad acompañó a su sobrina que lo cuidaba, quien consiguió un buen trabajo allí.
De todos modos "el gran calavera" no perdió su peso de mito y personaje barrial, al poco tiempo toda la comunidad afroamericana del calle Irala se ganó la atención de los porteños, poco acostumbrados a ver gente de color y su perfil de viejo shamán no tardó en circular por el arrabal.
Muchos jóvenes "neo hippies" y "rastas" cayeron a lo largo de los últimos veinte años para pedirle al viejo yerbas medicinales y pases mágicos, pero "el gran calavera" no manejaba yuyos ni cosas por el estilo, solo tenía un jarabe hecho de hojas para la tos, que dejaba el aliento un tanto fuerte.
No, la magia del viejo shamán pasaba por otro lado, su gran arte consistía en alegrar todos los carnavales, y no solo los de febrero sino los que hacían de forma mas privada los negros de la calle Irala a lo largo del año, sin que la vecindad se entere de nada.
Su magia era estar ahí, mirar pasar las comparsas, mover su viejo bastón con pequeños sonajeros a los chicos que pasaban cerca a mirarlo y si tenía fuerzas pararse un poquito, ponerse una vieja galera y dar unos pequeños pasos al son de la murga que era donde entonces todos estallaban en aplausos, fotos y reverencias.
Dicen que todavía uno lo puede encontrar para estas épocas de carnaval, por la calle Irala, mirando la comparsa, con sus ojos chiquitos, su rala barba blanca (esta si real), sentando en una silla de mimbre y apoyado en su viejo bastón, rodeado de muchos nietos y sobrinos nietos.
Hay quienes dicen que pasaron por ahí y no sólo no encontraron al viejo shamán, sino que no vieron comparsa alguna ni gente de color, pero la realidad es que la gente cuenta muchas mentiras. Si fueron y no los vieron es por que ahí no estaban, se equivocaron de lugar. Los negros de la calle Irala están, y el viejo "gran calavera" siempre oficia las fiestas, tan cierto como que lo estoy viendo ahora mismo, bailando bajo la luz de la luna.
Fin.

lunes, 25 de octubre de 2010

El apache y el pavo


El pavo salió a picotear por el terruño, pero el hacha cargó fuerte sobre la madera labrada del bosque septentrional.

"Ave que patea" regocijado ante el buen augurio de los dioses, azotó su manopla de oso contra el pardo pabellón taciturno.

En la toldería, el médico brujo agoniza de exceso de espárragos y lentejas, y siempre dijo que si no las quiere las deja.

A todo esto "Viento en el pelo" se adelantó a la primavera de los cañaverales y acertando con su flecha, dio de lleno en la cabeza del pavo.

La magia del gran cañón huye lejos, se va al sur, las rocallosas se escapan, se convierten en grandes montañas, nuevos hemisferios, y punteagudas y frías gargantas.

Lejos, muy lejos de allí, Pangui garabatea nuevos escritos rizomáticos de lejanas tierras y perdidas costumbres y civilizaciones... la noche se acerca ya...

Es hora de apagar lo insólito y lo romántico... es el fin de lo vespertino.

jueves, 10 de junio de 2010

Te acuerdas de Billy Bond, cuando cantaba la del limón??...

Desde temas como "gracias al cielo", popularizada por el programa de Pettinato algunos años atrás, hasta "tontos", "salgan al sol" versionada por Divididos, o la versión de "la marcha de San Lorenzo", son algunas de las canciones mas famosas hechas por esta mega agrupación musical llamada Billy Bond y la pesada del rock and roll.
Billy Bond era un cantante de origen italiano que una vez en Argentina empezó como uno de esos cantantes al mejor estilo pop del Club del clan, a mediados de los 60's.
En 1971 reunió a toda una yunta de músicos desbandados de rock como Gabis y Medina, ex Manal, Kubero Díaz ex de La cofradía de la flor solar y otros mas, como Isa Portugheis, David Lebón, Black Amaya, Jorge Pinchevsky y ocasionales participaciones de Spinetta y Charly Garcia.
Una excelente banda de rock pesado con influencias de Led Zeppelin, y todo el rock de aquellas épocas. Billy Bond y la pesada sacaría 4 discos o volúmenes, mas los discos especiales de Claudio Gabis, Alejandro Medina, Kubero Díaz y Jorge Pinchevsky, todos con la pesada.
Esta era una banda que sì bien tenía a Billy Bond (Giuliano Canterini) como figura principal, en realidad era una especie de cooperativa hippie rockera, donde todos componían, sacaban sus emprendimientos solistas por esta banda e idea colectiva.
Luego de un conflicto en el Luna park, donde mientras la banda tocaba, la policía empezó a amedrentar al público, a lo cual Billy le dijo al público... "rompan todo muchachos!!", entonces el público enardecido ante tanto rock fuerte, una policía avasalladora, y el grito de guerra dado por el líder de la banda, empezaron a romper todo, a sacar las butacas del lugar y revolearselas a la policía.. Esto fué en 1973.. quedaría en la historia del rock argentino ya que se llevaron detenidos a tanto público como músicos.
Esto dejaría una mella en el currículo de Billy, y luego de que se pusiera espesa la cosa en Argentina en 1975 con la triple A, y luego con el golpe militar del '76, ya que quedó como un revoltoso, y posible subversivo.
Billy se fué ante algunas amenazas recibidas y paseó por algunos países ante de instalarse definitivamente en Brasil donde grabaría algunos discos mas a finales de los setentas. Luego se dedicaría a la producción musical.
Se habló de una posible vuelta de la banda en el 2007 con el éxito del hit "gracias al cielo" por el uso del mismo en su programa, pero esto no prosperó y queda en una triste zona de promesas.

viernes, 2 de octubre de 2009

Historia del algarrobo abuelo


Verano del '97. San Luis, Merlo.
Una tarde soleada, calurosa, estábamos mi hermano y yo vagando por las calles Merlinas.
Ya no sabíamos que hacer, ni a donde ir. Nuestro viaje a la casa que mis abuelos paternos tenían allá estaba entrando en ese período de cansancio, de hastío, de saciedad ya de tanta montaña, bosque, vida natural y tranquila.
Mirando el mapa del pueblo le comento a mi hermano que había un lugar al que todavía no habíamos ido. Era un lugar llamado "Estancia del algarrobo abuelo" acompañado con el dibujo de lo que parecía un árbol gigante, colosal, como el de pulgarcito y las habichuelas.
Le dije que por que no vamos a ver de que trata, que no íbamos a perder nada. La falta de un plan mejor hizo dudar sólo unos segundos el hecho de ir a ver un árbol, por mas grande que pudiera ser.
Decidimos ir a la terminal del pueblo ya que era un viaje largo hasta el algarrobo. Tuvimos que esperar un buen rato ya que no salían las combis hacia ese lugar muy seguido. Primer punto de desconfianza.
Luego de un viaje medianamente prolongado, donde contra todos los pronósticos, al menos los míos, el vehículo, que no transportaba mucha gente que digamos, se iba alejando cada vez mas de las montañas, internándose en una incierta y árida llanura.
Esos fueron las segundas razones para desconfiar de un verdadero viaje en balde. No era mas que el entremés. Cuando bajamos, de la combi sólo quedábamos mi hermano y yo, los demás evidentemente lugareños se habían bajando en el trayecto rumbo a sus casas.
Nos esperaba un panorama desolador y descepcionante. Nuestros temores, o los míos, y las predicciones de mie hermano se cumplieron antes de que camináramos dos pasos.
Primero ni siquiera vimos el árbol. Al menos me pasó eso a mi, ya que todo lo que encontraban mis ojos era un páramo yermo, desolado, casi vacío y desértico.
Como mucho diez personas, de las cuales seguramente sólo cinco o menos serían visitantes. Luego una familia de lugareños, una vieja india vendiendo piedras mágicas y un triste árbol viejo y desvencijado, que estaba mas muerto que vivo. Casi sin hojas, medio como quemado, no mas grande que cualquier árbol grande del Parque Lezama o de los bosques de Palermo.
Se encontraba eso sí, en un estado casi de fosilización, que nos decía obviamente que el árbol debería tener una antiguedad importante.
Nada de eso importó, encima el saber que la próxima combi pasaría para volver al pueblo en dos horas hizo caer una lluvia de puteadas de mi hermano hacia mi persona.
Lo peor es que yo mismo acompañaba esas puteadas hacia mi, no podía creer el chasco caza-tontos turistas en el que habíamos caído. Bah, había caído yo.
Miré en vano hacia el horizonte buscando ver si la combi que nos trajo nos estaría muy lejos, como para tratar de darle alcance de alguna manera, pero no. La maldita nos dejó y salió disparada como si el diablo le pisara los talones.
Decidimos volver a pié ya que para cuando llegáramos sería ya la hora de la cena. El sol empezaba a bajar y nuestra caminata por en medio de una ruta desértica se empezaba a hacer tediosa y angustiante. La sed ya arreciaba, lo mismo que el cansancio. Las malditas piedritas en los zapatos hacían las cosas mas difíciles y la paciencia de mi hermano había llegado a su fin.
La lluvia de puteadas se convirtió en lluvia de piedras, a lo que traté de disuadirlo, pero pronto yo perdí mía paciencia también y empezaron a llover piedras para su lado.
Estábamos en plenas guerras intestinas cuando pasó un auto para el lado del Algarrobo abuelo y se detuvo a preguntarnos si iban por buen camino. Una parejita copada de porteños a los cuales no les recomendamos tan triste espectáculo, pero que los mandamos por buena dirección de todos modos.
Seguimos en la lucha fraticida, cinco, diez minutos máximo, cuando el auto pasaba otra vez. Esta vez en la dirección nuestra.
No hace falta decir que pasó. De todos modos se entiende. No les tuvimos ni que pedir, nos subieron al coche puteando también a la mala suerte y llevándonos a destino. La nuestra al final no fue tan mala y la anécdota, aunque simple, todavía vende.

jueves, 1 de octubre de 2009

Ac/Dc in Argentine

Si una vez mas la banda australiana de hard rock, blues y rock nad roll, mas power, mas básica y mas energizante de todos los tiempos vuelve a la Argentina.
Banda que empecé a escuchar en 1997, cuando estaba en primer año del secundario, un año después que la banda pisara tierras pampeanas.
Desde aquel ya mítico año del '97, esperé y esperé por años a que sacaran nuevo discoy vinieran por acá.
En el 2000 salió su album Stiff upper lip, que salí rápido a comprarme, pero la situación del país que se iba poniendo cada vez peor, desanimó todo intento de venir de los autralianos.
Luego, mi ansia fué cada vez en dismunición, y si bien siempre se rumoreaba una vuelta del quinteto, nunca pasaban de ser eso, rumores.
En el 2002 terminé el secundario y con eso se fué parte de mi alma rockera adolescente acdciera.
Los años pasaron y pasaron, me fuí haciendo cada vez mas viejo, mas amrgo, menos enérgico y con menos ganas de revolear las chapas (las que me quedan) y de hacer pogo como un maldito desquiciado.
Aún así, el hecho de enterarme que venía Ac/dc me hizo replantearme algunas cosas. Y de pronto me dije sino sería hora de saldar una pequeñá deuda pendiente con el pasado y con esa historia sin final que fué mi romance con esta banda callejera, camorrera y efervescente del espiritu teen rocker.
Bueno, hoy me crucé con mi hermano en le centro de casualidad (o tal vez no), y estaba haciendo la cola para sacar entradas. Bueno lo demás es historia.
Ac/Dc en Argentina, 4/12/09, estadio River Plate. ¿Por que no ir a rockear por última vez?..

viernes, 17 de julio de 2009

Corazón de Bolsón

Hay algo imperdonable en este blog y no es el hecho de que venga escribiendo de vez en cuando, sino que en febrero me haya ido de vacaciones al Bolsón y no haya contado nada. Realmente todavía no lo logro entender, pero estoy dispuesto a remediarlo ya!.
Allá, a mediados de febrero de este año, decidí partir rumbo al sur finalmente, después de muchas dudas, ya que estaba indeciso entre ir a Mendoza que no conozco, Córdoba, la costa bonaerense, San Juan, Misiones, o volver al norte.
Como verán no eran pocas las opciones, y el hecho de tener que decidirlo sólo, ya que mi novia no me pudo acompañar por que ella se iba a ir a mitad de año a Europa, hizo que la decisión fuera mas difícil, pero por suerte finalmente decidí irme al sur, cansado del calor húmedo de Buenos Aires.
Mi decisión se basó en el hecho de que había conocido en el verano del año 2000 (cuando tenía tan sólo 16 añitos y era Scout) el sur, pasando por Bariloche y el Bolsón pero parando en El hoyo.
En fin, me había quedado la leche de no haber sacado fotos de ese lugar que me había parecido tan distinto a todo lo que conocía del país, como un lugar de ensueño, de hadas, mágico. El hecho de que en esa época leyera a Tolkien también influyó mucho en que me hubiese quedado ese tipo particular de recuerdo.
Bueno la cosa es que ya casi me había olvidado como era y decidí darle una segunda oportunidad, sobre todo influido por amigos que habían ido hace poco y que me habían hablado de las cosas que se podían hacer allá. Sobre todo de sus potencialidades cósmicas je.
Cuestión que me fui rápido, un sábado, me despidió mi novia, beso, chau, arriba y a disfrutar el viaje. No tanto el primer día ya que salí a la tarde y esa parte fue aburrida, pero si cuando me desperté donde ya había montañas en el horizonte.
Cuando llegué me acuerdo que me dije, ¿esto es el Bolsón?, que lugar feo, pero me bastó caminar un poco e ir descubriendo de a poquito todo un pueblo realmente mágico y muy pintoresco.
Mi primera noche en carpa la verdad no fue lo mejor, justo cuando llegué y terminé de armar la carpa se largó a llover e inmediatamente bajó la temperatura. O sea me cagué de frío.
Pero bue, de a poco los días fueron mejorando, la cosa se puso mejor de a poco, volvió el sol, el calor al mediodía, fresquito a la noche, muy lindo.
El Bolsón te genera muchas cosas, por la buena onda de la gente, del lugar, lo lindo, lo tranquilo, lo tan distinto que es y lejos de todo el ruido, que dan ganas de quedarse a vivir ahí. Cosa que cuando uno está allá habla con los demás mochileros como uno que se quieren quedar ahí. Pero lamentablemente el clima nos vuelve a todos a casa de una cachetada. A algunos mas temprano que otros, pero la gran mayoría vuelve cuando en marzo empieza el frío.
Conocí a muchos chicos como yo y parejitas todos así muy hippies, como yo jeje, que hablaban de quedarse y vivir de lo que sea, vendiendo artesanías, cosechando la tierra, o laburando de lo primero que alguien de allá les ofrezca. La realidad es mas dura y muchas veces pega feo. La gente del lugar por un lado no quiere que se quede gente a vivir ya que prefieren que no se superpoble su pueblo, por otro lado no tienen mucho que ofrecer ya que a duras penas tienen trabajo para ellos.
Además de que si bien la población estable del Bolsón es conocida por estar habitada desde los sesentas por hippies, hoy devenidos viejos artesanos, también están los oriundos del lugar con sus casas quintas, como los nativos del lugar con sus casas humildes.
Y si señores, hay pobreza en El Bolsón también, no todo es color de rosa. Podría decirse que hay un mini conurbano bolsorense. Pero bueno es también la realidad insoslayable de un país que no se puede negar. De todos modos dista mucho de ser un lugar peligroso, si bien miran con un poco de recelo a todo el movimiento hippie punk freak que llega en verano, son gente laburadora y hace la suya. El del Bolsón es un ambiente super tranquilo, donde es casi imposible que haya un atraco, digo casi por que no vivo allá, pero es lo que dicen los que si viven ahí. Y es lo que parece.
La verdad, para no extenderme mas, es que viví diez días mágicos en el Bolsón, yendo a Lago Puelo (donde me persiguieron Chaquetas, las abejas gigantes del Bolsón), en la plaza de los artesanos, fumando naturaleza, o escalando la montaña para ir al refugio de don Atilio donde viví una experiencia única que me gustaría repetir.
Me quedaron muchos lugares por conocer como el refugio de Hielo azul (algo según algunos inigualable), el bosque tallado, o buzear en el Puelo donde se dice hay un bosque marino que te deja obnuvilado de por vida, pero bueno, el hecho de estar solo me paralizaba para las excursiones mas atrevidas, pero si voy de nuevo, y estoy seguro de eso, lo haré, sólo o acompañado joder. De todos modos por la onda del lugar uno se hace amigos de todos si uno esta dispuesto y mas allá de yo ser un tipo huraño y poco sociable a veces, he conocido mucha gente para lo que es yo, y hasta hablé con turistas, que no suelen caerme bien (por cuestiones netamente chauvinistas obvio).
Desde que llegué no veo la hora de volver y hasta me cruce con dos pibes que conocí en el refugio y que son del barrio y mas allá de que no me saludaron estuvo bueno cruzarme con gente que conocí allá. En cambio el sábado pasado en el parque Rivadavia me crucé con un loco que estaba en el camping y que es artesano. Re piola, el pibe vendiendo ahora en el parque, me contaba que aguantó hasta abril o mayo, pero que el frío y la distancia de sus viejos lo hicieron volver. Un montón de tiempo para alguien de solo 23 años. Admirable.
En fin, eso fue, muy resumidamente, aunque ustedes no lo crean, mi viaje al sur.

martes, 23 de septiembre de 2008

Fechorías tangueras (duplas)

A continuación transcribo la letra de este hermoso tango compuesto por D'agostino y escrito por Cadícamo y que otra genial dupla del tango, Rivero y Floreal Ruíz cantan en el disco del
mas grande bandoneonista del tango argentino Anibal Troilo "Romance de barrio" de 1948 sobre dos cantantes de tango clásicos que no son ni mas ni menos que Razzano y Gardel.
Intro tarareada por Floreal Ruíz:
"Viejo café cincuentón que por la Boca existía, allá por Olavarría
esquina Almirante Brown. Se estremeció de emoción tu despacho de bebidas con las milongas sentidas de Gabino y de Cazón."
Empieza cantando Edmundo Rivero:
("Histórico bodegón del priorato y del Trinchieri, donde una noche Cafieri entró a copar la reunión. Traía un dúo de cantores y haciendo, orgulloso, punta dijo: "Aquí traigo una yunta
que cantando hace primores".
Y con acento cordial fue diciendo medio chocho: "Este mozo es el Morocho y éste Pepe el Oriental"... Un aplauso general al dúo fue saludando y el Morocho iba templando
lo mismo que el Oriental. Templaron con alegría sus instrumentos a fondo, y el silencio era tan hondo que ni las moscas se oían.... Y entre aplausos, vino y chopes, y esta vuelta yo la pago,
iba corriendo el halago tendido a todo galope. "A mi madre", "La pastora", "El moro" y otras canciones golpeaban los corazones con voces conmovedoras.
Ah, café de aquel entonces de la calle Olavarría, donde de noche caía allá por el año once...
De cuando yo, en mi arrabal, de bravo tuve cartel. el Morocho era Gardel y Razzano el Oriental.)
Gran canción de tango, verdadera poesía ciudadana sobre el barrio, la fonda, los amigos, el vino, y sobre todo los cantantes míticos como el uruguayo Razzano y el francés Gardel.
Esta canción me genera muchas cosas ya que yo viví casi diez años en el barrio de La boca, casi toda mi infancia y esa zona mítica del barrio, Alte Brown y Olavarría me la conozco al dedillo ya que yo iba a la particular justo en frente de ese bar. Además este tipo de tango de los años '40 me hace acordar a mi recientemente fallecido abuelo, que escuchaba mucho la orquesta típica de Troilo, D'arienzo, Pugliese, etc, etc, ya que vivió la época dorada del tango en los años '30, '40, y '50s.. un grande el viejo!.
Pal' Tata..

jueves, 21 de agosto de 2008

2 bajistas


Terry "Geezer" Butler y Cliff Burton, dos tipos audaces, dos bajistas míticos del metal, dos tipos con mucha onda y dos mounstros adoradores del mal.
"Geezer" Butler fué el bajista de la legendaria banda Black Sabbath, que debutaría discográficamente con su disco homónimo, allá por el lejano año 1970.
Black Sabbath (que tendrá ya su apartado propio) fué el nombre que este muchacho de la británica y oscura ciudad industrial de Birmingham le puso tras tener un aluciando ¿o alucinógeno? sueño diabólico donde alguien o algo oscuro lo miraba desde los pies de su cama. Butler era aficionado al satanismo y fué coautor de varios temas de la banda donde las letras eran oscuras y hablaban del demonio o del mal en si.
La importancia y la relevancia de esta gran banda fué unanimemente reconocida por todas las bandas metaleras posteriores, siendo para muchos la primer banda de metal propiamente dicha y para muchos (para mi) la mejor, mas original, oscura y de pasajes densos y tétricos que marcarían un antes y un después en ese estilo de música dentro y fuera del rock.
Cliff Burton, un muchacho de Estados Unidos, que en los setentas (época de esplendor de Sabbath), se dedicaba a escuchar a bandas como Black Sabbath, Motorhead, Kiss, Iron Maiden, Judas Priest, Thin Lizzy, y hasta los Ramones, y que formaría junto al colorado Mustaine, Hietfield y Lars Ulrich la ultra famosa banda de Trash metal Metallica.
Esa banda que en su comienzos era una gran banda que un poco mas de diez años después que Sabbath volvió a revolucionar el género rock y particularmente el metal con su disco debut Kill'em all de 1983, un disco muy pesado y al palo que todavía pongo bajito sino quiero volver loco a los vecinos y a mi mismo, ya que el disco es muy sacado y saca a la vez.
Cliff Burton se murió luego de grabar el tercer disco de la banda y quizás el mejor Master of puppets de 1986, y esto marcaría la primera bisagra en la banda ya que la influencia de Burton era notable en el grupo. Tardarían tres años en sacar otro disco pero ya no sería lo mismo. Burton murió cuando viajaban en micro por las rutas de Estados Unidos en un choque de tránsito en la ruta siendo el sólo el que moriría y tal vez con él lo mejor de la banda.
Burton era el que le ponía un poco de onda al grupo, el flaco, con bigotes, pantalones de jean azules y hasta a veces Oxford!!, y campera de jean, parecía sacado de una banda de rock de los setentas como Lynird Skynird o algo así y que usaba a la veja usansa de los muchachos de Sabbath, en la década anterior una cruz plateada colgando.
Metallica mientras estuvo este muchacho completó lo que Sabbath había iniciado en los setentas y que en los ochentas por una cuestión generacional no pudo seguir con el éxito de los setentas y Butler alguna vez lo dijo, "cuando los vi aparecer (a Metallica) por primera vez, dije, acá s tenemos unos verdaderos continuadores con el espíritu que teníamos nosotros cuando empezamos..la mismas ganas de destrozarlo todo".
Podemos verlos acá a cada uno "en acción", arriba de todo está Cliff Burton en vivo y abajo Terry Butler en una sala de ensayo con Sabbath, allá por los setentas y las similitudes entre estos dos grosos de las 4 cuerdas son increíbles, los dos tocan el bajo con los dedos (como debe ser) y no con púa, los dos pelo bien largo, bigotes, y una increíble onda para vestirse, tan poco usual en el género de rock pesado o metal.
Estos tipos y no tanto Pastorius o Aznar o Malossetti me dan ganas de dejar la viola por el bajo.
Claro que seee!! Rock and rollnnnnnn'... como diría un grande del momento.

martes, 10 de junio de 2008

Kuper, un ser "ferior"

Allá, por principios de década, cuando era un adolescente irredento, rebelde sin causa, sin preocupaciones y de espiritu jovial al mejor estilo James Dean.. juaz!, fuí un 21 de febrero al cumpleaños de un amigo. Este amigo mío que ya veo muy poco es todo un personaje, siempre lo fué, lo es y lo será. Nacho, como siempre les dije a mis amigos es ese tipo de persona sobre la cual tranquilamente se podría escribir un libro sobre su vida y sus formas y vivencias, ya sea en formato de cuento, novela o biografía que segurmamente sería un exito rotundo de ventas. Un verdadero "best seller", pero tranquilos que en esta ocasión no pienso hablar de él. Solo puedo decir que en ese cumpleaños, hará casi 8 años, fuí testigo de una anécdota sobre otro personaje de barrio, tal vez mas personaje que mi amigo, la cual generó en mi y en mis amigos y en todos los presentes una indomeñable risa que duró toda la fatigada y cervecera noche.
Recuerdo que caí a la casa de Nacho con dos amigos y cuando llegamos ya nos esperaba Nacho con cerveza, la pizza llegó un rato después, por lo cual la cherveza empezó a hacer su efecto desde temprano. Entre los amigos de Nacho había algunos chicos del barrio (La boca) que yo sólo conocía de vista o de la primaria, pero me llamó uno particularmente que tenía un extraño parecido de cara a Fabián Gianola aunque mas petiso y musculoso. Bueno la cuestión es que este extraño personaje, uno mas extraño que otro en esa reunión, contó una pequeña anécdota de un personaje conocido por todos en el barrio ya que sus zonceras trascendían rapidamente el chusmerío del barrio, o al menos del conjunto vecinal donde vivíamos que se llama Catalinas Sur.
La cosa es que aparentemente un pibe, no me acuerdo su nombre, pero llamado por todos como "Kuper", creo que es la abreviatura de su apellido, se había mandando un comentario muy tonto que nada tenía de extraño ya que todos sabíamos lo salame que era tal muchacho. Pero bueno el tema es que generó mucha risa en el contexto en que fué contado e hizo que nos rieramos todos, los amigos viejos de Nacho, Nacho y los amigos nuevos de Nacho.
Al parecer un día este pibe Kuper se mandó alguna de sus tonterías y alguno de estos pibes le dijo algo o Kuper tal vez quiso saber de que estaban hablando a lo que le dijeron que no se metiera que no iba a entender, el preguntó por qué, y le respondieron que no joda.. a lo que él insistió y se empecinó en que le contaran. Se puso aparentemente muy pesado y le dijeron que no le decían por que no iba a entender, que era un ser inferior... a lo que Kuper remató con un.. ¿y vós que sós, ferior?... (como queriendo decir superior claro). Y bueno, ahí estalló la carcajada en la reunión, cuestión que los hombres nos podemos reir de la taradez mas grande del mundo cuando estamos reunidos en grupo y sobre todo con unas cervezas encima.
De Kuper no supe mas nada hasta que la semana pasada lo vi en Corrientes y Callao esperando un bondi y fumando un pucho. No pude dejar de esbosar una sonrisa al ver que se tiraba las cenizas arriba de la campera y comprobar que era el mismo Kuper de siempre.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Recuerdos de provincia

Haciendo acopio de la celebérrima frase del señor prócer (en buena o mala ley) Domingo Faustino Sarmiento, le doy título a éste querido recuerdo de provincia.
Cuando tenía sólo 6 años de edad, allá por el lejano año '90, sufría de un cierto asma leve, bronquitis o un catarro que no sé definir muy bien pero bue, la cuestión es que se me cerraba el pecho dejándome sin aire y que me hacía entonar un extraño silbido cuando respiraba. Creo que uno de los problemas era que no había aprendido bien a respirar por la napia a lo que se sumaba el hecho de ser alérgico, lo cual aún todavía soy.
Bueno la cosa es que probé de todo hasta que caí en un médico homeópata que me atendió desde esa edad hasta hace poquitos años. El tordo Broffman tenía la particularidad de que era una especie de psicólogo, yo no sé que onda la homeopatía pero la realidad es que siempre la pegó conmigo y cada cosa que me agarraba me la curó con esos globulitos chiquitos.
Entre otras cosas le recomendó a mis viejos que me hiciera un viaje a un clima mejor, lo mismo que tuviera una mascota, etc; (la mascota llegó 4 años después pero esa es otra historia).
Bueno resumiendo entonces, mis abuelos paternos (mi abuela y su señor marido que paz descanse) tenían una casa en Merlo, San Luis, y decidieron llevarme en las vacaciones de invierno. Primera ve que dejaba a mis viejos, y la verdad que fué lo mejor que pude hacer. Allá conocí otros chicos, jugué, me embarré, mi abuela me super abrigó, y yo iba por ahí jugando con estos pibes a los vaqueros con pistolitas de cebita. Creo que eso más el microclima que tiene (o tenía) Merlo, me terminé curando aunque uds no lo crean. Eso más los globulitos claro.
Recuerdo una historia en particular con estos chicos, que fué un par de años después que me volvieron a llevar pero esta vez en verano, en el '92. Lo que hicimos con estos chicos que hoy día levemente recuerdo sus nombres, Miguel, Daniel (que era el más amigo mío), Carlos, etc.
Jugábamos mucho a la pelota (yo de chico era medio pata dura igual reconozco) pero no teníamos mas que jugar en la calle, por la cual no pasaban muchos autos pero bue, mi abuelo no quería que jugáramos en su jardín por razones obvias. Entonces buscámos algún baldio que justamente había uno tras la casa de mi abuelo y pasamos a proceder a convertirlo en una cancha de Fútbol. Lo primero que hicimos fué despejar el campo, o sea, sacar todas las porquerías como bolsas, palos, y demás para luego pasar la cortadora y la bordadora.
Después de que despejamos un pedazo de terreno importante fuímos a buscar algunas cuadras abajo, al lado del cementerio, unos palos que nos sirvieran como arcos. Fuímos con hachas y procedimos a cortar los troncos de unas ramas ya caídas. Luego cargamos esos palos por todas las cuadras, a la mirada atónita de todos la gente del pueblo, para ponerlos en el campo. Empezamos a armar todo cuando nos vinieron a decir que ese terreno era de no sé quién y que no podíamos hacer nada ahí. Es más habíamos conseguido cal para pintar las líneas de la cancha. Bueno, la cosa es que volvimos a jugar en la calle y todo quedó ahí.
Yo después fuí un par de veces más, primero con mi familia en el '94 y en el '97 con mis abuelos de nuevo y mi hermano. A los chicos los vi hasta la vez que fuí con mi familia, pero luego no los vi más. La última ve que fuí para esos lares fué en el verano del 2003 con mi hermano, un amigo de mi hermano y un amigo mío. El terreno baldío seguía siempre igual, con pasto crecido, abandonado y con algún que otro palo que pudo haber sido algún travesaño nuestro. Los dueños, si alguna véz existieron, nunca pasaron a hacer usufructo del lugar.