viernes, 27 de mayo de 2022

El tipo que hizo prush!

Existe un tipo que frecuentó las calles picantes de Buenos Aires, al margen del río antiguo del Plata. Ahora este hombre nos cuenta la leyenda del viejo librero del antiguo barrio de Monserrat.

El tipo que hace prush cada vez que siente un salto de emoción en su interior. Como si cada pe, cada erre, cada u, cada ese hache, fueran a convertir al mundo en un mundo diferente.

Cada vez que se prende en la cola anecdótica ritual, empieza a elevar su voz, a gesticular, a enamorarse de oir su propia voz narradora, hermosamente teatral. Casi como un presentador de vodevil. 

Perfección actorial, simpleza-gesticulación, morbosidad exasperante. Un tipo que con sólo acicalarse el bigote, puede ser tremendamente impresionante.

La explosividad composicional está al margen de la potestad bifurcadora de mentes andróginas que revuelven el nylon de la desesperanza más extrema y simbiótica. 

El tipo escapa como rata por tirante, porque concibe el amor de la lectura desde un sambódromo de Guayaquil hasta las cataratas del interior de su mente. O la mente de un diós misterioso y azul.

Cargado de tintas exfoliantes, el sabadebadueira infernal suena como un clavicordio impersonal de chocolate extremo valeriana. Salmón de tocador, perfumo de historietas puteriles.

Perfecto sadismo. 

Un poeta extremo en calzoncillos. 

Un Roberto Goyeneche borracho. Y duro como rulo de estatua. 

Un murciélago de la noche negra que chilla cada vez que se le corta un piolín.

Ahora batatea como párbulo sotreta del camino sin retorno.

El hombre ha hablado una vez más- Ha contado su leyenda milenaria acerca de la más antigua mitología del páramo. 

El hombre que hizo prush! Una vez más, porque estaba emocionado. 

Cardo y fideo, viento pelado.

miércoles, 18 de mayo de 2022

Me cansé de ser callado y estoy harto de hablar

Me cansé de ser callado y estoy harto de hablar. 

Me cansé de ser díscolo, y aprendí a merendar. 

Me cansé de ser rubio y dejé mi a mi pelo empetrolar. 

Me cansé de ser sexy y que no me dirijas ni la hora. 

Me cansé de envejecer mientras intento en vano perpuetuar un poco mi otrora magnetismo juvenil.

También:

Me cansé de ser aburrido y empecé a gritar. A gritar fuerte, a los oídos de las personas. Verdades que no son tales. Verdades que mienten. Mentiras verdaderas. Schwarzennegger y Francela. 

Ahora recuerdo como apreté el botón del inodoro y no salí disparado por el lavamanos. 

He contemplado seriamente la opción del suicidio pero tengo hurticaria a los anabólicos.

He pensado que lindo seria llevarnos a ambos a Francia y cantar alé alé o alguna frase estúpida en francés. 

Me convertí en cambio, en el censista de mi pueblo. El gran censador. Que en vez de jugar con un planeta inflado como Chaplin, yo hago malavares con mi lapiz, mi goma y mi papel censador. Que no el lo mismo que ser un censurador o censorship del pensamiento. Eso lo dejo para los que nacieron con el corazón ortiva, o el alma cobani. 

Hoy puedo decir que 48 ciudadanos argentinos han sido censados bajo mi éjida y la fina punta de mi pequeño lápiz. 

Las viejas de Caballito se rieron de mí, pero yo con ellas hice mera estadística. Para mí son unas más del montón. 

Planeo solo por el pasillo del convento de Humahuaca. Pienso que no logré vivir en la ciudad del norte, pero sí conseguir morder su calle en CABA. 

Es un triste consuelo. Es un premio consuelo. Es mi alma de abuelo. Es mi sucio pañuelo. 

Sufro, bajo, harto, morfo, cago, pienso, luego existo. 

Ahora y siempre, por los siglos de los siglos: Todavía le temo a Dios. 

lunes, 16 de mayo de 2022

Nunca conseguí trabajo en el primer semestre

Cierto es. 
Nunca conseguí trabajo en el primer semestre. 
Nunca. 
Es cierto. 
Es un problema estadístico que mantengo con los trabajos formales. 
En relación...
de dependencia...
Una combinación poco feliz. 
A veces pienso que estoy maldito. 
Como si alguien equis hubiese echado una maldición sobre mí. 
Como si fuera el flaco ese que convierten en bestia. 
Pero yo no rechacé a ninguna vieja que haya venido a pedir cobijo de una tormenta. 
Por ende, es todo absurdo. 
Pura paranoía egocéntrica. 
O problemas de gente blanca marihuanera. 
No lo sé. 
El hecho es simple: Nunca pero quiero remarcarlo bien, en casi veinte años de vida laborable, nunca conseguí trabajo en el primer semestre. 
He elaborado concienzudas teorías al respecto: 
La más sostenida en el tiempo es la que aduce que los empleadores (en general) no toman personal en el primer semestre para así no tener que pagar dos aguinaldos. 
O simplemente para que no te toquen dos jodidas semanas de vacaciones. 
Por lo demás es todo bastante mezquino y berreta. 
¿Quien podría andar haciendo ese tipo de cálculo maquiavélico? 
A veces le damos demasiada entidad a los patrones. 
Y es sólo gente, y por lo general bastante obtusa. 
No importa la patronal. 
Lo que nos asesina poco a poco es esa sensación de andar pensando y repensandolo todo, como si la vida fuera un plano detalle de un telar donde vemos cada hebra del tapiz de forma meticulosa y extremadamente concienzuda. Innecesariamente detallada. 
Y en realidad, la vida es más bien como un plano general. Un gran pantallazo. A lo sumo un plano entero o americano. 
Sin embargo, la posibilidad de analizarlo todo en modo plano detalle es tan irresistible que no podes parar de darle el gusto a tu propia enajenación. 
Cuestión.
El día que consiga un trabajo (y espero que sea recontra bien remunerado, relajado, liviano y divertido) en el primer semestre del algún año perdido del calendario, entonces, recién entonces habré entendido que escribir todo esto fue inútil. Pero cierto.
Quizás pueril. Pero no por eso menos real.

PD: Otra gran verdad: Nunca conseguí faso en verano. 
Pero eso creo que sí nos pasa a todos. La cosecha no obedece los momentos más propicios para el deleite in situ. 

domingo, 8 de mayo de 2022

Mapache Fanfarrón o Por qué amo a los indios?

(El de la foto es el famoso Caballo Loco)

(No me voy a detener en cuestiones meramente coyunturales, o en lo mal llamado políticamente incorrecto, correcto, y lamarencoche... Expreso mis pensamientos de forma natural y directa, sin buscar ofender a nadie. Sólo trascribir de una manera más directa y sin filtros morales o correctos. Es todo. Hecha está aclaración molesta, empiezo el descargo.)

Tiempo ha que un niño cualunque de un barrio suburbano empezó a flashear con los indios. (Si, los mal llamados indios, aborígenes, o nativos americanos, originarios, etc). Los porqué son muchos, varios y son casi imposibles de rastrear, pero calculo que la televisión tuvo mucho que ver. Luego quizás la música y los libros. 

Creo que los primeros impactos fueron televisivos porque en la tele vi muchas películas al respecto, sobre indios peleando contra los "cara pálidas" o los "bocapeludas", que por lo general eran unos cowboys asquerosos, borrachos y violentos, asesinos de pueblos nativos. En cambio, ELLOS, los mal llamados pieles rojas, eran vistos por mis jóvenes ojos como un grupo de guerreros, con mucha mística y con mucha onda para vestirse, si señor. Reconozco que todo aquel plumaje de águilas me parecía increíble. Me sorprendía y me fascinaba por lo diferente, y por lo eminentemente varonil, en un sentido arcaico y gallardo. 

Por otro lado, de chico tendía a sentir pena o simpatía, o una mezcla extraña de ambas respecto a los villanos de las películas. Está claro que algunos villanos eran unos miserables o eran malos porque sí, o unos malditos psicos y en esos casos está claro que no lograban mi sdimpatía. Peerooo, en los casos donde son luchas territoriales donde vos sabes bien quien es el invasor y quien el invadido bueno, en esos casos la cosa se complica. Y no estamos siquiera hablando de seres del espacio exterior que sólo existen en nuestra imaginación, no, acá el OTRO es un otro real, de carne y hueso, que hasta podemos cruzarnos por la calle, o en algún pueblo perdido del país, o que hasta podemos cruzar a sus descendientes o que hsta mismo nosotros podemos tener parte de su sangre, por más que nuestra fachada nos haga pensar que eso es imposible y que nuestros ancestros vienen sólo de España, Italia o algún otro territorio de Europa.

Con los indios me pasaba que siempre me sentía del lado de su causa magna, la lucha por no perder sus territorios. Pero bueno, el debate es largo y aburrido. Ni siquiera quiero entrar en ese terreno, valga la redundancia. Pero me parece interesante siempre saber y aprender respecto de la gente que vivía en este enorme continente que va casi desde el polo sur hasta el polo norte y que conoces como AMERICA, el más bello y diverso continente de nuestro planeta TIERRA. 

No hay lugar para ningún tipo de debate al respecto. America es incomparable, y aunque algunos separatistas quieran dividir el continente en dos o tres partes, AMERICA es una sola, de Alaska hasta la Patagonia. Porque un territorio que en teoría se podría recorrer a pié de cabo a rabo no deja lugar a dudas de que es el mismo maldito territorio. Al margen de idiomas, colores de piel o subculturas. Pero tampoco quiero entrar en discusiones sobre mestizaje o colonialismo. Ni siquiera en debates históricos, que los amo, pero no es el hecho. 

Los Indios, son una parte importante de mi educación sentimental desde la más tierna infancia. Nacer y crecer en un territorio donde pasó lo que pasó bueno... Uno crece con todo ese derramamiento de sangre, esa usurpación histórica, esa invasión terrible. Pero ya está, uno no se siente culpable porque uno no fue partícipe de aquello, apenas podría decirse que somos descendientes de aquellos invasores y ni siquiera, porque el mestizaje es un hecho, y sobre todo en latinoamerica. 

Creo que el primer impacto fue con los indios de Peter Pan y ese "Jau" raro que decían. Pero el antes y después viene con Danza con lobos. Tengo un amigo que corrobora la teoría que a más de a un niño Millennial aquella peli lo marcó. Casi que por primera vez los indios dejaban de mostrarse en pantalla como mera comparsa para las aventuras de los vaqueros yanquis que siempre ganaban y se veía un poco más de la cultura, de las costumbres y de las vidas privadas en los tipis. No sé si fué algo muy buscado en principio pero resultó impactante a primera instancia. 

Después vendrían otras pelis sobre los indios (por lo general de la nación Sioux) como Thunderheart, The Doors (y la parte donde Morrison también flasheaba con los NNAA), etc, etc. Pero también hubo tiempo para pensar en los pueblos originarios del sur de América. Por ejemplo con la peli La Misión, que trata sobre la época de las colonias portuguesas y españolas en disputa en la zona de lo que hoy conocemos como la provincia de Misiones y aledaños. Las comunas de la orden Jesuita y la vida de los Guaraníes, entre otros pueblos subamazónicos. Después vendría las pelis de Indiana Jones también, (digo después pero en realidad todo sucedió más o menos al mismo tiempo entre los seis y los diez años), también Tintin (sobre todo la de El templo del Sol), etc. El flash con los Aztecas, los Mayas, y sobre todo los Incas que eran los más cercanos geográficamente y de lo cual me encargué de cumplir el sueño de conocer su antiguo centro histórico de poder. 

La lista de flasheadas es larga, y también los ritos que en mi etapa como Scout tuvieron un momento especial cuando estaba en la rama Raider y nos dividíamos en patrullas con nombres de pueblos originarios. En mi grupo scout éramos tan pocos que sólo quedaron 2 para cuando pasé por ahí. Los Charrúas y los Onas, a estos últimos pertenecí yo. El mambo de indentificación fue tan grande (tenía entre 15 y 16 ños) que me fue al museo etnográfico en San Cristobal, para busca un diccionario de Mapuche Español por ponerme un nombre totémico. Existía una iniciación de Totem donde uno se ponía un nombre que representaba más tu personalidad y un animal con el que se te identificara. No voy a mencionar el mío porque prefiero no hacerlo, pero era algo parecido a cuando Bart se une a los exploradores (los orgullosos ñoños le diría la caradura de su hermana Lisa) y el nardo mayor de Flanders que vendría a ser el dirigente le otorga una insignia y el rango de "Mapache Fanfarrón". Bueno, las cosas no eran tan simples pero no importa, sirve para ilustrar la idea. A mi esas cosas de chico y hasta parte de mi adolescencia me flipaban mal. Tener un nombre totémico, saler de campamento, vivir aventuras en la naturaleza, y demás cosas. Era lo más cercano de ser un indio, o lo que yo entendía que eso ero. Claro que los Scouts después tenían cosas medio de regimiento o algunas otras cosas ñoñas que no se sotienen hoy en día, o qui ni loco haría, pero en ese momento vivía mi mambo y era un poco darme el gusto de vivir cosas similares. 

Cuestión, he vivido mi flash. Lo he compartido (y aún comparto a veces) con un amigo, pero todo esto está más allá de todo análisis moral o políticamente in-correcto de todo el asunto de pueblos originarios, o su reclamo más que justo. Claro que no puedo ser tan hipócrita de no apoyar cualquiera de sus reclamos, aunque a veces algunos compañeros me vengan con el discurso de que los indios que hacen tal o cual bardo son indios chilenos o que son paraguayos, bolivianos, etc. Siempre que alguno de estos pueblos te pone en jaque por una cuerstión territorial existen dos respuestas. O los cagan a palos o tiros o los niegan como argentinos, ponen en duda su patriotismo, se dice que hay algun interés extranjero detrás de aquel reclamo y este último caso es algo muy típico de mis compañeros con los que compartimos un pensamiento nacional y popular. Para mí este discurso choca con nuestros principios nacionales porque antes que nada nos debemos la integración más que la alienación o aislamiento de sectores que se muestran en dicenso con nuestras políticas. Pero al margen de todo eso, cuando me dicen que tal o cual indio hace quilombo porque es de tal o cual país les respondo: no son de ningún países, ellos estaban antes de nuestra decimonónicas banderías nacionales o nuestras irrisorias banderías políticas. Entonces, callan, porque saben que lo que digo es cierto. Y fin del asunto. 

domingo, 1 de mayo de 2022

El primer trabajador

(Cristófolo Cacarnú, o como aprendí a enamorarme de todos los Toros Sentados del mundo). 



¿Que pensás reina Isabel? De la papa y el cacao. De esos indios en bolas. Y del pico del tucán...

Amenizando la rutina del feriante eterno, entretengo mi ego. Entierro la espada de la discordia que me imposibilitó un nuevo amor. 

Descubro que no toda ciencia tiene una mariposa en la cabeza. 

Vuelan tábanos por la selva, revolotean en mi corazón. zumban los zumbadores el zumbido del alma zumbadora. 

Me caigo en mi alimento vano de quejas. Deecoloro el muro de los lamentos que supe construir con tanta paciencia y parsimonia. La momia levanta su cuello para ser degollada por el espanto de Lepanto, del mármol infanto juvenil. 

Deteriorado, los dientes burbujean en un colorido frenesí carmesí y detengo mi panza para elevar mi alabanza en una tribal danza. 

Amar es amar tu reflejo virtual de mujer alegre que baila frente a su pantalla. Pero no tengo hagalla para decirte sin más lalla que gusto de vos porque no sé como hacer para escapar de los rechazos. 

La carabana justamente. 

Silbatina de piojo ábalos, injerto de mamertos trabaja seriamente en los boliches de las calles ayacuchos...

Y la mochila gen... basta. no...

Tacho todo. 

Destruyo la hoja. 

Prefiero empezar de nuevo. 

Felíz día del trabajador, indemnizado de vivir una rutina interminable.