domingo, 8 de mayo de 2022

Mapache Fanfarrón o Por qué amo a los indios?

(El de la foto es el famoso Caballo Loco)

(No me voy a detener en cuestiones meramente coyunturales, o en lo mal llamado políticamente incorrecto, correcto, y lamarencoche... Expreso mis pensamientos de forma natural y directa, sin buscar ofender a nadie. Sólo trascribir de una manera más directa y sin filtros morales o correctos. Es todo. Hecha está aclaración molesta, empiezo el descargo.)

Tiempo ha que un niño cualunque de un barrio suburbano empezó a flashear con los indios. (Si, los mal llamados indios, aborígenes, o nativos americanos, originarios, etc). Los porqué son muchos, varios y son casi imposibles de rastrear, pero calculo que la televisión tuvo mucho que ver. Luego quizás la música y los libros. 

Creo que los primeros impactos fueron televisivos porque en la tele vi muchas películas al respecto, sobre indios peleando contra los "cara pálidas" o los "bocapeludas", que por lo general eran unos cowboys asquerosos, borrachos y violentos, asesinos de pueblos nativos. En cambio, ELLOS, los mal llamados pieles rojas, eran vistos por mis jóvenes ojos como un grupo de guerreros, con mucha mística y con mucha onda para vestirse, si señor. Reconozco que todo aquel plumaje de águilas me parecía increíble. Me sorprendía y me fascinaba por lo diferente, y por lo eminentemente varonil, en un sentido arcaico y gallardo. 

Por otro lado, de chico tendía a sentir pena o simpatía, o una mezcla extraña de ambas respecto a los villanos de las películas. Está claro que algunos villanos eran unos miserables o eran malos porque sí, o unos malditos psicos y en esos casos está claro que no lograban mi sdimpatía. Peerooo, en los casos donde son luchas territoriales donde vos sabes bien quien es el invasor y quien el invadido bueno, en esos casos la cosa se complica. Y no estamos siquiera hablando de seres del espacio exterior que sólo existen en nuestra imaginación, no, acá el OTRO es un otro real, de carne y hueso, que hasta podemos cruzarnos por la calle, o en algún pueblo perdido del país, o que hasta podemos cruzar a sus descendientes o que hsta mismo nosotros podemos tener parte de su sangre, por más que nuestra fachada nos haga pensar que eso es imposible y que nuestros ancestros vienen sólo de España, Italia o algún otro territorio de Europa.

Con los indios me pasaba que siempre me sentía del lado de su causa magna, la lucha por no perder sus territorios. Pero bueno, el debate es largo y aburrido. Ni siquiera quiero entrar en ese terreno, valga la redundancia. Pero me parece interesante siempre saber y aprender respecto de la gente que vivía en este enorme continente que va casi desde el polo sur hasta el polo norte y que conoces como AMERICA, el más bello y diverso continente de nuestro planeta TIERRA. 

No hay lugar para ningún tipo de debate al respecto. America es incomparable, y aunque algunos separatistas quieran dividir el continente en dos o tres partes, AMERICA es una sola, de Alaska hasta la Patagonia. Porque un territorio que en teoría se podría recorrer a pié de cabo a rabo no deja lugar a dudas de que es el mismo maldito territorio. Al margen de idiomas, colores de piel o subculturas. Pero tampoco quiero entrar en discusiones sobre mestizaje o colonialismo. Ni siquiera en debates históricos, que los amo, pero no es el hecho. 

Los Indios, son una parte importante de mi educación sentimental desde la más tierna infancia. Nacer y crecer en un territorio donde pasó lo que pasó bueno... Uno crece con todo ese derramamiento de sangre, esa usurpación histórica, esa invasión terrible. Pero ya está, uno no se siente culpable porque uno no fue partícipe de aquello, apenas podría decirse que somos descendientes de aquellos invasores y ni siquiera, porque el mestizaje es un hecho, y sobre todo en latinoamerica. 

Creo que el primer impacto fue con los indios de Peter Pan y ese "Jau" raro que decían. Pero el antes y después viene con Danza con lobos. Tengo un amigo que corrobora la teoría que a más de a un niño Millennial aquella peli lo marcó. Casi que por primera vez los indios dejaban de mostrarse en pantalla como mera comparsa para las aventuras de los vaqueros yanquis que siempre ganaban y se veía un poco más de la cultura, de las costumbres y de las vidas privadas en los tipis. No sé si fué algo muy buscado en principio pero resultó impactante a primera instancia. 

Después vendrían otras pelis sobre los indios (por lo general de la nación Sioux) como Thunderheart, The Doors (y la parte donde Morrison también flasheaba con los NNAA), etc, etc. Pero también hubo tiempo para pensar en los pueblos originarios del sur de América. Por ejemplo con la peli La Misión, que trata sobre la época de las colonias portuguesas y españolas en disputa en la zona de lo que hoy conocemos como la provincia de Misiones y aledaños. Las comunas de la orden Jesuita y la vida de los Guaraníes, entre otros pueblos subamazónicos. Después vendría las pelis de Indiana Jones también, (digo después pero en realidad todo sucedió más o menos al mismo tiempo entre los seis y los diez años), también Tintin (sobre todo la de El templo del Sol), etc. El flash con los Aztecas, los Mayas, y sobre todo los Incas que eran los más cercanos geográficamente y de lo cual me encargué de cumplir el sueño de conocer su antiguo centro histórico de poder. 

La lista de flasheadas es larga, y también los ritos que en mi etapa como Scout tuvieron un momento especial cuando estaba en la rama Raider y nos dividíamos en patrullas con nombres de pueblos originarios. En mi grupo scout éramos tan pocos que sólo quedaron 2 para cuando pasé por ahí. Los Charrúas y los Onas, a estos últimos pertenecí yo. El mambo de indentificación fue tan grande (tenía entre 15 y 16 ños) que me fue al museo etnográfico en San Cristobal, para busca un diccionario de Mapuche Español por ponerme un nombre totémico. Existía una iniciación de Totem donde uno se ponía un nombre que representaba más tu personalidad y un animal con el que se te identificara. No voy a mencionar el mío porque prefiero no hacerlo, pero era algo parecido a cuando Bart se une a los exploradores (los orgullosos ñoños le diría la caradura de su hermana Lisa) y el nardo mayor de Flanders que vendría a ser el dirigente le otorga una insignia y el rango de "Mapache Fanfarrón". Bueno, las cosas no eran tan simples pero no importa, sirve para ilustrar la idea. A mi esas cosas de chico y hasta parte de mi adolescencia me flipaban mal. Tener un nombre totémico, saler de campamento, vivir aventuras en la naturaleza, y demás cosas. Era lo más cercano de ser un indio, o lo que yo entendía que eso ero. Claro que los Scouts después tenían cosas medio de regimiento o algunas otras cosas ñoñas que no se sotienen hoy en día, o qui ni loco haría, pero en ese momento vivía mi mambo y era un poco darme el gusto de vivir cosas similares. 

Cuestión, he vivido mi flash. Lo he compartido (y aún comparto a veces) con un amigo, pero todo esto está más allá de todo análisis moral o políticamente in-correcto de todo el asunto de pueblos originarios, o su reclamo más que justo. Claro que no puedo ser tan hipócrita de no apoyar cualquiera de sus reclamos, aunque a veces algunos compañeros me vengan con el discurso de que los indios que hacen tal o cual bardo son indios chilenos o que son paraguayos, bolivianos, etc. Siempre que alguno de estos pueblos te pone en jaque por una cuerstión territorial existen dos respuestas. O los cagan a palos o tiros o los niegan como argentinos, ponen en duda su patriotismo, se dice que hay algun interés extranjero detrás de aquel reclamo y este último caso es algo muy típico de mis compañeros con los que compartimos un pensamiento nacional y popular. Para mí este discurso choca con nuestros principios nacionales porque antes que nada nos debemos la integración más que la alienación o aislamiento de sectores que se muestran en dicenso con nuestras políticas. Pero al margen de todo eso, cuando me dicen que tal o cual indio hace quilombo porque es de tal o cual país les respondo: no son de ningún países, ellos estaban antes de nuestra decimonónicas banderías nacionales o nuestras irrisorias banderías políticas. Entonces, callan, porque saben que lo que digo es cierto. Y fin del asunto. 

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