miércoles, 14 de junio de 2017

El visitante nocturno


Esa noche, luego de una jornada agotadora, Jorge se acuesta en la cama y trata de conciliar el sueño. Pero el recuerdo de Lorena, y de Martín, su amigo, que insiste en que la invite a salir. Pero con qué propósito? Jorge sabe sus limitaciones. Es desgarbado, poco conversador, terriblemente tímido con las chicas. No entiende por qué su nuevo compañero de secundaria, tiene tanto interés en hacerle pata con Lorena, que le gusta, si, pero que no tiene nada que ver... el sábado es el baile de fin de curso. Luego vendrá la universidad, las cursadas, nuevas historias, nuevos mundos... el universo. Y los viajes en el tiempo, las estrellas, los marcianos... invasiones de extraterrestres enormes, en sus grandes naves espaciales y las historias, historias que podrá escribir y quizás, con suerte, si la gente no considera que lo suyo es muy malo, podría llegar a publicar en revistas especializadas, y entonces quizás si, sea famoso, y entonces... pueda acercarse a las mujeres. Que son tan inalcanzables... como Lorena... que tiene unas piernas hermosas, cuando usa pollera... Lorena... y la cortina se va bajando, y el sueño invade, y entonces siente algo en las orejas, y explota un sonido en sus oídos atronador, como una lavadora vieja en mal estado, que estalla por efecto de una granada de mano. Jorge abre los ojos y se encuentra con un ser enorme frente a él. Usa un traje amarillo y opaco. Casi como una piel de serpiente cascabel. Y este ser, sin rostro, con casco enorme y escafandra, le habla con una voz casi mecánica. Como si la rockola le hablara. Y le dice que se llama Darcveiler, y que viene del planeta Vulcano, mientras levanta una mano enguantada que detenta solo dos dedos gruesos como garras. Y Jorge pierde el control de su vejiga y se hace pis encima. Mientras se toca las orejas, que siente intervenidas por alguna especie de aparato que desconoce, de seguro de este extraño visitante de otro mundo. Jorge está inmovilizado en su cama. Y Darcveiler lo amedrenta cada vez mas. Se acerca hasta estar al lado de Jorge y de un rápido movimiento le quita el dispositivo de las orejas a Jorge. Él cree ver un aparatito que sale con forma de media luna y dos esferas en ambos extremos. Entonces, Darcveiler se reclina sobre su rostro y le dice estas palabras. Jorge, esta es una advertencia para vos. La última que voy a hacerte. Mañana, quiero que vayas al colegio, te acerques a Lorena, y la invites al !maldito baile de fin de año! Y Jorge se quedó extrañado ante tal petición. Es claro que esperaba ser raptado o que amenazaría a toda la humanidad. Pero no. El extraño visitante, le pedía que invitara a Lorena al baile. Que petición mas extraña, como conoce a Lorena? Le preguntó un tímido Jorge al Visitante. Pero el alienígena titubeó y luego respondió con gran estruendo. !No importa es! Quiero que la invites al baile, o cuando vuelvas a dormir volveré a visitarte, y con ese aparato que te puse recién, haré que se te derrita el cerebro poniéndolo al máximo. Y no creo que quieras eso no? Entonces Jorge de tan asustado se hizo caca. Acto seguido puso una cara de "yo no fuí". El olor apestaba ya todo el cuarto. Darcveilir se echó para atrás y pareció toser y tener arcadas, mientras que agitaba una de sus garras, como espantando el olor, y con la otra se agarraba el estómago, o lo que Jorge suponía que debía ser el estómago. Entonces Jorge moría de verguenza. El extraño visitante le pidió que abriera las ventanas, y Jorge se levantó. Usaba un piyama con dinosaurios y una gran mancha marrón empeñaba el trasero de Jorge. Entonces el extraño le pidió por favor que se fuera al baño a limpiarse, que era un humano asqueroso. Jorge, sin poder mas de la verguenza, se fue casi llorando al baño a las corridas y cuando volvió de limpiarse, envuelto en un toallon, el visitante ya se había ido. Jorge se cambió de piyama, avergonzado y humillado y preguntándose por que diablos un extraño extraterrestre, venido de tan lejos tenía tanto interés en su vida amorosa. Jorge se masturbó pensando en Lorena y acto seguido se durmió. Por la mañana, mientras los rayos de un sol primaveral entraban por su ventana, Jorge se levantó sin intender bien si todo había sido un sueño. Se miró al espejo y notó que el piyama que llevaba puesto tenía estrellas y planetas. ¿No eran dinosaurios? Quizás todo había pasado realmente. Se santiguó, aunque decía a todos no creer en Dios. Caminó hacia el bar. Era sábado y nadie estaba en el colegio. El visitante se había equivocado en eso, pero no importaba. Jorge se dirigió directo al café Einstein, donde todos iban a tomar sus malteadas y bailar los sábados a la tarde. En el camino se encontró con Martín que estúpidamente trataba de abrir una botella de Coca Cola con la mano. Le indicó como se usaba el destapador y después le contó lo que le había pasado esa noche. Martín, medio zopenco y de extrañas maneras y palabras, casi no se sorprendió con su historia, y le dijo que mejor mantuvieran esa historia en secreto. Jorge aceptó. Juntos llegaron al Bar Einstein y Jorge se acobardó, no sabía que decirle a una chica. Lorena estaba adentro tomando un milkshake con unas amigas. Parecían muy alegres y divertidas. Entonces Martin, por primera vez desde que se le había acercado a Jorge le dijo frases como que el destino los había unido y que era la chica mas hermosa del mundo. Jorge dijo y !de la galaxia! Y después, entró al bar a los empujones que le daba Martín por atrás. Jorge se peinó el jopo, tomo valor, se acercó a la barra, sin perder de vista a Lorena, que seguía riendo, y le pidió al cantinero Luis, una chocolatada. Dejó la paga y atajó su bebida que se deslizó hacia él con destreza. Luego de un trago, tomó valor y se acercó. Había anotado todo en su libreta. Cuando estuvo al lado y obtuvo su atención, le dijo que su densidad lo había traído a ella. Lorena sin entender le preguntó que cosa, y él respondió que él era su densidad, o mas bien su destino. Ella sonrió y le pareció tan tierno y poético que se levantó de su asiento y lo besó en la mejilla. Jorge y Lorena quedaron para verse a la tarde del día siguiente. Jorge volvió a su casa feliz, casi bailando. Cuando se acostó aquella noche durmió de forma plácida. Hasta que sintió algo en sus orejas de nuevo. Abrió los ojos desesperado y se volvió a encontrar con Darcveiler. Éste le dijo con su voz distorsionada que no la había invitado al baile del sábado siguiente, y Jorge gritó desesperado que ya le había hablado y que había quedado que se verían la tarde siguiente en la plaza, pero el visitante era implacable, dijo que los Vulcanenses se tomaban al pié de la letra las promesas y acto seguido, antes que Jorge pudiera replicar, Darcveiler subió al máximo su dispositivo eléctrico, que en breves segundos, el cerebro de Jorge se recalentó tanto que se escapó todo su seso por nariz, orejas y boca, y se cabeza quedó como una pasaba de uva exprimida. Al día siguiente, encontraron al bueno de Jorge en su cama rostizado, como si lo hubieran freído. Pero también están los que dicen que se escapó de esa muerte horrible. Se convirtió en uno de los últimos escritores de ciencia ficción, éxito en ventas, y se casó nomás con Lorena, con la cual tuvo tres hijos. A su amigo Martín no lo volvieron a ver mas, al parecer cambió de escuela, pero en honor al empujón que le dió a Jorge, éste insistió y finalmente le pusieron Martín a su tercer hijo. El único avispado que tuvieron. Fin.