viernes, 13 de enero de 2023

Mertiolate

 Mertiolate

Martirio divino 

Sin comentarios, es el jugo necesario...

A veces nos entusiasmamos en demasía con ciertas palabras que resuenan fuerte dentro nuestro. 

Una de ellas es MERTIOLATE. 

Es una palabra poderosa. Evocadora. Pasional. Fuerte...

Existen otras puebras gramaticales de que la ciencia cohexiste con la desfachatez y la inconsistencia. 

Han habido civilizaciones tan antiguas, más allá de la última glaziación que el humano se muere de miedo al vislumbrar adentro de un pasado tan remoto. 

Cuando uno observa el infinito. éste te observa a vos. Y lo que se obtiene es miedo, pavura, absoluto terror.

Como estamos en verano y casi de vacaciones, eso es todo amigues...

Hasta la prócsima!

viernes, 6 de enero de 2023

Un casét de Cridens

En el algún momento de 1998 mi ansia rockeril me había llevado a investigar todo tipo de música de todas las épocas con una clara afición por el rock de los 60s y 70s. Ese fué mi flash.
Podríamos debatir por qué siempre causó resitencia y crítica mi gusto musical por aquel período, casi como si me envidiaran haberme agarrado la mejor época del rock sin ningún reparo...
En fín, no es el punto aquí. La cuestión es que, retomando el hilo de lo que venía contando, en mi afán por "descubrir" bandas viejas, mi viejo (ese viejo folkie), me habló de Creedence. Él había tenido un vinilo de dicha banda y lo había regalado, vendido o empeñado... La cosa es que ahora ya había hecho las paces con su pasado y me recomendó particularmente que me comprara Cosmo's fáctory. Claro, yo me compraba todo lo que me gustaba en cd's, el formato de mi generación. Claro que también tenía montones de cassettes, pero estos eran más los vírgenes que uno se compraba para hacerse su propio compilado personal. (Afición que me dura hasta hoy día).
Cuando llegué a casa esa primavera (o casi verano) de finales del '98, me dí una panzada con este dichoso Cosmo`s... El primer tema RAMBLE TAMBLE me voló literal la peluca. Un tema poderoso, épico, con ese sonido entre rasposo y latoso, con la voz quebrada y vigorosa de John Fogerty. Era mi primera escucha de la banda, yo tenía 15 años y fué un momento de revelación absoluta. Ya me había sucedido en el último año y medio con The Beatles, (bandas de Spinetta), Led Zeppelin, Vox Dei, Deep Purple, Pink Floyd y otros...
Es importante saber que a lo largo de la vida de un rockero existen muchas pero muchas bandas que uno escucha. Algunas no nos llaman nunca la atención, otras las escuchas una sola vez y te alcanza, otras le das una chance en otro tiempo y funcionan y hasta pueden convertirse en bandas preferidas. Otras las escuchas por un buen período de tiempo pero luego ya te cansan, ya está, ya cumplieron su misión. Y después existen otras, las de cabecera que las escuchas toda tu vida; Creedence es una de estas...
Ese verano del año 1999 que recién comenzaba fuímos a Mar del Plata, como casi siempre. Allí, viajando por la ruta me maté escuchando Cosmo's que me lo había copiado previamente en cassette para poder disfrutarlo durante el viaje en mi bien ponderado y flamante Walkman Sony plateado. 
Lo más increíble de ese verano, aparte del verano en la playa en sí y todo lo maravilloso que eso conlleva, descubrí los viejos vinilos que tenía mi tía en la casa de mis abuelos. Ella ya no vivía allí pero los había dejado ¿quien carajo escuchaba vinilos a finales de los 90s?
Entre varios de Queen, Supertramp, Pedro y Pablo, Yes, Rick Wakeman, y también Carpenters, Abba y Air Suply, estaba Green River de Creedence. 
Cuando puse la púa sobre el primer tema y empezó Green river con ese riff inconfundible pasó lo que gratamente pasa con las bandas que amamos, el disco me gustó aún más que Cosmo's con el cual ya venía bastante fascinado. Esa combinación increíble de haber tenido un gran verano, soleado, rodeado de árboles, con un clima ideal, con ese vientito hermoso de verano, y todo sonorizado con mi flamante banda "nueva" Creedence, hizo que todo aquel período quedara para siempre en mi recuerdo como una hermosa época que esta banda siempre logra activar en mis fibras internas. 
Vuelta en Buenos Aires, quizás la banda quedó regalada por otras que escuchaba más es aquella época como Ac/Dc y La Renga, bandas que hoy no escucho casi nunca, más allá de que les sigo teniendo cariño. Quizás en los años siguientes 2000/2001 serían ambas reemplazadas por otras más pesadas y oscuras como Sabbath y Los Natas, pero bueno... esa es otra historia. 
Creedence quedó fija como banda de cabecera indiscutida aunque sobre todo ascendía al podio en cada verano. De todos modos era una banda que podía escuchar siempre y en todo momento. 
En enero del 2000, un año después de ese verano increíble en que me enamoré de Creedence pasó una cosa jocosa: Nos íbamos al sur con el Scouts, más específicamente a Baricloche, de camping de verano. Bueno, al final terminamos en El Hoyo, más al sur, bastante más al sur. No importa, el lugar era increíble de todas formas. La cuestión era que alguien había llevado un grabador y teníamos algunos cassettes desvencijados y entre ellos uno que se llebava todos los laureles al cassette más batata del mundo. No sólo porque era viejo, estaba archi mega gastado, y tenía una cinta de papel como si fuera una curita que decía CRIDENC... Al principio no entendía de quien era ese cassette ni a que grupo de música o cosa hacía referencia esa extraña inscripción. Bastó con ponerlo en el grabadorsito que llevábamos para darme que era mi banda preferida del verano pasado. En mi interior me morí de risa por esa forma tan fantochesca de escribir el nombre. Una de dos, o el que grabó ese cassette no tenía ni la más pálida idea de como se escribía (cosa que puede pasar) o simplemente lo escribió mal para hacerlo más jocoso. Tuve ganas de decir que así no se escribía pero sé que era de uno de los pibes más grandes, de casi veinte años, y yo apenas con 16 era un perejil que me tenía que callar esos comentarios de sabelotodo si no quería comerme un somero coscorrón en la cabeza, mínimo. Con decir que ese mismo campamente hubo uno de estos grandotes que medía como dos metros que me amenazó con cagarme a trompadas por eructar. Eructar... En medio de la montaña... Al aire libre... En un campamento de verano... ¿No será un poco excesivo señor abusivo? 
En fin, la cosa es que Creedence se convirtió en una banda de cabecera en ese final de siglo, acompañándome todos o casi todos los veranos de mi vida desde aquel entonces, y la amo.