domingo, 31 de enero de 2021
¿Cuanto ayudan los libros de autoayuda? Primera parte: Los textos canónicos
lunes, 25 de enero de 2021
La literatura y la naturaleza (Un canto "americano")
Existe una parte de la literatura que es ampliamente leída por todos nosotros pero que no es encasillada en ninguna parte de la estantería bibliotecaria en particular, y eso quizás se debe a que suele pensarse en estas obras por su género formal, ya sea poesía, ensayo, novela, etc.
Las obras a las que me refiero son libros que están fuertemente inspirados en la relación del hombre con la madre naturaleza, y de esta relación tan hétero-erótica han salido algunas de las cosas más hermosas de la historia de la literatura toda, y para empezar con la más clásica y representativa, a saber:
*Naturaleza (1836) de Ralph Waldo Emerson, piedra fundamental del género ya que en ella se describen los paseos del escritor por los bosques y el esbozo de la necesidad que tiene el ser humano de volver a conectar con todo aquello para reencontrarse con sus raíces. Gran influencia para el siguiente autor.
*Walden: La vida en los bosques (1854) de Henry David Thoreau. Este sujeto, que también escribió un texto más cortito pero igual de importante y complementario con Walden, que es Del Caminar. Que decir de Walden que no se haya dicho. El hombre, en un acto de rebelión y de necesidad interna de cortar con la sociedad, se interna a vivir por un periodo de dos años en una cabaña del bosque aledaño al lago Walden, Massachusetts. Allí experimenta la soledad, la introspección, la lectura y la necesidad de sobrevivir por sus propios medios en un ambiente aislado del resto de los humanos.
*Hojas de Hierba (1855), de Walt Whitman, y sí... no podía faltar este enorme libro de poemas del gran poeta norteamericano del siglo XIX. Hojas de hierba es un libro seminal, fundacional, imprescindible para todo aquel amante no solo de la buena poesía sino de la naturaleza, de la vida y el amor. Whitman es el gran vitalista de la poesía, vitalista por su postura proyectiva de la vida y naturista por su gran amor a la naturaleza.
*Mi primer verano en la sierra (1869) de John Muir. Este es un relato más narrativo aún que Walden, donde John Muir, a diferencia del pionero Thoreau, se interna en los bosques aledaños a Yosemite (hoy parque nacional de California). O sea, sería una versión del oeste, veinti pico de años después de Thoreau que era la costa este. La diferencia de Muir es que este muchacho, pasó solo un verano allí, de ahí el título, pero se mantuvo más en movimiento, por lo cual su descripciones de la naturaleza virgen del lugar son un documento único de una época perdida para siempre. Un texto en verdad hermoso.
En definitiva, estos libros mencionados hasta el momento son los pilares de la literatura naturista (no confundir con el naturalismo). Es casual, o no tanto, que estos sean textos de una Norteamérica temprana, joven y que se perfilaba para liderar el mundo, pero aún estaba verde y en ella se podían oír voces disidentes, de anarquistas, aventureros u homosexuales, sin grandes problemas. Sin embargo, luego de la guerra civil (1860-1865), y esto es una mera suposición, al diagramarse el destino final del país, el conservadurismo iría tomando cada vez más el control del poder. Atrás quedarían los tiempos revolucionarios y sus luchas contra el colonialismo inglés.
*La llamada de lo salvaje (1903) de Jack London, un novela increíble sobre la vida de un perro (Buck) que pasa de ser casi un perro domestico a convertirse en un perro salvaje que le aúlla a la luna, perdido en los bosques fríos de Alaska. Algo similar a lo que después sería la novela Bailando con lobos (1986) de Michael Blake, donde un "civilizado" hombre blanco, se contacta con una tribu de Sioux para descubrir que esa conexión con la naturaleza (perdida en el mundo de los blancos) lo hace sentirse más conectado, más humano. Ambas novelas podrían decirse que cuentan las mismas historia, pero una desde un animal y otra desde un hombre.
*En el camino (1957) de Jack Kerouac, aunque esto parezca increíble, no sería hasta esta novela del autor de la generación beat por antonomasia que se volvería a recuperar de alguna manera esa visión entre Emersoniana, Thoreana y Londoniana, solo que en el medio pasaron las guerras, la generación perdida y otros autores como Thomas Wolfe. Lo que hace Kerouac tiene más valor por esa recuperación que en sí por algo de su prosa que quizás tenga el encanto de ser veloz como un BeBop, lo cual moderniza la visión decimonónica de la tradición Naturista. El libro es harto conocido, su alter ego (si es que podemos llamarle así) recorre Estados Unidos a dedo, en tren, a pie, en auto con amigos, en micro y de todas las formas posibles impliquen recorrerlo y no ir de un punto a otro como uno haría hoy en día. Si bien, creo que la conexión con la naturaleza está aún más presente en su novela Los vagabundos del Dharma, bueno esta sería la novela que puso todo aquello en marcha otra vez.
*El solitario del desierto (1968), de Edward Abbey, es una rara avis dentro del género, ya que su autor nos habla desde uno de los lugares más hostiles de la naturaleza en Norteamérica, el desierto de Utah. Acá ya no hablamos de bosques naturales o hermosas praderas. "En el desierto ves la verdad" cantaba Luis Alberto Spinetta, y es así. El desierto es ese territorio cruel que no perdona a quienes pasan por él. El calor es agobiante, la escasez de agua desesperante, y las noches igualmente crueles de lo frías. Pero lo que transmite el autor es que él es de ahí y de que ama con pasión su cacho reseco de tierra y que no lo cambiaría por ningún otro lugar por más paradisíaco que sea. Abbey encuentra la belleza de un lugar que pocos pueden tolerar y lo hace prosa. Siendo otro de los padres perdidos del movimiento hippie, su postura ecologista ha echo escuela. Porque... como una rosa del desierto, Abbey te enamora.
*Hacia rutas salvajes (1996), de Jon Krakauer, este libro es una especie de ensayo periodístico de investigación, donde el autor (un famoso montañista) sigue los pasos del recordado Chris Mc Candless, quien fuera un joven norteamericano que a principios de los 90s se disparó solo en un viaje hacia rutas salvajes, como dice el título. El muchacho, siguiendo la tradición de todos los mencionados anteriormente, sale en busca de su destino final que parece ser Alaska (algo muy entre Keroaucaiano y Londoniano) con algo de esa filosofía anarco del gran Thoreau. Romper ataduras con la familia, no tener ataduras de ningún tipo durante su viaje y encontrar su final, perdido en la inmensidad devoradora de la naturaleza. Chris fue uno de los últimos aventureros románticos en ese sentido y marcó a generaciones desde los noventas hasta acá, pero sobre todo por la hermosa película de Sean Penn de 2007.
*Un paseo por el bosque (1997) de Bill Bryson, es casi un libro paródico, pero de alguna manera, este libro de Bryson (autor de diversa índole temática), logra colarse en esta lista por propio mérito. Es interesante que aquello como la idea de salir en busca de lo salvaje, el reencuentro con la naturaleza y de la conexión última con lo supremo, sea representada acá por dos (casi) ancianos que sienten que tienen que todavía se deben una "vuelta por el bosque" para demostrarse a si mismos que la vida aún no les pasó por encima. Casi logran su Quijotesco intento de recorrer el sendero de los Apalaches de 3500 km. No lo consiguen pero el haberlo intentando les resulta por demás reconfortante. Un simpática historia con su respectiva película del 2015.
*Salvaje (2012), de Cheryl Strayed. Aquí finalmente podemos dar cierre a una tradición de casi doscientos años en la literatura norteamericana donde el autor, por lo general de una forma autobiográfica, nos relata ese escape tan necesario hacia lo desconocido, hacia los territorios donde los hombres (o mujeres) no tienen ningún tipo de control o garantía de seguridad, donde un paso en falso puede resultar el final abrupto de tu vida, pero que si se avanza, la recompensa es infinita y te dura para toda la vida. En este relato, la autora hace un viaje en busca de la cicatrización de su alma por los errores del pasado, por sus perdidas y demás miserias. El destino elegido es el otro gran sendero de EEUU, el Sendero Macizo del Pacífico, en este caso en la costa Oeste. Funciona como un anverso perfecto de la historia de Bill Bryson en el Este y también cuenta con su pertinente película llamada Wild (2014).
Así como Mi primer verano en la sierra era algo así como el Walden del Oeste, o El solitario del desierto lo mismo, pero en el desierto, con esto cumplimos con una lista de diez libros impresicindibles para conectar con la naturaleza. Se podrían mencionar muchas mas obras como el cuento casi fundacional de la literatura estadounidense "Rip Van Winkle" de Wasshington Irving de (1819), Nathaniel Hawthorne y sus Cuentos dos veces contados, o el propio Ambrose Bierce, William Faulkner, etc, pero vamos a cerrar acá. Hay mucha literatura para descubrir y redescubrir, así que ea ea! Avanti.
Otro día podría subir el equivalente de la literatura naturista pero de Argentina, donde está menos clara la tradición, pero no por eso menos presente. Salúd!
miércoles, 20 de enero de 2021
La ciencia ficción y el humor
Existen diferentes tipos de ciencia ficción: dura, blanda, cyberpunk, steampunk, hay utopías, distopías, ucronías, y podemos seguir con una larga lista. Pero más allá de géneros y subgéneros, estilos y abordajes temáticos, hay un tema que no suele abundar en el género y sobre todo que no se lo suele mencionar mucho y este es el humor.
A lo largo de la historia de la ciencia ficción, que podríamos decir que es un género (casi) tan antiguo como la literatura misma ya que deviene de aquellas historias fantásticas que ya existían en la antigüedad. Desde La Odisea de Homero, pasando por las Historias verdaderas de Luciano de Samósata, hasta el siglo XVII con el Somnium de Johannes Kepler.
Pero sería con el poeta francés Cyrano de Bergerac, pocos años después de aquel delirio lunar del astrónomo Kepler, que la narrativa de viajes espaciales tomaría "vuelo" y sobre todo, un sello propio, caracterizado por un uso satírico del relato. En los "Viajes a la Luna y al Sol", Cyrano narra viajes imposibles en globo hacia los astros, con un fuerte condimento, el humor. Cyrano no se toma en serio, todo es absurdo y en base a eso juega con las locuras de sus personajes.
Medio siglo después, sería un escritor irlandés quien incurriría en el estilo de la fantasía satírica con su afamado Viajes de Gulliver. Ya sabemos como es el humor satírico inglés, bueno, a eso habría que agregarle el humor irlandés, elevado a la décima potencia.
Luego pasaría un buen tiempo hasta que el humor y la ciencia ficción se cruzaran ya que en el siglo XIX la cosa era más solemne. Los autores estaban más cerca de las teorías evolucionistas y nadie quería quedarse atrás y menos, haciendo de eso una parodia.
Pero en el siglo XX, la ciencia ficción ya se llamaba ciencia ficción, y el humor volvería a ser tenido en cuenta, sobre en la segunda mitad del siglo, una vez superados los horrores de la Segunda Guerra.
Uno de los autores del que menos se esperaba que retomara el tono satírico dentro del género era un polaco que había escrito unas novelas de ciencia ficción (casi) dura, a principios de los años 50. Sería con su Diarios de las estrellas (1957) que Stanislaw Lem se convertiría en leyenda. Las historias espaciales de Ijon Tichy por el universo. Donde las historias tienen un claro tono paródico ya que al personaje le pasan cosas hilarantes y ridículas. Muy similares a algunas de las aventuras del serial Rick y Morty, por mencionar un ejemplo.
Marciano vete a casa (Martians go home) de Fredric Brown es una novela de 1955, que ya desde el título nos adelanta de alguna manera el tono paródico de la misma. En un mundo occidental invadido por la paranoía anticomunista que personajes como Edgar Hoover o Joseph McCarthy (y avalados por el presidente Eisenhower), se daban el lujo de fomentar en una sociedad norteamericana que no paraba de consumir y hundirse cada vez más en la superficialidad de su propia mentira que era la American way of life en los años cincuenta, que a la vez se encargaban de bajar como modelo para que el resto de los países del mundo alineados (como nosotros, su patio trasero). Pero en medio de todo este embrollo y en plena guerra fría, autores como Fredric Brown escriben novelas donde se ríen de todos. En Marciano vete a casa, un escritor de ciencia ficción está bloqueado (un clásico tópico de autores bloqueados), y de repente la Tierra es invadida por unos seres verdes y chiquitos, sobre todo etéreos, que se la pasan invadiendo nuestra privacidad a toda hora y en cada momento. Esta novela es un clásico de la ciencia ficción satírica y es en verdad desopilante e imperdible.
Poquito después vendrían novelas de Kurt Vonnegut como Las sirenas de Titán, Cuna de gato, Matadero Cinco, Desayuno de Campeones, Payasadas y demás, que se van alejando de la ciencia ficción para ser directamente paródicas.
Finalmente, sería el inglés Douglas Adams y su saga de novelas del Autoestopista galáctico (1979), quien terminaría de afianzar la comunión de humor y ciencia ficción para siempre, con novelas cómicas, hilarantes, deudoras de lo mejor de la unión de estos géneros. Aunque el humor mas que un género sería un tono, pero bueno, se entiende...
También podrían mencionarse series y películas como Volver al futuro, Hombres de negro, Dr Who, Futurama, el mencionado Rick y Morty y muchos otros, pero de momento solo me interesaba recordar la unión literaria de la ciencia ficción con el tono humorístico. Ya que no solo hay que recordar la parte solemne y seria del género y recordar que también hablar del espacio, los viajes espaciales, viajes en el tiempo, robots que hablan, alienígenas espiando nuestras tonterías, etc, es bastante ridículo de por sí, y si bien son cosas que le interesan a la humanidad de los, al menos, últimos dos mil años pero que también es entretenimiento, aventuras, tiro lío y cosha golda!
viernes, 15 de enero de 2021
La verdad de la milanesa
¿Cuál es la verdad de la milanesa?
Hay algo con las milanesas que pareciera ser más una especie de arquetipo cultural en Argentina y sobre todo en su ciudad capital Buenos Aires, que un mero platillo al paso.
Muchos dirán que el origen (como siempre sucede en estos casos) se pierde en la noche de los tiempos. Y claro, ¿quien puede adjudicarse la creación de una comida tan popular y antigua? Por que todos saldrán a decir que es algo tan popular que trasciende fronteras y que, al menos, es de casi toda la región (Sudamérica) y hasta de toda América latina. Y sí, tendrían razón, pero...
Pero, hay algo de la "milanesa" que es muy representativo de Argentina y sobre todo, un platillo muy, pero muy popular en Buenos Aires (CABA y AMBA). Esto va más allá del plato en sí, que solo consiste en algo tan simple como un corte de carne, por lo general fileteado, rebozado con pan rallado (o rebozador).
Podemos ponernos rigurosos en cuanto a qué es una milanesa: ¿Carne vacuna?, ¿ternera?, ¿Bola de lomo?, ¿Tapa de nalga?, ¿pechuga de pollo? (llamada 'suprema de pollo'), ¿filet de merluza?, ¿soja?, ¿berenjena? y demás aberraciones vegetarianas.
El arquetipo de milanesa clásico es de carne de vaca. Puede ser a la napolitana (con salsa de tomate y queso fundido arriba), a caballo (un huevo estrellado encima), sanguche de milanesa, etc.
Lo más clásico es acompañar la mila con una guarnición de papas fritas, puré de papa (y/o calabaza) o en su defecto, ensalada de lechuga y tomate (y la-mar-en-coche).
Se la puede aderezar con limón (el clásico), pero también con mayonesa, mostaza y ketchup (hay de todo en la viña del señor).
No hay mucho misterio en su elaboración, y presentación. Es un plato popular, no tan fast food como las hamburguesas, pero tampoco requiere una gran preparación como un asado, que para muchos argentinos es el plato popular más mítico de la cultura criolla, pero que en definitiva NO es un plato popular en el sentido de que el asado, para que sea digno de serlo, requiere de unos tiempos que hacen que sea algo para ciertas ocasiones, más lo caro de los cortes de carne y el espacio que se requiere para su preparación. No se hacen asados todos los días en Argentina, y a lo sumo, en tiempos de bonanza económica, es algo que sucede más los fines de semana.
Pero las milanesas, en cambio, forman parte de un platillo casi semanal en Buenos Aires. De hecho, muchos restaurantes o bodegas al paso, ofrecen esta comida en alguna de sus variantes más populares como milanesa de ternera, suprema de pollo y filet de merluza, en lo que se conocen como "minutas", o sea, platos de relativa rápida preparación y que se comen en no menos tiempo. Así, las milanesas, son ese plato (no tan caro) que sale relativamente rápido y que es rico y llena y gusta en términos generales a casi todo el mundo.
Respecto a la diferencia de Argentina con otros países de la región, está claro que si bien el platillo existe en casi todo el continente, en ninguno es tan popular como en el Argento (incluyendo al vecino Uruguay, aunque ellos tienen su famoso sanguche de chivito del cual se sienten muy orgullosos).
Brasil: He estado en el gigante de Sudamérica y debo decir que la milanesa es casi inexistente a como se la conoce acá en Argentina. Sobre todo en la costa, se comen muchos empanados fritos pero estos consisten (por razones obvias) en mariscos o todo tipo de pescados. ¿La mila de ternera? Bien gracias, o más bien, obrigado.
Otros de los países que menciona Wkipedia son:
Chile: En verdad aún no he visitado el país trasandino así que no sé a ciencia cierta cuan popular son las milanesas allá. Pero tengo una experiencia que puede servir para ilustrar que es evidente que no es un corte muy popular. En principio por obvias razones; en Chile no tienen grandes tierras donde poner vacas a pastar y engordar. Si tienen en cambio un vasto oceáno Pacífico frente a ellos y la pesca es la gran protagonista.
Mi anécdota es que allá por el año 2003 iba a la casa de un profe de guitarra que aún vivía con sus padres (chilenos que se habían exiliado en los 70s) y después de la clase me invitaban a cenar. Los platillos siempre tenían que ver con una variedad de frutos del mar, verduras y arroz. Yo era aún un poco limitado en cuanto a mi joven e inexperto paladar y para mi esos platos no significaban una explosión de sabor. Una noche, en que la madre intuyó por mi cara que no mostraba una gran devoción ante sus platillos, me preguntó que me gustaba comer. Rápido y sin dudar respondí: Y... milanesas! Su rostro y la respuesta que me dio dejaría zanjado este asunto. "Y claro, como a todos los argentinos, es lo único que comen". Bueno, yo diría que también comemos asado (cuando podemos), empanadas, pastas, pizza y a veces ensalada. Pero sí, nos encanta la milanesa.
Bolivia: Estuve en Bolivia y de verdad, la milanesa no es un plato tan popular como acá. Tienen otras cosas más al paso como la Salchipapa (salchichas con papas...) y las milanesas son de carne de llama, más dura y magra que un zapato viejo.
México: No tengo idea si comen o no milanesas en México, pero con sus tacos y comidas picantes, dudo mucho que sea una prioridad para el paladar popular mexicano. Sobre todo la milanesa "a la argentina".
Perú: Según la Wiki "En Perú, se popularizó a través de la influencia argentina"
No más preguntas señor juez...
En la cultura popular:
Sin embargo, en la cultura popular, sus implicancias tienen raíces profundas. Por que la milanesa no es solo un plato, sino una forma de hacer referencias culturales y simbólicas de todo tipo.
A continuación, algunos casos populares.
La expresión: "La verdad de la milanesa" Es una expresión típica de Argentina que se usa para dar el ejemplo de que se sabe la posta, o el origen y razón de ser de algo en sí inexplicable.
En un tango de los años 40's de Osvaldo Pugliese llamado "Un baile a beneficio" se menciona de forma jocosa que había un tipo que al bailar siempre le pisaban el "juanete" (una protuberancia molesta en los pies, sobre todo al costado del dedo gordo). El cantante dice "también si el tipo tenía un juanete que parecía una milanesa..."
Otro caso es el del mítico rockero porteño Pappo, quien en un programa de televisión estaba dando su visión del rock local y dijo que todo el mal provenía de dos boluditos con flautita (por Sui Géneris) que, supuestamente, habrían "hablandado la milanesa", como una forma de decir que habían bajado los deciveles del rock que se hacía en ese momento.
Otras expresiones también pueden ser "te cagan la milanesa" como variante de "te escupen el asado" o de que te están cagando, "milonga", "milanga" y otras deformaciones que sirven para decir que alguien está manija con algo, que está duro, etc...
En fin, la Milanesa, tiene raigambre fuerte en Argentina y sobre todo en Buenos Aires, donde sigue siendo uno de los platos más populares al paso para gente que trabaja en la urbe. Tanto es así que hasta hay cadenas de casa de milanesas como El rey de la milanesa, El club de la milanesa, El palacio de la milanesa, que pretenden vender el corte popular como si de una comida gourmet se tratara, pero mi recomendación es que si venís de otro país, anda y comete una milanesa en algún bodegón del microcentro como corresponde, con el mozo viejo que a la Pepsi le dice "Pesi" y tienen los mismos servilleteros desde finales de los 80's.
Para cerrar quiero decir que sí, me parece que la milanesa es una de las piedras fundamentales de la alimentación argentina y uno de los cinco platos más populares. Esto es algo casi obvio dado que es un país productor de mucha carne y la "milanga" es una de las variantes más amenas de comer carne.
Bueno, eso fue todo. Hasta la próxima! Y no dejen de dejar su opinión sobre este u otros temas en la caja de comentarios de aquí abajo. Adiós milaneseros!