martes, 30 de agosto de 2022

Los Rubios (war)

Los rubios son esa parte de la sociedad al borde de la extinción. Muchos nacemos rubios y con el tiempo nos vamos oscureciendo al punto de que ya nadie nos cree que a los cinco años parecíamos salidos de alguna propaganda de Kinder. Pero no sé si por efecto de la melanina, o porque mis pensamientos en la adolescencia oscurecieron mi ser, la cuestión es que para los doce o trece ya sólo me quedaban algunos reflejos del amarillo color que me distinguía de pibe. 

Pero más allá de eso, los rubios son gente que a veces son envidiada por su natural color de pelo, a veces deseada y muchas veces odiada por lo mismo. Ya lo dijo Vicentico en la peli Silvia Prieto, ser rubio en Argentina es complicado, y remata con un "por todo lo que eso significa"... Más allá de que no aclara los porqués, pienso que es un poco por todo lo mencionado al inicio de este párrafo. A veces te tienen tanta bronca que te ganas enemigos sólo por haber nacido con un pelo de un estúpido color diferente.

No es cuestión de ponerse en víctima igual. Cada uno carga con su cruz y en este país, que somos tan jodones nos encanta bardear al otro por el más mínimo detalle. En fin, somos unos rompe huevos con un pésimo sentido del humor, a veces... Pero no es la cuestión... Más allça de todo esto, a mi en general nunca me gustaron mucho las rubias, y los pibes rubios me caen medio mal... O sea que yo también discriminaba un poco siendo del gremio. Pero claro, sobre todo en mi juventud primigenia me gustaba el contraste: las morochas. Con el tiempo uno se pone menos exquisito, pero bueno, eran los fetiches de la juventud. 

Volviendo al tema de los rubios, mi primer acercamiento y confrontación con el gremio rubio empezó en mi infancia. En los veranos que pasabamos en Mar del plata con mi hermano, cuando nuestros padres nos dejaban para pasar el largo verano allí, en casa de nuestros abuelos. Eran épocas doradas de nuestras vidas, cierto y todo lo que vaya contado a su alrededor será con un nivel de reverberancia quizás exagerado. Pero la cuestión es que con mi hermano, en esas tardes en que nadie nos llevaba a la playa y nos quedábamos aburridos como dos ostras en el jardín trasero de la casa, y cuando nos cansábamos de pelearnos entre nosotros, fue entonces cuando aparecieron otros, unos "otros", los ellos, los rubios.

Mi hermano, cuatro años mayor que yo, con un espíritu más confrontador y una eterna postura cuestionadora, era el líder obvio de nuestro ejército. Mi hermano era muy alto para su edad, full morocho árabe y bastante intrépido. Yo, en cambio, un rubio un poco enclenque, de pelo lacio y un poco más miedoso. Pero cuando una tarde jugábamos a los indios (obvio), escuchamos que de la casa de al lado, las voces de unos niños parecían burlarse de nosotros que andábamos (literal) jugando con arcos (regalo de Reyes) y flechas (confeccionadas con ramas que nos proveía el jardín). Ellos eran dos o tres pibes altos, rubios, con rulos, o sea unos verdaderos rubios arios menemistas, no como yo que era un rubio engendro mediterraneo, latino mezclado, bajito y flacucho. Ellos tenían pistolas de juguete que hacían ruidos, colores y no se que mierda más. Nuestros arcos y flechas palidecían a su lado. Ellos nos apuntaban y "disparaban". Nosotros los mirábamos como diciendo ¿y estos que carajo quieren? y las flechas se cruzaban con las "balas" de jardín a jardín. 

La guerra comenzó, porque además, tenían de invitado a un niño yanqui (que no era rubio), y escuchábamos que hablaban en inglés. Nos molestó su actitud hostil hacia nosotros y que encima eran extranjeros. Al principio yo pensaba que eran rusos (efecto de tanta película de los 80), pero luego nos enteramos que eran más yanquis que rusos, aunque sus padres, o uno de ellos al menos, eran argentinos. La cuestión es que la cosa fue en escalada. Nos separaba un muro (como el de la guerra fría) y cada uno de los bandos estaba apostado a su lado. Nosotros nos reconocíamos como de una tecnología inferior, como los indios de las películas... y ellos eran los blancos, los avanzados, los rubios. 

En una ocasión, jugábamos al frisbee, ese plato que planea tan típico de la playa. En determinado momento a mi hermano se le fué volando el frisbee al carajo, y de hecho cayó en el jardín de al lado, en lo de los rubios. Mi hermano me pidió que fuera a buscarlo yo. A mi me daba cosa pero me mandé. Salí, di la vuelta a la manzana y les toqué el timbre. Salió uno de los rubios varones (creo que eran dos varones y una chica, o tres varones y dos chicas, todos rubios obvio), tenía el pelo muy enrulado. Había tomado chocolatada porque tenía bigotes marrones. Sí, era muy feo. Casi sin decir palabra me alcanzó el frisbee que estaba todo pegoteado por los dedos chocolatosos. Esa fué la única vez que los vi tan de cerca. Mi hermano me contaría muchos años después que a él sí lo habían agarrado por las calles de Parque Luro y lo habían rodeado con sus bicicletas, a modo de intimidación. Algo tan incomprensible como infantil. Me imagino a mi hermano parado muy tenso con los puños cerrados esperando que alguno de los rubios diera el primer paso en el combate, pero no eran matonsitos. Sólo querían jugar a la guerra, como siempre había sido, un juego. Nosotros los indios, ellos los cowboys, los yanquis, los rubios. Ese apodo perdura hasta hoy en día cuando voy a la que ahora es la casa de mi tía y ahí siguen los rubios, grandes y padres como nosotros, y aunque aún no logramos que venga mi hermano para terminar esta guerra que empezó hace tantos años, allá por los primeros años de la mítica década de los noventa, el recuerdo sigue vivo en nosotros que recordamos aún a nuestros primeros enemigos, los rubios. 

domingo, 28 de agosto de 2022

Ñoquis del 28


Existe la leyenda de que los ñoquis se comen todos los 29 de cada mes. Bueno, quizás exceptuando febrero que llega hasta el 28, pero de todos modos ¿quien podría querer comer ñoquis en verano?

La cuestión es que se impone la fecha del 29 para comer este extraño platillo que consiste en unas bolitas de harina y papa. Los ñoquis son bien raros. Si nos ponemos a pensar a fondo toda la comida es bien rara. ¿Por qué comemos cosas de una manera tan rebuscada? Al punto que a veces es más complicado preparar todo que luego comer. Quizás, la comida sirva como metáfora de cualquier placer, el verdadero gusto está en la previa, el "acto" en sí, es solo la culminación, el climax. 

De todos modos, es un gran placer comer cosas ricas, aunque su preparación a veces pueda ser un suplicio. El caso de los ñoquis no es tan grave, sin embargo, ver a Andy Garcia explicarle a Sofia Coppola como se hacen los ñoquis, de una manera tan sugerente, nos hace pensar que todo tiene su encanto (en su debido contexto claro). 

Volviendo a la fecha en cuestión, recuerdo que de niño se hablaba de un la fecha 29 pero que a veces se mencionaba también otra como alternativa y ésta era la del 28. ¿Los motivos? Quizás para poder incluir al acotado mes de febrero y que ese platillo tenga una presencia mensual en cado uno de los doce meses de los argentinos. Pero también quizás solo sea porque el 29 la gente se avalanzaba sobre las casas de pastas para conseguirse sus ñoquis de la fecha y agregando un día previo, se podía dosificar la venta, darles tiempo de preparar más. O que quizás, como hoy un domingo 28, la gente no se privara de comprar ñoquis sólo porque mañana es el día. Un domingo al mediodía, que en teoría la familia está en casa, se podría dar una ocasión ideal para comer ñoquis. 

La verdad que no importa tanto que se come el domingo al mediodía, de hecho hoy voy a comer milanesas con ensalada. Casi me siento tentado de comprar ñoquis pero no. Uno termina siendo esclavo de las convenciones y no es cuestión. Se pueden comer ñoquis los martes y miércoles, como los sábados y lunes, o los 29, 28, 27, 26... etcétera, etcétera. Amasarlos con tenedor o con el dedo es lo de menos... Lo que importa es que sean hechos a mano, en casa. Amasados por Andy García o Sofia Coppola o la tía Teresa, poco interesa. Y si son comprados, que sean de una buena casa de pastas que le haga honor a su tradición pastera. Por favor, evitar comprar ñoquis en los supermercados, marca Zaraza... Eso es lo peor que se le puede hacer a la hermosa tradición ñoquera que tenemos acá. Y después, comerlos en la fecha que pinte y ya fue. 

Saludos culinarios a todes y a gozar. 

viernes, 26 de agosto de 2022

Dante Farsante




Hoy recuerdo a Dante Frsante, un cocodrilo bañista de la serie de juguetitos de Kinder Sorpresa. Maravilloso recuerdo noventoso si los hay. En esos huevitos de chocolate venían diversos juguetitos, desde Snoopy, Asterix (muy codiciados por mí) hasta cosas extravagantes como un trompo o autitos. Pero dentro de las colecciones inventadas por Kinder estaba la de estos simpáticos cocodrilos que hacían diversas cosas: desde una cocodrila maestra, médica, jugadores, científicos, y el bañista en cuestión. Todos tenían nombres rocambolescos con rimas bastante ridículas (igual ni punto de comparación con Basuritas). Hoy ya no existen este tipo de juguetes en Kinder Surprise y no sé si lo extrañamos pero bueno, cumplimos con el trato... Nada se pierde. Todo se transforma.


jueves, 25 de agosto de 2022

Rigor Mortis



Una venda tiesa se despega de mi mellija seca.

            Un camarón que se duerme en lo profundo del Nilo.

Viajo a través del universo como el mono tremendo. 

           Desguazo margaritas es tol biser's del recuerdo. 


Durante un tiempo te amé Carolina, Dulce Carola de mi corazón.

           Yo creía que te haría feliz, que conmigo no sufrirías más las penas del corazón. 

Pero que tonto fuí, se rió de mí. Nadie es felicidad para nadie. 

          Descremado, mi cuerpo empezó a vagar descerebrado, por las calles voy.


Un perro rabioso, ladró cerca mío. Un pescado lo mismo. Un juguete... ahí lo ves.

         Cuando el alma de una persona está encerrada, atenazado el corazón para no sentir nada...

Entonces siento que desfallecí, perdí el Norte, y se escondió la cordura...

          De viejos amores en pijamas, que no supieron amarme por incapacidades propias.


Me siento en paz conmigo porque sé que di todo de mí. Algunos no estarán de acuerdo...

         Pero mucho me temo que jamás podré confortarlos a todos. Un Rinoceronte siente más pena que yo

Y destacando el hecho concreto y cierto de no saber bien a ciencia cierta a donde iré a parar en los 

        años venideros, pienso que es importante saber que...


A rigor mortis, grazia plena...

                                               Mens sana, in corpore sano...

                                                                                              Pubis pronobis...

                                                                                                                          Alea jacta est.

lunes, 22 de agosto de 2022

Endogamia ediciones

 



endogamia

nombre femenino
  1. 1.
    Matrimonio entre personas de la misma casta, raza, comunidad o condición social.
    "la endogamia es frecuente en comunidades aisladas"
  2. 2.
    Selección de profesionales entre los mismos de la profesión o entre los que les son muy cercanos, de manera que no se permite la entrada de personas ajenas al mismo.


Roberto y Ricardo fundaron una editorial. Junto con Raúl, Ramiro y Romualdo. Después se sumó Rigoberto y finalmente llegó Ricardo II. Se aceptaba otro con el mismo nombre, bajo condición de que aceptara ser el segundo, el que llegó después. Más aún que uno de los Ricardo era EL Ricardo. Se pensó en aceptar a un Ricardo III pero les hacía acordar mucho a Shakespeare y en su afán anti británico, ellos preferían a Lugones. 
La idea no era sólo ser una editorial endogámica. Primero había surgido la idea de reunir a un grupo de amigos escritores y fundar una especie de grupo literario, como si se tratara de los de Florida, o los Santos de Boedo...
Luego crear una revista, obvio. Y de a poco, llegar a la editorial. Año tras año fueron consiguiendo alcanzar estas metas. Pero cuanto más se expandían, también necesitaban incorporar gente de afuera. 
La gente de afuera es molesta, decía Roberto. Tienden a traer ideas nuevas, otros estilos, algunos quieren mandar, y nosotros ya somos como una familia, casados entre nosotros. No queremos gente de afuera que venga a trastocar nuestro endogámico modo vida literaria. 
Ricardo (primero) a veces intentaba convencer a Roberto que, si bien coincidía completamente con él, bueno en fin... había que incluir a algún tipo de vez en cuendo. Sobre todo para mantener las apariencias y no ser acusados por otros grupos literarios de justamente ser restrictivos y extremadamente endogámicos. 
Roberto aceptaba a regañadientes las ideas de Ricardo, pero la última palabra la tenía él, que era el más famoso, el que más había publicado y todos dentro del grupo le temían y reverenciaban en partes iguales. También era el personaje polémico, al que odiaban otros factores del mundillo. Entonces, ya sea por ser amado u odiado en partes iguales, su palabra tenía peso y era la que cortaba el estofado. 
Raúl tenía más pasta de editor y sobre todo para toda la parte de redes e informática. Ricardo era el escritor soñador. Y otros que eran más amigos que escritores, se aunaban a su alrededor para auto alabarse entre sí. Ellos creían que si el mundillo los odiaba y no eran reconocidos, al menos entre ellos se dirían las cosas más lindas y sobre todo se publicarían cualquier pedo suelto que les saliera del culo. Sea este relevante o no. 
Cuando Javier intentó acercarse le dijeron que no. Que andaba cerca pero que no era de la familia. Podía colaborar Alfredo, Matías o Marcelo, pero ninguno quedaría en planta fija. Algunos, durante años intentaban entrar al grupo de Endogamia Ediciones. Durante años y años. Pero siempre quedaban como una mera promesa. Para ser del grupo había que ser de la familia, o sea... hablar como ellos, pensar como ellos, escribir como ellos, tener el humor de ellos, odiar a los que odian ellos, bardear como ellos y cubrirse las espaldas entre sí, como ellos... así, de pronto aparecía un Raulito, doctor en petes de la UVA, con anteojitos y cara de malo, y se sabía acomodar para entrar al grupo. En un año (o menos) ya estaba adentro, escribía para la revista y le publicaban lo que tuviera, y si había sido supervisado, mejor.
La realidad, es que esto más tenía que ver con un caerle bien al "jefe" y al resto del triunvirato, que con verdaderos motivos literarios. Escribía lo que ellos querían que escribiese y como quería... Así, sin mas vueltas. Un pobre pendejo culeado lamebotas de los otros viejos culeados. Y así, el ciclo endogámico habría sus fauces de vez en cuando, por necesidad de adquirir sangre nueva y renovar el contrato vampírico entre ellos. 
En determinado momento, hasta los nombres de sus libros se parecían, o se homenajeaban entre sí. Una forma de linkear la obra del otro, un agradecimiento, una literatura combinada y entretejida porque por sí sola vale poco. Esa red literaria autoindulgente y autocelebratoria, esa intelligentzia que pretende la trascendencia autopublicándose y aplaundiendose entre sí, es una literatura muerta, que ya nació muerta y no puede más que seguir siendo eso: aplausos en la nada. 

sábado, 20 de agosto de 2022

Tu personaje es abúlico



No sabemos por qué extrañas razones, nuestros personajes, las máscaras que nos creamos como protección ante la sociedad, esos seres fingidos que muestran una careta diferente según la persona con la que se trate... bueno, todos nuestros personajes son abúlicos. 

Existe una tendencia creciente de los humanos para cada vez fingir menos sorpresa, y sobre todo, tener menos motivos para festejar. Los saludos de cumpleaños van a un sospechoso declive, año tras año. Nadie parece importarle un comino la felicidad ajena, ni siquiera la propia. 

Existe tanta frustración, tanto recelo, tanta decepción, que todo eso se traduce en amargura. Una amargura muy fea, asquerosa, de gente que tiene cero onda o cero interés y encima, lo que busca es que notes que tienen cero interés. O sea, lo peor de todo es que le hacemos notar al otro que no nos importa nada, o que ya no nos interesa. Lo hacemos para buscar que se sienta mal, abandonado, que sepamos que ya no podemos contar con él. Y si vos sos de esa clase de persona te quiero lejos de mí. Si vos sos de aquellos que andan entrando a los blogs de ex amigos, personas con las que ya no te hablas hace años, y entrás a su blog para ver si hablan de vos, bueno... me das lástima chabón. Podrías ser un poco menos cobarde y escribirme, vernos y decirnos las cosas en la cara. Pero en estos tiempos prima la cobardía y el sentimiento de ofensa. Bastante paupérrimo. Ojo, todos caemos en esa de ofendernos porque no me llama, no me da bola y lamarencoche... Pero si al hecho de ser unos amargados, unos parcos de mierda con un extraño sentido del favoritismo donde sólo nos damos y recompensamos a aquellos vínculos superficiales que no nos contradicen, y encima somos unos cobardes que elegimos ofendernos ante la primer contrariedad, bueno... en verdad estamos jodidos como sociedad. 

No escribo esto para cobardes que se ocultan en el anonimato que ofrece internet, ni para los apáticos que perdieron el sentido de vivir, el sentido de gozar y de celebrar. Para ellos este gran fuck u anatómico. 

Salud!

martes, 16 de agosto de 2022

Irrompible

Los hombresitos no se rompen, me decía mi abuela. Nos educaron para proveer. Nos educaron para no llorar. Nos educaron para ser "los fuertes". Pero nunca entendí eso. Nunca me sentí así. Es como que... ¿Una imposición? Usted es un hombresito... decía Milhouse que le decía el papá... ¿Que significará eso? No lo sé...

Cuando bajé a la calle, era una noche de primavera, un poco fresca. Decidí ponerme un shorsito para no llamar mucho la atención. Nada de vaqueros, camperas o miradas agresivas, cuanto más naif e inofensivo, menos posibilidades de cruzarme con un grupo de tareas.

Caminé por la Via Appia, tres cuadras hasta llegar a la boca del subte de la avenida Corrientes y Uruguay. Unas sirenas furtivas se perdieron en la oscuridad hasta que se las tragó el silencio abrumador de la noche muerta. Tenía miedo. Esa noche, tenía miedo, porque tenía una mala espina, un mal presentimiento si se puede ser más específico. Mis amigos me esparaban para ver el partido, pensé en llamarlos o mandarles un mensajito para que me fueran a buscar a la boca del subte, pero pensé que no podía ser tan miedoso. Después de todo, no podía tener tanta mala suerte.

Sin embargo, cuando llegué a la boca del subte y empecé a bajar las escaleras, sentí un frío de muerte a mis espaldas. Esa mala espina que había sentido antes de salir se hacía presente y más fuerte que nunca.

Cuando ya había terminado de bajar todos los escalones me encontré con un pasillo largo, muy largo frente a mí. Un soplido me voló los moños del cabello. Empecé a encarar hacia donde estaban los molinetes, pero ese corredor era tan extenso que parecía no terminar nunca. Me di vuelta por mera intuición y se me heló la sangre. Un grupo de femininjas de las bravas sostenían palos y arietes en sus manos. Pero se quedaron mirando, sin avanzar ni un solo paso. Decidí seguir mi camino pero cuando me di vuelta para seguir vi una enorme sombra. Una mujer de quizás ciento cincuenta kilos me bloqueaba el camino. 

Me dijo una guarangada sexista que no quiero reproducir porque es asqueroso. Pero lo que siguió es peor aún. Me golpeó la cabeza contra la pared. Caí redondo al suelo. Se acostó encima de mí pobre cuerpito e hizo lo que quizo con mi pobre cosito. Casi no me queda nada ahí. Una bruta total. Luego aplicó el abuso anal, también bastante brutal. Para finalmente tocarse frente a mi cara y squirtearme un chorro asqueroso en mi cara. Casi me desmayo por toda la situación. Finalmente me pegó unas patadas en las costillas y se fué seguida por su grupo maliciento. Tuve suerte que el resto no quiso seguir su ejemplo. Sé que a veces hay sesiones brutales hechas por todo el grupo y la policía bien gracias. Cuando vas a hacer la denuncia se ríen en tu cara. Te dicen que sos un boludo por dejarte vejar así, o que las mujeres no hacen ese tipo de cosas, o que todo está en mi imaginación porque soy un reprimido y un montón de falacias más que ni recuerdo. Espantoso. Sólo mis amigos me creyeron cuando llegué todo destruido a su casa. 

Ahora nos estamos organizando para combatir a este tipo de vejaciones. Vamos a marchar al congreso al son de "Ni uno menos". Algunas compañeras que nos apoyan sugirieron con buen tino que quizás un lema más abarcador sería "Nadie menos", porque claro, en la calles hay violencia hacia todos. Pero les dijimos que gracias por la sugerencia pero que no, que para visibilizar este fenómeno donde se nos banaliza como género, queremos que nuestro slogan sea así, para afianzar y estrechar los lazos de fraternidad que alguna vez nuestros ancestros supieron enarbolar para crear un mundo mejor. Nosotros somos los nietos de los brujos que la Inquisición no pudo quemar... 

Ahora nuestra agrupación se llama La Giordano Bruno y no vamos a parar hasta que se reconozca nuestro derecho de existir como sus iguales.  

martes, 2 de agosto de 2022

¿Está Nacho? Epílogo

 Es necesario hacer algunas aclaraciones, que quizás, deberían haber estado al comienzo pero en el apuro de escribir se me pasó.

"¿Está Nacho?" Es, básicamente, una ficción de blog. Toma algunos elementos basados en gente que conocí, en vagos recuerdos y en mucho chamuyo para llenar la historia y hacerla más amena.

No es mi intención atacar a nadie, ni mofarme, ni buscar herir a nadie. Si con lo escrito, alguien se sintió ofendido, o sintió que se hacía referencia a él, pido las pertinentes disculpas del caso.

Este texto surge de la necesidad de homenajear a un amigo y de recordar algunas historias que me traen gratos recuerdos y pienso que si alguien fue mencionado es porque lo tengo presente, todo lo demás es mero adorno o decorado. 

Lo opuesto al amor no es el odio, sino la indiferencia. Sabido es. Espero sepan entender. Y aunque no siento que deba una explicación a nadie (me siento tranquilo conmigo mismo) cierta intuición me pide que haga esta pequeña aclaración.