miércoles, 23 de diciembre de 2020

La pareja de teatro

 


¿Qué somos cuando no podemos ser lo que somos?

Hace meses que por cuestiones de público conocimiento no puedo salir a hacer mis pesquisas. Soy lo que vulgarmente se conoce como detective privado. Aunque en realidad soy un “detective de señoras”. ¡Un verdadero oprobio!!

Ya tengo cuarenta años y me cansé de ir tras mujeres ricachonas aburridas que se acuestan con sus personal trainers porque sus maridos se la pasan viajando por el mundo, las engañan, vuelven y después todavía se hacen los sorprendidos.

Yo soy nocturno como mi gata y dado que ya me leí todos los libros que tengo, me aboco a inspeccionar la vida privada de las personas por las redes sociales. No es que antes no lo hiciera, pero ahora tengo exceso de tiempo libre.

He descubierto que hay ciertas personas muy pendientes de las cosas que publican, esperando respuesta. Por lo general es gente poco interesante que necesita llamar la atención. Después hay otros, los raritos, que suben cosas que solo les gustan o entienden ellos. Y luego, gente que ni siquiera se sabe de su existencia porque, o abandonaron el barco hace tiempo, o no tienen interés. En cambio, una pareja de conocidos llamó mi atención.

Hace años, después de una ruptura, decidí tomar clases de improvisación teatral, para ganar más dinamismo y explorar diferentes facetas en mí. Las clases las daba esta pareja. Ella era una pelirroja muy atrevida que me llamaba por mi apellido de forma provocadora. Él un muchacho alto, barbudo, de nariz ganchuda y rulitos. Bastante bien para ser hombre. Al principio no congeniamos, pero al fin la cosa fluyó. La experiencia duró un año. Luego pasaron a quedar en esa especie de libreta virtual que son las redes, donde la gente que conociste alguna vez, se transforma en una fotito y en algunas publicaciones abstractas.

Le tomé cariño a ambos. Eran buena pareja. De hecho, un par de años después de haberlos conocido, vi por las redes que se habían casado y la Colo estaba esperando. Me alegró aún más. Claro, la vida siguió transcurriendo para todos, en el medio me pasaron mil cosas, y cada año trae sus vicisitudes para todos. Ellos no fueron la excepción. Vi que llegó el bebé. Un bebé gordo y colorado. El tiempo pasó y el bebé se convirtió en un niñito y luego en un niño más grande y todo parecía ir viento en popa en esa familia de actores hasta que las cosas cambiaron.

No sé en qué momento me di cuenta que pasaba algo raro —yo tengo olfato para estas cosas— pero el narigón y la Colo parecían haberse separado. Él subió un video de una publicidad donde salió en la tele. Su gente lo felicitaba pero él se mostraba evasivo, daba respuestas apagadas. También publicó una vez algo así como se sentía una porquería, la vida era una mierda, etc. La busqué a ella y nada. Solo fotos con su hijo. Pero algo no me cerraba. Ya no daban juntos el taller.

Al poco tiempo ella empezó una comedia de stand up donde hacía de una estrella rockera que abusaba de los excesos, en fin, la parodia clásica del rock star. Lo sentí como una necesidad de reafirmación de su yo egocéntrico. Todo me latía a que ellos ya no estaban juntos, pero no podía entender el porqué.

Esa pareja de artistas tan linda y copada, con un hijo en común ¿Qué había pasado? Estaba intrigado.

Una noche, ella subió un video cantando una canción bastante sugerente a las redes. El tema de Smokey Robinson & The Miracles “Ooo baby baby”. Traduje como pude lo que decía la letra. “Te hice mal, mi corazón quiso jugar pero salió mal y en eso te perdí. Ahora debo pagar ese precio y estoy llorando. He cometido muchos errores, pero soy humano. Tú también cometiste algunos y ahora estoy llorando.” En fin, una letra desoladora que me puso muy triste y yo no soy de andar lamentando las rupturas ajenas… ¿o sí?

Al año… o dos… él ya estaba con otra mujer, de la cual decía estar enamorado. La Colo en cambio parece estar sola pero más contenta, rodeada de amigas, su hijo, etc.

Mi conclusión del caso es la siguiente:

Ella lo engañó, quizás sin quererlo, él no pudo perdonarla (¿o al revés?). Ambos se quieren demasiado para perdonar algo así. Quizás hubo competencia de ambas partes, al ser los dos actores en proceso de abrirse camino. Más la llegada de un hijo. Trastocó un poco las emociones de estos jóvenes artistas. Puedo haber pifiado algunos detalles, pero esta es mi resolución acerca del caso de “La pareja de teatro”, como la llamo en mi archivo imaginario para no aburrirme en estos días aciagos.

martes, 15 de diciembre de 2020

Numerología Maradoniana



 El 10 es un misterio. Es el jugador estrella, central, vital. El centro del equipo. El capitán. 

Diego era el jugador número 10. "Diego 10"

Diego nació el 30 - 10 - 60

Diego en el '70 ,a los 10 años, dijo que su sueño era jugar con la selección y ser campeón.

Diego jugó a los 30 el mundial del '90.

Diego encontró el abismo en el '00, y volvió.

Diego fue técnico de la selección en 2010.

Diego finalmente murió a los 60 años.

En el fatídico año 2020.

Diego Maradona es el 10.

Diego es el number one. 


Increíble todas estas fechas y edades redondas que cruzaron la vida de este enorme astro del fútbol y de la vida, tan redondas como las pelotas con las que jugaba y nos regalaba alegrías infinitas. 

AD10S Diego, hasta siempre. 

domingo, 13 de diciembre de 2020

Siempre te amaré o La incondicionalidad en el amor

En ocasiones sentimos que amamos a alguien y lo amaremos por siempre. Otras veces, nos gusta alguien, pero sabemos que es solo eso. Llamémoslo deseo, obsesión, excitación, atracción, etc. Todo eso es muy bonito y divertido pero como todo lo que es intenso tiende a la entropía... lo que empieza como una explosión de supernova, acaba en una triste enana blanca. Nada dura para siempre.

Sin embargo, el amor es otra cosa. El amor perdura, sobrevive a las relaciones y creo que cuando hacemos el amor, queda algo en los dos para siempre, una energía compartida entre esos dos seres. Uno puede no llevarse bien en el plano mental y hasta físico, pero si hay amor, algo queda... Es entonces así que uno puede volver a enamorarse, muchas veces, ilimitadas. Pero todas las personas con las que quedamos resonando quedan en un lugar de privilegio en nuestros corazones. 

Por ejemplo, también pasa con los seres que ya no están. A mi abuela la amaba ¿y que? ¿Eso significa que no la amo más porque murió? No, ya no podré manifestarle mi amor en este plano físico, pero la sigo amando y la amaré hasta que yo me vaya. Lo mismo sucede con las mujeres que amé. Quizás tuvimos diferencias, peleas, discusiones terribles, pero hoy ya pasó todo eso y a quienes en verdad amé, sigo amando y amaré por siempre. 

Eso no significa que el amor sea incondicional a una persona. De hecho amamos a padres, hijos, hermanos, tíos, parientes, amigos, parejas, mascotas, y hasta a muchos de nuestros héroes. El amor no es algo incondicional. A todos, nos sobra y rebosa el corazón. Todos tenemos amor sin límites para dar, y en un mundo utópico, nos deberíamos amar entre todos, y aún así no seguiría sobrando amor. 

Con esto no intento hacer una apología del poliamor o del amor libre. Porque en las relaciones de pareja entiendo que si uno realmente ama al otro, no existe la necesidad de buscar otras relaciones románticas, pero también es importante entender que es imposible exigir amor incondicional, porque siempre amaremos a muchas personas, más allá de nuestras parejas. 

Y las personas que ya no forman parte de nuestra vida, pero que fueron lo suficientemente importantes para haber dejado una huella indeleble, con las que vivimos momentos que nunca olvidaremos, seguirán vibrando y siendo amadas hasta el fin de los tiempos. 


sábado, 28 de noviembre de 2020

Maradona y yo

 


Corría el año 1996, y Diego estaba jugando en Boca de nuevo. No recuerdo el mes pero calculo que fue a mediados de año. No importa, yo estaba en séptimo grado, me había ido de campamento con los Scouts (sí, Boy scout) a un predio en Ezeiza, que si mal no recuerdo era el del SEC (Sindicato de Empleados de Comercio), gremio del cual después sería parte durante tantos años. En fin, Diego se encontraba en el predio aledaño, entrenando con Boca Juniors. Se corrió la bola y todos salimos corriendo hacia donde estaba, cruzamos un alambrado e invadimos la cancha como un grupo de pendejos enajenados. Yo no sabía bien que pasaba pero seguí al resto, hasta que veo que todos rodeaban a algunos jugadores, ahí, entrenando con su ropa deportiva, con sus caras de culo. Recuerdo que había varios jugadores importantes, entre ellos, la brujita Verón… A mí solo me interesaba Diego que era, por lejos, el más rodeado de todos. No recuerdo si le pedí el autógrafo a otro jugador, pero la realidad es que a mí, en ese momento, con trece años y siendo hincha de San Lorenzo, solo me interesaba el autógrafo del Diez, ese jugador que era una especie de semi dios como los de la antigua Grecia, algo así como un Hércules o Aquiles, un guerrero que estaba por encima del resto de los mortales y sobre todo que trascendía la limitada visión de los cuadros de fútbol. Maradona era el jugador nacional y albiceleste por antonomasia. Así lo veía entonces y así lo sigo viendo ahora, fuera de todo fanatismo, es lo que pienso. Pero bueno, como todo ídolo o semi dios greco latino, Maradona también era humano y se hinchaba las pelotas. Un tipo que en ese año, cumplía veinte años de carrera profesional, por ende no me quiero imaginar la cantidad de autógrafos que habrá firmado en su vida. La cuestión es que el Diego estaba con cara de orto, contrariado, podrido, roto los huevos, y ante la algarabía y emoción de todos nosotros, pendejos gritones extasiados ante su presencia nos tiró una frase que se me quedó grabada en la cabeza para toda la vida:

“Bueno, tranquilitos eh, tranquilitos o no les firmo nada”.

Por dentro me reí por esa manera espontánea de contestar, mostrándose como era, como estaba en ese momento, era una mañana y de seguro ya estaba harto de todo eso. Me firmó un papelito, con el famoso Diego (10), creo que ni me miró, nos firmaba y pasaba al otro y así… para mí fue un momento increíble. En breve, todo se cortó y nos vinieron a sacar. Todo fue muy breve, pero la experiencia está ahí. Lamentablemente he perdido en ese mismo campamento, el papel con la firma de Diego. Sé que es algo imperdonable. Quizás por eso no cuento mucho la anécdota, porque Diego estaba medio cabreado, mi ídolo futbolístico absoluto desde los seis años hasta la fecha. Y porque yo perdí esa firma. Eso fue todo. Sé que mucha gente tiene historias mucho mejores para contar, pero esa fue mi experiencia y si bien no me quedó registro, llevo en mi recuerdo como único testigo aquel momento mágico frente a mi héroe, frente a ese héroe mundial, entre divino y completamente terrenal. Lo amo por eso. Me consuela entre tanto dolor por la pérdida que Diego nunca dejó de ser mi ídolo. Quizás después vendrían otros argentinos a quienes también amo y admiro muchísimo como Charly, el flaco Spinetta o Favio, pero lamentablemente nunca pude conocerlos (ya no creo que llegue a conocer a Charly), pero a Diego que fue uno de mis primeros héroes, si no es que fue el primero, siempre lo banqué, siempre, aunque el tipo se mostrara así, como era, a veces con un carácter brutal, pero fiel a sus sentimientos, lo menos careta que vi en mi vida, y quizás sea esa forma de ser de aquel petiso escorpiano loco lo que también me marcó para siempre, esa forma de ser directa, sin chupamedismos, frontal hasta la médula, hasta cuando hay que ser un poco más “diplomático”. Él era así y siempre me pareció perfecto. Claro que también viví momentos de amor-odio con el astro pero era esa condición de ser imperfecto la que lo redime por completo. Bah, en realidad, él no necesita que nada ni nadie lo redima, menos yo que soy pelusa de ombligo al lado suyo. Pero en este momento tengo que parar. Porque ya dije todo y a la vez podría seguir de forma interminable. Chau Diego, ojalá te reencuentre en otro plano.

                Creo en D10s, en el Diego jugador todo terreno, que le puso el pecho y la garra a cada enfrentamiento que se tomó con la seriedad que solo los grandes se toman, todo a vida o muerte. Maradona no era Dios, no era Él dios de la tradición judeo cristiana, no era Ese dios, Maradona era un Dios más terrenal, más humano, mal falible, como los dioses griegos del Olimpo, era como una especie de Zeus, dios patriarca, padre de muchos hijos extramatrimoniales, con sus enojos, enconos y falencias, pero definitivamente un Dios popular, un Dios humano, un ser increíble y único en la historia de la Humanidad, así, con mayúscula. ¡Te amo Diego Armando Maradona, hasta siempre!

martes, 24 de noviembre de 2020

Beth

Beth I hear you calling

But I can't come home right now

Me and the boys are playing
And we just can't find the sound
Just a few more hours
And I'll be right home to you
I think I hear them calling
Oh Beth what can I do
Beth what can I do
You say you feel so empty
That our house just ain't our home
I'm always somewhere else
And you're always there alone
Beth I know you're lonely
And I hope you'll be alright
'Cause me and the boys will be playing all night

Canción dedicada a Beth N, que todas las noches, desde Nueva York y sin conocernos, me juega al SongPop2, una aplicación o jueguito que realmente me ha servido para sortear este 2020 de cuarentena. En el mismo, aparecen una serie de listas musicales, por géneros, bandas o épocas donde suenan canciones y uno debe adivinar tema o artista alternativamente. Beth es una usuaria más de tantas, que al parecer reside en NY. Pero a la vez no es otra más. Es una chica especial. Jugamos hace muchos meses y hace rato le saque la ficha. Ella tiene un modus operandi bastante particular. Ella, a diferencia del resto no busca ganar sino solo demostrarte que es mejor y más rápida que voz, por ende que sabe más de música. Porque en ocasiones elige mal los temas o artistas cuando en otras ya los había marcado y a gran velocidad! Pero apenas empiezo a perder, ella se vuelve a dejar ganar. Me parece muy divertido lo que hace. He querido preguntarle porque lo hace, pero es uno de los pocos usuarios que no tiene habilitado el chat. Quizás no sea verdadera y sea una especie de robot del jueguito o algo así como un troll de juegos. La verdad no lo sé. Intenté buscarla por las redes pero es tan imposible como buscar a cualquier persona en este vasto planeta. Por ende, solo le dedicaré esta canción de Kiss, y que le garúe finito allí donde sea que esté o exista, si es que existe. 

jueves, 5 de noviembre de 2020

Iba acabándose el vino

 

Iba acabándose el vino, cuando Pedro entendió que había llegado el final. ¿De qué? No lo tenía muy claro. Pero sentía en su interior que comenzaba a elaborarse un duelo. El reloj había dado las seis, pero esta vez era de verdad el fin de algo. Ya no quedaba casi ninguno de los comensales. La comedia había salido mal. Todos habían disparado hacia sus casas con malas caras.

Carlos había ido a encerrarse a su cuarto y desde allí se oían unas suaves notas en el piano, bastante melancólicas. Su ex novia Rosi, se había ido hacía un cuarto de hora con su mejor amigo. Esta noche a Carlos le tocó perder. Pedro se sintió culpable de haber organizado la fiesta y sin querer, colocar las cartas sobre la mesa para que sucediera cualquier cosa. Pero no hubo animosidad. Solo el dolor de saber que este grupo de amigos no se juntaría nunca más a comer, a tomar, a charlar, a bailar o a ver una película. Era el fin de la infancia. Para todos.

Con Pedro solo quedaba Raúl el santafesino, el cual no solía involucrarse en los dramas emocionales de sus amigos porteños a los que consideraba muy llorones. Seguía en la mesa como si todos estuvieran aún allí. Se bajaba sin parar la última botella de vino. Raúl era un personaje pintoresco, de esos que le sacan solemnidad a cualquier cosa que pueda prescindir de ella. Antes de tomarse un vaso de vino, saludaba con una inclinación de cabeza y levantando el vaso decía “salud a la compañía” o “salud paisano”, “la sangre de Cristo”, etc, etc. Mientras, Pedro, se encontraba en la nada envidiable tarea de limpiar la casa. Levantar los platos y vasos. Llevarlos a la bacha de la cocina. Tirar toda la basura al gran tacho. Tirar botellas de vino, latas. Y por último, fregar el piso que era un pegote a punto de cobrar vida para así engullir a los sobrevivientes de la debacle.

La luz del alba empezaba a despuntar por el este, cubriendo de a poco el cielo nocturno con un leve resplandor celeste que se iba desperezando lenta pero inexorablemente. Pedro le pidió a Raúl que levantara los pies para fregar bajo de sus nuevas botas texanas traídas de Estados Unidos. El santafesino accedió a esta petición y antes de vaciar el último trago sentenció “por la última curda con los amigos”. Pedro lo miró comprendiendo que el robusto santafesino sabía todo lo que pasaba a su alrededor, pero su estilo era el campero: no mostrar sus sentimientos, porque esa es la trampa en la que para él, caen los hombres de la ciudad. Para después terminar con problemas en la mente o adictos a drogas foráneas, o se hacerse gays. Pero Pedro entendía que Raúl tenía una educación distinta, quizás un poco rústica y conservadora. De todos modos lo quería.

Raúl lo miraba con una mirada comprensiva y amistosa. Le dijo a Pedro que trajera las guitarras porque algún día tendrían cuarenta años y se acordarían de la última noche con el grupo como lo conocían desde niños. Pedro se lo pensó un poco y decidió dejar de limpiar la casa. Ya habría tiempo para eso. Fue a buscar su guitarra y la de su amigo Carlos. Se la pasó a Raúl que se había prendido un cigarrillo mientras. Afinaron concentrados. Luego Pedro se prendió un cigarrillo y lo miró a Raúl. Comenzó un arreglo de arpegio en si bemol. Raúl se limpió la grasa de las manos en su jean e intentó acoplarse a la melodía propuesta por su amigo. Sin mediar palabra, los dos amigos comenzaron a tocar sin pensar en el mañana. Era un diálogo musical en el cual intentaban ahogar esa pena que ambos compartían, mientras el sol se elevaba como una plegaria de despedida. 

viernes, 23 de octubre de 2020

Queremos tanto a Charly

Hoy es el cumpleaños número 69 del astro musical argentino Charly Garcia, una de las más grandes luminarias del rock local y uno de las pocas que quedan en pié. También podemos decir que es uno de los músicos más importantes que ha dado el siglo veinte. Un verdadero genio musical al nivel de todos los grandes rockeros a nivel internacional que se les ocurra mencionar. 

Al margen de todo esto, Charly es un tipo muy querido, porque es (como en otros casos) una especie de chico grande. Charly nunca dejó de ser un chico, simplemente trascendió cualquier barrera de tiempo y edad y (como todo un genio Nietzscheano) Charly evolucionó de camello a león, y de león a niño (de las 3 transformaciones). Por eso siempre parece que anda haciendo una fechoría o dando contestaciones de una liviandad y humor poco frecuente en los hombres "adultos". 

Desde su aparición en la escena musical argentina, allá por principios del año 1972, su entrada dio que hablar. El disco "Vida" de su banda Sui Generis, le dio un nuevo aire al movimiento rockero local que era demasiado rockero, hippie y serio. Sui Generis tomó la delicadeza que había Almendra había dejado vacante desde su separación en 1970 y le infundió nuevos bríos, con un piano a la "Elton John". Y las letras... ¿que decir de las letras? Charly, principal compositor de la banda, hablaba desde un lugar cercano a la gente. Directo, sincero, de cosas simples. El amor, la soledad, la muerte, el sufrir en estas tierras alejadas del mundo. Y la pegada con un público adolescente que ya comenzaba a abrir su mente y sus orejas a la música de rock local. El encantamiento fue instantáneo y el éxito vino tan veloz que parecía imposible. Algo que no había sucedido hasta ese momento. Canción para mi muerte fue un hit tan pero tan grande que superó en ventas a los hits anteriores de rock hasta ese momento: La balsa, Presente, Jugo de tomate, Muchacha ojos de papel. Y entonces Sui Generis comenzó a sonar en todas las radios de una Argentina que transitaba su paso por la modernidad de una manera poco agradable para la juventud. En medio de marchas, manifestaciones, bombas y estallidos sociales, y en medio de todo ese quilombo entre movimientos radicales de izquierda y la mano derecha y bruta de un estado militar, sonaba Natalio Ruiz y simplemente nos conquistó. Tan es así, que el efecto de llegada adolescente de Sui Generis tuvo significancia desde su aparición a principios de los setentas hasta principios del año 2000, por lo menos, época en que (quien escribe) transitaba su dolorida adolescencia.

Además, esa forma tan porteña, tan de acá de expresarse en cuestiones como amar. Sólo basta escuchar Cuando ya me empiece a quedar solo. Se te caen las lágrimas. Tremendo, genial, sublime. Y adoro esa faceta sensible de García que tiempo después intentó ocultar tras una máscara de agresividad, pero que en realidad si mirás bien, Charly siempre fue ese flaco alto y desgarbado que en verdad era inseguro, y necesitaba ser amado, mucho, siempre. 

Después de Sui, que decir... vino La máquina (prog rock argento de luxe), después la super banda Serú Giran (quizás la banda más grande de las primeras dos décadas del rock local), antes de Soda o Los redondos... En fín, Charly García continuó de forma solista su derrotero de genialidad con una década de los ochentas que ya con tanta competencia fue suya, solo suya. En los noventas vendría el debacle y decadencia, pero ¿quien puede eternizarse en la genialidad? Veinte años de música excelente es mucho más de lo que la mayoría de los grandes del rock en el mundo pueden jactarse. Él ya había demostrado todo, ya había hecho todo y, junto con Luis Alberto Spinetta, estaba en el pináculo de los grandes genios del rock argentino y, por que no, de todo el rock de habla hispana... mínimo. 

Entonces, más allá de sus subidas y bajadas, su paso por el cielo y el infierno, sus momentos de esplendor u oscuridad, Charly nos viene acompañando en este viaje que es la vida desde hace varias décadas. Solo podemos agradecer poder haber compartido un poco de nuestra vida con este tipo, otra que héroe romántico, héroe trágico, semi dios épico, y vecino querido de barrio norte. ¿Quien puede no querer a Charly? Es el tipo más querido y adorable que hay. Sé que nunca podré conocerlo, pero desde acá le mando las mejores vibras de amor y sólo decirle !GRACIAS flaco! y !Feliz cumpleaños! Te amamos!! 

lunes, 14 de septiembre de 2020

Lobuelita

"Cuida a tu hermano, Juli". Eso fue lo último que me encomendó. Después se volvió y nos dejó solos en el andén. Sebas se puso triste, lo sentí en su inusual silencio. Una vez en el tren traté por todos los medios de que se entretuviera de la mejor manera. Jugamos a las cartas, hablamos de San Lorenzo, le hice escuchar el primer disco de Van Halen y, mi hermanito que tiene ocho años, ya bien puede empezar a apreciar la buena música. Cuando llegamos a la estación no me sorprendió para nada que nuestros abuelos no hubieran venido a buscarnos. De todos modos estábamos cerca, o eso pensé, y arrancamos a caminar hacia la vieja casa de Parque Luro. Sebas estuvo quejón, y me enerva su carácter caprichoso. Se nota que es el niño consentido de la casa. Con los menores siempre son más tolerantes, en cambio, a los primogénitos siempre nos exigen más.

Después de caminar varias cuadras, con el frío marítimo de julio calando hasta los huesos, llegamos a esa antigua casa lúgubre, cubierta de enredaderas y musgo. La casa es linda, pero siniestra y yo ya superé mi etapa de adolescente dark. Después de un rato nos vino a abrir la puerta mi abuelo. Un hombre serio, de pocas palabras, cocina muy bien y escucha tango en una radio del siglo pasado. Me cae bien. Pero en cambio, mi abuela, es una mujer extraña. Siempre que vinimos con madre, la abu se pasa todo el verano encerrada en su cuarto de costura. No sé qué es lo que cose. Pero ahí está toda la tarde, dándole a la maquinita. Por la mañana duerme como un tronco. Por la noche no. Porque me dijo mi abuelo que es noctámbula. Sale a merodear con los ojos cerrados por la casa, y es como si pudiera ver porque no se tropieza con nada. Será memoria espacial, calculo. Estas vacaciones de invierno no prometían muchos cambios. Salir a hacer la compra cada dos o tres días, leer El señor de los anillos al lado del fuego del hogar y ver la tele con los abuelos después de cenar. Sebas se las arregla jugando con sus muñecos y también viendo los dibujitos a la tarde. Pero ya me empezaba a aburrir. Ya estoy grande. Quería salir a la noche, ir a un bar, un recital, ir al cine, lo que sea. Clavada en medio de Las dos torres y la verdad, Frodo y Sam me tenían harta. Quería ver chicos y chicas de mi edad. Todavía faltaban algunos días para volver a casa. El sábado a la noche decidí intentar una fuga.

Me escabullí sigilosa por el pasillo que lleva al jardín de atrás. De chica le llamaba el jardín secreto porque era demasiado espeso, con maleza alta sin cortar y unos árboles que dan la sensación de estar en medio de un bosque. Abrí la puerta con cuidado y asomé la nariz. Un frío húmedo y mortal, típico de las zonas cercanas al mar. Me prometí que haría una escapadita corta y volvería antes de la una. Al menos para fumarme un cigarrillo, cerca de la casa es imposible ya que mi abuela tiene un olfato tremendo. Eran casi las doce de la noche. Mi hermano dormía y mis abuelos roncaban. Me adentré en el bosque camino a la pared del fondo que da a un terreno baldío. De ahí tengo salida a la calle de atrás y luego un par de cuadras hasta la avenida. Pero mientras atravesaba la espesura del jardín de atrás, escuché una ramita quebrarse a mis espaldas. Miré y nada. Seguí. El cielo estaba despejado y una luna llena emitía una luz pálida y fantasmal. Me acercaba a la pared del fondo, cuando escuché algo correr atrás mío. Sonó como un gato, pero la sombra que vi era enorme. Tuve miedo y pensé que podía ser un ladrón. Quedé paralizada. De entre los árboles se acercó una sombra que parecía ser un perro negro. Pero la poca luz me impedía ver su forma real. Los abuelos no tenían perro. Quizás sería de algún vecino pensé. Pero el animal se paró en sus dos patas traseras. No podía dar crédito a lo que veía. Aunque era solo una silueta, se acercó de a poco hacia mí. Y con voz ronca me preguntó si tenía hambre. Si quería tomar algo calentito para poder conciliar el sueño. Me tomó firme del brazo y volvimos juntas a la casa, mientras sentí como sus garras se retraían.

viernes, 28 de agosto de 2020

The red Planet: Rick Wakeman


1) Informe frío:

Y un buen día volvió el hombre de la capa, porque Wakeman acaba de sacar un nuevo disco, The Red Planet, con la English rock ensemble (English y no British como siempre le dije). Ahora, este hombre de 71 años de edad sigue componiendo y grabando discos. El tipo no para, no puede, es imparable. Rick Wakeman, ex tecladista de Yes, es un músico bastante prolífico. A lo largo de cinco décadas, el británico sacó (casi) cincuenta discos, lo que daría un rango de disco por año (sin contar colaboraciones con Yes u otros artistes). En fin, creo que por lo que más es conocido es por su participación definitiva en los mejores tres discos de Yes (aunque The Yes album, sin Wakeman, es tan bueno como los tres siguientes).  Además, tiene una carrera en solitario bastante prolífica, aunque con muchos altibajos). Sus obras más recordadas son Six wife of Henry xiii, Journey to the centre of the earth y subsecuentes trabajos en los setentas. En los 80 da traspiés. Se mete en el soundtrack de películas, algunas buenas como Crimes of Passion, otras más mediocres o "de formula" como la música de los mundiales '82 y '86. Pero no se puede negar que a Rick Wakeman le falten ganas y energía de grabar discos nuevos (casi) todos los años.

2) ¿Y quién es Rick Wakeman?

Sin embargo, a nadie le importa Rick Wakeman (o casi). Es un músico que no se toma en serio, empezando por él mismo. Vistiendo atuendos medievales, Wakeman parece un freaki de esos que se juntan en parques para actuar juegos de rol, disfrazados como caballeros (como en la peli Role models). Rick hace algo similar sobre el escenario, se cuelga una capa como si fuera un superhéroe decadente. Quizás de jóven buscaba llamar la atención con esas capas, dando aspecto de elfo endemoniado (Alto borrachín). ¿Y ahora? Haciendo exactamente lo mismo, o sea lo que se le canta. Esa libertad, ya de por sí, es envidiable. Sabe que es un ridículo y que su música épica con moogs y mini moogs es hermosamente nerd y banal. Pero pasó por diferentes etapas: Música ambiental de películas clase b, clase menos b, etc... Discos más clásicos de solo-piano, que no están tan mal, pero que cansan un poquito al rato, y son poco atendidos (al menos en Spotify, donde tiene muchos menos oyentes que Turf...)

3) No es serio, pero es genial

Nadie espera mucho de Rick Wakeman, mejor dicho me corrijo... nadie espera absolutamente nada. Y es probable, que sea el único que se lo toma en serio. Pero no puedo evitarlo, es un placer culposo, hermoso placer. Pero de verdad, creo que Wakeman hace lo que quiere, y como el ideal nietzscheano de la tercer transformación, es como el niño de espíritu libre. Ya tiene ese flequillo corte taza, cachetotes y música de temática cuasi infantil. O quizás me gusta por que me identifico con esa cabellera lacia ridícula, solo que a mí no me da el cuero de dejarme el pelo hasta la cintura. Parecería más al tío cosa que otra cosa (bing!) Y con esos gustos inconfesables por las clásicas nerdeadas.
Ojalá la gente le pasara más bola (hay discos que tienen menos de 1000 escuchas) a un tipo que ha sido y demuestra seguir siendo, uno de los músicos más únicos y especiales de su tremenda generación. Me encantaría que de un día para el otro, la gente se volviera loca por escuchar todos sus discos, y rompieran la marca de la música más escuchada del momento en las redes.
Pero sé que es una quimera, y una boludez también. Como decía Chaz Palmintieri; Nobody cares...

4) El disco en cuestión

La cuestión, es que sacó, con su "banda soporte" desde los 70s (algo así como lo es Crazy Horse para Neil Young), un disco clásico de rock progresivo.
Es como si de pronto el escritor William Gibson sacara un libro nuevo, tan groso como Neuromante. Parece imposible, pero no lo es. Salvando las distancias, el ejemplo sirve para dimensionar el suceso.
"The red planet" tiene todo lo que le hizo famoso. Rock instrumental, temas de entre 5 y 7 minutos y uno un poco más largo. Mucho sonido de mini moog, que para los amantes del rock progresivo, un mini moog bien puesto puede llegar a ser orgásmico. Como para los amantes de los violeros super estrella como Joe Satriani cuando se manda un solo bien rapidín o épico a lo Steve Vai. Algo similar... Y por último, la temática nerd. En este caso, un disco que roza la ciencia ficción, aunque como no hay letras, no sabemos su temática específica, más que parece un disco dedicado a Marte, (el planeta rojo) escenario de mil historias fantásticas de todo tipo. En principio, los temas tienen nombres de diferentes regiones de Marte, lugar donde nos hemos tomado el pequeño atrevimiento de nombrar las regiones de un planeta que no nos pertenece (como tampoco nos pertenece la Tierra, bah). Pero ahí está Rick, poniendo la lupa en un escenario de tópico nerd, con rock progresivo del clásico. Los temas son todos bastante parejos, aunque el primero se destaca por sobre el resto (diría el señor Mandino). El disco oscila entre el instrumentalismo de Six wifes, y la temática espacial de No earthly conection (1976), pero todo con un sonido más moderno y remozado. Pero bastante símil analógico... !Hasta la tipografía y el diseño de tapa es algo con pretención 'retro' seventies!
También, hay que decirlo,  con la cuarentena uno está más abierto a escuchar cualquier disco nuevo que saque alguien que 'maomeno' nos guste un cachito.
Pero reitero una vez más si, que recomiendo la escucha del nuevo disco de Rick Wakeman.
En fin, que puedo agregar... a escuchar!

Puntaje: 4 Carminskis ****/5

jueves, 20 de agosto de 2020

La comuna zodiacal



Los gemelos Mercurio se acercaron corriendo hacia donde La comuna compartía un momento de paz. Traían noticias del Páramo. Los deccas estaban merodeando la zona, buscando pueblos para el saqueo y la destrucción.

El viejo Capitán Saturno calmó los ánimos y propuso buscar una salida de allí, pero el Sargento Marte propuso la confrontación.

El resto miró a Rey Sol que meditaba el asunto callado.

La Arquitecta Ceres propuso la organización de los víveres y la formación inmediata de un comité que votara la idea plausible de formar una recta empalizada para rebotar a los invasores.

El Mago Urano sugirió usar sus dotes para formar una cerca invisible. Pero el Juglar Júpiter pensó que sería buena idea despistar a los deccas por medio de alguna broma mental.

La sacerdotisa Venus pensó una forma de engatusar a los deccas con un amor imposible de concretar, vueltas y vueltas después...

La Jueza Luna determinó que los deccas no tenían el suficiente nivel intelectual para ser dignos rivales de la comuna.

La profesora Eris consideró de suma importancia la instrucción final de todos los herederos de La comuna.

El mercader Plutón, dispuso de sus artes nigromantes para destruir al enemigo de una forma dolorosa y cruel.

Por último, la vidente Neptuno consideró que había que elevar una plegaria para amansar los corazones de todos, enemigos y propios.

Rey Sol determinó que cada uno hiciera lo propuesto, por su parte consideraba de sumar importancia no perder el ánimo y enfrentar con diligencia el mal trago. Luego cerró el debate.



sábado, 15 de agosto de 2020

Somos el Sol




Leo, el signo solar por excelencia. Los reyes del zodiaco. De gran corazón de león.
Tiránicos, iracundos, pero bondadosos y compañeros.
Sol, lucet onmibus...
Nous sommes de soleil
Lion king
Soy un pedazo de Sol, un pedazo de vida, un pedazo de amor

Soy Aioria de Leo. Un rey, un guerrero, el fuego en su máxima expresión.

Discutamos de signos, pero Leo es rey, rey sol...
Larga vida al rey, larga vida al Sol

Hijo del Sol y la Tierra

Cae el Sol

El Sol es la vida... la vida es el Sol



jueves, 30 de julio de 2020

Análisis de la canción Cantata de puentes amarillos


Una vez me preguntaron de que iba la letra Cantata de puentes amarillos. Y mi respuesta fue, "no sé, de muchas cosas", y no pude agregar mucho más al respecto en el momento, más que decir que la letra de la canción de Spinetta es una especie de fresco impresionista, con ciertos ribetes surrealistas y muchas imágenes e impresiones personales del propio cantautor argentino.  Sigo pensando lo mismo, y pienso que en líricas como éstas no existe un solo sentido, sino muchos y muy variados y diversos. Tantos como personas lo interpreten. Por otro lado y para finalizar... ¿Tiene que tener un sentido una obra de arte? Es una pregunta que me hago en todo caso. El sentido lo pone quien quiere. El flaco habrá tenido sus motivos atrás, o quizás solo fue una expresión salida de los más profundo de su ser y ya. Y eso no la hace menos valiosa que la letra de una canción que habla sobre no sé... la muerte.
En este tema se habla del amor, de la muerte, de la resurrección, de la vida, de la libertad y en definitiva del espíritu cautivo que pugna por la liberación total. Pero son solo ideas, retazos, en realidad, habla de mucho más, habla de todo y de nada. Mejor dicho, la canción solo pretender hablar.
Dicho esto, procedo a mi análisis del tema, re contra personal:


Todo camino puede andar
Todo puede andar
(La canción inicia afirmando una postura optimista ante la vida)

Con esta sangre alrededor
No sé que puedo yo mirar
La sangre ríe idiota
Como esta canción
Y ¿ante quién?
(Del optimismo, la canción deriva hacia la sangre, que en sí es algo que nos nutre y sostiene la vida, pero que si nos rodea y encima ríe, nos hace pensar en la muerte y en la fragilidad de la vida).

Ensucien sus manos como siempre
Relojes se pudren en sus mentes ya
(Los que se ensucian las manos son aquellos que se entregaron al instinto de muerte. No tienen tiempo, son como los hombres grises de Momo. La putrefacción los rodea)
Y en el mar, naufragó
Una balsa que nunca zarpó
Mar aquí, mar allá
(Los naufragios no pueden indicar la ausencia de sentido en nuestras vidas cuando se tornan grises y monótonas, cuando no tenemos ningún inquietud más que perdurar).

En un momento vas a ver
Que ya es la hora de volver
Pero trayendo a casa
Todo aquel fulgor
Y ¿para quién?
(Éste módulo o párrafo, nos sugiere el eterno retorno del viajero, del aventurero, que vuelve a un hogar que ya no lo reconoce, porque vuelve cargado de historias que aquellos que no salen de sus moradas no pueden entender. Es la experiencia de vida, como cuando Ulises vuelve a Ítaca y solo es reconocido por su perro, guardián fiel del olor de su infancia). 

Las almas repudian todo encierro
Las cruces dejaron de llover
(Bueno, esa es la lucha del humano por su libertad, pero no solo concreta y física sino, la libertad de su interior. Nacemos como espíritus libres y de a poco, nos vamos dejando encerrar bajo nuestro propio ego. La agonía de vivir es la puja de estas dos voluntades opuestas). 

Sube al taxi nena
Los hombres te miran
Te quieren tomar
Ojo el ramo nena
Las flores se caen
Tenés que parar
(Una advertencia: Frenar el avance por el sendero del peligro. Están aquellos que buscan nuestra perdición, pero también está nuestro propio instinto destructivo. Cuidarse de ambos es salvar la vida).
Vi la sortija,
Muriendo en el carrousell
Vi tantos monos, nidos
Platos de café
Platos de café
(Estas son imágenes densas que nos remiten al final de la infancia. El fin de lo conocido, de lo cotidiano. Allí donde nos aferramos demasiado al pasado, emerge la locura).

Guarda el hilo nena
Guarden bien tus manos
Esta libertad
Ya no poses nena
Todo eso es en vano... Como no dormir
(Otra advertencia: Mantenerse firmes por el sendero de la libertad interior. No salirse del camino de ser fieles a uno mismo. Ser auténtico, no pensar en el "que dirán").
Aunque me fuercen
Yo nunca voy a decir
Que todo tiempo por pasado fue mejor
¡mañana es mejor!
(Bueno, quizás la frase más famosa de la canción lo sea porque habla por sí sola. Nunca aferrarse a seudo pasados idílicos donde todo era mejor. Todo aquello es una ilusión peligrosa. Nuestra energía tiene que estar focalizada en vivir el presente en función de un mejor mañana). 
Aquellas sombras del camino azul
¿dónde están?
Yo las comparo con cipreses que vi
Solo en sueños
Y las muñecas tan sangrantes están de llorar
(El relato del deseo es un laberinto onírico sin salida. Otra vez la sangre que nos recuerda la finitud del ser). 
Yo te amo tanto
Que no puedo despertarme sin amar
Y te amo tanto
Que no puedo despertarme sin amar
(El amor nace del deseo y no al revés. Al volver de la angustia del mundo onírico sentimos la alegría de estar vivos, amando a nuestros seres queridos).
¡no! nunca la abandones, ¡no!
Puentes amarillos
Mira el pájaro
Se muere en su jaula
(Una imagen tomada de los diarios de Vincent Van Gogh a su hermano Teo, nos recuerdan que no es posible la vida en este mundo si nos cortan la posibilidad de volar y ser libres).
¡no! puentes amarillos
Se muere en su jaula
Mira el pájaro
Puentes amarillos
Hoy te amo ya
Y ya es mañana
¡mañana!
(El último párrafo remarca tres conceptos tratados antes. La imposibilidad de ser si nuestro espíritu está maniatado. Somos seres libres por naturaleza. Como decía Miguel Abuelo, otro poeta genio, "todo lo que ata es asesino". La importancia de amar por sobre todas las cosas. Amar a nuestros congéneres. Y amar hoy, porque como dije antes, ser mejores en el presente, es crear un futuro mejor. Los puentes amarillos son esa imagen fuerte devenida del pintor holandés que aúna todas estas ideas y pensamientos).  
La canción en sí, para mí, es como un canto coral que habla de varias cuestiones. Pero si tuviera que resumir el concepto general, para mi es un canto a la vida, al amor, a las fuerzas del bien y a la esperanza. 


miércoles, 29 de julio de 2020

Ernesto





Hoy a la mañana te despertaste pensando en ese casete que escuchabas en tu adolescencia. Lo habías comprado en el Parque Rivadavia a cinco pesos. Era el último lanzamiento de tu banda preferida de mediados de los noventas, Haddock. El nombre del álbum (aquí en formato casete o cassette) Le club au bout de la rue, tecno pop francés noventero de pura cepa. Era pleno auge del mundial de Francia del ’98 y sus colores aparecían hasta en los cubitos de caldo.
Entonces tuviste una fuerte necesidad de ir en su búsqueda. Como si algo dentro de vos te hiciera creer que el reencuentro con un artefacto de tu pasado pudiese aliviar de alguna manera esa disconformidad con tu vida actual. Luego de un baño precipitado y un desayuno por lo demás frugal, te entregaste a la ardua tarea de dar con el tan codiciado objeto de plástico de tus recuerdos.
Para la mayoría de los buñuelos actuales el casete es un artefacto arcaico de tiempos remotos, obsoleto por demás. Sin embargo vos todavía amas en secreto la tecnología analógica, aunque el sonido de esos juguetitos de plástico sea paupérrimo. Recorrés milimétricamente cada rincón de la casa y no das con ese oscuro objeto de tu deseo. Estás caprichoso; rasgo que te define por naturaleza.
Solo un lugar te queda por requisar: El desván. El escenario donde te acechan todos tus demonios de infancia. Ahí te sigue esperando la máscara mortuoria de tu tatarabuelo, el viejo cuadro de un militar que no querés reconocer, pero sabes que fue un villano y un asesino. Luego escobas, una máquina de coser antiquísima que, en realidad, es como una especie de rueca al mejor estilo La bella durmiente. Pero si te pinchas ningún príncipe vendrá a besarte los labios resecos.
Haciendo un esfuerzo sobrehumano para reencontrar el casete, moves cajas de un lado al otro, levantas el polvo que es la perdición de tu alergia de nacimiento. Tiras un prototipo de humano-robot que pretendiste inventar en tu juventud, hasta que te aburriste del berretín y lo abandonaste por la mitad. Te topas con una escafandra de la primera guerra mundial y te la colocas con sumo cuidado para evitar los interminables ataques de estornudos que en cualquier momento pueden sobrevenir.
Finalmente, das con un archivador. Presionas el botón del costado y el estante sale disparado golpeándote el pechito. Que dolor sentís. Pobrecito. Dentro del mismo hay demasiados objetos. Desde un juguete con aspecto de batiscafo de goma hasta unas joyas de cristal falso. Una pelota con el aspecto del planeta tierra y un recordatorio terrícola, “El planeta es nuestro”, “No queremos aliens dando vueltas a nuestro alrededor”. Sacas todo con sumo cuidado. Aunque todo parece un reguero disperso de recuerdos inútiles. 
Afuera se escucha un estruendo. Miras por la ventana del altillo y un enorme nubarrón cubre todo el cielo. Se acerca el temporal. Con la poca luz que disponés buscás la salida que te lleve a un lugar seguro. Corres como en estampida o ‘manada’ hasta que escuchas el crack del casete bajo tu pie derecho. Te pones a llorar como un chiquilín y apenas reparas en mí me echas la culpa de todos tus males.

martes, 28 de julio de 2020

La hora del espanto ¿a que hora empieza?


Corría el año noventa. Hacía poco, el equipo de Bilardo había perdido la final del mundo contra Alemania. Ante aquella derrota, como sucede en estos casos, la vida volvió a su curso normal. Yo estaba en primer grado de la primaria, era invierno, y uno de nuestros mayores pasatiempos familiares era ir a alquilar películas (VHS). En aquel tiempo los videoclubs vivían su mayor apogeo. A veces era complicado conseguir algunas películas durante varios días. Además, había al menos tres o cuatro videoclubs en la zona cercana a mi casa, pero nuestro preferido era el videoclub “Reflejos”…
En este video club, atendido por su dueña e hijos, había de todo. Los ochentas acababan de terminar y en verdad había sido una década dorada para el cine blockbuster o como se dice peyorativamente pochoclero. Para colmo, había venido mi tía Lili de Mar del plata a pasar las vacaciones de invierno con nosotros. La hermana de mi vieja era tan o más cinéfila que nosotros, pero había algo que no me gustaba de sus preferencias cinéfilas. El fanatismo por el cine de terror. De chico, y aún hoy en día lo pienso dos veces, el cine de terror me daba bueno… miedo. Obvio. Pero no era algo que disfrutase. Mi tía que era diez años más joven que mi madre, era una digna representante de la generación x, a diferencias de mis padres que eran unos Boomers tardíos. Parece una tontería pero no, hay muchas diferencias. La Generación X parece ser más amistosa al género de terror, sobre todo al cine bizarro de los ochentas, que fue su década por excelencia. (La de los Boomers fue los sesentas).
Siempre que íbamos a alquilar algo, miraba las cajitas de las tapas de las películas. Mis preferidas entonces eran Los Goonies, Doc Hollywood, Las 12 pruebas de Asterix, etc. Pero a veces pasaba por el sector de películas de terror y recuerdo ver por ejemplo la tapa de La cosa (Carpenter, 1982) donde se veía la silueta de un ser con rayos de luz blanca saliendo de su cara. Me daba mucho miedo. Lo mismo la tapa de Scanners (Cronenberg, 1981), pero la que se llevaba todo los premios era La hora del espanto (Holland, 1985). Una película de vampiros bizarra y clase b, donde en el afiche se veía una casa con una luz prendida y una silueta. De fondo el cielo nocturno y unas nubes que formaban la cara de la vampira que reía de forma siniestra y desencajada. Realmente, me ponía muy nervioso ver esa imagen. Y la tía Lili no tuvo mejor idea que alquilar esa película. Claro que esto era por lo general para ver a la tarde, cuando mi viejo, poco devoto a esas películas, estaba en su trabajo. Mi vieja creo que tampoco estaba. Quedábamos mi hermano mayor que sí le hacía la segunda a la tía Lili y yo. Por supuesto, una vez que pusieron la cinta en la casetera me quedé. No sé porque. No me gustaba, no lo disfrutaba, sufría con cada escena, sin embargo ahí me quedaba presenciando las imágenes de esa película bizarra de los ochentas. Realmente, la cinta no tenía un gran valor narrativo, había una vampiresa que atacaba el cuello de jóvenes ilusos y su boca se abría de una manera bastante asquerosa, más de lo normal. Para la época el efecto era efectivo. 
Hoy, puedo ver imágenes en google y me parece todo bastante malo. Pero en su momento, fue del más puro efecto terrorífico para mí. Por momentos me tapaba los ojos, a veces me iba a mi cuarto a jugar con los rastris, o me iba al baño a mear. Entonces pasaba por el living para echar un vistazo a la peli y por donde iban. Después tocaba el turno de ver la peli que habíamos alquilado para mí. Pero los ojos de ella me miraban fijo ahora. La sonrisa me indicaba que pasaba algo raro. Mi hermano estaba dormido, reclinado en sofá. Ese día supe que el terror es real, te busca donde estés y donde vayas, te encontrará. 

lunes, 27 de julio de 2020

El Grand Prix Musical



Ser un loser garpa, dijo autoindulgente Gustavo, luego de sacar el último lugar en el Grand Prix Musical Intergaláctico. Numa Sadoul, plutoniano y conservador, no comprendió la afirmación de su contrincante. Numa había salido anteúltimo y no entendía porque el terrícola estaba tan feliz. Explícate, por favor, le pidió el ser verde oliva.
Quizás tendría que haber evitado hacerme el pretencioso tocando las Variaciones Golberg y cantar Photograph de Ringo Starr, o No te animás a despegar de Charly… Gustavo entonó:
Yo te digo ¿Por qué te quedás en vía muerta? No sé porque vas hacia ese lugar, donde todos han descarrilado. Por queeé no te animás a despegar… yo te digo por queeé…
El plutoniano se quedé perplejo ante esta necesidad de expresión yoica del humano.
Pero de todos modos, cuando vuelva a la Tierra todos van amarme. No importa mi lugar, todos van a hablar de mí. Allá era el mejor compositor del planeta, y aunque el universo me demostró que existen millones de seres mucho mejores que yo, eso es lo de menos. De mí se hablará un buen tiempo y pienso sacarle provecho a la situación. Quizás, hasta pueda encontrar alguien que me ame.
Ustedes los terrícolas necesitan mucho amor siempre ¿no? Que bichos raros que son en el ecosistema. Ni siquiera el resto de los animales terrícolas tienen tan arraigada esa necesidad. Contestó Numa lacónico.
Lo que pasa es que tu raza es muy fría Sadoul. Además ustedes, al ser hermafroditas pueden prescindir de todas las elecciones sexuales que en cambio nosotros tenemos que afrontar. En mi planeta, ahora, hay más de trescientos tipos diferentes de géneros. Es un lío, uno ya no sabe si le gustan los hombres, las mujeres, las dos cosas o mismo los extraterrestres como vos. En fin…
Numa se sintió incómodo ante aquella insinuación. Consideró que el terrícola estaba pasando por un momento de gran confusión hormonal. Pero trató de entender que quizás, todo eso no fuera más que una mascarada ante la falta de afecto que sufría. Necesitaba escandalizar para sentirse aprobado, aunque fuera haciendo “terricoleadas” absurdas, como les llamaba Sadoul.
Está bien terrano, no es indigno ser un perdedor. Al menos te animaste a confrontar a todos esos titanes intergalácticos. Yo siento una profunda vergüenza por mi pobre desempeño pero, quizás, tendría que ser como vos y ver el vaso medio lleno. Después de todo, los dos somos del mismo sistema estelar. Lo que me recuerda que debo irme, mi planeta me necesita, adiós… El plutónico se evaporó, como suelen hacer los de su raza.
¡Qué envidia, la tele transportación! Pensó Gustavo, que sentía que nos habíamos dormido con eso.
            Gustavo se sintió solo. Emprendió hacia el bus inter espacial que lo dejara en la Tierra, en lo posible cerca de Villa Ballester. Caminó algunas cuadras observado el esplendor cristalino de Trentor. Al llegar a la parada vio que estaba por partir una nave hacia su hogar. Era cuestión de tomarla o debería esperar un día más. Pero con una buena carrera la alcanzó. Sin embargo, tanto movimiento le dieron unas tremebundas ganas de evacuar. Necesitaba tranquilidad, y tomó la decisión de ir al baño de la estación para ir de cuerpo sin apuros.             Cuando terminó, decidió ir a esperar a la estación espacial. Ante su asombro, se enteró que la nave que dejó ir había explotado hacía pocos minutos por una falla del motor. Se entregó a una risa histérica de triunfo hasta que toda la estación voló por los aires debido a un atentado de los Blue Meanies que habían vuelto a sus fechorías.

domingo, 26 de julio de 2020

Apocalypse, de fuego...



De lejos parecía un muro rojo pálido que avanzaba cada vez más rápido hacia nosotros. Greta pensó en nosotros, nos recordó, nos cubrió de afecto. Luego agarró todas sus fibras de plástico y se encargó de que no nos faltara nada. Los víveres ya estaban cargados. Johana la observó con esas lágrimas tan especiales que tiene ella y que nunca caen. Yo les llamo lágrimas adherentes. Greta nos besó en la frente y dispuso de todo. En su mirada se notaba que tenía miedo, pero también concentración. No importaba si era cuestión de entregar el diseño de una nueva nave, jugar una partida de ajedrez contra la computadora o dedicarse a la escucha atenta del Concierto de Brandenburgo… lo mismo podría ser cocer nuestra ropa deshilachada o sacar a pasear a Müller por el campo. Greta siempre está concentrada en su labor y en lo que sea que haga, deja todo. Por eso la admiro tanto. Es mi orgullo.

La pared de fuego se acerca a nosotros por el este. Debe tener una altura aproximada de mil metros y su velocidad es de cincuenta kilómetros por hora, o quizás más. Estas son conclusiones apresuradas que no tienen fundamento científico, pero creo que, por lo poco que sé, es así. Y en buena hora llega así este momento crucial de máxima tensión y decisión para todos nosotros. El planeta es algo irrespirable y nocivo para la salud. Yo, particularmente, no lo soporto más. Ahora Greta, además de apuro y concentración, detentaba una mirada fiera, como de tigresa preocupada. Termina los últimos ajustes por fuera de la cabina. Sus movimientos son rápidos y decididos. La cortina de fuego esta a pocos kilómetros. En breve nos tapará y derretirá, pero es probable que muramos antes, sofocados por el calor y la falta de oxígeno. Sin embargo, Greta mantiene su temple de acero. Con Johana la amamos, aunque nunca se lo decimos mucho y la verdad es que no sé el motivo. Solo que a mí no me sale decirlo. Ni siquiera ahora. Soy un hombre de otros tiempos. Y ella sigue, dale que va, de aquí para allá. Ultimando los detalles para emprender el destino final que, quizás, nos salve.

Ahora estamos al borde de la extinción. Greta cierra la compuerta y, antes del despegue, apoya la mano sobre el ojo de buey. Nos mira con esa cara seria pero afectuosa a su manera. No había espacio para los tres. La pared de fuego está tan cercana que ahora se distinguen como serpentinas rojizas que se acercan a una velocidad increíble. Mis cálculos fueron errados. La nave se eleva, Greta se hace cada vez más pequeña. Me recuerda cuando tenía siete años y fascinada con las historias de ciencia ficción que le hacía leer, me prometía que de grande sería astronauta. Y consiguió algo mucho mejor. Logró todo lo que se propuso. Yo solo fui un peldaño más en su crecimiento. Y está bien que así sea.

La nave se eleva estruendosa por el aire. Greta se convierte en un punto negro rodeada de un mar rojo. Johana llora sin llorar y aprieta fuerte mi brazo arrugado. Entonces recuerdo cuando Greta era apenas un suspiro de vida en mis manos. O cuando dio tambaleándose sus primeros pasos. Recuerdo cuando llevé a Greta a su primer día de clases y no quería entrar porque se quería quedar en casa a jugar conmigo. Y recuerdo su primer diseño de cohete de propulsión atérmica. Nuestros paseos por el campo bajo las estrellas. Su colación como ingeniera nuclear. Cuando me llevó a conocer la base atómica. Su primera pareja Raquel. Su determinación constante ante toda adversidad… su valentía ante el final. Y ahora, el mar de fuego que la cubre me hace pensar, porque no me quedé yo en su lugar. Ojalá hubiese tenido el coraje que…  

sábado, 25 de julio de 2020

Las zapatillas interdimensionales

Antes que el sol saliera, el grupo avanzó sigiloso hasta llegar a la orilla del lago. Algunos de los exploradores estaban tiritando de frío a un nivel extremo. Moses el tendedero, grito a pulmón pelado ¡alto! y todos, se tiraron al suelo sin chistar. Algunos bufidos quizás, pero nada más. El cansancio de la expedición era general. Habían caminado durante días y días, buscando la salida de la zona de los lagos hacia la planicie y así buscar el noreste y encontrar la ciudad del Buen Ayre
            Aguirre estaba harto de acatar las diatribas del perezoso de Moses y en secreto, desde días atrás, había comenzado a organizar un motín a espaldas del líder. Pero los exploradores no pretendían un nuevo jefe, solo volver a sus hogares juntos a sus mujeres e hijos. Moses lo sabía bien y por eso confiaba en sus hombres.
Esa noche, armaron las tiendas de campaña y prendieron una fogata. El clima general de la partida era de frío y temor, pero nadie sabía bien temor a qué. Solo reinaba esa sensación de que algo malo iba a pasar de un momento a otro. Aquel indio les había prevenido acerca de los parajes que estaban por cruzar. Toda esa zona estaba maldita, les dijo. Era un lugar donde los vientos tenían vida propia. Aunque para el misterioso indio, los vientos del Puelo eran los antiguos espíritus del lugar, y no eran muy afectos a la gente, menos a los invasores blancos. Les previno y les recomendó cruzar la zona bordeando al gran lago. Entonces así quizás podrían escapar a la ira de los dioses del viento. Dioses por demás muy susceptibles y emocionales. Moses decidió ignorar los consejos de aquel viejo indio dando por sentado que estaba loco o que se trataba de un pobre hombre supersticioso. Todos se durmieron bastante pronto, excepto Aguirre, al cual aquella advertencia no le pasó inadvertida y escapó a hurtadillas del campamento en busca del camino que lo llevara a través de los cerros, pero antes de poder salir de la zona del lago, una fuerte tempestad se abatió en todo el lugar. Los vientos huracanados hacían imposible cualquier maniobra de escape. Aguirre tuvo que aferrarse a una araucaria para no salir volando por los aires. Aguantó aferrado a la rama fría durante… no sabía el tiempo, pero para él fue más de una hora. 
Apenas pudo abrir los ojos, le pareció ver rostros enojados en el viento. Pero luego todo se calmó y el sol empezó a salir tras el cerro del este. Aguirre temeroso, dudó, pero al fin decidió volver al campamento para ver cómo estaban sus compañeros. Después de todo era mejor una reprimenda que volver solo hasta La gran ciudad de la ribera. Pero para su sorpresa, cuando llego al campamento no quedaba nada. Quizás sus compañeros ya habían partido, pero su fuese así los vería. No podrían haber ido muy lejos ya que la tormenta había cesado pocos minutos antes. Los llamó a los gritos:
—¡Moses!, ¡Ortega!, ¡Zamorano!, ¡Márquez! Nada, ni rastro...
Caminó revisando cada rincón del campamento que habían levantado pero el viento se había llevado todo. Desde árboles arrancados de raíz, hasta a sus compañeros. Aguirre dudó si era la zona correcta, pero no había lugar a dudas. Era exacto el lugar, la misma playa a la vera del lago. Entonces se sentó y observó los restos del desastre. Quedaban algunas cosas dispersas por el suelo. Encontró un brazalete de oro pero no lo tocó por miedo a que tuviera alguna maldición. Caminó un poco más y encontró dos objetos rojos en el suelo. Dos extrañas cosas aplastadas que el lago parecía haber devuelto. Eran algo similar a un calzado que Aguirre nunca había visto antes. El español se sacó sus botas húmedas e intentó ponerse el misterioso calzado, que estaba un poco duro, pero seco al fin. Le entraron justo. Se sentían cómodas. Caminó algunos pasos para probarlas. Iban de maravilla. Decidió dejar sus botas pesadas de cuero y emprender el retorno al hogar con el extraño calzado de color rojo. Notó que tenían una inscripción en el talón. Topper. Quizás era el calzado de algún indígena llamado así. Durante días, Aguirre caminó bajo el sol del desierto rumbo al noreste, tomando agua de los ríos que cruzaba. Después de una semana, al borde de la inanición, un grupo de colonos lo encontró al borde de la muerte.
Una vez en la ciudad del Buen Ayre, Aguirre contó su increíble historia de fantasmas, desaconsejando ferviente visitar los parajes del sur. Pero los antiguos porteños estaban más fascinados por su extraño calzado que por su historia de vientos espectrales.

martes, 14 de julio de 2020

La caída de Mc Donalds


El emporio norteamericano de comidas rápidas siempre fue un conglomerado de gente siniestra trabajando para el enemigo. Eso lo sabe todo el mundo. Comida chatarra, mala para la salud en muchos aspectos. Pero a la vez deliciosa y extrañamente adictiva. Por otra parte, es sabido de lo negreros que son sus empleadores con sus empleados, por le general chicos jóvenes y/o extranjeros. ¿Querés más? La historia misma de la cadena de comida rápida es siniestra. Basta ver la película Hambre de poder con Michael Keaton, que interpreta al "fundador" de los arcos dorados que en realidad no fue tal cosa, sino un vendedor de planchas que se aprovechó y les robó el negocio a los hermanos Mc Donalds que terminaron sus días miserablemente.
"Los de ellos son arcos dorados, los nuestros son de oro" Cleo Mc Dowell.
Es así como las cadenas de comidas rápidas se roban entre ellas, no hay códigos. Una empresa titánica como Burguer King hizo quebrar a la local Pumper Nic, etc.
Hoy día, en tiempos de pandemia mundial ¿que podemos esperar de ellas? Para mí se hace más que evidente que podemos prescindir de ellas. Soy un negocio montado en el sacrificio ajeno, la extorsión y en la adicción peligrosa de sus productos. Es tiempo de dejar de ir a esas casas de comidas rápidas. Hagamos nuestras propias hamburguesas, que resta decir es una comida deliciosa, pero dejemos a esas casas propagadoras de la muerte. O en todo caso, vayamos a las hamburgueserías de barrio, no necesariamente de chetas hamburguesas gourmet. Pero es preferible. Ni siquiera las casas de comidas rápidas son económicas, por ende ni siquiera cuentan a favor con tener productos de baja calidad por poco precio, como puede ser el caso de la pizzeria Hugis por caso.
Hoy soñé con la caída de Mc Donalds.

Me encontraba caminando por una ciudad imposible cuando de pronto reparé en que estaba muerto de hambre. ¿Que hice? Me acerqué a una enorme Mc Donalds que parecía ser la única casa de comidas en esa ciudad imposible. Cuando llego a las cajas noto que hay muchísimas personas haciendo cola para pedir. Guardo silencio. Espero porque tengo hambre y no veo otro lugar para saciarlo. Decido tener paciencia y esperar mi turno como buen ciudadano. Sin pelear, sin enojarme. Solo esperar mi turno. Finalmente y después de mucho esperar, llego a una especie de ventanilla bancaria (quizás una nueva metodología para combatir el intercambio de virus y bacterias). Cuando le pido al empleado una hamburguesa X, el tipo compungido me dice que se acaban de terminar las hamburguesas, pero que puede ofrecerme un tostado. Me enojo pero trato de no agarrarmela con el pobre empleado que me atiende. Le digo que no, que lo que quiero es una hamburguesa. un tostado no es lo mismo, le confirmo. Me dice que se quedaron sin carne. ¿Como puede ser? Ustedes que tienen la vaca atada. Esa enorme bola de carne sin ojos ni boca, ni patas, ni nada. El empleado me dice que no es su culpa. Que además a ellos no les están pagando. Pero baja la mirada porque pasa un supervisor mirando al empleado desde atrás. La situación me resulta incómoda por demás. Le digo que lo lamento, pero que necesito comer una hamburguesa urgente. Que no puedo más del hambre. El empleado vuelve a ofrecerme un tostado y después se retracta y me ofrece toda una hamburguesa pero sin carne. Le pueden poner mucho jamón. Le digo que eso más que hamburguesa es un sanguche. El empleado compungido se inclina de hombros como excusándose y diciendo 'no puedo hacer más'. Le digo okai. No quiero perder más tiempo. Dale, ponele lo que haya. El tipo va a pedir eso. Me doy cuenta que soy el último cliente que queda. Todos consiguieron sus hamburguesas y salieron de allí. Justo se terminaron cuando llegué yo. No puedo creer la mala suerte que me persigue desde mi nacimiento... !maldición! Pero el empleado vuelve al minuto y se larga a llorar delante mío. Me pide disculpas diciendo que tampoco queda pan, ni lechuga, tomates. No queda nada. No lo puedo entender. Pido hablar con el gerente. No te preocupes, no es con vos la cosa, es con la maldita empresa. Tienen que garantizar los productos que ofrecen. Entonces decido entrar. Dentro están todos los empleados llorando, y cuando viene el supervisor y el gerente, estos también lloran. ¿Que carajo está pasando acá che? Vine porque quiero comer, tengo hambre y me encuentro con esta escena. El supervisor no puede parar de llorar. Me dice entre espasmos de llanto desconsolado que se quedaron sin nada. Y que por eso están todos despedidos sin indemnización. Toda la planta en la calle. No sé que decirle. A mí también me han echado del trabajo injustamente, como a perro sarnoso, después de bancar un montón de maltrato. Abrazo al gerente y al empleado que me atendió y lloramos juntos. 

Esto soñé hoy. Una muestra de que todo el maldito sistema de trabajo está mal. Lo que pasa es que uno no puede correrse de pensar en sus propias necesidades como puede ser querer comerse una hamburguesa que este sistema capitalista y consumista del orto debería garantizar. De hecho es lo único que nos garantiza, tener siempre cosas para consumir. Si eso desapareciera, ¿para que carajos querríamos capitalismo? Si ya no garantiza lo más básico. Los problemas del otro entonces nunca son nuestro problema, porque si algo no enseñó esta sociedad es que mientras uno pueda estar bien, el resto que se arregle. El famoso sálvese quien pueda. Pero el tema es que si no nos salvamos entre todos, no se salva nadie.

sábado, 20 de junio de 2020

Werner Herzog ¿Presumible lector de Hergé?

¿Por qué no? Todo puede ser en la veña del Señor. Por todas partes la gente se toma la libertad de hacer las asociaciones más descabelladas. Pappo-Heidegger, Van Gogh-Kinski, etc... Ahora es mi turno de jugar.
En cierto punto, hay muchos puntos en común que se pueden encontrar entre el fallecido historietista belga y el cineasta alemán. Por empezar los dos son europeos. A primera vista, esta relación puede parecer ridícula o superficial. Pero que no les engañe algo que a primera instancia parece banal. El ser ambos europeos de países limítrofes, quizás de diferentes generaciones, pero que compartieron una visión común del mundo en algún punto del alocado siglo veinte.
Herzog y Hergé: La relación que nadie nunca hizo jamás.
He sondeado internet y nada saqué del link entres estos dos personajes. Es, por lo menos, llamativo.
Una de las primeras asociaciones que me vinieron a la mente es la cantidad de escenarios en común que comparten estos dos tipos. Pero la cosa no se agota ahí.
Por empezar, Hergé, por medio de su afamado cómic Las aventuras de Tintin, lleva a su personaje en un recorrido por todo el mundo ¿por todo el mundo? En realidad no. Nadie, o casi, puede conocer todo el mundo. Es demasiado grande para abarcarlo todo y en lo que respecta a Hergé, se ve que tampoco le interesaba que su personaje de aventuras juveniles conociera todo el globo terráqueo. Como cualquier creador de historias, elige los escenarios que le interesan, que le llaman la atenciones, que busca explorar o tiene mayor afinidad. Tintin no es un héroe de esos que trabaja siempre en la misma ciudad como puede ser Philip Marlowe, el detective que siempre se maneja en Los Ángeles. Por mencionar uno. No, Tintin es de los que viajan. Muchas veces llevado por su curiosidad y otras al contrario, llevado por la aventura que pareciera ir en su busca. La cuestión es que Tintin no fue a Australia, a la Antártida, a México o Escandinavia. Por mencionar solo algunos lugares... Pero si repitió escenarios. Sildavia, un país imaginario de la Europa del este y Sudamérica.
Es como una obsesión. Tintin, sea solo o ya con Haddock, reincide en estos extraños lugares del globo. Quizás no los más conocidos o visitados a la hora de hablar de puntos clásicos.
En el cine de herzog también vemos un modus operandi similar. Se reincide en Sudamérica varias veces, Europa del este, el desierto de medio oriente (escenario también clásico en Las aventuras de Tintin), África, etc.
Empecemos del principio. Tintin en el Congo (1930). Ese segundo álbum de las aventuras de Tintin, tan polémico y hasta prohibido hoy en día en muchos países. Del colonialismo original del álbum solo quedaron algunas trazas de prejuicio e ingenuidad que roza el absurdo. Si me molesta el Tintin cazador y matador de animales, pero en fin... No es el punto aquí.
Herzog tiene su gran película africana en Cobra verde (1986). ¿El tema? Ni más ni menos que la esclavitud y el colonialismo en Brasil y en las costas de África. Hay una tribu en esta película donde su rey es un chiflado total, de esos que papan moscas invisibles. Algo muy similar estéticamente a lo que vemos en algunas de las tribus con las que se topa Tintin en el Congo. Claro que Kinski está bastante lejos de ser Tintin o un algún personaje "Herzoguiano". Kinski, con su propia impronta está más cercano al toque de locura estilo Antonin Artaud (otro aventurero) que a los personajes simpáticos y queribles de Herzog. Pero ahí es donde se comprende que van dirigidos a públicos diferentes y que, por supuesto, hay otro tipo de búsqueda. Pero no deja de llamarme la atención las similitudes.
Otra es Nosferatu (1979), El enigma de Kaspar Hauser (1974) y Woyscek (1979), que más allá de las temáticas diferentes tienen varios escenarios en común con aventuras bien europeas de Tintin como El cetro de Ottokar (1938) o en menor medida El asunto Tornasol (1956).
Pero es un rasgo más patente en una película como Fata Morgana (1971) y esa escena onírica del desierto en El enigma de Kaspar Hauser (1974), que referencian de inmediato a los álbumes El cangrejo de las pinzas de oro (1940) o El país del oro negro (1950).
Quizás se podría trazar un paralelismo entre la isla del final de Corazón de cristal (1976) con La isla negra (1937), muy parecidas.
Pero donde de seguro está el grueso de similitudes es en América. La primer película "americana" hablando en términos de Estados Unidos, es Strozek (1977), donde un pobre alienado alemán intenta reiniciar su vida en un país que no comprende ni nunca lo hará hasta su trágico final. Tintin en América (1931) no tiene ningún atributo trágico ni marginal como la película de Herzog, pero si tenemos una crítica a modelo de vida norteamericano. Cruel, discriminador, ultracapitalista y que odia al débil por sobre toda las cosas. Eso es algo que se puede ver tanto en la peli de Herzog como en el álbum que hizo Hergé.
Y al final, lo más claro.
La obsesión por Sudámerica, ese eterno territorio poco explorado, hermoso y terrible en su naturaleza cruda, pura y natural. Y acá es donde tanto cineasta como historietista casi que se superponen. La primer obra de Tintin en Sudamérica es La oreja rota (1936), donde Tintin remonta un brazo del río Amazonas, rodeado de selva nativa y peligrosos Bíbaros (en realidad los famosos Jíbaros, famosos por encoger la cabeza de sus enemigos). Herzog tiene su propia aventura en esta dimensión con su famoso Fitzcarraldo (1982). Y cada historia en lo suyo recorre caminos similares. ¿No es suficiente?
También algunas estampas, por ejemplo; cuando los cantantes de ópera vienen remontando el río al final, con sus trajes de época, no puedo dejar de pensar en el baile de disfraces que hay en Stock de Coque (1958), donde la cantante de ópera Bianca Castafiore, es una de las invitadas de honor. Un álbum que, por otro lado, también inspiró muchos escenarios de Indiana Jones y la última cruzada (1989) de Steven Spielberg, un Tintinófilo reconocido.
Aguirre y la ira de dios (1972) tiene a los conquistadores españoles en tiempos en que el imperio Inca acaba de caer en sus ambiciosas manos. Un link que en El templo del sol (1949) podemos ver al final del mismo, cuando los Incas escondidos le muestran a Tintin los tesoros "que los conquistadores españoles han buscado en vano durante siglos". Llamada directa para el loco Aguirre.
Los escenarios no dejan de repetirse. Perú es una obsesión, tanto para Herzog como lo fue mucho antes para Hergé. Sobre todo la selva. Los escenarios parecen calcados.
Y lo digo porque yo también me obsesioné con Perú, los Incas, su selva y la entrada al Amazonas. En "donde la creación no fue terminada" dice Herzog por medio de sus dos películas más ambiciosas y aclamadas, Aguirre y Fitzcarraldo.
¿Que hay alli? Yo, que soy argentino y por ende vivo mucho más cerca de Perú, me pasa algo similar. Algo hay allí que nos atrae. Como un cinturón cósmico de energía incomprensible. La realidad es que en buena parte de Sudamérica se reúne una serie de misteriosos lugares poco explorados y atrofiados por la mano de los occidentales (por suerte). Algunos quieren destruir ese centro de energía increíble que significa el Amazonas, pero no lo han logrado. Y espero que nunca lo consigan. El día que se destruya el Amazonas, el mundo morirá sin remedio.
Hergé y Herzog son dos almas inquietas, curiosas y de un gran espíritu aventurero. Es cierto que Herzog puso el cuerpo en cada una de sus historias, estando allí y afrontando los peligros cara a cara. Y Hergé quizás solo se animó en la mayoría de los casos a tocar esos lugares en su imaginación. Pero ese legado aventuresco de Hergé es un verdadero tesoro para todos los que, como Herzog, vinieron después. Quizás Herzog leyó las aventuras de Tintin ya que nació en 1942 y tranquilamente podría haberlo hecho. De hecho durante su infancia fue la época de oro de Las aventuras de Tintin (los 40s y 50s), pero quizás no las leyó. No importa. Por ahora no se lo pude preguntar a Werner y quizás, si lo hizo lo negaría. Eso es lo de menos. La cuestión es que tanto las aventuras de Tintin, como varias de las mejores películas de Herzog (muchas de ellas con el actor Kinski), representan ese espíritu romántico y aventurero que era tan típico de otros tiempos. Quizás el siglo 19 fué el último siglo de aventuras así, y en el mismo, pasaron de los hechos a la literatura. Porque se llegó a la idea de que ya se exploró todo lo que se podía explorar. En fin... El llamado a la aventura siempre está cerca nuestro.