martes, 23 de abril de 2024

Los Argentinos en la Luna...

 

5


Los cinco hombres no estaban en Marte, tampoco estaban en Saturno. Ni siquiera en Plutón. Podríamos decir que los cinco Argentinos o Rioplatenses, estaban en Dagón. No existía indicio fehaciente de que alguno de ellos fuera un jedai, sin embargo, todos tenían muy claro que fuera cual fuera su siguiente paso, tenían poco margen de error. 

Federico comandaba la operación con ojo de águila. Sus compañeros lo llamaron el Cóndor cordobés. A su lado estaba el siempre elocuente Lino, porteño sagáz que sus compañero llamaban la Urraca porteña. Por otro lado, el experimentado y maduro tiíto López, que sus compas llamaron el Chimango tucumano. Trafalgar era único en su especie, el más idóneo de todos. Le llamaban el Faisán rosarigasino. Por último y no menos importante, el siempre ácido Nelson, que había conseguido el apodo del Zorzal charrúa. 

Apostados a uno de los límites de la banda principal que daba a la estación de tránsito de Dagón 6, donde un yanki megalómano llamado Elon Douglas se jactaba de ser el hombre más ingenioso del condado de Madchester. Secundado por un traidor a la patria, oriundo del talar, el león herbívoro, doctor en mentira, actuación y cringe; dr. Xavier. Elon y Xavier habían sido los principales culpables del boicot a la Nación Argentina que surcaba la galaxia conocida por el hombre en busca de un nuevo hogar. Ellos se encargaron de difundir una falsa información para que los argentinos cayeran en la trampa, creyendo que iban a estar mejor en Rig 4, un satélite muerto. Y como a veces los argentinos tienen la tendencia de seguir información falsa y si además andan con la autestima un tanto baja entonces peor aún. Vuelven a seguir a líderes mesíanicos que proponen fórmulas caducas que nos llevaron a la ruina, y para cuando se dan cuenta del error ya es demasiado tarde. Pero Federico y su troupe están determinados a romper con ese círculo vicioso de su pasado histórico y de su ADN nacional. 

 Caminaron sin reparos hasta la hondonada que dejaba ver la base espacial del yanqui y el traidor a la patria: Elon y Xavi. Pero la pregunta era ¿Cómo harían para descomponer toda una lógica cuasi milenaria? La respuesta era tan simple como clara: destruyendo la moral de sus enemigos, como siempre habían hecho los anglosajones con ellos a lo largo de toda la historia.  

El boicot argentino comenzó esa madrugada del 3 de noviembre del 2810. Plus sonaban las campanas tubulares del convento cercano de San Miguel Campoviejo (Saint's Michael Oldfield). Era la señal para los argentinos. Dos por la derecha, dos por la izquierda. Uno al centro, encarando su destino con estoico temple. 

BZZZZZZZZZZZZZZ

Hello there

Hell here

Gatubela es Catwoman. 

La puerta se abrió de forma parsimoniosa y Federico contempló las veleidades del fandom suculento. La estación espacial Clifford Simak estaba en estado de negación. Una imagen caótica de destrucción e impericia reinaba en el lugar. Federico siguió avanzando por el pasillo hasta llegar al trono de musk. Allí se erigía una gran torre de estaño que habían construído los yanquis para honrar su pasado masónico, pero toda esa simbología rimbombante ya no impresionaba a nadie. La cultura anglo había caído en desgracia en los últimos siglos por desgaste, por cansancio, por aburrimiento. Porque ya no tenían nada para ofrecer a la humanidad aparte de miseria y superficialidad. 

Pase señor pase (En Castellano en el original)

Buenos días. Me llamo Federico y vengo a pedir audiencia con mr. Elon.

El hombre sobre el trono con forma de pirámide miró a un petiso de cara roja y melena alborotada, de cuerpo fofo y mirada advenediza. Rieron cómplices y el melenudo hizo un gesto afirmativo al del trono quien se presentó ante Federico como el rey Elon III de antigua Babilonia. Volvieron a reirse enter ellos mientras algunos pocos soldados norteamericanos se miraban indignados. 

Federico sonrió también con ellos y habló con clara determinación. 

Vengo en son de paz, para avisarles que Argentina no necesita ningún planeta violeta, ningún sAint Tropez ni nada por el estilo. Nos supeditaremos a nuestro satélite infertil. 

Elon y Xavi volvieorn a mirarse con ganas de reirse a carcajadas. Se tapaban la boca como dos nenitos chiquititos que hubieran hecho una picardía.

Ahora parto a mi morada no sin antes darle las gracias a Xavi por el buen dato que nos pasó. 

(Guiño de ojos)

Adiós. 

Federico se dió la vuelta y desapareció tras enorme portico. Elon miró con sospecha a Xavi que reía nervioso. 

¿Que fue lo que le dijiste a ese? 

Nada, miente, no le dije nada...

¿Son un doble agente Xavi?

Noooooooooo jefecito, como piensa eso. Usted es lo más importante para mí. Usted es mi ídolo. 

Elon apartó la vista hacai el otro lado con notable desagrado en su rostro. 

Federico se reencontró con los otro cuatro dos horas después en la nave. La semilla de maldad había sido implantada con éxito. Sólo faltaba un último detalle y se terminaría la primera parte del plan. El resto había cumplido con su parte del plan. Sólo restaba esperar la cosecha. 

Desde su nave, los cinco amigos conversaban mientras preparaban un vacío con vino de la casa. Como no podían jugar uhn picadito, podían practicar un 25 o el loco. 

No habían terminado la siesta cuando un caballero con escafandra y los colores rojos, azul y blanco se llegó hasta la puerta de la argentina nave. Era un emisario que venía a comunicar que los sudamericanos estaban invitados al castillo del gran Elon. 

Grande fué su sorpresa cuando vieron que Xavi ya no ocupaba la derecha del señor todopoderoso. Ahora se arrastraba con la servidumbre, sumiso y con la lengua rebanada. Podía estar contento de que lo le hubiera cortado otra cosa más, sólo por el gusto de humillarlo. El tiempo de Xavi el traidor había terminado. Ahora Elon tenía un subdito colombiano o chileno, igual de lamebotas que Xavi pero sin siquiera un poco de gracia. 

Apelo a la buena voluntad de estos bravos elementos argenteos...

Y un yorugua...

Si, bueno, lo que sean... Reconozco su valía. Sobre todo por haber venido sin ningún tipo de historia y haberse puesto a nuestra altura. Sabemos reconocer a un pueblo digno de respeto cuando lo vemos. Pero aún tienen mucho que aprender. Yo no busco la gloria para mi país, nosotros queremos nuestra gloria solo para nosotros. Pero si ustedes se creen tan nobles como dicen ser, entonces les propongo luchar por este planeta.

¿Luchar?

Jajajaja sí, ¿que pasa? Ya no se sienten tan compadritos como dicen ustedes. Bueno, con luchar nos referimos a una competencia. 

Federico sonrió para sus adentros. 

Digamos un partido de cualquier deporte con pelota. Una partida de ajedrez y... una lucha en el cuadrilatero. Pueden competir todos pero para el ajedrez y el boxeo tendrán que elegir un campeón. 

Federico dio un paso adelante. 

Te reto a vos, Elon tercero en discordia e ignominia. Nunca serás tan grande como crees. Te reto a un combate de los jefes por la poseción absoluta del planeta. El perdedor, a la Luna de Valencia! 

Elon se quedó mascullando enojo. No estaba acostumbrado a que sus enemigos tomaran la delantera. Eso lo agarró por sorpresa pero rodeado como estaba por sus militares, sus marines, ya no podía echarse atrás. 

Acepto siñor Federico, cuando guste. 

Federico es como me dicen mis amigos. Para usted soy el Cóndor cordobés.

lunes, 15 de abril de 2024

Los Argentinos en la Luna...


4


Los cuatro miembros restantes del equipo abandonaron la lápida pronto. Ninguno sentía ganas de hacer comentario alguno. Sus mentes elucubraban mil teorías al respecto pero no había animos aún para abrir una rueda de debate. La ausencia de Cejeián los mantenía unidos por la tristeza en común, pero en el fondo las cosas estaban mal. El tío López y Federico no se hablaban porque uno creía que había abortar la misión y volver a la nave nodriza en busca de instrucciones. El otro pensaba que al contrario, lo mejor era acometer la imprudente tarea de incursionar en el planeta violeta y por lo menos, cargarse un par de yankis por la afrenta cometida. Había cierto concenso de que a los yankis había que hacerles pagar por la muerte de Cejeián. No se la iban a llevar de arriba así nomás. El tema era ponerse de acuerdo y pensarlo mejor porque si bien los yankis ya no eran el cuco de otros tiempos, siempre andaban calzados y con ganas de tirar tiros. Pero en lo que sì estuvieron de acuerdo de forma unánime fue en el hecho de armar una pequeña base en Rig 4 porque quizás no fuera el paraíso deseado, pero poco a poco comenzaban a encontrarle sus cosas positivas.

A veces, de unos pequeños fosos salían unas fumarolas. Existía cierta actividad volcánica en aquel extraño satélite. Podían congregarse por las noches, cuando el sol Vega 83 se ocultaba bajo los prominentes domos del incipiente planetoide y así, en torno a la fogata natural que se producía tener las charlas que necesitaban tener. Luego de una semana del trágico pero sospechoso accidente de Cejeián se reunieron para ver ese tema que los tenía a tan mal traer. Federico fué quién rompió el hielo:

-Estamos hartos señores. Flaco favor le hacemos a la causa al dejarnos caer en este patético desánimo generalizado. ¿Que diría el flaco Cejeián si nos viera en esta posición?

Los demás miraban la fogata, chupaban su mate al vacio, y tiraban alguna piedra a la fumarola sin apartes sus miradas perdidas en las llamas verdiazuladas que vivoreaban de forma hipnótica. 

-Todo esto es un absurdo, no tiene el más mínimo sentido- Respondió el Tío López- No puede ser. No puede estar pasando. Tenemos que volver con madre para que todo se solucione mejor. 

Todos lo miraron un segundo para luego volver sus miradas al mate o a las llamas pardas. Trafalgar Medrano, el loco Rosarino, levantó la mano y con los ojos fijos en la luz disparó solemne:

-Eso no es una opción. Por lo que a mi concierne está decidido, quieran ustede´ o no. Pero yo me mando al planeta de enfrente y quilombo.

Y luego agregó más para sí que para el resto.

-No pienso dejar que la muerte del flaco quede impune. 

El tío y Fede volcaron su mirada a Lino, el porteño socarrón, pero esta vez parecía con el ánimo diezmado. El resto creyó que quizás se había perdido en sí mismo para siempre. Hacía una semana que apenas si decía alguna palabra aislada. Pero Lino cambió su cara de consternación y la tristeza al enojo y aplomo. Levantó la mano levemente.

-Yo creo... 

El resto miraba atento. 

-Y pienso que... deberíamos...

La intriga comenzaba a tornarse en impaciencia.

El tío Lopéz rugió un intenso ¿queee?

Lino suspiró profundamente y lanzó: 

-Creo que deberíamos no, es nuestra obligación, no sólo tomar venganza por la injusta muerte del flaco. Yo creo que hay que ir y sacarlos a patadas en el orto de nuestro planeta. 

Todos aplaudieron menos el tío Lopez que negaba con la cabeza. 

-Que remedio muchachos, que remedio. Nos van a hacer cagar de lo lindo esos culiaos. ¿No podemos pensar otra opción? Ni siquiera tenemos casi armas. 

Había un halo de duda sobre ellos, el tío tenía razón. Era un ataque desesperado y se salía completamente de la órbita de su objetivo y disposiciones colonialistas. Los cuatro se miraban con tristeza y consternación cuando en el centro del círculo cayó una caja enorme. Parecía un kit con armamento pesado. Se dieron vuelta y encontraron un astronauta que los saludaba con la mano extendida, los dedos índice y mayor separados del anular y meñique al mejor estilo Vulcano. Detentaba un traje espacial de neoprene celeste. Sobre su cabeza, un casco enorme y amarillo como el mismísimo Sol oriental. Era el Astronauta Uruguayo que siempre andaba vagando por la zona de los grandes asteroides con su nave ensamblada en Canelones. Era, del alguna extraña manera, el Capitán Beto yorugua. 

-¿Hay un mate para este charrúa vo?

Todos rieron de su tonada y desparpajo menos Federico, que andaba muy serio, y por supuesto el tío Lopez. El yorugua se fue a sentar entre el porteño y el rosarino. Cuando la ronda terminó, le dieron un mate al yorugua que se llamaba Ramiro Nelson Pertíz. Era Licenciado en Astronomía, militar retirado y pescador. En sus ratos libres dijo que escribía sus memorias, que quizás algún día podrían ser la memoria de la humanidad ya que ahí anotaba todas las películas que había visto y las calificaba.  

Le preguntaron que andaba haciendo y que significaba aquella caja enorme que había plantado frente a ellos. 

-El amigo Patagónico fue asesinado ¿verdad?

Los cuatro argentino cabecearon afirmativamente. 

-Bueno, con esto vamos a sacar un par de ojos entonces... y dientes. 

El tío Lopez, odiando todo el asunto no pudo evitar el chiste. 

-¿Y eso que significa culiao? ¿Sos dentista vos?

Todos rieron de la ocurriencia pero más temprano que tarde, los cinco (tío Lopez incluído) comenzaron a tramar lo que se venía.   

lunes, 8 de abril de 2024

Los Argentinos en la Luna...


3


Es probable que todo sentimiento de amor patrio aflore en todos y cada uno de nosotros cuando vemos pisoteado todo aquello que nos rodea y amamos. Existe cierta falsa concepción de que la Patrio no existe, que nadie comparte nada ni siquiera con el vecino. Que a lo sumo la patria es la familia, los amigos, el barrio... Pero aunque la Patria fuera simplemente una idea, un pensamiento abstracto, hay algo de lo cotidiano, de lo propio, de lo cercano que nos reconforta y nos hace sentir bien, algo de lo conocido. Eso también es la patria y no símbolos abstractos como plateaban los liberales, una Iglesia o religión en particular, ni muchos menos una moral. Ni siquiera una doctrina... La Patria atraviesa todas esas concepciones vetusta y arcaicas, es algo muchos menos definible y más de lo sensorial o pasional si se quiere. Debemos desarraigar complemtamente cualquier uso fascista del término para reapropiarlo por algo muchos más general y significativo para todos. La Patria somos todos. 

El doctor Pedro Andrade nunca imaginó que sus palabras serían leídos varias décadas después, cuando una pequeña nave con el nombre de su provincia estuviera a punto de cumplir con el momento más importante de la aeronáutica de su país.  

-Siento nervios por todo esto que está pasando y no creo poder estar a la altura- Dijo Alfredo Cejeián, mientras se atusaba el bigote. 

-Como sos el más joven tenes el privilegio de bajar primero al Rig 4. Dejate de huevadas y alistate- Sentenció Federico sin mucha paciencia. 

Cejeían salió corriendo para su camarote y Federico se miraba dubitativo con el Tío López que en vano intentaba minimizar la situación. 

-Todas estas cosas, estos miedos y temores injustificados, no tendrían lugar si hubieran leído acerca del Astronauta descamisado. 

-Uhhh, ya vas a empezar otra vez con eso- Interrumpió Lino de forma cansina.

-Pero claro que voy a empezar con eso. Todos deberían leer esa historia. Pero como los Argentinos sufrimos el mal crónico de falta de memoria, tendemos a vivir en ciclo constante de repetición. Un eterno retorno del mal...

-Bueno, eso podríamos decir que ya quedó atrás...

-Quedó atrás porque el mundo colapsó, pero si no hubiera habido esta catástrofe mundial, seguiríamos presos de viejas rencillas modélicas. 

-No lo veo tan así... Las cosas venían cambiando para bien en las últimas décadas. ¿O no Lino?

-No sé che, nunca estamos conformes. Con nosotros siempre el pasto del vecino está más verde...

Los tres se quedaron en silencio pensando en sus antiguos hogares. Pensando en la Argentina, esa eterna utopía imposible. 

Los preparativos comenzaron y el sureño ya se encontraba presto para bajar en la Sonda Almagro 2. El rosarino y el cordobés se encargaron de la parte técnica del descenso. Por otro lado, el porteño y el viejo tucumano oficicaron de supervisores de la operación, aunque más preciso sería decir que fueron los privilegiados espectadores. 

La sonda era como una campana tubular, y comenzó a descender en forma perpendicular, o mejor dicho, purpendicular. Al son del Danubio azul, sonaría el ensamblaje de naves en 2001. Pero acá sonaba algo tremendo, completamente diferente: La marcha de San Lorenzo en la bizarra versión de Billy Bond. 

Enfrascado en su propio cigarrillo espacial, el astronauta patagónico puso pié al fin sobre Rig 4 y era exactamente como la superficie lunar. Un pequeño paso para el Oscar, un gran salto para la Argentinidad. Puffffffffffffffff!

Dentro del Misiones 1, los cuatros argentos celebraron a todo trapo, porque nacieron para ser argentinos, duros como el pavimento. Pero el piso no era duro, al contrario, era pura ceniza, como la Luna. 

Cejeián caminó con cierta parsimonia y solemnidad para luego ponerse a dar saltos enormes. Por las características del planeta, Cejeían terminó por confirmar lo que todos sospechaban. Aquel no era un planeta sino un satélite. El planeta central era de color violacio y ocupaba un cuarto de la visión desde Rig 4. Federico dijo por el mic "ay me parecía que Rig 4 era el nombre de algo muchos más pequeño"

Los cuatro viajeros espaciales debatieron sobre la cuestión y la idea de que los habían boicoteado rondaba en el aire para todos. Federico buscó las características del planeta frente al Rig 4. Tenía todas las posibilidades de vida que les habían prometido allí. Estaba claro para todos que en el Rig 4 no proliferaba ningún tipo de vida. Era roca muerta flotando en el espacio, circunvalando al misterioso planeta violeta de enfrente. 

-Allá vamos- Dijo de pronto Federico, con la mirada fija en el enorme planeta. 

Medrano lo contradijo por cautela. ¿Estás seguro?

Federico no sólo confirmó su idea, sino que arriesgó un culpable en todo aquel turbio asunto. 

-Fueron los Yankis. 

Todos estuvieron de acuerdo en que la posibilidad era alta y como hace tiempo, los yankis buscaban recuperar el terreno que habían ido perdiendo en la humanidad. Aún a costa de su honor, con trucos sucios y artimañas. En definitiva, the old pirate way...

Lo primero que hicieron entonces los sureños plateados fue recuperar la sonda por retrogradación. Por supuesto que con Cejeián dentro. Nadie sospechaba nada hasta ese momento en que a mitad de camino entre Rig 4 y la Misiones, la sonda (sin causa aparente) implosionó.

sábado, 6 de abril de 2024

Los Argentinos en la Luna...


 2


-Pensar que en casi todas las calles de Buenos Aires, alguien se debe haber suicidado alguna vez...

Los cinco se encontraban en el transbordador Misiones 1. No había grandes lujos ni estaban a sus anchas como en la megalópolis que es el Eva 41. Pero a los fines prácticos estabab bastante bien. 

-Mira culeado, si te vas a poner a pensar en esas huevadas, mejor andá poniendo la pava que ya es la hora del mate para mi- Le dijo Federico a Lino, que observaba con melancolía las estrellas. 

-Extraño el barrio...

-Estos porteños siempre bajoneandose.- Dijo el tío López que había entrado en el comedor común del Misiones con la térmica y el mate al vacío. 

El Rosarino y el Patagónico seguían durmiendo. Aún quedaban varias horas para llegar a Rig 4, el planeta que la Liga había seleccionado para que inspeccionaran. Entre mate y mate, los tres compañeros discutían ideas y filosofaban acerca del destino y el ser nacional. 

-Nada de eso existe... Remató Lino- Si en verdad existiera un ser nacional, no sería aquello que pensamos. Miremos este pequeño grupo variopinto y federal. Casi nadie comparte nada con el otro. Ni aunque fuéramos de la misma provincia. O la misma ciudad... cada cual en la suya señores...

Federico chupó fuerte su mate y se rascó tras la oreja izquierda. El ser el capitán de la nave y líder de la partida le daba cierto aire de autoridad, pero a cada momento se encargaba de desdramatizar su importancia o cualquier atisbo de solemnidad. 

-Mirá Linito querido, ¿te digo una cosa? Ustedes los porteños no se bancan ser parte de un todo más grande, les cuesta ver más allá de sus narices...

Lino comenzó a responder pero Federico lo detuvo con la mano.

-Chhh chhh perá, dejame terminar la idea compadre. A lo que voy es que no es culpa suya. Siempre vivieron en lo que sería como la entrada internacional del país, son la cara de la Argentina y de alguna manera eso siempre los puso en un lugar medio jodido. Las presiones, las apariencias, el ritmo de vida en una ciudad internacional es destructivo por no decir recontra alienante. Pero deben saber que atrás siempre hubo un pueblo enorme que los sostuvo. 

Lino sonrió y se refregó una lagrimita escurridiza. 

-Igual que insoportables que son los porteños por diós. Más agrandados que un capataz de estancia...

La intervención del tío López descontracturó el momento de solemnidad y todos estallaron en risas. Lino cerró:

-Compartimos el mate señores, eso es un montón.

-Aparte todos sabemos que los peores son los rosarinos... Sentenció Federico que ante las miradas serias de sus colegas, estalló en una sonora carcajada junto a los otros dos. 

BEEEEEEEEEEEEEEEEEEP BEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEP BEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEP

-A la mierda carajo ¿Que es ese sonido?- pregunto el tío Lopez- Parece una vaca pariendo. 

-Es la tía López- respondió con sorna Lino. 

Federico se levantó con calma y seriedad y se acercó a los controles. Después se fué a la cabina de mando, el porteño y el tucumano lo siguieron flotando de cerca. Federico chequeó algo en la computadora. La IA le informó un desperfecto en la cubierta del Misiones. 

-Habrá que despertar al rosarino, él es el único experto en Mecatrónica.

Una vez los hombres reunidos en el puente, Federico dió el visto bueno y Horacio Trafalgar salió por primera vez al espacio exterior. La experiencia le pareció en parte lúdica, pero también de cierta tensión. Nada grave pero debía tener todos sus sentidos puestos en la cuestión. Colocado sobre la carrocería del Misiones 1, Trafalgar no cejó un minuto de poner toda su concentración en la inmediata solución del problema. Los tornillos flotaban a su alrededor, una gota de sudor corría fría por su frente y Horacio pensaba que todo estaba pasando ahora. Todo por lo que había estudiado largos años lo había llevado hasta ese punto clave de su vida. No era grave, pero sabía que si no resolvía el problema tarde o temprano podría convertirse en algo de grave a definitivo. No podía fallar y descartó de su mente esa idea. Era vencer o morir. La adrenalina lo mantenía en un fuerte estado de agitación pero sin perder la concentración, como si la vida se le fuera en ello. Los Hinduístas le llamarían estado de Samadhi. Los Budistas también... Pero él era de Rosario Central, no sabía nada acerca de estados alterados, o quizás sí...

Los cuatro miembros restantes del Misiones 1 no hablaban, miraban con oscura determinación el comportamiento inentendible de su compañero, flotando en el espacio. El tío López pensó tirar un chiste pero se contuvo, el momento no se prestaba para la chanza. Entonces vieron que de pronto Horas (como le decían a veces) se quedó impávido, inamovible, como si estuviera petrificado. Se dió vuelta en una movimiento espástico y sacó su dedo pulgar para arriba. Por Mic anunció:

-Estamo' bien muchacho', estamo' bien. 

Los muchachos suspiraron y respiraron finalmente. el tío López se sacó lasa ganas. 

-Grandeeee culeadoooo.

Todos rieron y celebraron el regreso victorioso del afamado RosariGASIno. Pero no terminaron de tomar unos Fernet's al vacío que la I.A. DORA (la computadora) les comunicó con cierto tono de emoción. 

Bien hecho queridos amigos argentinos... Ahora que todo salió bien, les pedimos que ocupen sus lugares porque en breve comenzaremos las maniobras de descenso. Rig 4 se encuentra ya a la vista. Felicitaciones!

Los cinco astronautas argentos se miraron y chocaron los cartones mientras cantaban Olé olé olé Diegooo Diegoooo. 

viernes, 5 de abril de 2024

Los Argentinos en la Luna, la humanidad en las estrellas...





Hagamos fervientes votos, porque, si a la consumación de los siglos, el Supremo Hacedor llamase a las naciones de la Tierra para pedirles cuenta del uso que hicieron de los dones que les deparó y del libre albedrío y la inteligencia con que dotó a sus criaturas, nuestra bandera, celeste y blanca, pueda ser todavía discernida entre el polvo de los pueblos en marcha, acaudillando cien millones de argentinos, hijos de nuestros hijos, hasta la última generación, y deponiéndola sin mancha ante el solio del Altísimo, puedan mostrar todos los que la siguieren que en civilización moral y cultura intelectual, aspiraron sus padres a evidenciar que en efecto fué creado el hombre a imagen y semejanza de Dios. 

Domingo F. Sarmiento.


1

Toda la Humanidad se encuentra en el espacio, surcando la galaxia. La Tierra colapsó y ya no hubo lugar para otra maniobra más que la evasiva. La sobrepoblación exponencial hizo que todos y cada uno de los países tuviera que salir al espacio exterior en busca de un planeta que los albergue. En el comienzo cada mega nave nacional llevaba a todos sus habitantes, millones y millones de humanos traspirados. La Tierra comenzó a convertirse en un punto azul pálido hasta desaparecir. El convoy de las Naciones Unidas fue de a poco desmigajándose, cada vez que aparecía un planeta idóneo. Los que lo descubrían se lo apropiaban. Para sorpresa de todos los primeros en hacerlo fueron los Rumanos y para sospresa de nadie les siguieron los Rusos y los Chinos. Luego pasaría un buen tiempo hasta que los Japoneses e ingleses encontraran su lugar en el Universo. De a poco la mayoría se iba ubicando. Pero todavía quedaban algunas naves viajando como en caravana entre millones de estrellas y planetas. Entre ellas la propia de la Argentina. La pregunta es ¿Quien sería el próximo país en encontrar su destino?

-Buscalo a Lucio o a Silvio, a cualquiera de ambos, que necesitamos reunirnos todos en el hall central del Eva 41

Sami voló de allí hacia el hangar que conduce a los puestos de comunicación de toda la nave. En pocos minutos toda la tripulación y pasajeros se encontraba reunido en el centro de conferencias. Gritos, llantos de bebés, peleas y puteadas se elevaban en todo tipo de tonalidad. Al estrado subió el doctor Federico Costemalle, un oriundo de la ciudad de Nueva Córdoba. 

-Buenas noches. Perdón este tipo de llamado es poco usual. Lo sé... Existe un punto que necesito trasmitirle a la mayor cantidad de argentinas y argentinos, habidos y por haber. Desde la Nave Central de la ONU se nos informa que ya van quedando menos planetas para inspeccionar y que en todo ya se terminaron los recursos desde allí. En resumidas cuentas, estamos por la nuestra. Sabíamos que esto podía pasar pero bueno, llegó el momento. Depende ya sólo de nosotros poder encontrar un planeta que sea idóneo y que nos sirva para alvergar a este pueblo tan maravilloso. 

Rumores fuertes, algunos gritos y pocos aplausos. Toses y finalmente silencio. Una pantalla de de un kilómetro apareció de forma central para ser vista por todos. Mostraba el curso de la nave a gran escala hasta el momento y explicaba un poco lo que ya había dicho el doctor Costemalle. La gente estaba entre no entender nada, el miedo y la desconfianza. 

-Yo sé que en términos generales, a nivel global, nunca se nos tuvo mucho respeto. Pareciera que para el resto del mundo somos unos conventilleros que sólo quieren fútbol, asado y vino. Pero les hemos demostrado a también que podemos componer grandes sinfonías, construir nuestros propios cohetes y guiar nuestros destinos como ahora lo estamos haciendo. Siempre con un cierto agregado de tragicomedia, picardía y épica. 

La gente escuchaba atenta.

-También se nos ha criticado en el pasado nuestra falta de memoria, nuestro desprecio por los derechos humanos y una falta de unidad preocupante. Pero todo eso ha quedado por suerte bien atrás. Nos convertimos, tarde pero seguro, en aquella potencia mundial que estábamos predestinados a ser desde los inicios de la patria, hace ya trescientos años atrás. Pero ahora seremos amigos, seremos compañeros, seremos hermanos, en nuestro último viaje. En nuestra odisea final que nos llevará a la gloria o a la aniquilación.   No podemos fallar. 

Toses aisladas y suspenso, tensión. 

-Es por esto que hemos reunido a un selecto y variopinto equipo de investigación para explorar un planeta que ya reservamos ante la Liga de Naciones Unidas. Había dos o tres planetas que nos disputaban esta elección...

-¿Quienes?- Se alzó imprudente la voz desafiante de un anónimo. 

-Bueno... Viejos conocidos... Chile...

Abucheos fuertes.

-Camerún...

Abucheos moderados.

-Estados Unidos... 

Abucheos poderosísimos. 

-Bueno amigos, calma. Tranquilidad. Ya conseguimos ser los primeros en poder inspeccionar dicho planeta. Y en breve sabremos si ya dispondremos a la brevedad de un hogar. 

El doctor habla con alguien a su costado, oculto en la oscuridad del colosal auditorio. 

-¿Los presento? 

-Seeeee

-Ellos son el Licenciado Horacio Trafalgar Medrano de la Universidad Nacional de Rosario. 

Aplausos y vitores. 

-El doctor Alfredo Cejeián, de la Universidad de Bariloche. 

Más aplausos.

-El Maestro Astrofísico Lino Livraga Rizzi, de la UBA.

Siguen los vitores. 

-Y por último el querido actor y escritor tucumano, Silvio (el tío) Lopez. 

Estallan los aplausos. Ovación absoluta. Silvio es el actor argentino más querido de los últimos treinta años. Todos suben al estrado para saludar a su gente pero es el tío Silvio quien toma la palabra. 

-Muchas gracias, gracias. Es un honor y un placer poder participar de esto. Por mi querido pueblo Argentino todo, hoy y siempre. Quiero agradecer a la Liga de las Naciones Unidas por darnos esta oportunidad y también, agradecer a los capitanes de la nave y al Consejo Nacional Argentino por elegime y elegir a mis compañeros por encima de un montón de otros. Gente toda muy capacitada. Espero y esperamos estar a la altura del desafío. Por ultimo agradecer al Ingeniero Doctor Federico Costemalle que no sólo nos elegió sino que comandará esta expedición. 

Aplausos y ovación total. 

-Ya veremos si el tiempo nos dará la razón o no. 

Silencio. 

-Pero quiero decir algo...

El tío López, entusiasmado gritó a viva voz. 

-Volveremos victoriosos y encontraremos un planeta para todos o moriremos en el intento carajo!  

Silencio. 

Luego un breve rumor y finalmente un crescendo de voces, risas, gritos y aplausos que dericvó en una gran ovación, en cantos de cancha y hasta en golpes de bombo. 

Una voz por el alto parlante anunció: 

-Estos son los cinco hombres que nos representarán en el espacio; Federico Costemalle, Lino Livraga...

El estruendo de voces, gritos, cantos y hasta petardos fue tan intenso que la voz de la IA se perdió y esa noche vivieron un gran fiesta que duró casi un día.