sábado, 6 de abril de 2024

Los Argentinos en la Luna...


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-Pensar que en casi todas las calles de Buenos Aires, alguien se debe haber suicidado alguna vez...

Los cinco se encontraban en el transbordador Misiones 1. No había grandes lujos ni estaban a sus anchas como en la megalópolis que es el Eva 41. Pero a los fines prácticos estabab bastante bien. 

-Mira culeado, si te vas a poner a pensar en esas huevadas, mejor andá poniendo la pava que ya es la hora del mate para mi- Le dijo Federico a Lino, que observaba con melancolía las estrellas. 

-Extraño el barrio...

-Estos porteños siempre bajoneandose.- Dijo el tío López que había entrado en el comedor común del Misiones con la térmica y el mate al vacío. 

El Rosarino y el Patagónico seguían durmiendo. Aún quedaban varias horas para llegar a Rig 4, el planeta que la Liga había seleccionado para que inspeccionaran. Entre mate y mate, los tres compañeros discutían ideas y filosofaban acerca del destino y el ser nacional. 

-Nada de eso existe... Remató Lino- Si en verdad existiera un ser nacional, no sería aquello que pensamos. Miremos este pequeño grupo variopinto y federal. Casi nadie comparte nada con el otro. Ni aunque fuéramos de la misma provincia. O la misma ciudad... cada cual en la suya señores...

Federico chupó fuerte su mate y se rascó tras la oreja izquierda. El ser el capitán de la nave y líder de la partida le daba cierto aire de autoridad, pero a cada momento se encargaba de desdramatizar su importancia o cualquier atisbo de solemnidad. 

-Mirá Linito querido, ¿te digo una cosa? Ustedes los porteños no se bancan ser parte de un todo más grande, les cuesta ver más allá de sus narices...

Lino comenzó a responder pero Federico lo detuvo con la mano.

-Chhh chhh perá, dejame terminar la idea compadre. A lo que voy es que no es culpa suya. Siempre vivieron en lo que sería como la entrada internacional del país, son la cara de la Argentina y de alguna manera eso siempre los puso en un lugar medio jodido. Las presiones, las apariencias, el ritmo de vida en una ciudad internacional es destructivo por no decir recontra alienante. Pero deben saber que atrás siempre hubo un pueblo enorme que los sostuvo. 

Lino sonrió y se refregó una lagrimita escurridiza. 

-Igual que insoportables que son los porteños por diós. Más agrandados que un capataz de estancia...

La intervención del tío López descontracturó el momento de solemnidad y todos estallaron en risas. Lino cerró:

-Compartimos el mate señores, eso es un montón.

-Aparte todos sabemos que los peores son los rosarinos... Sentenció Federico que ante las miradas serias de sus colegas, estalló en una sonora carcajada junto a los otros dos. 

BEEEEEEEEEEEEEEEEEEP BEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEP BEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEP

-A la mierda carajo ¿Que es ese sonido?- pregunto el tío Lopez- Parece una vaca pariendo. 

-Es la tía López- respondió con sorna Lino. 

Federico se levantó con calma y seriedad y se acercó a los controles. Después se fué a la cabina de mando, el porteño y el tucumano lo siguieron flotando de cerca. Federico chequeó algo en la computadora. La IA le informó un desperfecto en la cubierta del Misiones. 

-Habrá que despertar al rosarino, él es el único experto en Mecatrónica.

Una vez los hombres reunidos en el puente, Federico dió el visto bueno y Horacio Trafalgar salió por primera vez al espacio exterior. La experiencia le pareció en parte lúdica, pero también de cierta tensión. Nada grave pero debía tener todos sus sentidos puestos en la cuestión. Colocado sobre la carrocería del Misiones 1, Trafalgar no cejó un minuto de poner toda su concentración en la inmediata solución del problema. Los tornillos flotaban a su alrededor, una gota de sudor corría fría por su frente y Horacio pensaba que todo estaba pasando ahora. Todo por lo que había estudiado largos años lo había llevado hasta ese punto clave de su vida. No era grave, pero sabía que si no resolvía el problema tarde o temprano podría convertirse en algo de grave a definitivo. No podía fallar y descartó de su mente esa idea. Era vencer o morir. La adrenalina lo mantenía en un fuerte estado de agitación pero sin perder la concentración, como si la vida se le fuera en ello. Los Hinduístas le llamarían estado de Samadhi. Los Budistas también... Pero él era de Rosario Central, no sabía nada acerca de estados alterados, o quizás sí...

Los cuatro miembros restantes del Misiones 1 no hablaban, miraban con oscura determinación el comportamiento inentendible de su compañero, flotando en el espacio. El tío López pensó tirar un chiste pero se contuvo, el momento no se prestaba para la chanza. Entonces vieron que de pronto Horas (como le decían a veces) se quedó impávido, inamovible, como si estuviera petrificado. Se dió vuelta en una movimiento espástico y sacó su dedo pulgar para arriba. Por Mic anunció:

-Estamo' bien muchacho', estamo' bien. 

Los muchachos suspiraron y respiraron finalmente. el tío López se sacó lasa ganas. 

-Grandeeee culeadoooo.

Todos rieron y celebraron el regreso victorioso del afamado RosariGASIno. Pero no terminaron de tomar unos Fernet's al vacío que la I.A. DORA (la computadora) les comunicó con cierto tono de emoción. 

Bien hecho queridos amigos argentinos... Ahora que todo salió bien, les pedimos que ocupen sus lugares porque en breve comenzaremos las maniobras de descenso. Rig 4 se encuentra ya a la vista. Felicitaciones!

Los cinco astronautas argentos se miraron y chocaron los cartones mientras cantaban Olé olé olé Diegooo Diegoooo. 

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