viernes, 5 de abril de 2024

Los Argentinos en la Luna, la humanidad en las estrellas...





Hagamos fervientes votos, porque, si a la consumación de los siglos, el Supremo Hacedor llamase a las naciones de la Tierra para pedirles cuenta del uso que hicieron de los dones que les deparó y del libre albedrío y la inteligencia con que dotó a sus criaturas, nuestra bandera, celeste y blanca, pueda ser todavía discernida entre el polvo de los pueblos en marcha, acaudillando cien millones de argentinos, hijos de nuestros hijos, hasta la última generación, y deponiéndola sin mancha ante el solio del Altísimo, puedan mostrar todos los que la siguieren que en civilización moral y cultura intelectual, aspiraron sus padres a evidenciar que en efecto fué creado el hombre a imagen y semejanza de Dios. 

Domingo F. Sarmiento.


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Toda la Humanidad se encuentra en el espacio, surcando la galaxia. La Tierra colapsó y ya no hubo lugar para otra maniobra más que la evasiva. La sobrepoblación exponencial hizo que todos y cada uno de los países tuviera que salir al espacio exterior en busca de un planeta que los albergue. En el comienzo cada mega nave nacional llevaba a todos sus habitantes, millones y millones de humanos traspirados. La Tierra comenzó a convertirse en un punto azul pálido hasta desaparecir. El convoy de las Naciones Unidas fue de a poco desmigajándose, cada vez que aparecía un planeta idóneo. Los que lo descubrían se lo apropiaban. Para sorpresa de todos los primeros en hacerlo fueron los Rumanos y para sospresa de nadie les siguieron los Rusos y los Chinos. Luego pasaría un buen tiempo hasta que los Japoneses e ingleses encontraran su lugar en el Universo. De a poco la mayoría se iba ubicando. Pero todavía quedaban algunas naves viajando como en caravana entre millones de estrellas y planetas. Entre ellas la propia de la Argentina. La pregunta es ¿Quien sería el próximo país en encontrar su destino?

-Buscalo a Lucio o a Silvio, a cualquiera de ambos, que necesitamos reunirnos todos en el hall central del Eva 41

Sami voló de allí hacia el hangar que conduce a los puestos de comunicación de toda la nave. En pocos minutos toda la tripulación y pasajeros se encontraba reunido en el centro de conferencias. Gritos, llantos de bebés, peleas y puteadas se elevaban en todo tipo de tonalidad. Al estrado subió el doctor Federico Costemalle, un oriundo de la ciudad de Nueva Córdoba. 

-Buenas noches. Perdón este tipo de llamado es poco usual. Lo sé... Existe un punto que necesito trasmitirle a la mayor cantidad de argentinas y argentinos, habidos y por haber. Desde la Nave Central de la ONU se nos informa que ya van quedando menos planetas para inspeccionar y que en todo ya se terminaron los recursos desde allí. En resumidas cuentas, estamos por la nuestra. Sabíamos que esto podía pasar pero bueno, llegó el momento. Depende ya sólo de nosotros poder encontrar un planeta que sea idóneo y que nos sirva para alvergar a este pueblo tan maravilloso. 

Rumores fuertes, algunos gritos y pocos aplausos. Toses y finalmente silencio. Una pantalla de de un kilómetro apareció de forma central para ser vista por todos. Mostraba el curso de la nave a gran escala hasta el momento y explicaba un poco lo que ya había dicho el doctor Costemalle. La gente estaba entre no entender nada, el miedo y la desconfianza. 

-Yo sé que en términos generales, a nivel global, nunca se nos tuvo mucho respeto. Pareciera que para el resto del mundo somos unos conventilleros que sólo quieren fútbol, asado y vino. Pero les hemos demostrado a también que podemos componer grandes sinfonías, construir nuestros propios cohetes y guiar nuestros destinos como ahora lo estamos haciendo. Siempre con un cierto agregado de tragicomedia, picardía y épica. 

La gente escuchaba atenta.

-También se nos ha criticado en el pasado nuestra falta de memoria, nuestro desprecio por los derechos humanos y una falta de unidad preocupante. Pero todo eso ha quedado por suerte bien atrás. Nos convertimos, tarde pero seguro, en aquella potencia mundial que estábamos predestinados a ser desde los inicios de la patria, hace ya trescientos años atrás. Pero ahora seremos amigos, seremos compañeros, seremos hermanos, en nuestro último viaje. En nuestra odisea final que nos llevará a la gloria o a la aniquilación.   No podemos fallar. 

Toses aisladas y suspenso, tensión. 

-Es por esto que hemos reunido a un selecto y variopinto equipo de investigación para explorar un planeta que ya reservamos ante la Liga de Naciones Unidas. Había dos o tres planetas que nos disputaban esta elección...

-¿Quienes?- Se alzó imprudente la voz desafiante de un anónimo. 

-Bueno... Viejos conocidos... Chile...

Abucheos fuertes.

-Camerún...

Abucheos moderados.

-Estados Unidos... 

Abucheos poderosísimos. 

-Bueno amigos, calma. Tranquilidad. Ya conseguimos ser los primeros en poder inspeccionar dicho planeta. Y en breve sabremos si ya dispondremos a la brevedad de un hogar. 

El doctor habla con alguien a su costado, oculto en la oscuridad del colosal auditorio. 

-¿Los presento? 

-Seeeee

-Ellos son el Licenciado Horacio Trafalgar Medrano de la Universidad Nacional de Rosario. 

Aplausos y vitores. 

-El doctor Alfredo Cejeián, de la Universidad de Bariloche. 

Más aplausos.

-El Maestro Astrofísico Lino Livraga Rizzi, de la UBA.

Siguen los vitores. 

-Y por último el querido actor y escritor tucumano, Silvio (el tío) Lopez. 

Estallan los aplausos. Ovación absoluta. Silvio es el actor argentino más querido de los últimos treinta años. Todos suben al estrado para saludar a su gente pero es el tío Silvio quien toma la palabra. 

-Muchas gracias, gracias. Es un honor y un placer poder participar de esto. Por mi querido pueblo Argentino todo, hoy y siempre. Quiero agradecer a la Liga de las Naciones Unidas por darnos esta oportunidad y también, agradecer a los capitanes de la nave y al Consejo Nacional Argentino por elegime y elegir a mis compañeros por encima de un montón de otros. Gente toda muy capacitada. Espero y esperamos estar a la altura del desafío. Por ultimo agradecer al Ingeniero Doctor Federico Costemalle que no sólo nos elegió sino que comandará esta expedición. 

Aplausos y ovación total. 

-Ya veremos si el tiempo nos dará la razón o no. 

Silencio. 

-Pero quiero decir algo...

El tío López, entusiasmado gritó a viva voz. 

-Volveremos victoriosos y encontraremos un planeta para todos o moriremos en el intento carajo!  

Silencio. 

Luego un breve rumor y finalmente un crescendo de voces, risas, gritos y aplausos que dericvó en una gran ovación, en cantos de cancha y hasta en golpes de bombo. 

Una voz por el alto parlante anunció: 

-Estos son los cinco hombres que nos representarán en el espacio; Federico Costemalle, Lino Livraga...

El estruendo de voces, gritos, cantos y hasta petardos fue tan intenso que la voz de la IA se perdió y esa noche vivieron un gran fiesta que duró casi un día.

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