jueves, 30 de junio de 2022

¿Está Nacho? 6

 El Mito Nacho 

El arte de ser mitómano


Había algo que era insoslayable en el modus operandi de Nacho y que me atrevo a decir era (y probablemente lo sigue siendo) el hecho de ser un gran mentiroso o fabulador. Nacho tenía una compulsión entre divertida y malsana de mentir a rolete. Digo divertida porque todavía recordamos algunas de sus mentiras más célebres. Y malsana porque muchas veces nos dábamos cuenta de entrada que nos mentía, pero él lo negaba rotundamente, o quizás sólo callaba.

Una de las fábulas más famosas de maese Nacho era siempre contar algo que nadie podía chequear en el momento (tiempos de internet aún lejanos). Entonces lo que sea que él hubiera descubierto, o que le hubiera pasado o visto, era francamente inchequeable. Ante la duda uno elegía creerle, pero como la mentira tiene patas cortas, siempre se terminaba destapando la olla de que todo o casi todo de lo que Nacho nos solía contar como una gran primicia o novedad era un verso de acá a la China.

Hablando de China, Nacho, mucho antes que el resto y que existieran los Otakus, era un gran fan de la cultura oriental sobre todo la de Japón. Eso a mediados de los noventas no era algo tan usual como ahora. Nacho hablaba loas y loas acerca de los guerreros samurais por ejemplo. Yo le discutía y decía que prefería un caballero de penacho y mandoble al mejor estilo europeo. Pero Nacho, sabiamente me desandó al respecto. Las armaduras de los samurais eran más livianas y flexibles lo que les daba más libertad de acción. Lo mismo sus espadas, más pequeñas y me contó que a veces solían tener un huequito a lo largo, para que entrara aire en el cuerpo del rival y muriera más rápido y pior...

Nacho manejaba cierta información que el resto apenas tocábamos de oído. Quizás por ser un poco más grande, quizás por ser curioso antes que nosotros. No sé. Pero de alguna manera Nacho muchas veces habría caminos y mostraba nuevas sendas. Claro que no era un ejemplo desde el punto de vista como buen alumno, era tan o más malo que yo. Pero Nacho tenía otros atractivos y el ser un gran fabulador y a la vez mostrarnos cosas nuevas lo convertía en un pibe al que a veces se lo tomaba de punto pero hasta ahí nomás porque era interesante gran parte de la data que bajaba y no era verso. Y lo que era verso era gracioso.

Nacho no era el único que sufría de bullying en el colegio. Todos pasamos por ahí, sobre todo mis amigos y yo. Recuerdo que durante casi dos años me molestaron con una propaganda de jugos Tang y decían todo el speech al respecto. Ni siquiera sabían por qué me decían eso y la mayoría sólo repetía la propaganda para hacerme enojar, y yo, como un boludo me enojaba haciéndoles el juego. Recuerdo decirle a Robertito que dejara de llamarme así y que lo pensó y me dijo que no. Luego salió corriendo. En mis recuerdos de la primaria siempre siento que cuando alguien hacía alguna guachada después salía corriendo. No sé si es tan así, pero algo de eso debe haber pasado al menos alguna vez. Al uruguayo una vez lo cargaron con que había perdido Uruguay y se puso a llorar tanto que nunca más le mencionaron su nacionalidad. Después se hizo adolescente y tuvo la necesidad de reivindicarse como del pueblo Charrúa, pero esa es harina de otro costal...

Una vez, para constatar lo de las mentiras nachescas, mis amigos le tendieron una trampa de aquellas. Le preguntaron super entusiasmados si ya había jugado al Supersonga. Nacho, que por lo general no quería quedarse afuera de nada y mucho menos en lo que respecta a cuestiones nerds como dibujos o video juegos afirmó que sí, que lo conocía y de hecho agregó un poco de su parte para la fabulación general: "Ahhh si, el que tiene joystick con forma de huesitos..." En ese momento todos estallaron de la risa porque nada de eso existía y porque Nacho no paraba de mentir. Era un mentiroso crónico, el mentiroso en la montaña...

Pero no importa, Nacho usaba aquellas mentiras como mecanismo de defensa de alguna manera y es más que válido. Lo que me parece increíble de su parte y hasta temerario es que se la bancara hasta el final. Casi nunca admitía que mentía. A lo sumo cesaba en su defensa y esbozaba alguna sonrisa un tanto socarrona. Un maestro. 

Como ya dije antes, Nacho tenía con quien rivalizar en personaje total y absoluto del grado. Por un lado, estaba Nico. El otro "inventor". Pero Nico no se daba tanta maña y nadie se lo tomaba muy en serio. A parte lo suyo era más la mecánica automotriz, pongamosle... Nacho simplemente "inventaba cosas". Una de las primeras veces que fuímos a su departamento estaba su madre, una mujer bastante linda, bajita y simnpática. Nos dijo que a su hijo le encnataba "inventar cosas". Claro, como que su hijo era un gran inventor y aunque quizás en ese momento relacionamos la oración con una especie de "robot" inerte frente a nuestra narices, de grandes nos dimos cuenta que a Nacho le gustaba inventar, punto. No importaba lo que eso fuera. Un robot, una fábula o un videojuego con joystick de "huesitos".

 

miércoles, 29 de junio de 2022

¿Está Nacho? 5

 "Porque es mío"

Sería ser muy injustos con Nacho si lo tratáramos de como a un ser mezquino. Nada más lejos de la realidad. Nacho era un ser sumamente generoso, pero como todo ser humano mortal tenía sus falencias, su lado oscuro y sus miserias.

Una de las cosas que más nos molestaba de nuestro querido amigo eran ciertas actitudes mezquinas como no prestar absolutamente nada de lo que llevaba al colegio o que tenía en su casa. Nacho era de esos que le pedías una mordida de su alfajor y te ponía los dedos delimitando una mordida casi imposible. O simplemente no te daba nada. Ante la pregunta de por qué era tan miserable el respondía con otra de sus frases icónicas y legendarias: porque es mío. 

Claro, así sin más vueltas que darle al asunto. El sentido de propiedad privada ante todo. Aquello no dejaba lugar ni espacio a la refutación. A ninguno de nosotros se le ocurriría (gracias a Dios) sacar a relucir un discurso marxista leninista acerca de la propiedad privada o mucho menos citar a Bakunin. No, aún éramos chicos y ante esa terminante negativa, todos debíamos aceptar que Nacho, una vez más nos había ganado. El "porque es mío" cerraba toda posibilidad de debate y más allá de quejarse o de alguna bardeada que se podía comer, sin Nacho decía esa frase lacónica y tajante ya estaba, listo, no hay tu tía. Caso cerrado. 

Por otro lado, debo decir que Nacho también era un espíritu generoso. Cuando estábamos en cuarto o quinto grado, nos vino con el chisme de que andaba viendo un dibujo que era superior al resto. Nos mencionó algo de Los caballeros del Zodiaco que daban por Canal 9 o algo así. Lo recomendó con verdadero ahínco. Recuerdo que en mi cabeza, ante su mención, me imaginé un dibujo bastante choto estilo "Los Centuriones" y la verdad que no me llamaba para nada la atención. Pero al parecer el uruguayo se enganchó y se sumó a la recomendación y de tanto boca en boca terminé viendo a ver de que se trataba aquello. No recuerdo el primer capítulo que vi de la serie, pero sí recuerdo que me hice fanático como el resto de mis amigos. Y esa fué una recomendación 100% Nachesca. 

Hoy en día vemos Los Caba con mi hija, el legado se trasmite de generación en generación. Desde aquella tarde de mediados de los noventas, caminando por las veredas rojas de Catalinas Sur, hasta hoy en día. Un acto de generosidad intelectual que aún agradecemos. Gracias Nacho, nada hubiera sido lo mismo sin vos. 


martes, 28 de junio de 2022

¿Está Nacho? 4

 El lenguaje silencioso


Una de las tantas cosas que se desprendió del famoso "es óxido", fué el maravilloso lenguaje silencioso que descubrimos en nuestro querido amigo Nacho. 

Cada vez que Nacho estaba enojado y terminaba una frase, un diálogo, una palabra, sus labios continuaban moviéndose como por arte de magia. No emitían ningún sonido, sin embargo ahí estaba Nacho, mirándonos muy enojado, y haciendo una especie de monólogo silencioso. 

La mayoría de nosotros consideraba que Nacho nos puteaba por lo bajo. Es muy probable que así fuera porque casi siempre ese lenguaje silensioso era precedido por alguna rabieta. Por lo general era un Nacho enojado el que se quedaba nervioso, moviendo los labios como ventrílocuo endemoniado. 

Pero no era la única explicación. Podía ser que estuviera tan nervioso que simplemente sus labios trasmitían ese estado de ánimo. Como cuando los gatos están muy enojados y su espalda se curva, sus pelos se inflaman y un sonido como ronquido afónico sale de su abarrotada gargantilla gatuna. 

Sin embargo, nuestra teoría final al respecto es que se trataba de un sonido imperceptible que debía ser decodificado. En nuestro afán por averiguar que corno decía Nacho cada vez que se quedaba murmurando algo de puro enojo, fuimos a lo de Nico, el inventor (aunque ese puesto entraría en conflicto pronto con el mismísimo Nacho, en un verdadero duelo de pesos pesados). Nuestro lungo compañero recibió la misión de poder microfonar a Nacho lo más cerca de su boca posible. Claro que sin que este se diera cuenta. Lo de Nico fue en verdad de una torpeza superior. Le adosó un micrófono del tamaño de un zapato (aprox) y Nacho se dió cuenta que alguna engaña pichanga le estaban preparando. Lanzó el micrófono de Nico por la ventana y nuestra oportunidad de grabarlo se vió afectada por un tiempo, tiempo que se convirtió en meses. 

Finalmente, para fin de año llegó el día de la verdad. En la clase de música, improvisamos antes que la clase empezara, un micrófono que no desentonaría allí. Junto a Faca y Romi, más el aporte de nuestro nuevo pintoresco compañero "Gaviota" (quizás merecedor de su propia leyenda). Cuando Nacho se acercó junto a otros compañeros para cantar cerca del piano, pusimos a grabar. Hacía falta un disparador. Le gritamos cuando tenía que cantar "es óxido" o alguna tontería así. Él nos miró y nos respondió con un contundente "¿que te pasa pelotudo?" y acto seguido, su misterioso lenguaje silencioso. 

Cuando salimos del colegio nos fuimos corriendo a mi casa para escuchar la grabación. Justo antes de que Nacho cantara se había hecho un muy conveniente silencio sepulcral en el aula de música. Luego del "es óxido" y de su vehemente contestación subimos a tope el volúmen del equipo. El resultado nos dejó sin palabras. Lo que Nacho decía en su lenguaje silencioso era:

BsrnsnbnbzbbsbbsbbandnabbxdbxzxbbebBNZXmdnsnnmsfmNKIF  ndNSmdm...

lunes, 27 de junio de 2022

¿Está Nacho? 3

 Es óxido


Se cuenta por ahí que la leyenda nachesca se inició con un determinado mito fundante. Como si de un arquetipo del inconsciente colectivo se tratase, el suceso que voy a narrar a continuación, fué definitivamente un antes y un después en todo en lo que a Nacho compete. 

Ya estamos en cuarto grado. Como siempre, situación recreo. Corridas. Juegos sucios. Guardapolvos roñosos. Cada uno en su historieta. En eso lo veo a Nacho caminando a pocos pasos delante de mí. Veo que su guardapolvo detenta unas manchas símil marrón a la altura de su trasero. Es gracioso. Un compañero insinúa que Nacho se cagó encima. Pero más allá de algunas risas por escuchar la palabra "cagó", no pasa mucho. Es obvio que Nacho se sentó donde no debía, no se dió cuenta y le quedó todo el guardapolvo manchado. En ese momento, no sé por qué misterioso hado, se me cruzó por la cabeza que Nacho nos iba a decir que era óxido. Se los comenté a mis amigos. "Seguro dice que es óxido" dije. Nacho se encontraba a poco más de cinco metros de nosotros y mi comentario fué por lo bajo, en medio de un recreo escolar, con todo lo que eso implica, corridas, gritos, sonidos varios. Nacho... y esto no me olvido más... es increíble... Nacho se dió vuelta hacia nosotros, intentó mirarse el trasero manchado y  luego nos miró con una cara absolutamente seria como quien piensa "¿son idiotas?", nos disparó un maravilloso: 

"Es óxido"

Nos miramos con mis amigos sin poder creer que lo hubiera dicho. Exactamente como lo había vaticinado. Pero no había tiempo para reconocer clarividencias o futurismos, ahí mismo estallamos de risa. No sólo era gracioso que hubiera dicho lo que dije que iba a decir, sino el COMO lo dijo, y eso, señoras y señores, es 100% Nacho, puro Nacho en el más alto estado de gracia.

A partir de ese día, la famosa frase "es óxido" recorrió todo el universo... bueno, no. Pero corrió como reguero de pólvora por todo el colegio... Bueno, tampoco. La realidad es que sí se hizo muy popular dentro de nuestra aula. Todos y todas se familiarizaron en poco tiempo con aquella extraña sentencia. El "es óxido" se convirtió casi en una marca registrada de nuestro curso. Cualquier pregunta podía derivar en "es óxido".  Los populares de nuestro grado (que no éramos precisamente nosotros) se la apropiaron y con el tiempo, la frase fué alejándose del hecho espontáneo en la que se generó, y de a poco fué perdiendo sentido. Ya cualquier gandul andaba diciendo "es óxido", como por ejemplo Mario, Tito o los idiotas del "curso de al lado". Después, pasó su momento y ya nadie más la dijo. Así es como las mejores cosas siempre pierden la gracia. Es el famoso síndrome del "yo no fuí". 


domingo, 26 de junio de 2022

¿Está Nacho? 2

 Los comienzos

Mc Pollo

Cuando sonaba el timbre del recreo, con mis amigos nos girábamos hacia donde estaba Nacho sentado y decíamos con una mueca cruel "Se inicia la cacería" como si de un Nelson Rufino endemoniado saliera esa extraña sentencia. En ese preciso momento, Nacho sabía que tenía que salir corriendo. Según nuestro dictámen arbitrario de juego, él se trataba de Mac Pollo, un ser inorgánico que debía escapar de sus perseguidores para salvar su vida. 

Creo que sin temor a equivocarme, durante todo tercer grado, Nacho estuvo prisionero de nuestra pulsión cazadora. Según el uruguayo, Nacho era la reencarnación de un muñequito de Ronald Mc Donald de peluche que nuestra compañera Tatiana llevaba al colegio vaya a saber a santo de que asunto. A todos nos gustaba apretarle la cabeza y no pocos queríamos arrebatarselo y destrozarlo.  

Yo se lo digo siempre a mi hija de 9 años, NO LLEVES JUGUETES AL COLEGIO, porque siempre causan algún desmadre. O te lo quieren robar, te lo rompen, alguien hace comparaciones dañinas o simplemente sirve de excusa para que algunos malvados con cuerpo de niños lo utilicen de excusa para perseguir a un pobre compañero. 

A veces, Nacho salía rajando sin que nadie le dijera nada, hasta quizás habíamos olvidado que él era nuestro Nacho, nuestro MC Pollo, y entonces recordábamos ese terrible juego y salíamos tras él extrañados ante su actitud, en modo automático podría decirse. Otras, simplemente era él quien salían conrriendo a desgano, harto de esas estériles persuciones que no terminaban en nada más que en el mero placer de correrlo por todos los endemoniados pasillos del colegio. 

Un día de tantos, Nacho planto cara y no corrió más. Simplemente se quedó parado ahí en el aula y nos dijo. No quiero correr. Nosotros nos miramos confundidos y no supimos que hacer. Ese juego brutal y sin sentido se había desgastado. Ya no tenía gracias si la "víctima" no hacía su parte del juego. Pensamos unos segundos y nos dedicamos a otros menesteres como el intercambio abúlico de figuritas o patear una absurda tapita de Coca Cola...

lunes, 20 de junio de 2022

¿Está Nacho? 1

Nacho: ¿Quién es ese chico?

(Introducción al imaginario mundo de Nacho)

"Estamos en el año 1993, toda la Argentina está ocupada por el manto del Menemato y el cetro del 'último Emperador Sirio' cierne su sombra sobre el impávido espectro austral de la plateada nación del Libertador."

Pero nada sabemos de estas cosas cuando estamos en cuarto grado del colegio primario. Algunos venimos de familias seudo progresistas, sómos la resaca de la primavera alfonsinista. 

Sumergidos en nuestros vulgares quehaceres cotidianos nos cuesta reparar en el otro. El individualismo, poco a poco se impone en el mundo. 

Cuando empezás tercer grado, lo que menos esperas es que haya más nuevos compañeritos. Sin embargo, en marzo de ese año, algunas flamantes incoporaciones se hicieron notar en mi grado para siempre.

El día que Nacho empezó con nosotros, la verdad es que no llamó mucho la atención. 

Su aspecto era el del clásico niño nerd de las películas. Con unos anteojos de marco azul, una de las patillas al borde de romperse. Nacho llegó y todos ya sabíamos mas o menos como sería la cosa.

Pronto quisimos tomar ventaja sobre él, tomarlo de punto, pero si hay algo que Nacho nos dejó en claro fué el hecho de que no era ningún boludo y que con él no se jodía tan fácil.

Nacho tenía cierto aire de superioridad. Era de esos chicos que te hablan con una seguridad abrumadora, haciéndote creer realmente que te decía la posta. 

Solía traer un guardapolvos bastante gastado. Era un poco chueco para adentro. Tenía un pelo de virulana bien rubio y solía sonrojarse bastante cuando se enojaba. 

Nacho trajo mucha data de dibujitos, sobre todo japoneses, que era algo bastante novedoso en ese momento. Pronto se ganó nuestra simpatía y juntos con tres o cuatro amigos más lo incoporamos a nuestro grupo. 

El nuestro, era la clásica facción de niños que no tenían ningún apuro en dejar de serlo. Veíamos dibujitos, los comentabamos, los debatíamos y, en cada uno de ellos, todos teníamos un personaje con el cual nos identificábamos. 

No sólo eso, sino que además, interpretábamos al mismo en cada uno de los recreos matinales. Nacho tenía predilección por los personajes "científicos" o de 'cerebrito'. Eso, más sumado al hecho de que siempre andaba contando alguna cuestión medio nerd sobre tecnología, le daba el mote de ser "el nerd entre los nerds". Sin embargo, no era el líder, lo cual le colocaba en la complicada situación de que a veces podía convertirse ocasionalmente en nuestro propio pequeño chivo expiatorio. 

En definitiva, Nacho era el clásico chico nerd medio gordito y con anteojos, que se jactaba de tener data y conocimientos, que el resto de nosotros no poseía. Al principio esto generaba cierto respeto, eso y el hecho de que un día nos contó que había repetido primer grado en el colegio del cual provenía. Era la primera vez que conocíamos a un 'repetidor' en nuestras vidas y se sentía extraño. Sólo era seis meses mas grande que yo, pero de alguna manera, se sentía como que era más sabio en algunos aspectos. 

Un mediodía, saliendo del colegio, nos contó que sus padres se habían separado cuando estaba en primer grado, y que por eso había repetido. Dicho esto, se fué como diciéndonos 'yo sé algo que ustedes ni siquiera imaginan', y así era... El resto nos quedamos callados, mirándonos sin entender bien lo que nos acababa de decir nuestro nuevo compañero. Separación-padres-divorcio-repetir-traumas de la infancia, etc. 

Nos solíamos reir de Nacho y sus excentricidades, sin embargo, esa mañana nos dimos cuenta (sin saberlo) de lo poco que sabíamos acerca de nada. Éramos unos niños, muy verdes, unos pollos recién salidos del cascarón que de a poco empezaban a comprender ciertas cuestiones (y complejidades) del mundo. Ahora habíamos conocido a Nacho y ya nada sería tan inocente como solía serlo.