sábado, 24 de junio de 2023

Conan el cimerio

 


Ella es una mezcla de Dolores O`riordan y Enya. 
Un poco Demi Moore, otro poco Aracely Gonzalez. 
En verdad no le da el caché para ser ninguna de estas afamadas hijas de la Luna. 
Una chica de ragos refinados, labios finos y recortados. 
Una piel blanca como de porcelana fina.
Un pelo negro como el fondo de la noche más oscura.

Él es un hombre de letras. O mejos dicho, un productor de letras.
Su calvicie le da un aspecto un tanto batracio y arrogante.
Su poco vocabulario lo lleva al basterdeo pueril.
Un fantasmita como Gasparín.
Recoge el guante de su amor y sale en su defensa como un calzón con palometa.
Pero en los tiempos actuales, todo su abigarramiento no impresiona ni sirve para nada.

Ella prefiere gente insulsa.
Odia a los que se la dan de poetas.
El resentimiento es el fruto preferido de los apocados. 
En las fuentes de Acquilonia, sólo Conan es bárbaro.
Dejar todo mi ser confundido con tu saber, es un precio muy alto por tu parecer...
Sólo una bellota pueril de campo come las migajas de mi fanfarria.

martes, 20 de junio de 2023

Olaf Stapledon o Los finales posibles de la humanidad

Ahora que lo desagradable ya se fué... podemos volver a nuestra programación habitual. Allá por 1930, un profesor de filosofía de Seacombe (UK), frente a Liverpool, comenzaba una prominente carrera literaria. Una especie de eslabón perdido de la generación de J.R.R.Tolkien y C.S.Lewis. 

Su primer libro de relevante importancia se llamaba Last and first men, o como se conocería en estas Pampas... La última y la primera humanidad. Aunque más correcto sería decir Los últimos y los primeros hombres. 

Esta novela (si es que se la puede llamar como tal) la leí este verano, habiendo ya leído de él en otros años Hacedor de estrellas y Juan Raro. Dos novelas más cercanas a un concepto de hacer literatura, aunque Star maker podría llegar a ser debatible. No importan tanto los géneros literarios (que me perdone Bajtín), acá lo que es de relevante importancia es el hecho de que siendo Olaf un tipo más del palo de la filosofía y de los ensayos naturalistas que de la narrativa, se le puede perdonar (al menos de mi parte) esa tan particular forma de hacer literatura, y encima de ciencia ficción. 

Cuando en el 2016 leí Hacedor de estrellas tuve, lo que se dice, un viaje. Las descripciones de todo ese viaje astral que el protagonista tiene, sobrevolando un universo imaginario donde todos los cuerpos celestes tienen consciencia, me dejó pasmado. Al año leería Juan Raro, una novela más convencional acerca de un sujeto que vendría a ser un superhombre, con poderes mentales y todo aquel rollo tan explotado luego en la literatura, sobre todo en la sci fi. Sin embargo, disfruté del libro.

Pero cuando este verano volví al autor con su primera gran obra Last and first men, la cosa cambió. Por un lado, me pareció completamente áspera, lenta y por momentos repetitiva. La abandoné un par de veces porque su escritura me parecía demasiado densa para leer en vacaciones. Leí algunas otras cosas en el medio para despuntar el vicio de la "lectura veraniega", con obras más intrascendentes como Tiburón de Benchley y algunos poemarios medio pelo como el de Carla Quevedo y el de Vera Spinetta (un poco mejor). Después me obligué a terminar el libro de Stapledon porque más allá de toda pena, pienso que la vida es buena... Ejem, quiero decir... que pienso que el libro está bueno. La cosa es que la manera de narrar de Stapledon, sin diálogos, contando consecuentemente finales abruptos de la humanidad, puede cansar a cualquiera. 

El libro va de eso, como a partir de lá década del 30, la humanidad va tomando caminos álgidos. Claro, previo a la Segunda Guerra, el autor adivina que Alemania estará en el ojo de la tormenta, lo mismo que Rusia y eventualmente Estados Unidos. Toda esa primera parte es interesante pero aburre un poco ya que habla de un siglo veinte que al final no fué así, pero de todos modos es legible. Ese primer tercio del libro cuesta, es el más descriptivo al ser el autor más cercano en el tiempo, y a veces, entran en breve escena algunos personajes con unos diálogos muy minimalistas. 

Todo lo que vendría después, es pura imaginación del autor. Para la humanidad preveé como trece finales diferentes. Y a su vez, la humanidad iría mutando de forma, pasando por ser una especie de pato, hasta una consciencia incorpórea. (Debo hacer una sangría aquí y decir que tanto este libro como Star maker, sin quererlo y a veces hasta sin saberlo, ha dado de comer a casi la totalidad de la ciencia ficción de los siguientes noventa años. Cierro corchete.) La humanidad se destruye en guerras intercontinentales (obvio) entre el Este y el Oeste. Luego se destruye por la energía atómica de una humanidad Patagónica!! Y posteriormente, siempre es el mismo esquema. La humindad se reagrupa, sale de un estadía primitivo, evoluciona hasta una civilización avanzada y luego se autodestruye. En el medio de estas bataholas, nos invaden los Marcianos que son una especie de medusa invisible. Después, la humanidad invade Venus, y destruye su ecosistema. Y así lamarencoche. No quiero spoilear ni aburrir. Es una novela bastante extensa y de áspera lectura. Animo al lector de género audaz porque pienso que el libro vale la pena y pienso que es de esas obras que corren peligro de ser olvidadas sino le damos un poco de manija. Filosóficamente hablando es interesantísima. Desde el punto de vista literario es una rareza como pocas y desde el punto de vista de la ciencia ficción es casi como una Biblia. 

La recomiendo para leer con paciencia, tiempo y determinación para finalizarla. Después viene el debate, café o vino de por medio. Salú!

lunes, 19 de junio de 2023

¿Haya o allá?

Quizás me haya equivocado en el tipeo al escribir rápido y ligero. Tengo un problema con revisar lo escrito. Allá estás vos, viniendo a juzgar las quejas ajenas.


Quizás haya que tomarse un clona, pero tal vez, también haya que ir a terapia para preguntarse por qué estamos tan pendientes de lo que dicen los demás. Allá vos si tu vida no cambia.


Me haya zarpado o no, es cossa nostra. Por suerte acá escribo sobre lo que quiero y como quiero. Allá, en tu casa, escrbiendo a las 7 y veinte de la mañana, se te nota sola, triste y amargada.


Tal me haya dado cuenta que tanto Twitter te quemó el cerebro. Lo usan para despreciar los comentarios ajenos, esas personas que tienen mal aliento y mas feo el valero. Allá, en tu casa, resignada y mal tocada.


Quizás haya que tener más sexo. Quizás allá, en tu casa, te falta cariño. Los felinos y la pasta no te pueden cubrir esa falta.


Por ahí sos una gran escritora, tal vez haya mucho de impiedad en vos, porque no tolerás las verdades que le disparé al mundo y allá, sola en tu casa, recogiste el guante de algo que no te incumbía. 


No te pongas mal, haya o no talento en tu haber, te aviso que sos una pobre amargada. Allá a la vuelta tenes la posibilidad de que publiquen tu prosa aburrida, sin sangre. 


Aplaudo que haya enojo en tus contestaciones, demuestran que no sos tan superada como te queres mostrar. Sin embargo, allá, en el anomimato de tu casa sos muy valiente para bardear y no dar la cara.


Tu género explica un poco tu cobardía, pero no hay que poner a todos en la misma bolsa. Hayas o no tenido la intención, allá aburrida y al pedo en tu casa.


Todo estos posteos me re sirven para escribir. Me diste la excusa perfecta. Vos no te des tantos aires ya que careces de entidad. Pero yo cumplo con tener material para expresar acá, o allá... o donde sea que haya...


Gracias a esta polémica en la que picaste sin que nadie te llame, el blog triplicó su popularidad. Te hayas dado cuenta o no. Allá, acá o en el berreteada de tu arrogancia.


Yo soy ira, yo soy rabia, me encanta ahogarme en mi furia, porque me descansa. En cambio, a vos, el viento te barre más rápido que a las hojas en otoño. Por liviana y por insulsa, anónima, hija de la nada. 



sábado, 17 de junio de 2023

¿Qué les exigimos a los viejos rockeros?

A veces es interesante encontrar gente gris que se la pasa de hater desde el anonimato. Juzgando desde un pedestal a todo y todos. Gente sin pareja, adicta a la masturbación autocomplaciente, gente que nadie quiere y que sólo es asistida por interés. Esa gente me da asco. 

Ya lo dije an algunos posteos atrás. Los odiadores de la tendencia. Como si andar por ahí, gritando a los cuatro vientos que lo que todos celebran es una mierda. Y como si por ello mismo eso los pusiera por encima de la masa. Bueno peques, ese complejo de pito chico te lo debo, gracias. Hay que ir muchos años a terapia para que te ubiquen en tu palmera y bajes cinco cambios. 

Salames al por mayor que le exigen a tal o cual personaje que carece de rock, que es un facho, que quien se cree que es... Pero a ver loco, ¿y vos quien mierda sos? No te juna ni tu familia fantasma, y venis a decirle a gente realmente exitosa lo que es o tiene que hacer. Gente gris que no conoce nadie, que nada logró, y viene a hablarnos de éxitos y de fracasos. Pero por favor, vayanse a hacer ortear un poco maniquíes. 

Lo más gracioso es que es tal su grado de resentimiento que te buscan, te siguen, te leen, te escuchan, están pendientes de vos para después, a la primer oportunidad saltar porque se quedaron calentitos los panchos. Que asco...

Dejen en paz a la gente que hizo algo en el mundo y sigan con su kiosquito berreta de vender dos libros por año. Metanse su odio en el culito y en todo caso vengan a dar la cara, como hacemos los que tenemos huevos y no los cagones tragalelípidos (¿te gustó esa?) porque sé que vas a volver a seguir leyendo. Marica.

Los que dieron todo, ya está, ya lo dieron todo. No se les exige nada más. Te pueden gustar a o no, pero seguir con esa historia de que hagan tal o cual cosa, por favor... 

Y ahora, un mensaje de nuestro patrocinador:

Si me hago enemigos es un asunto mío. La vida sin enemigos es aburrida. 

Los bufones enmascarados son leche agria, se hacen pis cara a cara. 

Los fofos de cuerpo, alma y espíritu son blandengues que viven la vida en estado de latencia. 

Los virgos que se quedan calentitos y son vengadores del anonimato nacieron con el pito flojo, con el alma castrada y el corazón ortiBa.

lunes, 12 de junio de 2023

Los ilustres desconocidos o ¿Como se puede publicar algo?

¿Que tan importante es publicar? 

Cuando uno escribe, escribe y no deja de escribir, en algúnmomento piensa que quizás sería algo lindo, agradable, ver algo de todo eso publicado. Lo siente como una recompensa al largo trabajo realizado. Sin embargo, pareciera que la cosa no es tan simple como parece. 

Algunas personas con más experiencia (lo más probable con obra publicada) te van a salir al cruce diciendo que no todo es publicable. Bien, eso es cierto. También, que no por el mero hecho de que vengas escribiendo hace veinte años, lo merecés. Puede ser. Y además, que para que algo sea publicado tiene que tener algo, o al menos por alguna cuestión particular, merecerlo. Quizás. 

Además, muchos te van a salir a decir que si no escribís, reescribís, reelaborás y sudás la gota gorda nunca tu texto va a merecer ser publicado. Existe una idea de sobreeplotación del trabajo del escritor. Por otro lado, está el tema clave de los editores. Los editores se convirtieron en una especie de casta donde gente que no tiene talento para producir obra se dedica a juzgar el talento ajento basándose en práctimanete nada mas y nada menos que sus gustos personales. Sin embargo, pareciera que si un editor hoy no te publica tu obra es básicamente basura. Se han erigido (y se los ha erigido) como una especie de jueces morales estelísticos de obra que, basicamente, si no te conocen pasan de leer dos párrafos con interés de lo que sea que les mandes. Y eso si tenes suerte de mandarles algo. Muchos directamente te rechazan porque siempre están hasta el cuello de cosas para leer. Algunos hasta tienen el atrevimiento de decirte que les vuelvas a escribir en tres meses o hasta un año! y uno, que no tiene nada que perder y tampoco tantos lugares donde probar, responde religiosamente a esa exigencia para que después te digan "no mira por ahora no podemos, gracias y  suerte!" Encima tienen la osadía de manejarse con cinismo y tratarte como un gil más del montón. Todo esto trabaja en contra de que uno quiera seguir intentando publicar su trabajo. Porque te hacen sentir como alguien que no pertenecés, como alguien que nadie conoce, uno que no es del palo y nadie juna. Cuando te rechazan un texto ni siquiera tienen la delicadeza para decirte, habria que trabajar tal cosa, hacerle tal corrección, o zaraza. No, simplemente te dicen no es lo que buscamos y te dejan girando como un boludo con flota flota en medio de una pileta municipal. 

Pienso que el problema central de los editores (y me refiero sobre todo a algunos de las editoriales independientes) es que son aquello que dicen odiar. Se convierten en los exclusivos, son como dioses de la selección, de pronto todos son Borges con calificaciones como "Infantil" o "acaso antendible" y uno se siente como cuando cae en esos campings de hippies y uno quiere interactuar un poco, tocar la guitarra con ellos, hablar con las chicas, pero te empiezan a mirar mal como diciendo: "¿Y vos quien sos? Tomatelas"

Agradezco el empujoncito para seguir laburando, agradezco el desprecio y el ninguneo recibido y sí, no pertenezco a su grupito de serios lectores. Ya sé que todos buscan publicar algo que se conviertan en la nueva La ciudad y los perros o Los detectives salvajes e impulsar así a un grupo de ilustres desconocidos (tanto escritores como editores) hacia la estratosfera literaria. Pero eso es una quimera. Ellos saben que lo es y se resignan a publicar a chicas lindas que hablan de tonterías, a sus amigos escritores, y a gente en general que rosquea y se sabe vender. Estamos más en un mundo donde puede publicar un actor que alguien que escribe todos los días. ¿Esta mal? Claro que no, pero tampoco huele bien. Suena a que en realidad lo que importa es vender uno o dos ejemplares más, la literatura, bien gracias, te la debo. Sin embargo, para sacarse a los ignotos pesados insistentes de encima te van a jugar la carta de que todavía estas verde o que no es el perfil de lo que ellos publican. Todo tan inchequeable que ni vale la pena protestar. Así están las cosas. Y después llorar porque el papel está caro, es caro imprimir, es caro vivir, todo es caro. Entonces ¿a que apuestan? ¿Tienen un Stephen King en la reserva? O, quizás simplemente terminen cobrándote por la publicación, como hacen otros más desvergonzados, pero que al menos no la caretean. Saben que ninguno es El Aleph, ni los que te publican porque les caíste bien ni los que te cobran dos sueldos enteros para pulicar un libro que escribiste con la ilusa idea de llegar a un lector que le guste lo que escribiste, se entretenga, pase algo. 

Ahora ya no vale la pena llorar por la leche derramada. Entiendo que el mundillo de la escritura, al menos acá en Argentina es así. Se manejan así y no va a cambiar. Quizás allá quye ocultar el género, los géneros, la identidad, poner más sexo y sangre en la obra, o temas de interés actual. Una novela sobre las elecciones en Argentina, o Gran Hermano, con algo de feminismo, trabas y mediocridad social.  

viernes, 9 de junio de 2023

Una primavera fuera de lugar

Una primavera que se posterga.

Hoy ya no, pero hasta ayer, 8 de junio, hizo calor.

¿El mundo se estará desintegrando?

Migajas de un calor eterno.

La niña va y viene a gusto y piaccere. 

La sequía se propaga como un brazo armado.

Ya no queda tiempo para rezagados tiempos perecederos. 

Una vez me sorprendí porque hacía calor en mayo. 

20 años después el calor se extendió dos meses más.

¿Ya estamos en problemas?

Podemos ver cada cosa en su lugar.

Ya no veremos a los locos de la azotea.

Un viento infernal ha poblado a Sudamerica. 

¿Por qué sera?

Quizas en pocos años terminemos teniendo 2 estaciones.

Seis meses de lluvia, seis meses de sequía.

Y un calor eterno que no se evaporará tan fácil.

Volvamos a los tiempos estivales.

Extraño el invierno de mi infancia cuanda abajo de mi ropa detentaba un pijama. 

miércoles, 7 de junio de 2023

El noble oficio de ser librero


En mi caso se juega el doble factor de lo circunstancial y lo premeditado. Creo que como en casi todas las cosas de mi vida. 

Allá por inicios del 2003, habiendo terminado la secundaria y convertido oficialmente en un desempleado más, salí a buscar trabajo tímidamente por algunas librerías cercanas a mi casa.

Mi idea era que estaba en plena efervescencia lectora, descubriendo todos los autores importantes, leyendo a mansalva y recontra metido en mi nuevo concepto de ser poeta. 

En medio de este ajetreo y vorágine lectoril (la primera de relevante importancia en mi vida), me acerqué a dejar un curriculum (bastante magro de experiencia) en la librería que estaba en Rivadavia al 4600.

En aquella época la librería se llamaba ... (?) y tenía un cartel naranja. Después de algunos años fue una Distal hasta que esta cadena quebró y pasó a la franquicia de Cúspide. 

Cuando teodavía era aquella librería naranja de cuyo nombre no me acuerdo, me pasé a comprar un libro y si mal no recuerdo fue Iluminaciones de Rimbaud. 

De paso cañazo le pregunté al vendedor si podía dejar un c.v. El tipo me preguntó si tenía experiencia. Ante mi negativa dijo que buscaban gente experimentada. A lo que sabiamente le respondí que si entonces nadie me daba experiencia nunca iba a ahaber gente con experiencia. A lo que me respondió: si yo te doy experiencia después te vas a ir... ¿?

En fín, me fui enculado de esa breve entrevista, sintiendo que el mundo laboral de los adultos era un lugar hostil, feo y mezquino. Luego de esa frustrada búsqueda laboral me escapé a otros rubros. Nunca volví a comprarme un libro en ese local, y por un lapso de diez años estuve alejado del rubro librero. 

En el 2013, como la vida te da revancha, estaba buscando desesperadamente trabajo ante uan serie de factores que no vienen al caso, y me encontré pensando que podría volver a intentar en una librería. 

Para eso me acerqué a las dos cadenas más grandes: Yenny y Cúspide. En la primera fallé en la entrevista en cuanto a poner la otra mejilla. Para la segunda cadena fui más avispado y quedé.

No me voy a detener en los pormenores que me llevaron de una a otra librería en los últimos diez años, más sólo puntualizar lo siguiente:

Ser librero es un noble oficio. Por momentos puede llegar a ser hermoso. De esos pocos oficios que que tienen momentos mágicos. La materia prima del librero es el libro y la interacción con los lectores. Visto así, pareciera el mejor trabajo del mundo. Claro que hay matices, grises, altos y bajos, pero como en casi todo. A mi en lo personal me salvó de momentos críticos en mi vida. A veces no me siento lo suficientemente agradecido y a veces (confieso) odio el trabajo. Pero creo que va más allá del rubro en sí, y tiene que ver más con algo estructural. Con una lógica de consumo y mercado que no me termina de cerrar por ningún lado. De todos modos, quizás sea lo más loable que haya hecho hasta este punto de mi vida. Ser librero significa crear un vínculo de amistad breve con otros lectores como uno, es un mundo de interacción, de continuo aprendizaje y conocimiento. No importa si uno es un neófito en el asunto, el sólo hecho de que te gusten los libros es suficiente para que puedas ser librero, después de todo librero no es quien se leyó todo como un freaky idiota, librero es aquel que logra transmitir su pasión lectora a otro. Esa relación muchas veces se retroalimenta y librero es aquel que aprende de los clientes tambien (y sobre todo). Por eso no concuerdo con esas escuelas de librero, pienso que como todo oficio digno que se precie, librero se aprende en la librería, trabajando. El hambre viene comiendo dicen, y ser librero se alimenta del hambre que tengamos por aprender y apasionarnos por el maravilloso mundo del libro. Amén. 

PD: Creo que si bien el rubro vivió mejores épocas, épocas doradas de las librerías (los viejos libreros siempre hablan de los años sesentas en calle Corrientes como el boom, como la cresta de la ola cultural libreril en Buenos Aires) pero bueno, que importa. Pienso que el libro aún tiene vida por delante. Al menos hasta que dos o tres generaciones más se extingan. Quizás después vengan nuevos formatos definitivos. Pero la pasión por leer creo que es un componente fundamental de lo que nos constituye como humanos.