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jueves, 28 de septiembre de 2017
10 años de Camafeos escritos
Felicitamos a este enorme grupo de trabajo por estos diez maravillosos años del blog, junto a ustedes. Nada sería posible sin los lectores, críticos y comentadores oficiales. Y aunque es posible que este blog muera o sea abandonado en breve, al menos dejo constancia de que ya pasó tanta agua bajo el puente que es todo un logro que así haya sido. Saludos a todos y gracias!
viernes, 1 de octubre de 2010
3 años de Camafeos... y aún "quiero ser abuelo"
Acá está, como hace 3 años cuando le dedicamos la primer entrada del blog, un homenaje al gran cantante y poeta argentino Miguel Abuelo haciendo un tema inédito en los 80s, antes de fallecer...
Que voz por dios!
lunes, 28 de septiembre de 2009
Felíz cumpleaños Camafeos !!!

Hablaba un poco de este extraño cantante y compositor argentino, que me daba la sensación de estar tan poco alavado entre los dioses del Olimpo rockero nacional.
Bueno, luego en el transcurso de estos años, me di cuenta que no es tan así, y que Miguel, mal que mal tiene su merecido lugar dentro del reconocimiento local.
A Miguel se le han dedicado muestras de artes, festivales y discos homenajes cuando el año pasado se cumplieron 20 años de su triste deceso a causa del sida.
Miguel Angel Peralta, mas conocido popularmente como Miguel Abuelo... así rezaba la primer entrada de este blog, y creo que esta bueno revalorizar de todos modos la figura de este ícono de la cultura popular que tenemos, como un gran compositor, un inigualable y único cantante, y un frontman y artista completo por donde se lo mire.
Desde ser uno de los primeros hippies del país, uno de los primeros y pocos en incorporar poesía en la lírica rockera, uno de los primeros en exiliarse en Europa y editar un disco en el extranjero, mas precisamente en Francia a mediados de los setentas (disco increíblemente inédito aún en nuestro país) y uno de los primeros showman que dió esta escena rockera, buena, pero a veces un tanto solemne. Que me dicen de Charly o Federico Moura, Miguel Abuelo cuando volvió de Europa sacudió la escena local apareciendo disfrazado de superman, de travesti o lo que sea, con pitos y matracas, y sólo con la venida de Luca a mediados de los ochentas aparecería un coloso de los escenarios digno de medirse con el gran Abuelo.
No me lloren, crezcan!!.. (Miguel Abuelo dixit-1988)
Felices dos años entonces a Camafeos Escritos, un blog rockero animal, salvaje, descentrado, desorbitado, acéfalo, inconstante y re pillo loco!!.
domingo, 28 de septiembre de 2008
lunes, 10 de marzo de 2008
Cumplimos 100 entradas !!!..
Si si señoras y señores, con ésta se cumplen 100 entradas desde que apareció la primera, allá por septiembre del lejano año 2007.
En realidad sería la 101, ya que la primera fué una de prueba que eliminé rapidamente, la cual sólo decía que estaba en el trabajo, me dolía la panza, y no recuerdo que gansada más. Si me acuerdo que fué el 21, o sea el día de la primavera, de todos modos no recuerdo si esto es preciso, sin embargo carece de importancia.
La piedra fundamental de éste blog fué la entrada sobre Miguel Abuelo, ya de finales de mes, que trataba sobre éste artista de la música y demás.
La elección de esta entrada fué basicamente por que consideraba que Miguelito es un grande de la música y las letras dentro del rock local y que poco es lo que se dice al respecto y sí en cambio están super infladas las figuras del Indio, Moura, Luca, Calamaro o Cerati, lo cuales no niego que tengan su mérito, sobre todo estos tres últimos, pero bueno, para mí falta el debido reconocimiento aún. Tal vez me equivoque, no sé, y no importa. Dado la naturaleza egocentrista de la mayoría de los blogs, sino del concepto en sí mismo, me doy el lujo de subir y bajar artistas a gusto y piaccere.
Pero la realidad es que Camafeos escritos no fué creado para tirarle palos a otros artistas, a menos que la situación lo demande, así que trataremos desde éste humilde lugar de hacer algo constructivo y en lo posible a veces creativo también.
Eso es todo amigos y amigas, espero que se sigan pasando por estos parajes virtuales y felíces 100 entradas !!!, ... y vamos por muchos Camafeos escritos más !!!.
En realidad sería la 101, ya que la primera fué una de prueba que eliminé rapidamente, la cual sólo decía que estaba en el trabajo, me dolía la panza, y no recuerdo que gansada más. Si me acuerdo que fué el 21, o sea el día de la primavera, de todos modos no recuerdo si esto es preciso, sin embargo carece de importancia.
La piedra fundamental de éste blog fué la entrada sobre Miguel Abuelo, ya de finales de mes, que trataba sobre éste artista de la música y demás.
La elección de esta entrada fué basicamente por que consideraba que Miguelito es un grande de la música y las letras dentro del rock local y que poco es lo que se dice al respecto y sí en cambio están super infladas las figuras del Indio, Moura, Luca, Calamaro o Cerati, lo cuales no niego que tengan su mérito, sobre todo estos tres últimos, pero bueno, para mí falta el debido reconocimiento aún. Tal vez me equivoque, no sé, y no importa. Dado la naturaleza egocentrista de la mayoría de los blogs, sino del concepto en sí mismo, me doy el lujo de subir y bajar artistas a gusto y piaccere.
Pero la realidad es que Camafeos escritos no fué creado para tirarle palos a otros artistas, a menos que la situación lo demande, así que trataremos desde éste humilde lugar de hacer algo constructivo y en lo posible a veces creativo también.
Eso es todo amigos y amigas, espero que se sigan pasando por estos parajes virtuales y felíces 100 entradas !!!, ... y vamos por muchos Camafeos escritos más !!!.
miércoles, 30 de enero de 2008
310 fotos.

POR FACUNDO C.
El buque arriba 22:30. Es un día idéntico a cualquier otro. Hay que hacer algunos trámites, esperar los bolsos en la cinta mécanica y tratar de conseguir un taxi. En lo posible uno en el cual el chofer no tenga cara de facineroso. Hace calor, está promediando el verano, aunque Buenos Aires sigue semi desertica. Subimos al auto y ella se duerme automáticamente. Los edificios de Catalinas tienen las luces apagadas.
En la mochila la cámara, y en la cámara 310 fotos. 310 fotos ordenadas cronológicamente: con flash, sin flash, de un dedo, del mar, de un negrito, de un edificio encantador, de un mate, de un bandera, de ella, de mí. 310 fotos; algunas anecdóticas, de esas que uno pone en la repisa; otras con una mirada más “profunda”: las cuales uno atesora como muestra de su virtuoso ojo avisor.
Una semana, una quincena o un mes. No importa. Ellas están ahí para atestiguar nuestras vacaciones y celebraciones; y también nuestros accidentes, auditorias, seguros, etcétera. Mera reproductividad técnica al servicio de la memoria. El taxi avanza por Av. Córdoba, el tachero me dice algo sobre el clima, no lo escucho. La cámara me requiere. El tipo intenta un nuevo embate, pero desiste. Sigo mirando fotografías. 310 fotos y ninguna historia. Las fotos zumban por la pantalla LCD y no aflora el relato. Me acuerdo de Aira: “la fotografía no dio un artista que pueda ponerse a la altura de un Picasso o de un Stravinsky o de un Eisenstein. Y no es cuestión de esperar, porque el pasaje (de un simple medio a la expresión) se da en un momento temprano, o no se da nunca”.
También me acuerdo del Walsh de “Fotos” y de las palabras de un profesor sobre la fotografía, la cultura popular y el arte. Lo de siempre. El coche, es uno de esos diminutos e incómodos modelos 2007, se llena de aire de lluvia. El clima se pone un poco más denso, suena un trueno a mi derecha, sobre Palermo. Falta poco, unas seis cuadras. Pienso en Walsh, en la mentada sombra de Borges y el atino de sumergirse en la no fiction. También en las balas y en la pasta de héroe. Todos tienen sus héroes, hasta los intelectuales “comprometidos”.
Sin embargo la fotografía carece de su Walsh. No puede salir del mero periodismo, de la crónica, como tampoco de la publicidad y la anécdota. Acumulación de datos muertos: la nena y el helado, un globo tomado en contra picado y recortado sobre un cielo marmolado (obvio, en blanco y negro), fotos de niños ricos paseando por las ruinas de un ciudad del Oriente. Nuestras vivencias cotidianas retratadas, petrificadas en 10x15, pero jamás narradas.
Llegamos. Pago y le digo al chofer, tendrá unos cuarenta y cinco años, algo sobre el aumento de los servicios. El tipo me sonríe y me contesta una boludez, sobre los negros y la policía. Subimos presurosos, tiramos las cosas en el suelo. Pido una pizza, prendo la compu y me pongo a bajar fotos.
El buque arriba 22:30. Es un día idéntico a cualquier otro. Hay que hacer algunos trámites, esperar los bolsos en la cinta mécanica y tratar de conseguir un taxi. En lo posible uno en el cual el chofer no tenga cara de facineroso. Hace calor, está promediando el verano, aunque Buenos Aires sigue semi desertica. Subimos al auto y ella se duerme automáticamente. Los edificios de Catalinas tienen las luces apagadas.
En la mochila la cámara, y en la cámara 310 fotos. 310 fotos ordenadas cronológicamente: con flash, sin flash, de un dedo, del mar, de un negrito, de un edificio encantador, de un mate, de un bandera, de ella, de mí. 310 fotos; algunas anecdóticas, de esas que uno pone en la repisa; otras con una mirada más “profunda”: las cuales uno atesora como muestra de su virtuoso ojo avisor.
Una semana, una quincena o un mes. No importa. Ellas están ahí para atestiguar nuestras vacaciones y celebraciones; y también nuestros accidentes, auditorias, seguros, etcétera. Mera reproductividad técnica al servicio de la memoria. El taxi avanza por Av. Córdoba, el tachero me dice algo sobre el clima, no lo escucho. La cámara me requiere. El tipo intenta un nuevo embate, pero desiste. Sigo mirando fotografías. 310 fotos y ninguna historia. Las fotos zumban por la pantalla LCD y no aflora el relato. Me acuerdo de Aira: “la fotografía no dio un artista que pueda ponerse a la altura de un Picasso o de un Stravinsky o de un Eisenstein. Y no es cuestión de esperar, porque el pasaje (de un simple medio a la expresión) se da en un momento temprano, o no se da nunca”.
También me acuerdo del Walsh de “Fotos” y de las palabras de un profesor sobre la fotografía, la cultura popular y el arte. Lo de siempre. El coche, es uno de esos diminutos e incómodos modelos 2007, se llena de aire de lluvia. El clima se pone un poco más denso, suena un trueno a mi derecha, sobre Palermo. Falta poco, unas seis cuadras. Pienso en Walsh, en la mentada sombra de Borges y el atino de sumergirse en la no fiction. También en las balas y en la pasta de héroe. Todos tienen sus héroes, hasta los intelectuales “comprometidos”.
Sin embargo la fotografía carece de su Walsh. No puede salir del mero periodismo, de la crónica, como tampoco de la publicidad y la anécdota. Acumulación de datos muertos: la nena y el helado, un globo tomado en contra picado y recortado sobre un cielo marmolado (obvio, en blanco y negro), fotos de niños ricos paseando por las ruinas de un ciudad del Oriente. Nuestras vivencias cotidianas retratadas, petrificadas en 10x15, pero jamás narradas.
Llegamos. Pago y le digo al chofer, tendrá unos cuarenta y cinco años, algo sobre el aumento de los servicios. El tipo me sonríe y me contesta una boludez, sobre los negros y la policía. Subimos presurosos, tiramos las cosas en el suelo. Pido una pizza, prendo la compu y me pongo a bajar fotos.
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