Ser un loser garpa, dijo autoindulgente Gustavo,
luego de sacar el último lugar en el Grand Prix Musical Intergaláctico. Numa
Sadoul, plutoniano y conservador, no comprendió la afirmación de su
contrincante. Numa había salido anteúltimo y no entendía porque el terrícola
estaba tan feliz. Explícate, por favor, le pidió el ser verde oliva.
Quizás tendría
que haber evitado hacerme el pretencioso tocando las Variaciones Golberg y cantar Photograph
de Ringo Starr, o No te animás a despegar
de Charly… Gustavo entonó:
Yo te digo ¿Por qué te quedás en vía muerta?
No sé porque vas hacia ese lugar, donde todos han descarrilado. Por queeé no te
animás a despegar… yo te digo por queeé…
El plutoniano se quedé perplejo
ante esta necesidad de expresión yoica del humano.
Pero de todos
modos, cuando vuelva a la Tierra todos van amarme. No importa mi lugar, todos
van a hablar de mí. Allá era el mejor compositor del planeta, y aunque el universo
me demostró que existen millones de seres mucho mejores que yo, eso es lo de
menos. De mí se hablará un buen tiempo y pienso sacarle provecho a la
situación. Quizás, hasta pueda encontrar alguien que me ame.
Ustedes los
terrícolas necesitan mucho amor siempre ¿no? Que bichos raros que son en el
ecosistema. Ni siquiera el resto de los animales terrícolas tienen tan
arraigada esa necesidad. Contestó Numa lacónico.
Lo que pasa es
que tu raza es muy fría Sadoul. Además ustedes, al ser hermafroditas pueden
prescindir de todas las elecciones sexuales que en cambio nosotros tenemos que
afrontar. En mi planeta, ahora, hay más de trescientos tipos diferentes de
géneros. Es un lío, uno ya no sabe si le gustan los hombres, las mujeres, las
dos cosas o mismo los extraterrestres como vos. En fin…
Numa se sintió
incómodo ante aquella insinuación. Consideró que el terrícola estaba pasando
por un momento de gran confusión hormonal. Pero trató de entender que quizás,
todo eso no fuera más que una mascarada ante la falta de afecto que sufría.
Necesitaba escandalizar para sentirse aprobado, aunque fuera haciendo
“terricoleadas” absurdas, como les llamaba Sadoul.
Está bien terrano, no es indigno ser un perdedor.
Al menos te animaste a confrontar a todos esos titanes intergalácticos. Yo
siento una profunda vergüenza por mi pobre desempeño pero, quizás, tendría que
ser como vos y ver el vaso medio lleno. Después de todo, los dos somos del
mismo sistema estelar. Lo que me recuerda que debo irme, mi planeta me necesita,
adiós… El plutónico se evaporó, como suelen hacer los de su raza.
¡Qué envidia,
la tele transportación! Pensó Gustavo, que sentía que nos habíamos dormido con
eso.
Gustavo se sintió solo. Emprendió hacia el bus
inter espacial que lo dejara en la Tierra, en lo posible cerca de Villa Ballester.
Caminó algunas cuadras observado el esplendor cristalino de Trentor. Al llegar
a la parada vio que estaba por partir una nave hacia su hogar. Era cuestión de
tomarla o debería esperar un día más. Pero con una buena carrera la alcanzó. Sin embargo, tanto movimiento le dieron unas tremebundas ganas de evacuar.
Necesitaba tranquilidad, y tomó la decisión de ir al baño de la estación para
ir de cuerpo sin apuros. Cuando terminó, decidió ir a esperar a la estación
espacial. Ante su asombro, se enteró que la nave que dejó ir había explotado
hacía pocos minutos por una falla del motor. Se entregó a una risa histérica de
triunfo hasta que toda la estación voló por los aires debido a un atentado de
los Blue Meanies que habían vuelto a
sus fechorías.
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