viernes, 17 de julio de 2009

Corazón de Bolsón

Hay algo imperdonable en este blog y no es el hecho de que venga escribiendo de vez en cuando, sino que en febrero me haya ido de vacaciones al Bolsón y no haya contado nada. Realmente todavía no lo logro entender, pero estoy dispuesto a remediarlo ya!.
Allá, a mediados de febrero de este año, decidí partir rumbo al sur finalmente, después de muchas dudas, ya que estaba indeciso entre ir a Mendoza que no conozco, Córdoba, la costa bonaerense, San Juan, Misiones, o volver al norte.
Como verán no eran pocas las opciones, y el hecho de tener que decidirlo sólo, ya que mi novia no me pudo acompañar por que ella se iba a ir a mitad de año a Europa, hizo que la decisión fuera mas difícil, pero por suerte finalmente decidí irme al sur, cansado del calor húmedo de Buenos Aires.
Mi decisión se basó en el hecho de que había conocido en el verano del año 2000 (cuando tenía tan sólo 16 añitos y era Scout) el sur, pasando por Bariloche y el Bolsón pero parando en El hoyo.
En fin, me había quedado la leche de no haber sacado fotos de ese lugar que me había parecido tan distinto a todo lo que conocía del país, como un lugar de ensueño, de hadas, mágico. El hecho de que en esa época leyera a Tolkien también influyó mucho en que me hubiese quedado ese tipo particular de recuerdo.
Bueno la cosa es que ya casi me había olvidado como era y decidí darle una segunda oportunidad, sobre todo influido por amigos que habían ido hace poco y que me habían hablado de las cosas que se podían hacer allá. Sobre todo de sus potencialidades cósmicas je.
Cuestión que me fui rápido, un sábado, me despidió mi novia, beso, chau, arriba y a disfrutar el viaje. No tanto el primer día ya que salí a la tarde y esa parte fue aburrida, pero si cuando me desperté donde ya había montañas en el horizonte.
Cuando llegué me acuerdo que me dije, ¿esto es el Bolsón?, que lugar feo, pero me bastó caminar un poco e ir descubriendo de a poquito todo un pueblo realmente mágico y muy pintoresco.
Mi primera noche en carpa la verdad no fue lo mejor, justo cuando llegué y terminé de armar la carpa se largó a llover e inmediatamente bajó la temperatura. O sea me cagué de frío.
Pero bue, de a poco los días fueron mejorando, la cosa se puso mejor de a poco, volvió el sol, el calor al mediodía, fresquito a la noche, muy lindo.
El Bolsón te genera muchas cosas, por la buena onda de la gente, del lugar, lo lindo, lo tranquilo, lo tan distinto que es y lejos de todo el ruido, que dan ganas de quedarse a vivir ahí. Cosa que cuando uno está allá habla con los demás mochileros como uno que se quieren quedar ahí. Pero lamentablemente el clima nos vuelve a todos a casa de una cachetada. A algunos mas temprano que otros, pero la gran mayoría vuelve cuando en marzo empieza el frío.
Conocí a muchos chicos como yo y parejitas todos así muy hippies, como yo jeje, que hablaban de quedarse y vivir de lo que sea, vendiendo artesanías, cosechando la tierra, o laburando de lo primero que alguien de allá les ofrezca. La realidad es mas dura y muchas veces pega feo. La gente del lugar por un lado no quiere que se quede gente a vivir ya que prefieren que no se superpoble su pueblo, por otro lado no tienen mucho que ofrecer ya que a duras penas tienen trabajo para ellos.
Además de que si bien la población estable del Bolsón es conocida por estar habitada desde los sesentas por hippies, hoy devenidos viejos artesanos, también están los oriundos del lugar con sus casas quintas, como los nativos del lugar con sus casas humildes.
Y si señores, hay pobreza en El Bolsón también, no todo es color de rosa. Podría decirse que hay un mini conurbano bolsorense. Pero bueno es también la realidad insoslayable de un país que no se puede negar. De todos modos dista mucho de ser un lugar peligroso, si bien miran con un poco de recelo a todo el movimiento hippie punk freak que llega en verano, son gente laburadora y hace la suya. El del Bolsón es un ambiente super tranquilo, donde es casi imposible que haya un atraco, digo casi por que no vivo allá, pero es lo que dicen los que si viven ahí. Y es lo que parece.
La verdad, para no extenderme mas, es que viví diez días mágicos en el Bolsón, yendo a Lago Puelo (donde me persiguieron Chaquetas, las abejas gigantes del Bolsón), en la plaza de los artesanos, fumando naturaleza, o escalando la montaña para ir al refugio de don Atilio donde viví una experiencia única que me gustaría repetir.
Me quedaron muchos lugares por conocer como el refugio de Hielo azul (algo según algunos inigualable), el bosque tallado, o buzear en el Puelo donde se dice hay un bosque marino que te deja obnuvilado de por vida, pero bueno, el hecho de estar solo me paralizaba para las excursiones mas atrevidas, pero si voy de nuevo, y estoy seguro de eso, lo haré, sólo o acompañado joder. De todos modos por la onda del lugar uno se hace amigos de todos si uno esta dispuesto y mas allá de yo ser un tipo huraño y poco sociable a veces, he conocido mucha gente para lo que es yo, y hasta hablé con turistas, que no suelen caerme bien (por cuestiones netamente chauvinistas obvio).
Desde que llegué no veo la hora de volver y hasta me cruce con dos pibes que conocí en el refugio y que son del barrio y mas allá de que no me saludaron estuvo bueno cruzarme con gente que conocí allá. En cambio el sábado pasado en el parque Rivadavia me crucé con un loco que estaba en el camping y que es artesano. Re piola, el pibe vendiendo ahora en el parque, me contaba que aguantó hasta abril o mayo, pero que el frío y la distancia de sus viejos lo hicieron volver. Un montón de tiempo para alguien de solo 23 años. Admirable.
En fin, eso fue, muy resumidamente, aunque ustedes no lo crean, mi viaje al sur.