lunes, 21 de julio de 2014

Cadete

Todo empezó después de un año muy malo. No importa cual, la cuestión es que fue uno de mis peores, sino el mas. Para resumir solo puedo decir que me separé de mi novia, no conseguí trabajo, me fue mal en mi primer año en la facultad, mis viejos se separaron, mi hermano se puso de novio y se fue de casa y lo peor de todo, mi gata, que tenía desde la infancia murió de un cáncer fulminante. Realmente un año para el olvido.
Este año que comenzaba parecía tener otra perspectiva. Me reservaba amor, paz mental y trabajo.
Lo empecé en Buenos Aires, sin plata, pero al poco tiempo tuve la revancha y me fuí una semana a Mar del plata para semana santa. Estaba en la casa de mis abuelos de Parque Luro, comiendo, yirando, panza arriba y a dormir. Sin embargo las reuniones de mis abuelos con sus amigos octogenarios que jugaban al scrabel o la generala, me empujaron a buscar nuevos horizontes. Me empecé a escapar a la playa. El clima acompañaba y hasta el agua estaba digna de ser penetrada.
Un día decidí huir a Sierra de los padres y me tomé el bondi en Tejedor y otra avenida que no recuerdo su nombre. Las calles marplatenses tienen ese no se que que no se explicar pero que tienen algo que definitivamente me agrada.
En sierra me pasé el día tirado en una loma, oculto entre arbustos, fumando porro y escribiendo poesía mientras escuchaba un cd de los Beach boys en mi todavía funcional discman Sony modelo 2000.
Fue una tarde productiva, podría decirse... Luego volví a Buenos Aires renovado y de buen humor. Necesitaba imperiosamente ponerme a trabajar, ya que solo estudiar psicología en la UBA no me complacía. Necesitaba plata, necesitaba una novia, necesitaba ponerla y definitivamente necesitaba hacer algo productivo con mi vida.
Primero intenté con la poesía, pero editar nunca fue una pasión ni algo fácil, menos para mi que siempre escribí para mi y mis amigos. Escritura netamente autocomplaciente y narcisista diría el amigo Freud.
Luego vino la changa de grabar unas conferencias en el ministerio de educación para la Organización iberoamericana de no se que carajo. Estuvo divertido. Recibí sanguches de miga y con la plata me compré ropa y el primer disco solista de Peter Gabriel. Ese que que tiene un auto en la tapa con gotas de lluvia. Siempre que lo escucho recuerdo con cariño esa serie de charlas que grabé con unos rústicos casetitos chiquitos de grabadora de periodista de los ochentas.
Pasé algunos meses inactivo y luego llegó, un poco gracias a mi hermano, la posibilidad de hacer ciclos de cine en un bar por avenida Córdoba. Ya había intentado algo a principio de año en un club barrial de Palermo, pasando Easy rider, una de mis películas de cabecera, pero la cosa había quedado ahí ya que yo tenía que poner el proyector que no tenía. En cambio en Refill (digo el nombre porque hace poco pasé y cerró), ya tenían todo instalado. Una tarde que me sentí inspirado para ir a hablar con el dueño, lo mismo si hubiera sido Néstor, me acerqué y propuse una serie de ciclos de cine. Al tipo le gustó la idea. Convenimos hacerlos todos los sábados a partir de las 20 horas. El invierno comenzaba y la facultad era una mero aliciente en mi vida tan vacía. Necesitaba hacer cosas, probarme, estaba en mi momento.
Arranqué haciendo afiches y mandando cadenas de mails a mis contactos de MSN. El primer ciclo de junio consistía en películas sobre personajes freaks. Pasé desde la peli famosa de Tod Browning, hasta Lynch y Herzog. Empezó bien la cosa, pero luego, cuando seguí con Polanski, la cosa empezó a decaer. Cuando ya estábamos en agosto haciendo ciclo Outsiders, llegó un ex compañero de trabajo con su hermana y una amiga de su hermana. Era una chica esbelta de ojos verdes y pelo castaño largo. Tenía las mejores piernas del condado y ese fué mi talón de Aquiles.
No entraré en los pormenores de esa relación que se iniciaría un mes después, solo puedo decir que aquella escorpiana llegó a mi vida para cambiarla radicalmente, al menos en varios puntos de vista.
Para resumir, solo puedo decir que conocerla implicó una necesidad mucho mas urgente para mi en relación a la búsqueda laboral. Ella era un poco mas grande, era recibida, estaba que se partía y necesitaba impresionarla con algo, o al menos tener plata para poder invitarla a salir.
Mi primer acercamiento al mundo cadeteril fue haciendo changas para mi viejos cuando era adolescente, llevando cosas a pagar o impresiones al talleres gráficos del centro.
Pero podría decirse que debuté como cadete aquel año, poco antes de ponerme a salir con A. Nada del otro mundo, solo tal vez trabajar en la escribanía de la madre de mi cuñada. Si mal no recuerdo creo que duré un mes y medio, pero poder decirle a la chica que quería conquistar que trabajaba me daba un poco mas de chances, cuando decidieron no seguir contratándome, ella ya estaba conmigo y me dió una segunda chance. Pasaron dos meses y para principios de diciembre finalmente salió algo debido a Computrabajo, la página de búsqueda laboral mas chota y efectiva a la vez en mi larga experiencia laboral. Era para puesto de cadete en una empresa que no recordaba haberme postulado.
Una tarde, sin decirle nada a mi novia, me fui a ver a mi ex novia a su nueva casa, estuvimos toda la tarde, tomando mate, jugando con su nuevo perrito y acompañándola a comprar algunas cosas por su barrio. Yo todavía la amaba un poco, pero era raro porque ya empezaba a enamorarme de mi actual. Decidí que no haría nada si ella no se me tiraba encima. No lo hizo y agradecí a todos los avatares por eso. Cuando ya estaba por irme, me llamaron a mi celular, un ladrillo heredado de mi vieja, para decirme que tenía una entrevista el lunes con una tal x, contadora de la empresa x. No retuve nada, le pedí a mi ex un lapiz y un papel y anoté un día, un horario y una dirección. El puesto era para cadete. Luego, en estado casi de estupor, traté de zafarme de mi visita. Ella me felicitó por lo de la entrevista. Me bajó a abrir, me fuí con una mezcla de sensaciones, arrepentido por haber visto a mi ex sin decirle nada a mi actual, contento y desorientado por la entrevista de trabajo y un poco decepcionado de que mi ex no haya tenido un momento de debilidad conmigo. Estaba mas linda que nunca.
Llegué a mi casa, me hice una paja y me dormí con una sonrisa, contento de este nuevo panorama que se me abría. Si definitivamente este año era mucho mejor que el anterior.

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