lunes, 26 de agosto de 2019

33 canciones por minuto



15) Hace un rato pensaba que no tengo muchos recuerdos musicales del 2003, pero en realidad sí. Quizás no en el caudal de 2001 o 2009 por nombrar algunos de los años con más recuerdos musicales.
El otoño había comenzado y ya hacía frío. Había terminado el secundario y empezaba mi duda de que hacer de mi vida (la cual persiste todavía), y entre cosas y cosas, una rosácea en la cara (que persiste hoy día, también). Y bueno, tuve la necesidad de ir al psicólogo a ver si me podían asesorar.
Tenía cita temprano por la mañana y me levanté animado. Disfrutaba mucho viajar a la mañana por la ciudad libre de las ataduras del colegio, ya que así, la ciudad tomaba un tinte diferente. Me sentía libre, adulto y libre. Cosa que los años postreros me demostrarían que difícilmente esas concepciones van juntas. Libertad y adultez.
En fin. En ese momento era jóven y despreocupado y disfrutaba de aquellos paseos en busca de encontrar mi vocación. Al margen de si todo eso funcionó o no, fue una linda época.
Entonces me preparé mi mochila y obvio, no podía faltar mi discman. Para escuchar en el 168. Me llevé dos cd's. Selling England by the pound de Génesis y Nothing like the sun de Sting. Dos discazos. De hecho los mejores discos de sendos artistas (para mí).
Bueno, el disco con el que arranqué fue el de Sting. The Lazarus heart. Ese sonido ochentoso, medio jazzero del tema y el disco en general, fue directo a mi registro de inconsciente colectivo.
Mientras trataba de que los movimientos del colectivo no hicieran saltar mi cd, pensaba en esa hermosa y fría mañana de otoño, mientras todos (o casi) se iban a trabajar. Yo andaba de paseo. Yendo a lo de una psicóloga Gestáltica que apenas me daría consejo. Pero el segundo disco solista (de estudio) de Sting me acompañó como pocos ese día. Y si bien, es un disco del cual guardo recuerdos más viejos aún (mis viejos los tenían en cassette), sería esa mañana la que cobraría significado duradero en mi vida.

1 comentario:

Женевьева dijo...

No sé porqué, Sting siempre se me hizo antipático (quizás sea porque me gustaba más Peter Gabriel). Pero a medida que fui conociendo música ajena a mi entorno (yo me crié hasta los 18, en una pieza de un gran galpón de omnibus y lo que solía escuchar era mucha cumbia), fui descubriendo un mundo muy bonito e interesante. Más que nada, por los matices. Como la gente solía perder libros y cds en los omnibus de larga distancia y no los reclamaba, supongo que fue un buen inicio pedirlos y quedármelos. Es muy interesante como la música imprime mucho en las vivencias. Y, sabiendo poco sobre bandas musicales, es genial como dos referentes de un mismo estilo, pueden realizar interpretaciones musicales tan diferentes pero lindas. Soy bastante ignorante quizás para la asignatura de historia musical, justamente por el lugar de donde vengo. Pero me encanta poder escuchar (en este caso, leer) a las personas que conocen de música y poder conocer algo diferente. Linda reseña.