sábado, 10 de agosto de 2019

33 canciones por minuto

Prólogo:
En este nuevo proyecto o blogonovela (expresión muy 2005), decidí empezar esta especie de bitácora o catálogo de canciones clásicas que marcaron momentos inolvidables de mi vida. Desde mi infancia hasta hace poco tiempo atrás. Un verdadero mix de canciones para la nostalgia o emotional rescue.
Estas canciones no necesariamente son mis favoritas de los artistas mencionados, pero por algún extraño motivo quedaron adosadas a un instante de mi vida. Y bueno, solo por eso, merecen este homenaje. Ya sé, la idea no es novedosa, ya varios hicieron su propio compilado de canciones sentimentales y uno de ellos, quizás el más famoso, Nick Hornby (autor melómano de High Fidelity) lo hizo con su "31 canciones". Bueno, como quedé bastante decepcionado con su elección de temas, a continuación vienen las mías, que lejos de ser mejores que las de Hornby, las amo mucho más.



1) La primera canción con la que voy a empezar no es necesariamente la que más me gusta de ellos, pero sí es una de las que guardo un recuerdo más antiguo en mi memoria. Es Twist and shout, por Los Beatles. No recuerdo exacto el día que la escuché por primera vez, porque en verdad era una canción que solía sonar en casa bastante seguido, más que nada por mi viejo que es fan de la banda. Quizás debido a esa marca de la infancia, los Beatles se convirtieron en mi banda número uno. Imposible olvidar el primer amor, y en el caso de la música, más difícil aún. Pero cuestión, que ésta era la canción para mí en esos años. Quizás fuese por el estallido mismo que tiene el tema. Hoy en día hay canciones que disfruto mucho más del primer disco de los Beatles (Please, please me, 1963), pero de chiquito, era ésa. En realidad, mi viejo tenía la canción en un vinilo de John Lennon llamado "Imagine" pero que en realidad era el soundtrack del documental de Andrew Solt de 1988. Un compilado de canciones famosas de John Lennon solista y con los Beatles.
El tema es una bomba. Explosivo, con fuerza; un rocanrol clásico del re carajo. Cuando sonaba se me despertaba el niño salvaje de adentro, como quien dice 'me salía el indio', y entonces todo era excitación, gritos y delirio. Y la canción va de eso, de gritar y enloquecer y creo que Lennon acá tiene una de las mejores interpretaciones vocales de su carrera. Los gritos pelados le salen del corazón. Es la perfección del arte de enloquecer, y el chabón de veintitrés años, lo hizo. Y yo, entonces, la escuchaba una vez y le pedía a mi viejo que la pusiera de nuevo y así seguía hasta que me generaba esa locura del momento y me ponía a saltar y a gritar y golpear las paredes o roperos. Y entonces, ya está bien, basta, fin. Es hora de cenar querido y clíck se acabó, a la mesa. Sería finales de los ochenta y tendría cuatro o cinco años, más o menos. Pobres mis viejos.


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