martes, 5 de diciembre de 2023

Temporada de birras (12)

SALANDO LAS HERIDAS. 

Un compañero de trabajo de Male ya le rondaba desde que Nico todavía trabajaba en Barrio Norte. Cuando Nico fue expulsado del Edén, el susodicho conocido como El principito (por su parecido a Maquiavelo), empezó una tarea fina. De a poco comenzó a rondarle a Male, endulzarla, trabajarla allí donde con Nicolás sólo encontraba amargura y dolor. El trabajo del Príncipe fue lento y parsimonioso, y aunque Male no estaba interesada en él, la carne es débil y no podía evitar sentirse alagada ante tanta parsimonia. A todo esto Nicolás ni se enteraba y se abocaba estúpidamente a hacer el tonto con sus compañeras de trabajo. Coquetando a diestra y siniestra ya que ahora tenía su tan ansiado bulín y como Male no había querido irse a vivir con él, de algún modo se sentía tentado de "probar otros cuerpos". En los hechos la realidad es que todos se histeriqueaban en Corrientes, y Nicolás tenía tantas chances como el cliente más pasajero del lugar. Pero, sacando a la Chaqueña, Nico molestaba a Rulito y a Nerina, una chica un poco border que no tenía sentido del humor. A Nico le gustaba su nariz y su gran culo, ya que era como una Male sobredimensionada. En una de esas tardes en las que nadie tenía nada que hacer, Nico la molestaba porque ella estaba sin corpiño y se le notaban los pezones. Nico insistía con el asunto y en un momento que ella estaba sentada sobre una gran pila de libros, él pasó a su lado con las manos extendidas como amagando tocarles las tits. Ella, cansada de tanta broma le agarró las manos y se las puso sobre sus pequeños y puntiagudos senos. Nico se asustó y retiró la mano rápido, el chiste había terminado. Le dijo que se había desubicado pero Nerina no era de esas que le temían a los hombres. Así te sacas las ganas y me dejás de joder, le respondió. Nicolás, asustado ante esto se alejó a hacer sus deberes y dejar de histeriquear a sus compas pero las cosas no habían quedado ahí para Nerina. Media hora después, cuando Nicolás se había olvidado del asunto, y mientras cargaba unos libros en una de las compus de consulta, Nerina le fue por atrás y le tocó el bulto. Nicolás, enojado le dijo de todo, pero ella se fue riéndose, sintiendo que la afrenta había sido saldada. Nico comprendió que todo había sido su culpa, e intentó dejar todo ahí antes que pasara a mayors. Con Nerina veía dos opciones, o se la cojía en breve o se olvidaba de ella y de todas sus compañeras de trabajo, pensado que para eso ya la tiene a su querida Male. "Que falta me hace Male en el trabajo", pensaba Nicolás, recordando cuando en esos pocos meses que salieron y trabajaron juntos, solía asustarla con un peluche mientras ella ordenaba las estanterias de infantiles. Ahora ya nada de eso tenía, y sus compañeras lo deseaban pero también lo odiaban, porque sabían que Nicolás era mucho ruido y pocas nueces, y que en verdad estaba enamorado de Male. Sabían que no la engañaría y eso fué lo que decidió Nicolás: no joder más a sus compañeras y ser fiel a su único amor. 

Nada es gratuito. Jamás. Al menos eso pensó Nicolás pocos días después del toqueteo con Nerina en Corrientes. Una noche en que llegó a la casa de Male, como siempre, la encontró tirada en la cama, con la cara rajuñada, el rostro desorbitado y al borde del llanto. Explotó apenas llegó él, porque aparentemente el Principito la había invitado a tomar unas cervezas y luego se habían estado toqueteando, para después ella rechazarlo y él quemarle el rostro con un cigarrillo. Nicolás se quedó fuera de sí... ¿qué? decía ¿qué? repetía sin entender. Ella le contó que Nerina le había dicho que él le toqueteaba las tetas a lo que Nicolás se puso pálido, intentando explicar que no era así, pero Male no quería saber nada del asunto. No le importaba ya, se sentía averiada y vejada por el Principito. Toda la situación era confusa y sospechosa para Nicolás que bullía ahora en él una furia asesina. Le pidió el teléfono de él y ella se lo dió porque necesitaba que alguien la vengara. Nico llamó al fulano maquiavélico y le pegó cuatro o cinco amenazas a los gritos. Del otro lado había un silencio sepulcral, y Nico supuso que o el chabón era un total pulenta o estaba muerto de miedo. Le rajó dos o tres puteadas más y luego Nicolás seguía hirviendo, amenazando con destrozarlo, y también al ex chongo de Male que siempre seguía rondandole. Y Male tuvo que intentar detener esa bola de violencia que se había despertado en su novio, pero ya era tarde. Nico se sentía responsable en el fondo de haber engendrado monstruos en ambos, y Male se sentía culpable por exactamente lo mismo. Pero ambos tenían un mr Hyde muy jodido que era mucho más antiguo que su relación, sólo que ahora se manifestaba cada vez más seguido. 

Una semana después, mientras ambos caminaban desde el trabajo de Male a su casa, una noche de verano, la cosa estaba al borde del polvorín. El principito le rogaba a Male que calmara a Nicolás que literalmente lo quería matar. Por otro lado, Nicolás tenía internada a su madre que le había sido encontrado un quiste en el corazón y la había tenido que abrir para sacarselo. Nicolás sintió tal nivel de ansiedad que tuve que pedirle a Male una de sus pastillas mágicas para que le ayudaran a bajar. Pero las peleas iban in crescendo cada vez más y todo parecía indicar que no terminarían en nada bueno. En pleno marzo acontecieron dos situaciones que terminarían por desencadenar la debacle total: un robo y un ataque de celos furioso. Nico ya estaba a un nivel de alienamiento similar al de Male pero sin la experiencia de Male, entonces no sabía como manejarlo. Sin medicación, casi sin asistencia terapéutica (su psicólogo le decía que "estuviera tranquilo") y sin apoyo familiar o de amigos, nadie sabía bien lo que le estaba pasando a Nicolás. Él ya no confiaba en ella, ella tampoco en él, y la relación estaba en su punto más bajo. Una noche en que Nicolás llegó a la casa de ella como siempre, él se sintió rechazado, expulsado de ahí, aunque ella estaba buena onda. Él sentía que debía irse a su casa, algo que le ocurría por primera vez. Ella aceptó sin problemas y le bajó a abrir la puerta. Cuando caminada por Ecuador hasta Córdoba, unos motochorros lo interceptaron y lo desvalijaron en dos segundos. Era la una de la madrugada... Sin celular y sin plata, Nico volvió a lo de Male para contarle lo sucedido y pedirle un poco de asistencia. Ella tardó en conquestar el timbre, pero finalmente bajó. Nicolás estaba histérico y ella, muy tranquila, trataba de acompañarlo como mejor podía. Fueron a hacer la denuncia a la comisaría y ella le hacía preguntas repetidas, a lo que Nicolás se ponía furioso con ella. Male no respondió a sus ladridos pero tomó nota de sus contestaciones. Al final, le prestó algo de dinero y él se fué en taxi a su casa. Al día siguiente, Nicolás encontró que en su Facebook los chorros habían escrito una guarangada a la que amigos más tempraneros que él respondieron con preguntas del tipo ¿estás bien?... Nicolás respondió que él no había sido y luegop borró la publicación. Eso le pasaba por no tener una clave en su celular el cual se había comprado pocos meses antes. A los pocos días, llegó de visita la buena de la madre de Male, y un día en que había quedado ir a cenar a casa de Male, Nico llegó como siempre para esperar a Male en su casa. Le abrió la madre y dijo que Male aún no llegaba. Nico se puso inquieto y miró por el balcón, presintiendo algo. A los pocos minutos vio a Male a lo lejos caminando con otro muchacho, un compañero nuevo de barrio norte. Los vio llegar a la esquina y luego sentarse en un escalón para ponerse a charlar. Nicolás estalló de rabia. Bajó y como el robo lo había dejado asustado, andaba con una navaja por todos lados. Se encaminó loco de furia y encaró a los dos compañeros que se divertían charlando. ¿Venís? Dijo Harrison a Pattie Boyd. Ella lo miró de arriba a abajo y luego respondió, me quedo con Eric. Pero eso pasó en la vida de alguien más. Aquí, Male lo acompañó, despidiéndose del muchacho que miraba torcido y con asco a Nicolás. Luego, Male y Nico discutieron. Ella había olvidado que él iba a ir ese día para la casa y Nico se sentía dejado de lado, desplazado. 

Quizás fuera así, quizás no, Nicolás no lo sabía pero estaba cada vez más seguro de que Male le estaba alejando, consciente o inconscientemente. Una semana después de aquello y cuando la madre de Male ya se había vuelto a su ciudad, todos los astros terminaron por alinearse para la llegada del Kaos. Nico llegó como siempre antes que Male regresara, y comenzó a llamarla. Nico ahora tenía un celular viejo, con botones, de esos que ya no se usaban. La comunicación era fallida pero el teléfono de ella conquestó. Por el auricular Nico escuchaba una conversación entre Male y un muchacho. La cosa se demoraba y ella nunca le dijo que iba a hacer a la salida. Habían quedado verse pero como venía pasando de un tiempo a esta parte, ella parecía bloquear esa convención y siempre olvidaba que había quedado con Nicolás. Esto hacía rabiar a Nicolás y escuchar una conversación de ella con otro tipo terminó por volverlo loco. Desesperado se arrancaba los pelos de los nervios y miraba para todas partes, deseando que alguien le pegara un tiro y terminara con su sufrimiento. A los pocos minutos la vio venir a Male, un poco en zig zag, que apenás vio a Nicolás que se le acercaba ella quedó muda. Él no esperó saludo ni nada, de inmediato la tomó por los hombros y comenzó a zarandearla gritándole con quien estaba y por qué le hacía esto, pero ella de inmediato, víctima de un pánico atroz, se desinfló frente a él y comenzó a caer al suelo sin decir palabra. Nicolás acompañó la caída insistiendo y en interrogarla a los gritos, fuera de sí, mientras los vecinos comenzaban a llamar a la policía. En medio de esa vorágine de locura, un brazo a sus espaldas lo tomó por el el cuello y comenzó a ahorcarlo con toda la fuerza. Ante esto, Nicolás vio como Male se paró y salió corriendo hacia su casa, dejándolo atrás. El desconocido continuó ahorcando a Nicolás, susurrándole al oído que no se metiera con las chicas del barrio. Nicolás llegó a preguntarle entre gorgoteos si la conocía, aún confundido por la situación, su paranoia seguía activa. El vengador anónimo dijo que no, pero que no iba a permitir que nadie maltrara a una mujer frente a él que su padre le pegaba a su madre y que no lo iba a permitir, y cada vez apretaba más fuerte el cuello de Nicolás quien ya casi no podía respirar. Apenas podía agarrar el brazo que lo asfixiaba, y cuando creyó que ya estaba por morir, le rogó que lo soltara... con una voz como de de E.T irreconocible, llegó a murmurar que no podía respirar. Nunca se había sentido tan al borde de la muerte y cuando comenzaba a convulsionar, el desconocido sin rostro lo soltó en el piso. Con una amenaza lo dejó tirado en el piso y Nicolás agradeció haberse salvado de una muerte horrible. Pero se sentía avergonzado, humillado, destruído física y moralmente. Entendía que quizás, la única redención para él hubiera sido morir ahorcado por un vecino con deseos de revancha hacia un padre golpeador. Nicolás estaba devastado y mientras intentaba ponerse de pié, algunos vecinos lo insultaban desde sus casas. La patrulla policial apareció de inmediato y Nicolás fue señalado como el atacante. Alguien le explicó la situación a los policías mientras uno de ellos lo tenía contra la pared. Nicolás estaba en estado de shock y apenas podía articular palabras. No entendía como había pasado todo, era como una película, algo ajeno y surrealista. Por otro lado se snetía vacío, como si un demonio lo hubiese poseído como en El exorcista y luego del ahorcamiento lo hubiese abandonado para dejarlo como el gran culpable. Uno de los policías le dijo que no se hiciera problema, que siempre se iba a estar del lado de las mujeres, que no se ensuciara por algo sin remedio. Nicolás no entendía nada de lo que le decían ni por qué. Entre la gente que había bajado a señalarlo todavía pululaba alguien que lo miraba de reojo con inquina. Nicolás lo señaló como alguien que quiso matarlo. Pero la policía no le hizo caso y el sospechoso de ahorcarlo fue escabulléndose entre la gente hasta perderse en la noche. La policía le recomendó a Nicolás que se fuera a su casa ya que vieron que estaba aterrado y no terminaba de entender lo que había pasado. Pero apenas se calmó la cosa le tocó el timbre a Male. Ella bajó de inmediato, enojada, lo metió en el ascensor y en la casa, mientras él temblaba de llanto, ella le decía de todo. Buena parte de la retahila de insultos eran los que Nicolás le había proferido dos semanas antes cuando le habían robado en la calle y ella le preguntaba cosas que a él lo irritaban. Ahora la cosa se había dado vuelta y Male fustigó la locura de Nicolás durante un buen rato hasta que se cansó y lo llevó a la cama a dormir. Pero Nicolás había quedado roto de culpa, traumatizado por casi morir y sintiéndo un miedo horrible a que Male lo dejara con justa razón después de todo aquello. 

Male le dió una tregua para que Nico no se sintiera tan mal. Esperó que se compusiera un poco y a los tres meses, un poco antes de que se operara de una rodilla que tenía mal, le cortó amablemente. Ambos fueron a almorzar por San Telmo y decidieron cortar bien. Sin llantos, sin gritos, sin intensidad de por medio, o sea: Hacerlo civilizadamente. Nico presentía el final antes de todo aquel trágico desenlace y ante ser intercambiado por otro o simplemente la ruptura que parecía inminente, comenzó inconscientemente a pudrirla toda, para de alguna manera acelerar el proceso. Después de la fatídica noche quedó una relación cada vez más fría y distante hasta que ella le dijo que no quería salir más con él. Nicolás intento tomarse el anuncio, que (al menos desde que la había embarazado en el verano) le parecía algo que llegaría de forma inevitable, de forma pacífica. Aceptó que era lo más conveniente para ambos y dejaron de verse. Un mes después él la contactó para preguntarle como le había ido en la operación y ella le contó que bien, que estaba cuidándola su padre. Nico hizo de lado aquel malestar que sentía por el padre de Male y se acercó a la casa para llevarle varios dvd`s de películas, entre ellos toda la serie Cosmos con Carl Sagan. El padre puso cara de orto pero aceptó su presencia sin hacer escándalo, apenas acotando que esa serie él la podría conseguir bajándola por Internet. Nico hizo caso omiso a la necesidad del padre de bajarle el precio a su regalo. Besó a Male en la frente y se alejó. Pocos días después, discutieron por teléfono y ella, a modo de ataque, dijo que quería conocer a otros chicos. Por supuesto que ella estaba postrada en su cama, custodiada por su madre o padre, pero le dijo esto para alejarlo. Nicolás cortó el teléfono abruptamente, muy enojado y después se dió cuenta de todo. Comprendió que tenía que dejarla ir.     

     

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