martes, 26 de diciembre de 2023

Temporada de birras (20)

Como siento y siento que te quiero, que te quiero tanto...

Por el verde césped andaremos, andaremos juntos.

Sin separarnos más, nunca más

Sin separarnos más, nunca más...

Quiero verte y verte todo el tiempo a mi lado 

y tenerte siempre entre mis brazos. 

Cuantas ganas tengo de encontrarte,

cuantas ganas tengo de besarte. 

Sin separarnos más, nunca más

Sin separarnos más, nunca más...

Es tan simple, tanto que no lo sabía 

Cuanto era nena, lo que amarte yo podía.

Cuantas ganas tengo de encontrarte,

cuantas ganas tengo de besarte.

Sin separarnos más, nunca más

Sin separarnos más, nunca más...

Nicolás ponía una y otra vez esta canción para dedicarsela a Male cuando estaban mal. Esta y Mambo sun, que amaba bailar en el living de su casa compartida. De a poco, el sueño del nidito de amor conjunto comenzaba a resquebrajarse en mil pequeños pedazos. Pero ambos apostaban a un último cartucho, un viaje conjunto a otro lugar que no fuera la casa de la hermana en el norte, o en el sur... La idea era irse a Brasil y gracias a que la madre de Male les pagó los pasajes, ambos pudieron cumplir su sueño de viajar al gran país Sudamericano de las extensas playas. La odisea carioca comenzó a generar entre ellos una especie de tregua a los rozes que venían en aumento desde aquel brote que Male había tenido a mitad de años. Porque ni ella había podido dejar el consumo abusivo de cerveza ni tampoco Nicolás podía controlar su mal genio. Entonces ellos se alejaban de a poco, tratando de cruzarse poco o compartiendo lo único que los unía, su amor por las películas y las series. Se terminaron de ver Juego de tronos, Stranger things y Breaking bad. Miraban películas de terror que era lo que más fascinaba a Male, pero como Nicolás no quería perder toda su esencia acometía una absurda resistencia a lo que a ella le gustaba. A veces fumaban tanta marihuana que se sentían relajados, se reían a carcajadas con películas como las de Seth Rogen en Pinapple express por ejemplo. Pero ahora tenían en vista hacer un viaje que los uniera, que sirviera como la Luna de miel que no habían podido tener el verano pasado por ser ambos nuevos en sus trabajos. Pero llegaban a finales del 2017 diferentes a lo que eran un año atrás. Más cansados el uno de otro, con más peleas encima y deterioro de la relación. Sim emabrgo trataron de ponerle toda la onda posible. Nico se puso Instagram y Spotify, modernizando su status de personaje chapado a la antigua del cual ya estaba un poco harto. Male, desencantada de su trabajo de librera ya pensaba en ponerle punto final a aquella experiencia en el año entrante. Aunque amara los libros románticos, eróticos, los dramas o el realismo mágico, Male sentía que podía seguir consumiendo todos los libros que quisiera sin la necesidad de estar cumpliendo un horario de ocho horas seis días a la semana. Nicolás no tenía escapatoria, a menos que se le diera la oportunidad de conseguir un nuevo trabajo, la experiencia de años lo enquistaba cada más en un trabajo que tampoco disfrutaba más. De hecho, a mitad de ese 2017 habían despedido a la mitad de sus compañeras de trabajo en Siglo XX, con las que había entrado cuando la librería era un mero modelo para armar. A partir de ese momento se sintió completamente aislado en su trabajo ya que los compañeros que quedaban eran un grupo de amigos que no tenían ningún interés en integrar a un tipo venido de las cadenas. Era una postura snob típica de ciertos círculos libreriles donde se consideraba mejor a aquel que había entrado al rubro por librerías independientes que a aquellos seudo legionarios de esos antros comerciales donde no existían los libreros sino los "despachantes de libros". En fin... a Nicolás, aquella actitud elitista le parecía un absurdo total y no le molestaba tanto. No se los tomaba tan en serio, pero al final Nicolás se hizo respetar en la librería, a costa de ser odiado por todos, pero respetado al fin. Lo peor era que su jornada laboral, a falta de compañeros con los que charlar, se le hacía densa y tediosa. Nicolás tenía una incapacidad fatal para cambiar de trabajo porque le daba mucha flojera tener que moverse mientras trabajaba. Era uno de sus peores puntos débiles... Pero una de las mayores picardías de ese año fue que Nicolás se dejó calentar la oreja por las quejas de Male respecto a su hermano, que siempre solía hacer comentarios desubicados. Nico acumuló este y otros enojos pasados y antes de las fiestas estalló contra su hermano en una serie de mensajes de texto donde se dijeron de todo menos lindo. Heridos en lo más profundo de su orgullo estarían un año sin verse ni hablarse en una de las peores crisis familiares que Nicolás recordara en su vida, sacando la angustiosa separación de sus padres en 2006.  

Para pasar año nuevo fueron a la costa como siempre, a casa de la madre de Male, que en esos últimos años se había comportado como una madre para los dos. Porque Male y Nico eran como "hermanovios", para todo el mundo. De hecho uno de los mayores fetiches de Male, que cuando por las noches sentía que Nico estaba enojado con ella, le tomaba la mano tímidamente en la oscuridad. Esa era la señal de que quería que Nicolás le diera amor conyugal y también, por que no, fraternal. Male siempre le hacía lo grotescamente celoso que era Nicolás, pero ella era celosa de un modo mucho más sutil. Porque Male quería a Nicolás para tenerlo a su entera disposición siempre que quisiera, pero la vida de Nicolás, la vida real, insistía en interponerse en sus planes de exclusividad. Entonces ella recurría a la artimaña de hacerle sentir celos a Nico con comentarios del tipo "mi primo me tiene ganas", cuando en otra ocasión había dicho que su primo "estaba re bueno" y que la había "invitado a Espana" donde vivía. Estos comentarios hacían rabiar a Nico, que se sentía provocado de una forma innecesaria y como él demostraba ser el más "Santino Corleone" del condado, no dejaba de decirle que iba a cagar a palos a cualquiera que ella eligiera a cambio. En definitva, ambos se histeriqueaban y encendían las llamas de la pasión de esa manera un poco polémica y tóxica. 

Cuando volvieron de la costa, tuvieron que esperar hasta finales de enero para irse a Brasil. En ese mes caluroso de verano porteño, tuvieron trifulcas de todo tipo. Sobre todo una noche que fueron a cenar a unas cuadras de su casa y Nicolás se enojó con Male. Nicolás a veces se enojaba por cualquier tontería y se quedaba empacado, incapaz de salir de su enojo. Male intetnó calmarlo pero al final terminó enojada también y dijo lo que temían ambos. Cuando volvamos de Brasil nos separamos... Había algo tan absurdo en esa frase que Nicolás no pensó en eso, sólo se sintió amenazado y herido. Él sabía que en algún momento se iban a separar, pero no quería enfrentar directamente esa realidad porque le lastimaba. Porque más allá de todo amaba a Male como nunca había amado a una mujer antes, pero sentía que el suyo era un amor cargado de dinamita y explosivos: Siempre al borde del estallido. 

Esa noche volvieron del restaurante sin hablarse, ella caminando cinco pasos delante de él, que sólo atinaba a (ad)mirarla por detrás. En eso se cruzó con una ex compañera de la librería, una de las que habían despedido. Ella lo saludó con entusiasmo, pero él estaba herido, recién peleado con su chica. Male se dió vuelta y siguió caminando con mayor vehemencia y enojo hacia el edificio. Entonces Nico se tuvo que despedir de su compañera, casi rogándole con la mirada que lo sustrajera de esa situación. Casi fantaseando escaparse con Alexia hacia su casa, hacerle el amor a esa morocha tan diferente a Male pero no había chance. Male no tenía comparación, era la mujer más hermosa y excitante para Nicolás y cuando finalmente llegaron a Brasil, no perdió el tiempo en demostrarlo. 

Una vez que llegaron al momento de viajar dejaron todas sus peleas absurdas y desde el día mismo de la partida se dedicaron a disfrutar de su viaje. Todo había quedado en suspenso durante esas dos semanas que iban a estar en la isla de Santa Catarina. Desde que subieron al avión, ambos se pusieron de acuerdo hasta en donde se sentaba cada uno, turnandose la ventanilla un poco cada uno. Una vez aterrizados se dedicaron a cambiar algunos dolares por reales y comenzar por el circuíto de playas que les habían recomendado. Ahora ya estaba todo en camino. Apenas comenzaron a caminar bajo el sol brasileño en las hermosas playas de Florianópolis, se sintieron en una realidad aparte. El humor de ambos cambió, se comenzaron a comportar como una pareja sana, que disfruta la mutua compañía. Cuando hacían el amor lo hacían con renovada pasión y fogosidad, como si recién se conocieran. Ambos habían vuelto a tomar cerveza todo el día, ya que era muy suave y Nicolás sentía que ahora sí daba para tomar. Se relajó y comprendió que ponerse ortiva en medio de las vacaciones iba a cagar todo. Dejó que ella tomara lo que quisiera y de hecho intentó seguirle el tren, cosa que hizo la mayor parte del tiempo. Pero Male no quebró en ningún momento. Mientras él leía Contacto de Carl Sagan en las diversas playas, Male le sacaba fotos y le susurraba al oído que lo amaba. Comían mariscos y pescado todo el día, con cerveza y alguno helados de una extraña fruta de allí; el desconocido para ellos Acaí. 

Siempre que iban de paso de pueblo en pueblo, parando en hosterías donde alquilaban cuartos con cocina y se dedicaban a nadar en las aguas azules y cristalinas del Atlántico, a tomar cerveza, comer rico, tomar sol y hacer el amorsito todas las noches, tardes y mañanas. La situación era simplemente ideal, nada podía mejorarla. Desde que pusieron el pié en Brasil no se pelearon ni una sola  vez en esos quince días, excepto por una noche que llovía y él quería volver y ella seguir dando vueltas. Por lo demás nada y parecía todo un record. Musicalizado todo por un compilado de bossa y música brasileña que Nico preparó especialmente o por la música de las playas, el mundo parecía perfecto cuando estaban allá. De hecho todo salió tan bien, la pasaron tan bien, y vivieron ambos dos de las mejores semanas de sus vidas, que cuando tuvieron que volver todo fue más duro. De hecho el doble porque como lo había previsto ella, cuando regresaran nadie dejaría a nadie sino que simplemente no podrían tolerar haber perdido ese mundo idílico en el que vivieron quince días en un lugar paradisíaco, tomando juguito de coco y disfrutando de la belleza icomparable del mar. 

A la semana de volver de Brasil, discutieron y Male hechó de la casa a Nicolás que tuvo que volver a lo de su madre hasta que al menos a ella se le pasara la bronca. Era la señal de que venían nuevas peleas, nuevas rupturas, nuebas crisis. Habiendo quedado atrás el entorno bucólico de las vacaciones sólo quedaba en pié conflicto, resentimiento y malestar por estar de nuevo sumergidos en una realidad que cada vez les gustaba menos. 

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