sábado, 30 de diciembre de 2023

Temporada de birras (23)

Algunas mañanas Male acompañaba algunas cuadras hasta su trabajo, compraban facturas y vivían los últimos minutos de felicidad. Pero nuevamente, como antes en el 2015 y en el 2018, las cosas se habían vuelto a pudrir. Y esta vez, a un ritmo acelerado. Ambos comenzaron a dirigirse precipitadamente hacia el final de todo el asunto. Se había extendido mucho más de lo necesario y ambos necesitan poner un corte abrupto y final. La excusa podía ser cualquier tontería, no importaba, Male y Nico estaban determinados a finiquitar esa tuca final. 

Para el día del padre, Male se fue unos días a donde su progenitor y Nico se quedó en su casa, cuidándole a la gata. Luego, cuando Male volvió, Nico fué a buscarla a Retiro una fría noche de invierno. En el taxo de vuelta, Male se mostraba seria y contrariada. Dijo que se peleó con una pasajero por una tontería y que ella le contestó con una violencia inusitada. Nico percibió cierto reclamo en la anécdota, como si de alguna manera le estuviera echando la culpa de haberse vuelto una cascarrabias. Nico intentó minimizar el asunto y trató de entender las razones pero no las había. Male cambió de tema y sugirió comprar comida hecha y un vino. Había traído regalos para su hijo y algunas cosas más. Tomaron una botella y él quedó medio planchado. Ella le exigió una sesión de sexo duro pero él, con todo ese alcohol y cansancio acumulado, poco pudo hacer. Ella lo acusó de estar engañándola, de estar acostándose con otra. A Nico este reclamo le pareció absurdo, sobre todo teniendo en cuenta que era ella quien se la pasaba mensajeándose con tipos que Nicolás nunca sabía quienes eran. Se durmieron pero este pensamiento le hizo dormir intranquilo. Cuando a la mañana despertaron y comenzaron a desayunar, ella le preguntó una cosa y él le conmtestó de mala manera, por ese enojo que acumulaba de la noche anterior. La realidad es que ya no se la bancaba más, ni sus problemas psicológicos ni su actitud manipuladora de acusarlo de celoso cuando no paraba de darle motivos. Para ella hablar con otros no era un engaño, para Nico sí. Esa mala contestación desató la furia de Male de una manera por demás desmedida. Le dijo de todo y lo echó de la casa, que era el fin, que se había terminado todo. Casi como si hubiese estado esperando la primera oportunidad para cortarle abruptamente, por más absurdo que fuera el motivo. Como siempre en estos casos, uno tiende a ver sólo el error del otro, pero nunca el propio. Nicolás, muy serio, le dijo que estaba de acuerdo y sacó los regalos en la cama, dejandolos de forma abrupta y enojada al pié de la misma. Mientras, Male lloraba a moco tendido, diciéndole de todo. Nico se fué a trabajar esa mañana en las peores condiciones. Pocas horas después la llamó tratando de arreglar las cosas pero no había caso, ella estaba entre triste y enojada. La mala contestación era claro que había sido una excusa para mandar todo al diablo. En realidad ella estaba cansada de la relación, como él. Hablaron algunos días después pero era cada vez peor. Ella volviendo a llamarlo en estado de ebriedad y desasosiego. Le recriminaba que cuando él la había llamado todo destruído en el 15, ella había vuelto a él. Y ahora, él no respondía de la misma manera. Nicolás no quería ni acercarse a la casa de Male porque sabía que era como entrar en la cueva de la Gorgona. Nada bueno podía salir de todo eso. 

El psicólogo de Nicolás, le había dicho antes estas revelaciones que no se quedara cruzado de brazos y que lo llamara al padre de Male para que la cuiden. Para el psico de Nico, Male corría peligro de suicidarse y le dijo que desde su parte hiciera aquello que le decía. Nico se asustó ante esto y llamó al padre de Male para decirle que su hija estaba muy mal, que la cuidaran, etc. Tal cual le había dicho su psico, pero el padre de Male había terminado por demostrarle de una vez por todas el desdén que sentía hacia Nicolás. Le dijo que ya sabía todo y lo responsabilizaba en parte por todo aquello. Le dijo que no iba a permitir que le revoleara cosas a su hija. Ante esto, Nicolás se defendió diciendo que eso no había sido así, que él no le había revoleado nada a su hija. Pero el padre de Male no quiso saber nada de excusas o de que Nicolás sugiriera que su hija estaba mintiendo. Luego cortaron. Nicolás se sintió un imbécil por haberle hecho caso a su psicólogo ya que sabía que de nada iba a servir y simplemente lo iba a poner en una delicada situación de confrontación con el padre de Male. 

En la cena de cumpleaños de Nico, mientras comía con su familia en un restaurante, Male le mandó un mensaje diciéndole lo mucho que lo quería. Al mes siguiente, mientras Nico volvía del cine a su casa, recibió un llamado de ella. Él, con la guardia más baja, le dijo que la extarñaba y que le gustaría verla. Ella se sorprendió y le dijo que le encantaría, pero que tenía que confesarle que había estado "con alguien". Nico se quedó duro ante esta revelación, como si cierta confianza hubiera sido traicionada. Aunque Male estaba siendo honesta por primera vez, Nico en ese momento no pudo lidiar con aquella confesión de parte y le dijo: "ah bueno, dejá mejor no" y le cortó el teléfono. 

Un mes y algo después, mientras Nico se encontraba trabajando en la librería, uno de sus compañeros lo llamó y le dijo que una chica con aspecto extraño lo buscaba. Male estaba en el hall de entrada esperándolo, con una capucha puesta y una cara demacrada de post llanto. Nico conocía bien ese rostro de tristeza crónica, a él no le espantaba como a sus compañeros. Algo conocía del dolor eterno de esa chica que quería amar pero no podía hacerlo de forma sana. Nico la llevó afuera y ella se mostró contenta de verlo después de varios meses. Cruzaron pocas palabras y ella antes de irse le estampó un beso en la boca. Luego se fué contenta, como si sólo hubiera ido para hacer eso. Nico quedó desorientado y pensó que luego lo llamaría para verse pero no fué así. Cuando volvió a entrar en la librería, el compañero ese que le había avisado se burló del aspecto demacrado de su ex novia. A Nico nole causó ni puta gracia pero dejó el asunto ahí nomás. De hecho, este Luisito, era un compa nuevo que desde que había entrado se la pasaba buscdándole pelea a Nicolás quien sospechaba que se lo hacía a propósito. El tal Luisito era un conocido del encargado que ya no se bancaba la inestabilidad emocional de Nicolás que todos estos asuntos personales le estaban ocasionando en los últimos dos años. Nico había sido uno de los libreros inaugurales de la librería del siglo veinte, pero de aquel grupo sólo quedaban el encargado, el subencargado y Nicolás. El resto habían sido despedidos o habían renunciado. Durante todo aquel 2019 Nico se sintió un poco fantasma en la librería. Como ajeno a todo, pero muy sensible a las provocaciones. Aquel compañero nuevo, bravucón y patoteril, no perdía oportunidad de amenazaro con la mirada o directamente. Un domingo de aquellos en que ninguno tenía ganas de estar, Luisito volvió a increparlo con la mirada, de la nada. Nicolás se soltó de la cadena y le preguntó que pasaba, el otro, que esperaba este tipo de contestación aprovechó para luego ir a contarle al encargado que Nicolás lo había patoteado. Nicolás evitó desde ese día mirar o siquiera hablarse con Luisito. Lo evitaba como a la paeste, y el otro, cuanto más lo ignoraba Nicolás más se enfurecía en su interior. Finalmente, em noviembre todo terminó de estallar por los aires y más allá de la buena noticia de que se terminaba el primer gobierno macrista, todos había quedado con los cables pelados. Luisito no paraba de mirar fijo a Nicolás cada vez que psaba cerca. Nicolás le preguntó porqué lo miraba así, y el otro (que tenía serios problemas de adicción a la cocaína) se le fué al humo y le dijo que si perdía ese trabajo por su culpa le iba a romper las bolas. Nicolás, apenás contestó pero Luisito ya había perdido el control y seguía patoteándolo. Nico le dijo al encargado que Luis estaba re agresivo, pero éste en vez de parar la pelea le dijo que Luis decía lo mismo de él y siguió de largo. Nicolás intuyó que ahí había algo raro. Lusito siguió patoteando y Nicolás le dijo que se calmara, que fueran a hablar afuera. El encargado dijo que eso era buscar más pelea pero Nicolás sólo quería que charlaran las cosas sin hacerlo adelante de los clientes. Al final, los gritos de Luisito eran tan altos que El encargado amenazó con despedirlos a ambos e hizo una "llamada telefónica" al de recursos humanos delante de ellos. Nicolás no podía más y escapó de la librería algunos minutos antes de que dieran las seis. No sin antes hacer algo que no podía evitar... al pasar por al lado de Luisito le devolvió la amenaza de que lo iba a cagar a trompadas si se quedaba sin trabajo. Luisito saltó y lo persiguió hasta la calle buscándolo para pelear. Nicolás se detuvo a pocos metros y lo pensó pero decidió seguir de largo. Nada de eso tenía pinta de que fuera a terminar bien.

A las dos semanas, las consecuencias no se hicieron esperar. El día de su medio franco, Nico esperaba hasta las catorce horas para salir a por su franco y medio. Pero cuando al mediodía llegó el encargado, este lo hizo acompañado del tipo de recursos humanos. A los pocos minutos lo llamaron a Nicolás y lo invitaron a sentarse en unos sillones al fondo de la librería. Le contaron de su desvinculación. Pero un día antes de que esto pasara, Male (ese pequeño ángel negro), había vuelto pasarse por la librería a saludar a Nicolás. Esta vez lo había hecho más cerca de su horario de salida y Nico le dijo que ya salía. Fueron a tomar algo a la esquina de la librería. Ella pidió cerveza y le pidió a él que la pague porque se había olvidado la billetera. La misma y vieja Male de siempre. Nico se fastidió con esto pero luego se relajó. Charlaron y él le contó que en su laburo estaba todo mal y que temía que lo rajaran. Ella le dijo que estaba un poco mejor y que había decidido volver a vivir a su ciudad natal. E´estivo de acuerdo, le parecía lo mejor para los dos. Le contó que había ido a una vidente el día anterior que le había dicho un montón de cosas y que Nico estaba roto, que parecía un viudo. Male minimizó el tema de la bruja, o no quizo saber mucho al respecto. Por suerte (o no) para ella, Nicolás no le había pasado sus coordenadas y había quedado afuera del análisis de la notable numeróloga. La misma que le dijo que le "clavara" determinados números cuando viera al compañero hostil de su trabajo, el tal Luisito. Male lo invitó a la casa y cogieron, como siempre con muchas ganas y con felicidad. Pero esta vez, ninguno de los dos se juró amor eterno ni pensaron en volver. Sólo cogieron, pasaron la noche juntos y luego a seguir con sus vidas. Cuando a la mañana, Nicolás fue a trabajar, no sabía que ese mediodía lo despedirían del trabajo. Asi que no tuvo muchas oportunidades de chantarle los números al mal llevado de Luisito. Claro que cuando se lo comunicaron, él preguntó por el motivo (como siempre). Preguntó si era por el asunto de Luisito pero lo negaron enfáticamente. Dijeron que había una reducción de personal necesaria. Aunque el encargado se había "encargado" de llamar por teléfono al de recursos humanos frente a ellos dos semanas antes. Nico sintió que era injusto que lo rajaran sólo a él pero no discutió. Siempre dijo que sobre decisión tomada, mejor irse con la frente bien alta. Se llevó una bolsa con libros que tenía preparada para un caso así y se fue despidiendose de algunos, y de otros claro que no. Cuando salió a la calle, en esa primavera increíble que ya hacía, le contó a Male sobre esto. Male fue en esos días a su casa a visitarlo una vez más. Pero otra vez se mostraba escurridiza y al día siguiente de pasar juntos la noche se iba para volver a no estar presente. Esta vez, el despido de Nico no le había sacado un gran peso de encima ni había logrado que se uniera más con Male como en 2016. Esta vez parecía el final de una etapa y no había forma de que se repitiera la historia. A las pocas semanas, cuando Nico vio que Male no volvería por él, que era claro que ella estaba en una o simplemente evitando reengancharse, él tomó el toro por las hastas y salió en busca de alguien más. Se instaló una app de citas y luego de algunos intentos fallidos hizo match con una arquitecta, una chica guitarrista llamada Jazmín. Pegaron la mejor onda y en poco tiempo conciliaron una cita diurna en el predio de Agronomía. Cuando se encontraron Nico se percató que no iba a aquel lugar desde que estaba en sexto grado de la primaria. Por otra parte Jazmín era hermosa y super copada. Tomaron mate toda la tarde y luego comenzaron a extender la cita. Al atardecer, se fueron a tomar un café a un barsito aledaño y por la noche, terminaron yendo a un bar cercano a la casa de ella a por unas cervezas. Finalmente terminaron en la casa de ella haciendo lo que tenían que hacer. Este nuevo romance había levantado el espíritu de Nico que sentía que todo volvía a renacer con un nuevo amor. Sin embargo, justamente, en el amor, nadie se da por vencido ni aún vencido...

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