viernes, 18 de enero de 2008

La lejana chica etérea...


Tras los alejados médanos orientales, en una lejana playa del animus, ella camina por la arena caliente como si sus pasos fueran imperceptibles, como suaves gotas de rocío que apenas rozan la verde hierba. Su andar sigiloso y suave recuerda a las élficas princesas de las leyendas anglosajonas. Tiene cabellos largos del color de la miel y sus ojos el color del verde río y celeste mar. Sus largas y hermosas piernas son la envidia de la diosa Vénus y la perdición del Dios Marte, el regido por el sol. Mas allá de su lento y suave andar se esconde su velo de hermosa vanidad y temeroso encanto. Su esbelto cuerpo la lleva por recónditos lugares siendo presa de la admiración y deseo de ellos, los lobos, y de la envidia y rencor de ellas, las sirenas de mar.
Ella irá por delante de todas y su encanto epifánico salido de alguna epopeya griega o mito eslavo hará del lugar donde éste un lugar lleno de magia y misterio.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dios Marte: No permita que su estrella ardiente siga calentando esta ciudad. No quiero materializarme en granito!

Anónimo dijo...

JAJAJAJA bueno dale lo tendré en cuenta, gracias por la advertencia