miércoles, 29 de noviembre de 2023

Temporada de birras (10)

La temporada de birras que había dado inicio el cordobés, de una forma muy ceremoniosa, allá a finales del 2013, parecía no tener termino. Para Male hablar de "temporada de birras" era un oximorón, porque no existía algo para ella que pudiera ser denominado una temporada, sino que las birras eran parte de su cotidianeidad. Cuando Nicolás se dió cuenta de esto comprendió que no podía seguirle el tren del escabio diario y del constante escabullirse de la realidad que para Male era todo un estilo de vida. Para Nico esto era demasiado autodestructivo, ya que veía en ella un ansia por pudrirla toda todo el tiempo, viviendo siempre al límite del trastorno de personalidad. Pero él nada sabía de diagnósticos pisquiátricos, si apenas lo que quería era estar bien con su chica y pasar un buen momento. Sin embargo, las cosas no son tan fáciles para nadie. La complejidad humana es un valor que no se puede desestimar tan facilmente. Y para Nico no le quedaba más que dos salidas, o aceptar el combo, con fantasmas inclusive (como ella le remarcó que él aceptó al inicio de la relación) o seguir caminos separados. Para él, todo esto le resultaba un poco extorsivo y no estaba dispuesto a hacerlo todo tan fácil...

Hicieron una choriceada para festejar el nuevo depto con balcón de Male y todo salió de maravilla. Nico nunca había tenido mucha oportunidad de hacer carnes a la parrilla y cuando se daba, trataba de mejorar su calidad. De todos modos los chorizos son fáciles de hacer y la mayoría quedó conforme. Pero la primavera asomaba ya y Nico se sentía tentado de morder la fruta prohibida. La chaqueña era una muchacha morena que trabajaba de cajera en su local y le movía el piso a lo loco. Era simpática, agradable, confidente y muy sensual. Nicolás no podía evitar imaginarse teniendo una revolcada tremendamente fogosa y explosiva con su compañera. Y casi estuvo a punto de hacerlo pero... Las cosas no quisieron salir como él quería. La chacule dijo que quería conocer su nuevo departamento, pero cuando Nicolás apuró el trámite, ella se amilanó. Luego Nico se sintió culpable por haber tenido intenciones de engañar a Male, pero por otro lado, nada había hecho así que decidió dejar atrás todo el asunto. Cuando Male fue a su casa al día siguiente, hicieron el amorsito con soberana contundencia y luego, cada uno a dormir a un colchón simple. En la oscuridad, Nicolás sentía ganas de charlar, de comentar cosas que nadie le pidió y en ese trajín de hablar al pedo, le confesó a Male que le hacía acordar a una ex del pasado. Male quedó en silencio y no contestaba nada. Nico prendió la luz para comprobar que ella estaba llorando desconsoladamente y se quería ir. Nico logró retenerla aquella vez, a base de arrepetimiento y reconociendo que haía dicho una soberana estupidez. Pero después de eso, ya sería cada vez más difícil retenerla...

Casi todos los fines de semana salían por ahí a pasear, al cine o a tomar algo (cerveza) y a veces fumar algún charuto esporádico. Ya habían ido a pasear de pepa por Palermo, entrando a librerías, Nicolás haciendo el ridículo con movimientos espásticos incontenibles. Gritandole a extranjeros Aguante el ácido como si se le fuera la vida en ello. En fin... estaba convirtido en todo un salame y un poco era su actitud tratar de impresionar a Male que un poco gustaba de esas demostraciones un tanto iconoclastas de los varones con los que salía. Cada cual hacia su bufonería del mejor modo que podía, pero al final, lo que importaba eran otras cosas. Una de esas noches, Male le confesó que Mauri, un chabon que vivía en Tigre y a veces venía a capital a visitarla, además de ser su mejor amigo, era su ex novio. Esto a Nicolás no le sentó para nada bien. Sintió que le había engañado al ocultarle esa información y la desconfianza comenzó a crecer en él cada día más. Ella minimizó el asunto diciendo que nunca le había gustado mucho pero que era un chabón copado. La gota que rebalzó el vaso de la discordia y desconfianza fue cuando una noche terminaron en el Bar de Ricardo, una tanguería fisura que estaba cerca de la casa de Nicolás y a la que habían ido algunas noches con el cordobés en el mítico verano anterior. Pero ahora, en plan salida de novios, no parecía un gran idea. La cantina estaba llena de gente pasada de rosca, borrachos y mala yunta. Para colmo, Male quizo estar a tono con el lugar y pidió dos whiskies. Nico odiaba tomar ese brebaje que había tomado contadas veces y que siempre lo daba vuelta como a una media. Pero para no parecer flojo aceptó el desafío que le plantó Male y le entraron a dos medidas de Whisky. Nico terminó ultra mareado como siempre, pero Male directamente se convirtió en una ameba. Se apagó y se encogió como un capullo contra la pared del local. Nico, atontado no atinaba a hacer nada y miraba entre divertido y asustado. Una chica medio hippie que salió de la nada se acercó con sus modos dulces y cariñosos a Male, y esta al verla le encajó un chupón prolongado. Ambas se quedaron transando ante la mirada atónita de Nicolás que se sentía entre indignado y un poco divertido por lo bizarro. Pero triunfó su costado moralina y se puso de los pelos por tremenda afrenta en sus propias narices. Pareció otra chica y preguntó por Male, a lo que Nico dijo que era su novia. Esta anónima le dijo que Male era lesbiana y que estaba sufriendo. Que la dejara allí y me fuera, que estaba de más, que sobraba en todo el asunto. "Tu novia es una lesbiana reprimida ¿no ves?, no tenés nada que hacer acá. Andáte." Nico se sintió expulsado de toda la situación y encaró a caminar hacia su casa. Iba lento y cabizbajo, cuando se dio vuelta vio a lo lejos a Male, que lo seguía de lejos tambaleándose con cara de no entiendo nada. Nico tuvo un poco de lástima por ella y la fue a buscar donde se había quedado, en medio de la vereda agarrada a las paredes. La tomó del brazo y la llevó en taxi a su casa. Estaba furioso y llegó a amenazarla con sexo correctivo, pero ella simplemente estaba en otra galaxia. Cuando llegaron a la casa de ella, la metió en su cama y ella simplemente se apagó. Nico se sentía entre engañado, aturdido y mareado. Al otro día, cuando le contó lo sucedido, ella decía no recordar. Después puso cara de recordar algo y cuando él le contó lo que la otra chica había dicho sobre ella, Male se rió y dijo que esa mina era una ridícula. Que no tenía sentido lo que le decía y que no era para nada así la cosa. Es más, lo había hecho para complacerlo a él. Nicolás dudó de todo lo que le decía pero prefirió dar vuelta la hoja y seguir para adelante. Después de eso sería cada vez más difícil dar vuelta la hoja ante este tipo de situaciones... 

Cuando en diciembre llegó el cumpleaños de Male, la juntada fue en un restaurant de barrio norte, para recordar buenas épocas y porque estaba cerca de donde ella seguía trabajando. A Nico le tocó esta vez pasar a un segundo plano y no ser el centro de mesa. Se lo bancaría por un buen rato, pero al cabo de un tiempo, empezaría a ponerse celoso de cualquier cosa. Cualquiera que le hablara a Male, Nicolás sentía que se la quería chamuyar frente a él, como si fuera una afrenta personal. Según Nico todos querían darle a Male, hombres y mujeres, lo sabía por experiencia. Cuando volvían a casa de Male, un poco borrachos, discutieron por alguna tontería y se fueron a dormir casi sin hablarse. La noche era una noche hermosa, primaveral casi veraniega. Al despertat Nico en la mañana estaba muy excitado, y Male dormía despatarrada a su lado en lencería erótica negra. Nico comenzó a besarla y en dos segundos comenzó a penetrarla. Ella gimoteaba y lo abrazaba entre sueños. En pocos minutos un contingente de adn se corrió de su parte dentro de la joven Blancanieves. Luego, Nico cayó exausto, buscando el reposo del guerrero. Pocos minutos después la madre de Male, de visita en Buenos Aires, golpeó la puerta y poco después estaban los tres muy jocosos tomando mate con facturas.


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