viernes, 28 de febrero de 2020

Posesivo - 12

Cuando el poseedor se convierte en poseído o Cuando es el otro quien te posee

Claro, uno puede pensar que una persona que se relaciona con los demás poseyéndolos, es un ser perdido sin remedio. Un ente maligno venido de todo lo que está mal en el mundo y es necesario aislarlo de la sociedad y condenarlo. Pero no nos adelantemos.
¿Qué pasa cuando esa persona posesiva es víctima de sus propias atrocidades? ¿Se lo defiende? ¿Se justifica? o ¿no pasa absolutamente nada?
Yo creo que lo tercero. No le interesa a nadie. Es un poco como el violador que después es violado en la cárcel o el asesino que es colgado de un árbol. Solo que a otra escala. Nadie lo quiere admitir, pero la sociedad en la que vivimos (además de ser extremadamente hipócrita, es vengativa y revanchista).
A todos los villanos, en el fondo los queremos ver destruidos, o mínimo... tomar de su propia medicina. A la gente, cuando pasa eso, (sobre todo los progres berretas), no les importa porque para ellos el mundo está dividido en dos bandos, los buenos y los malos. Y los malos tienen que ser castigados y se acabó. Pero el mundo es un poco más complejo que buenos y malos. Todo ser humano es bueno y malo, nadie zafa de la imperfección y todos dañamos al otro. A veces de forma directa (que es la única manera donde se recibe condena social), pero muchas veces con la marginación, con el aislamiento y con la misma condena social intolerante hacia aquellos que no nos portamos bien. Todas esas actitudes generan nuevos resentimientos y enconos que se retroalimentan en un círculo vicioso sin fin. Siempre, como sociedad, estamos señalando con el dedo a los "malos" y nos encanta estar del otro lado de la grieta, donde supuestamente está "todo lo que está bien".



Hace unos años, Bautista era el típico chabón posesivo. Vigilaba a sus novias con ojo avizor, les seguía sus pasos. No paraba de controlarlas y siempre quería que estuvieran con él. Básicamente, no las dejaba en paz. Así perdió a cada una de ellas, obvio, porque nadie se banca que no lo dejen en paz y libertad. Después de todo, la esclavitud se abolió hace más o menos doscientos años ¿o no?.
Bueno, éste muchacho, andaba así por la vida, preocupado. Se sentía incomprendido. Hasta que un día decidió dejar de sufrir por lo que decía que le hacían las mujeres y decidió salir a conocer gente y simplemente disfrutar del momento.
Así, apareció en su vida Salomé. Una bella muchacha judía, de pelo largo y negro y una flamante estrella de David sobre el pecho. Entre Bautista y Salomé creció el deseo y rápido se perdieron en un amor pasional entre las sábanas. Ella gemía tanto de placer que no sabía si estaba exagerando o qué pasaba. Pero le parecía raro. De a poco, él fue perdiendo el interés y fue en busca de nuevos horizontes, porque después de todo con Salomé solo había un romance sin mayores ligaduras.
Aparecieron otras chicas en la vida de Bauti, pero Salomé no se daba por vencido. Lo llamaba, le escribía, le decía de irse de viaje y hasta fantaseaba con la idea de que Bauti le hiciera un hijo. Pero todo esto a él le daba cada vez más miedo. No era que Salomé no le resultara atractiva, era solo el hecho de que se obsesionaba con él y eso le asustaba. Hasta ahí, nunca le había pasado eso. Siempre había sido él quien se obsesionaba con las mujeres y nunca al revés. Todo el asunto le empezó a parecer un fastidio, sobre todo cuando empezaron las escenas de celos de ella (muchas veces injustificadas y otras no). Los reclamos de verse y del tiempo que le exigía casi como si fuera una obligación.
En determinado momento, Bauti conoció una chica no menos lunática que Salomé, pero que tenía otros rollos y Bauti se sintió cautivado. Casi enamorado. Empezó a verse con aquella, y durante una semana no le escribió a Saló. De repente, se dio cuenta que había sido eliminado de todas las redes sociales por ella. Cuando le escribió para saber que pasaba, SALOMÉ estalló en ira. Le dijo de todo. Él respondió que no comprendía porqué tanto enojo si ellos nunca habían sido novios. Pero no hubo caso. Ella lo odió para siempre. Entonces Bauti decidió dejarla ir y que se arregle.
A los pocos meses, cayó una condena social por parte de sus amistades ligadas a SALOMÉ por lo que le había hecho.
Un día, al volver de la casa de su nuevo amor con quien ya había formalizado, se encontró con una pintada en la pared, donde se veía una caricatura de su cabeza cortada sobre un gran cuenco.

¿Conclusión?
No hagas lo que yo hago ergo Hace lo que yo digo.

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