lunes, 26 de noviembre de 2007

Ayer Potosí, ayer...

La ciudad que descubrió el inca y que lo maravilló por su gran cerro, quedó lejana.
La ciudad que redescubrieron los españoles y explotaron hasta el agotamiento, quedó lejana.
Nada mas se supo de la ciudad que en su época de esplendor cubría su calle principal de plata para festejar las fiestas de semana santa.
Nada mas se supo de la ciudad que el rey español Carlos V denominó como la "ciudad imperial"
abastecedora de el mayor caudal de plata que jamás existió.
Lejos quedó su época donde la ciudad se cubría se fiesta y donde la abundancia, el exceso y el desenfreno convivían en una ciudad donde el frío arreciaba y los indios morían en la minas.
(Siguen muriendo).
Toda la voluptuosidad, pompa y fastuosidad, quedó lejana, muy atrás en el tiempo, dejando una ciudad abandonada, humilde, pintoresca, en ruinas, exótica y abandonada y también turística.
Por sus angostas calles vuelan los fantasmas de una época de esplendor, excesos, locura y desenfreno, de una época donde era la ciudad mas cara del mundo, mas habitada, mas cotizada y de una época de la cual no queda nada, sólo algunos recuerdos como un cerro vacío y mas bajo, algunas iglesias deterioradas y la fiel amiga latinoamericana... la pobreza.

(Inspirado en "Las venas abiertas de america latina" de Eduardo Galeano).

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