miércoles, 24 de septiembre de 2014

Cadete XXV

Por enésima vez, el dueño supremo me retó y avergonzó adelante de todos, haciéndome sentir como un miserable lacayo. Estábamos con Ferchu haciendo un pasamanos de cajas, cuando, ante el enorme peso de la caja que transportaba, la dejo caer un poco por su peso desde la altura de mi cintura. Lo que no sabía es que atrás venía el viejo, el "mostro".
-Dale, hace bien mierda la caja, Que se rompan todos los equipos, dale. !Rompelo todo pelotudo!
Dijo el viejo, con actitud amenazante y se me quedó mirando con bronca, esperando que le contestara. Llegó el ascensor y subió rojo de ira. Yo me quedé callado y lo miré a Ferchu que bajó la mirada. Me sentía como la mierda. Basureado por ese cretino y yo sin poder decir ni mu. Tuve que guardarme toda esa mierda acumulada por mucho tiempo. Hasta ahora al menos.
Esperé en vano algún tipo de represalia, pero solo obtuve el comentario venenoso de la contadora que me dijo que el dueño se había enojado conmigo. A todo esto yo me mantuve callado, sin defenderme ni hacer ningún tipo de alusión al tema. Cuanto antes se olvidara mejor.
Pero la venganza es un plato que se sirve frío. Y no faltó oportunidad para que me mandaran a llevar uno o dos equipos de mierda hasta la loma del orto, en bondi y bien tarde, así volvía a mi casa a las mil quinientas.
Una tarde me sentía mal, realmente mal, me dolía el estómago y tenía algo de febrícula. Entonces, mi amigo Lean, o mas conocido entre sus empleados como "Eugene", me dijo que tenía que llevarle un pedido al local de Pacheco. Eran las cinco de la tarde, estaba oscureciendo y hacía frío. Le pregunté si no podía ir al día siguiente y me dijo que no, ahora, total todavía estaba en mi horario. Pero insistí argumentando que iba a llegar allá pasadas las seis de la tarde. Me dijo que ese no era su problema, pero que todavía me quedaba una hora de trabajo y que ellos podían disponer de mi cuando y como quisieran. En realidad no lo dijo con esas palabras, pero es lo que dió a entender. Entonces hice lo mas bajo que podía hacer. Acudí a la contadora, con el rabo entre las piernas, pidiéndole entre sollozos que intercediera por favor por mi. Que me sentía mal realmente. La contadora sonrió levemente y luego fue a hablar con Eugene, al rato volvió y me dijo que nada podía hacer. Necesitaban mandar ese pedido si o si. Entonces salí enojadísimo, puteando a todos, jurándome que ahora si, iba a renunciar al otro día. Me tenían cansado, podrido, agotado, estropeado, frustrado.
Una vez en la calle, casi me pongo a llorar. El día se estaba yendo y me dolía la panza y la cabeza a groso modo. Sabía que me esperaba un viaje eterno hasta Pacheco. El que alguna vez fue hasta allá con el colectivo 15 sabe que no es algo agradable, ni siquiera aunque logres viajar sentado, y estés leyendo la mejor novela del mundo. El viaje es interminable, de esos que nunca terminan nunca, que el culo te empieza a doler de tanto estar sentado y en los que empezas a sentir náuseas de respirar siempre el mismo aire viciado.
Ya me estaba mentalizando para lo peor. Hacer un viaje interminable, seguramente con un bondi lleno con la gente que vuelve de capital al conurbano, llegar allá extenuado y enfermo y comerme el tremendo garrón de volver a mi casa mucho mas tarde de lo que seguro hubiera imaginado. Viviendo así una jornada laboral de mas de doce horas entre idas y vueltas. Entonces me llamó al celular del trabajo la contadora y me dijo que me podía ir a mi casa si me sentía mal, que mañana a primera hora, antes de hacer cualquier otra cosa o poner un pié en el trabajo, fuera a llevar ese pedido. Yo agradecí, como si realmente fuera un favor y no un derecho. Volví a la oficina a buscar un paraguas que había olvidado y la contadora me preguntó que hacía ahí, que mas vale me fuera antes que me viera el jefe, porque guai si era todo una mentira, ya que groso favor había recibido de su parte y bla bla bla bla bla y mas bla. Entonces, con cabeza gacha, me fuí haciendo reverencias y diciendo que ya me iba, agarré mis cosas y partí a mi hogar. Me tomé un taxi y el tráfico estaba todo trabado. Entonces apoyé la cabeza contra el vidrio y agradecí haberme salvado en esa ocasión de aquella odisea. Claro que no tendría que esperar mucho para volver a vivir la misma suerte y ya no poder zafarla, volviendo a las siete, ocho y hasta nueve de la noche a mi casa. Good-bye for-ever.
...
En otro orden de cosas, un domingo que había que ir a votar para jefatura de gobierno de la ciudad, me escribí con A y acordamos vernos. Luego de que cada uno fuera a hacer derecho de sufragio universal, arreglamos que la pasaría a buscar por la casa de sus padres, donde alguna vez había sido su casa y la había pasado a buscar a la noche para salir a pasear. Entonces, lleno de nervios fuí caminando desde Almagro a Caballito, presto a ver a mi ex, que hacía casi dos años no veía. Para darme ánimos me puse a escuchar Living colour y no pude dejar de poner una y otra vez el tema Glamour boys, un tema tonto y medio popera de la gran banda rockera negra. Pero alguna extraña razón me daba fuerzas y seguridad para afrontar aquel encuentro temido.
Cuando llegué al edificio toque timbre y me atendió el padre. Me dijo que A ya bajaba. Tardó varios minutos en bajar, yo mientras, no dejaba de escuchar Glamour boys. Cuando finalmente apareció, tuve un pequeño estremecimiento en el alma ante esa extraña presencia, otrora tan familiar y cotidiana. Los gajes del amor, pensé.
Ella estaba igual que siempre, sin embargo ella notó un cambio en mi. No recuerdo cual. Creo que me había sacado la barba y dejado los bigotes, o alguna tontería por el estilo. Fuímos a un bar a pocas cuadras de allí. En Moreno y Alberdi. Nos pedimos una lágrima ambos, como en los viejos tiempos. Hablamos de diversas cosas de poca importancia, como por ejemplo el trabajo, etc. Nunca nos preguntamos si el otro estaba con alguien. Eso no era parte de nuestra comunicación. Nunca lo había sido. En determinado momento nos dijimos...
-...bueno las cosas se dieron así... pero quien sabe, a veces la vida da segundas oportunidades.
-¿A que te referís? No vamos a volver. No te invité para eso.
-No ya sé. Pero bueno, nunca digas nunca.
Se quedó pensando, y luego negó con la cabeza. Estábamos tomados de la mano y sutílmente me la soltó.
-No entendés. Yo me voy. Me voy a vivir a Birmingham.
Me quedé helado. Me parecía de locos que se fuera. Entonces le pregunté si era que se iba a vivir con el zoquete aquel de Neil, pero se enojó. Basta! me dijo, no empieces... Ok, ok. Entonces ¿que?
Una beca de estudios. Docencia, etc, etc
Bien, la felicité. Entonces me preguntó en que andaba yo. Le dije que seguía haciendo el programa de radio los domingos y que había publicado unos poemas por una editorial chiquita. Pero que nada, era algo tranqui. Lo hacía porque me hacía bien a mi. No para sacar un rédito monetario. Entonces ella sentenció con todo su rencor guardado, de escorpiana estructuralista y materialista.
-¿Ves? Sos un hippie. Nunca pensando en hacer nada por plata.
No le respondí. Solo me arrepentí de unos minutos antes haberle dicho de volver en algún momento, si la vida nos volvía a cruzar. Sentí que ya nada tenía que hablar con ella. Que esa historia se había terminado para siempre. Sellado como un ángel sella los males en una caja y uno espera que no pasé por allí ninguna Pandora que la abra.
Ella me dijo que tenía que irse ya y yo también tenía que irme. Tenía un programa de radio que preparar y realmente ya no tenía nada que hablar con A. Entonces la acompañé hasta la puerta de su casa. Le desee suerte realmente de corazón y la abracé. Ella se sintió incómoda con el abrazo. Pero no me importó. Ella había sido importante en mi vida y al menos me quería despedir bien. Asi la solté y no la volví a ver nunca mas en mi vida. Sacando algún que otro mail que nos seguimos escribiendo durante un año o poco mas, luego el contacto se cortó y no supe mas de ella, excepto que aparentemente vive  feliz en Suecia con su novio y dando clases de español. Nuevamente... goodbye forever and ever.
...
En cuanto a mi, como si hasta ahora hubiera hablado de otro, pero... como no hablar de mi. Si solo existo yo para mi. Empecé a chatearme con la chica hipster, pongamos que se nombre D. Una chica cuatro años mas chica que yo, muy cool, estilizada, moderna y sofisticada, aunque un tanto infantil y naif, pero un poco esa era su gracia. Empezamos hablando de cine, música y algo de libros. Entonces una noche que estaban por venir a mi casa el capitano y la colo, la invité. Claro que ella conocía a la colo y albergaba la inútil idea de hacerse amiga. Pero entonces, nos juntamos los cuatro en una noche de fernet, porro, cervezas y cigarrillos convertibles, como así también de música de toda índole. Esa noche cantamos los cuatro a capela Bohemian rapsody en el balcón. Después de ficharle bien las piernas (mi punto débil con las mujeres), y ser aprobada por mi fetiche, decidí que costara lo que costara a D le iba a hacer el amorsito, suavesito y lindo. Lo que yo no sabía es que ella quería que se lo hiciera rudo y sin amor.
Ella cantaba como un ángel. Con una voz aniñada y temblorosa, de niña freak, medio putita y calienta pava. Nos juntamos otra noche en lo de la colo. Había otros chicos y chicas. Pero surgió el tema de hacer una banda los cuatro, al mejor estilo Mamas and the papas. Entonces una amiga de la colo nos ofreció tocar a finales de septiembre en la muestra de arte que se iba a realizar en el centro cultural por ella regenteado en Lanús este. Aceptamos y esa misma noche nos pusimos a ensayar canciones, covers para tocar como cuarteto.
El capitán tocaba guitarra y hacía coros. A la vez había elegido que tocáramos Garden of serenity de los Ramones. Era el tema de él, que cantaba él como primera voz, primera guitarra, despuntando un gran talento guitarrístico. La colo elegió Hot rod mama de T Rex. La cantábamos de a pares, mientras yo me lucía tocando el bongó. D eligió Jesus love me de las random CocoRosie. Era donde sacaba toda su dulce voz con todo su esplendor. Yo por mi parte elegí Lotta love de Neil Young. Y hasta empecé clases de canto para perfeccionarme antes de la función. Para finalizar, como quinto tema, todos cantábamos Vienes y te vas de la banda de cumbia noventosa La Base.
Se sucedieron así casi tres meses de juntarnos viernes y/o sábados a la noche en mi casa, lo de la colo o lo de D, pero sobre todo en mi casa para ensayar estos temas, escabiar y mirarnos con deseo D y yo. Así se siguió un periodo de histeriqueo, de tirar dardos, onda, luego irse para atrás, volver sobre los pasos y volver a atacar. Yo ya me estaba angustiando. No podía mas. D cada vez me tenía mas atado a su frontera, como un perrito faldero. Me sentía cada vez mas indefenso y a su merced. Me gustaba mucho y moría de ganas de cojermela.
Un día me dice por chat- tenés un aire a Harry Potter (a ella le gustaba Harry Potter). -Nada que ver, le respondí, a lo que ella me puso... -Si, si, te parecés. ¿Me vas a hechizar con tu varita?
Si, pensé, te voy a hechizar con mi varita, claro que si. La vas a amar a mi varita.
Seguido a esto vino una etapa de que volvió con el novio y dejó de tirarme onda. Llegó mi cumpleaños y decidí festejarlo en un centro del PS al cual había ido antes a una fiesta de no se que. Me pasé y alquilé el lugar. No llegó nadie hasta las dos de la mañana y me la pasé escuchando música al palo solo. Luego fueron cayendo los amigos, luego los conocidos, y mas luego los amigos de los amigos. Vino el Ferchu y el Pocho con sus amigos. Vinieron algunos de la primaria. Vino una chica que había conocido en Entre ríos. También mi amigo el colombiano, los de la primaria, Mechi, y gente de la radio. Claro que también vinieron el capitán y sus amigos ya la colo y sus amigas, lo que significa que D estaba allí. Lamentablemente, lejos de aprovechar, me pasé la noche pasando música desde mi notebook, en su mayoría temas clásicos de rock y mucho ska, sobre todo de Los fabulosos cadillacs. Recibí quejas al respecto, pero poco importó. D me pidió Some velvet morning y mientras la puse ella me bailaba desde la oscuridad mientras me miraba de a ratos y cantaba "look at us but do not touch" y yo me pajeaba en vida. Pero yo estaba demasiado borracho y demasiado fumado como para hacer ninguna cosa. D finalmente se cansó y se fue, cuando me vino a saludar yo estaba bailando estúpidamente Glamour boys, me dijo Chau... nos vemos en estos días y yo me reí, la abracé y la besé impunemente, ella me quito un poco con una sonrisa como diciendo, "estás re loco chabón", y se fue. Yo me quedé bailando sin entender mucho. A todo esto se acerca uno de los amigos del Ferchu love y me dice...
-Che, loco, todo bien. Bien ahí con la morocha eh.
Yo lo miraba sin entender. Entonces él, tan o mas borracho que yo, le da un trago a su cerveza y me apura.
-Ey! Aguante los Living colour. Bien ahí.
Le hago señal de todo ok con el dedo.
-Lastima que pusiste este tema. Es una mierda.
No le contesté y seguí bailando. Para mis adentros me dije... que sabe este borracho boludo. Glamour boys es un temazo y me la re sube. Again, goodbye for everrrrrrrrrrr!

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