sábado, 24 de diciembre de 2022

Rockeándola alrededor del árbol de navidad


"You will get a sentimental feeling..."

Rockin' around the Christmas tree


Si hay algo que nos traen las fiestas, y sobre todo Navidad, es un sentimiento de nostalgia imposible de enmascarar. Este es uno de los motivos fundamentales por el cual hay gente que odia o sufre navidad. No les gusta esta fiesta porque les trae a recuerdo las felices fiestas de su infancia. Hayan sido buenas o malas, la realidad es que las fiestas nos recuerdan otros tiempos, con seres que ya no están y cosas demasiado vinculadas con los afectos y las emociones. 

¿Está mal todo esto? Claro que no, pero es un hecho de que no todos somos iguales. Mientras algunos nos regodeamos en los tiempos idos, los recuerdos y sabemos que la nostalgia tiene un sabor agridulce, aún así la sabemos pilotear y hasta disfrutar. Otras personas le rehuyen a todo aquel rollo nostálgico como a la misma peste. Detestan el pasado, detestan todo lo que sean los recuerdos y no quieren saber nada con este tipo de reuniones que los confronten con sus propios fantasmas del pasado. 

Charles Dickens, aquel escritor tan canónico de la Era Victoriana, supo crear en una de sus obras maestras más breves y simples el (quizás) punto más alto de su carrera y es que "A christmas carol" (Una canción de navidad), es un cuento que narra la historia de Scrooge, un avaro solitario y amargado que odia la navidad por justamente todo aquello que mencioné antes. Básicamente lo confronta con sus propios sentimientos y emociones y eso es algo que un tipo de su posición no se puede permitir porque choca con el ávatar que el mismo se forjó, el de un cerdo capitalista avaro y rencoroso que odia a todos y que así le da la excusa perfecta para no ser solidario ni afectuoso con sus congéneres. Básicamente es como el dragón Smaug que vive dentro de la montaña solitaria, durmiendo arriba del oro que consiguió de formas malhabidas. 

No es casualidad que tanto Dickens como Tolkien tuvieran visiones tan anti presbiterianas, siendo ellos católicos, la idea de no ser un egoísta que sólo piensa en su propio bienestar y que no le importa siquiera algo tan básico como su familia tiene todo el sentido del mundo. Volviendo a Dickens, creo que su idea más brillante de dicho cuento es el hecho de haber pensado la idea de que a Scrooge, lo visiten tres fantasmas. Todavía el halo gótico romanticista no se había extinguido y Dickens supo sacarle el jugo a la idea fantasmagórica dándole un giro inesperado. Los fantasmas no buscan su mal sino su bien. Y la concepción de dividirlos en tres (Trinidad=Navidad): el fantasma de las navidades pasadas (que vendría a ser ese que nos confronta con nuestros recuerdos, nuestro pasado y la forma en como manejamos el sentimiento de la nostalgia, si para bien o para mal), el fantasma de las navidades presentes (que nos confronta con quien somos hoy, en esta navidad, que estamos haciendo, que cambiamos o no hasta ahora) y finalmente, el más tenebroso, el temido Fantasma de las Navidades Futuras (que es aquel que en relación a quienes somos hoy, nos muestra futuros posibles, y ahí es donde entra la cuestión moralista y aleccionadora). 

Está perfecto, pero más allá de todo esto, creo que es interesante rescatar quienes somos, qué es lo que nos genera este tipo de fechas alegóricas, repensar porque nos genera rechazo y tratar quizás de romper el molde para no quedar atrapados en nuestra propia lógica Scroogeana que en definitiva nos termina convirtiendo en ese Grinch que odia todo lo que los demás disfrutan (aunque parezca que cada vez menos gente disfruta de estas fiestas, pero ese es otro tema). 

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