miércoles, 7 de diciembre de 2022

La congoja de los metaleros



Hacia finales de los noventas existían entre los grupos de adolescentes freaks y randoms, diferentes tribus urbanas. Aquellas que en los setentas eran dos o tres, en los ochentas serías seis o siete, para finales de los 90s se habían multiplicado de forma estrepitosa. No me voy a poner a enumerarlas pero con decir que dentro del punk y el heavy exístian varias subdivisiones, alcanza para entender mas o menos la idea.

Los metaleros siempre fue un grupo al cual me sentí más cercano, aún sin llegar a pertenecer al mismo, pero con el cual me daba un poco más. Sin embargo, si bien eran unos muchachones bastante simpáticos en términos generales (apenas un poco menos tóxicos que los punks), lo que detentaban como estos últimos era un nivel de estrechéz superior. Eran pibes (y con esto me refiero a que eran una de las tribus urbanas con menos mujeres en sus filas) muy pero muy cerrados, de un alto grado de adoctrinamiento y eran lo que se conoce como "más papistas que el papa". 

Nada que no fuera el heavy metal que empezaba con Iron Maiden y podía terminar con alguna banda más de finales de los noventas como Rhapsody o Slayer, (aunque sean estas anteriores a esa época), podía ser considerada por ellos y cuando me refiero a esto quiero decir que si les mencionabas una banda de hard rock (como The Cult o Ac/Dc) te decían que eras un blando. O si les mostrabas a los origenes de su género como Purple, Zeppelin o Sabbath, te decían que sonaban mal y que eso no era heavy metal. O sea, la cuestión era qué era metal o no, y por lo que a ellos respecta, nada lo era a menos que les gustara a ellos. 

Después te volvían loco con los diferentes subgéneros (Heavy, Black, Dark, Gotic, trash, doom, etc, etc). Si nada de lo que les mencionabas entraba en alguna de esas etiquetas entonces lo descartaban seguido de algún agravio. Es cierto que eran otras épocas de fanatismo extremo y de una visión cerrada y militante. Creo que una de las causas para que hoy sólo queden las 5 o 6 bandas clásicas de siempre, que escuchan los mismos vejetes que antes se burlaban de las bandas de los 70s que decían eran de vejetes. (Del cáliz de la burla del paso del tiempo no debes beber). Y bueno, entonces llegó el Nu Metal, a la mayoría de los metaleros este género no les gustó, el público (muy Mtv) cambió, cambiaron las generaciones y los metaleros pasaron a la historia como un recuerdo nostálgico de época que podemos ver bastante bien en la película Metal Lords de Netflix. Hoy son más un consumo irónico, casi nostálgico, y un adolescente de hoy que va a la secundaria y escucha Pantera o Sepultura es una anomalía en la matrix, un gesto demodé pasado de onda, igual que lo era yo a finales de los 90s escuchando a Zeppelin y The Who...

Muchos de ellos crecieron, maduraron, abrieron las cucas a otras bandas que no eran necesariamente "las que había que escuchar sí o sí para ser un señor metalero de ley". Los tiempos cambiaron y me divierte escuchar a muchos metaleros viejos de acá y de afuera, con una actitud menos beligerante, reconociendo que los otros rockeros, o de otros géneros, no eran unos blanditos, o sí, pero hacía una buena música digna de tenerse en cuenta (en muchos casos no en todos claro), y así es como comprendieron que la industria musical destruyó todo lo lindo de la amplia variedad del rock, y que hoy, todos (metaleros, punks, rockeros) lloramos por esa pérdida irremediable de toda la música que amábamos en detrimento de géneros tan horribles y espantosos que ni siquiera son dignos de llamarse tribus urbanas. La única tribu de hoy es precisamente la de la música urbana y san se acabó. Ahora, todos se lamentan de esta derrota cultural que nos llevó puesto a todos, cuando las rencillas que proponían antes eran si Charly hacía rock o no, si Riff era metal o era rock n roll o si Pescado Rabioso sonaba muy hippie, como me dijo un metalero cuando le hice escuchar en un recreo un poco de Hola, pequeño ser!

Ahora ya es demasiado tarde para llorar por el fiambre. Está frío y a todos nos queda esa congoja de los tiempos idos. Ya ni siquiera existe el color local para una rencilla de tribus. Y se lamentan todos porque nadie salió victorioso. 

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