viernes, 7 de octubre de 2022

El pibe CLIBA

Allá, por finales de los 90s había dos cosas que empezaba a tener claras; primero que nada, el hecho de que la música que nos ofrecían por radio y t.v. apestaba mal, la otra, que las chicas se convertían en mi fuerte objeto de deseo, pero no las entendía. 

Cuando empecé la secundaria en la escuela técnica Fernando Fader, una de las primeras cosas que comprendí era que ya no estaba en la primaria, al amparo de mis amigos y mi barrio. Ahora era, como todos los demás, un "Foráneo en tierra extraña", como diría el bueno de Robert Heinlein. 

El primer año lo cursé con muchas dificultades pero gracias a no sé que santo logré pasarlo. Estaba más que claro que el colegio no era cosa fácil, con cursada de 7 y media de la mañana a seis y media pasadas de la tarde, con mucho para hacer con las materias técnicas y no poco para estudiar de las materias teóricas. Encima, a todo esto, estaba nuestro creciente interés en la música y en las chicas. Ambos intereses se relacionaban de alguna extraña manera y a la vez, eran tan inaccesibles como complejos de abordar. 

En 1998 comencé 2º año y éste sería mucho más complejo y ajetreado que el año anterior, no sólo por las materias en sí, sino por la onda del curso, donde la cosa se estaba poniendo cada vez más picante entre nosotros. 

Nuestro curso fué ua combinatoria de gente que había repetido el año y nuestro curso en sí menos los que habían dejado el colegio o habían repetido (no recuerdo se fueron entre 4 o 6 chicos/as). La cuestión es que de los que habían ingresado (que fueron más de 8), ahora el curso estaba más que estallado y colapsado de alumnos (en esa época éramos alumnos y no alumnes). La cosa es que a poco de empezar las clases ya el curso demstró que era un bardo. Quilombo, rotura de cosas, griterío, falta de atención en clase, falta de respeto, y demás locuras. Yo pensaba que éramos re pillos con nuestro comportamiento estúpido y arrogante y hace rato que sé que fuímos unos idiotas, pero ya está...

Cuestión, nos mezclaron en nuestros lugares. Fulano con fulana y así. Para separar a los tres o cuatro grupos picantes que se estaban adueñando del lugar. A mí me sentaron con un chango insulso que me aburría bocha, pero atrás mío estaban sentadas dos señoritas que venían de repetir. Las dos eran muy lindas a su manera. Una, la más atrevida era una onda punk alternativa. La otra, una petisita medio rollinga, fan de Los Piojos. A mí, obvio, me gustaban las dos. Pero ellas se reían de mí porque me veían como un pendejo insolente. Claro que me llevaban un año nomás, pero en esa edad parece un montón. La cuestión es que tanto la Dark como la Stone me decían CLIBA. Al principio no entendía porqué me decían así. Recuerdo que desde el año anterior la dark me lo decía en los recreos. Se lo comenté a alguien y me dijo que seguro era porque me tenía ganas, que la encarara y que seguro me la levantaba... "esa piba la tenés servida". Y como yo "era" bastante boludo me le acerqué y le pregunté porqué me decía así y le pregunté si acaso gustaba de mí. Ella se me cagó de risa en la cara. Me dijo que me decía así porque iba al colegio con unos pantalones azules oscuros con una franja amarilla a los costados y que parecía los barrenderos de CLIBA. Yo le contesté que no tenía ni idea de que carajo era CLIBA ya que por mi casa pasaba MANLIBA. La cuestión es que quizo (o no) que el destino pusiera a esta piba en mi curso al año siguiente y encima atrás mío. Me seguía diciendo CLIBA, era la única que estaba empecinada en llamarme así y, ni siquiera mis compañeros que no perdían una oportunidad para el gaste se acoplaron a ese apodo. Quedó como algo entre ella y yo. En eso de sentarnos juntos, intenté por todos los medios de levantarme a la chica alternativa (pasión que adquiriría por estas chicas de ahí en más). Ella se tomaba mis torpes avances con humor. No me boludeaba pero me daba a entender que a ella: 1º no le gustaban los rubios, 2º no le gustaban los pendejos, 3º) me caés bien pero no. Sin embargo, creo que en algún momento me llegué a pasar de vivo con alguna cosa que le dije que recuerdo le llamó la atención y se puso colorada. No recuerdo que fué, pero sí que se quedó sin palabras, y un poco incómoda. Creo que fué "lo más cerca" que estuve de levantarmela. Lamentablemente, cuando llegó fin de año, ella estaba mucho mejor que yo. Ella había estudiado esta vez y en cambio yo, me vine abajo, entre tanto boludeo y fiaca, terminé repitiendo el año. Encima mi curso había sido tan pero tan vil, que el colegio nos fletó a todos los repetidores, más algunos expulsados antes de que finalice el año. 

A esta chica (no recuerdo su nombre, pero creo que se llamaba ¿Daniela?) no la volví a ver por años. Aunque tengo la sensación de que me la crucé cuando ya vivía en Almagro, quizás por el año 2001 o el 2003, pero no mucho más de ahí. Siempre me pregunté que hubiese pasado en caso de no repetir el año y seguir en el Fader, creo que podría haber logrado algo con ella. Quién sabe...

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