viernes, 28 de octubre de 2022

2) Calma precaria


Cuando Santino descubrió que su amor era algo futil, decidió ir en busca del sentido máximo de la vida misma: Ser un gusano. 

El Tucu había hecho todos los arreglos para que ambos tuvieran una orgia como Diosito manda. O al menos un trio con la chica más borderline de todo el condado. Sin embargo, el transcurso de la noche demostraría que entre Jay Gatsby, el narrador y Daisy, sobraba un componente. En la madrugada, ambos se irían de allí con las ganas a cuestas, aunque sería Santino quien volvería a la casa de ella a tocarle el timbre, entrar a su casa, a su cuerpo y a su vida para siempre (sic). 

Durante todo el año siguiente (1924... y también en los años venideros de 1925, 1926, 1927, 1928 y 1929 inclusive) hasta poco después del Crack de la Bolsa porteña, Santino y su amada se mantendrían unidos en una relación larga y duradera, no exenta de conflictos, derrumbes y tristezas. El Tucu se había borrado del mapa. Algunos decían que había viajado por todo el mundo, dedicándose a la casa del rinoceronte en África y al tráfico de marfil, como hiciera otro gran poeta que se había vuelto traficante y el Tucu, era un poeta como lo habían sido Arthur Rimbaud y Ulises Lima (en un futuro lejano). 

Poeta en el sentido en que las vanguardias entendían a la poesía: "La poesía existe en los hechos", un concepto de ARTE y VIDA, donde éstas se entremezclan, se interrelacionan y se comprende que una no puede existir sin la otra. La poesía como un modo de vida, la vida como una forma poética de relacionarse con los demás y con el universo en general. Porque, entendido a lo que decía Octavio Paz "La poesía se diluye en la vida social". El Tucu quizás no escribiera sonetos, odas o poemas en prosa, pero él en sí era un poema, un canto a la vida, por su divina forma de relacionarse con el resto de sus congéneres. Por esa actitud de vida, su vitalista forma de vida, siempre hacia adelante, y nunca hacia atrás, y siempre girando... girando... girando hacia la libertad!

Y como Isidore Ducase (Conde de Lautremont) decía: "La poesía debe ser hecha por todes" y agrego "para todes". 

El Tucu convirtió su forma de ser en un modo de vida, y eso es, básicamente, poesía en movimiento. Otros más solipsistas afirmaron que simplemente se recluyó en su casa materna en las colinas del viejo Tafi del valle, encerrado tras cortinas de acero, odiando a toda la humanidad. Pero siendo una cosa o la otra, lo que menos importa es la verdad en todo el asunto, sino más bien que saca cada uno de todo esto. Ya sea viviendo una vida de golpes y traumas como el loco Santino, o una vida de total ostracismo, hubo un tiempo en el que la reclusión fué para todos y todas, un tiempo en que fuímos hermosos y libres de verdad, gurdábamos todos nuestros recuerdos en cajitas de cristal... poco a poco fuímos creciendo y nuestras fábulas de amor se fueron desvaneciendo, como pompas de jabón... y entonces ¿qué? transitamos esa realidad, la nuestra, como mejor pudimos... viviendo un tiempo de falsa tranquilidad para desembocar en una nueva etapa de quilombo e intensidad, que nos agarraría a todos de los cojones... y nos daríamos cuenta que éramos felices cuando no hacíamos nada... cuando transitábamos esa ilusión de calma... de calma precaria... 

No hay comentarios: