viernes, 28 de julio de 2023

El escritor, el astronauta, su mujer y su amiga


IV

Finalmente llegó el día de la consumación total de cualquier arista que hubiese podido llegar a quedar sin resolver. Porque Thiago despegó, como uno de los primeros argentinos en volar al espacio como astronauta. Muriel no daba más del orgullo. Sebastián seguía el despegue con gran interés. Todo el país yel mundo entero celebraba este nuevo viaje hacia el borde exterior. Todo era optimismo y algarabía porque la humanidad por fín rompía el cascarón. Pero a veces, cuando las cosas salen demasiado bien, en algún momento salen mal y es que un desperfecto técnico en una bomba de oxígeno fue el responsable de que la nave en la que viajaba Thiago explotara cuando se disponía a cruzar el cinturón de asteroides. 

La noticia fue devastadora para todos. Un silencio imperante en toda la sociedad había puesto freno a esa vorágine celebratoria de un día atrás. Solo unos pocos apáticos, los anti mood social de siempre, hacían como que nada les importaba. Pero aquellos que no lloran las penas del pueblo, en silencio lloran no poder llorarlas.

Luego del hecho traumático Sebastián se recluyó por varios meses sin querer saber nada del mundo exterior. Mirando cualquier cosa en su computadora que no tuviera que ver con el espacio, ni las noticias, ni mucho menos comunicarse con alguien del mundo externo. Y aunque pensó muchas veces en llamar a Muriel, se abstuvo. Por respeto y también por temor. Ella tampoco dió señales de vida y de alguna manera implícita, ambos sabían por lo que estaba pasando el otro sin necesidad de hablar directamente y así incurrir en el error general de salar las heridas cuando el corte fue reciente. 

El tiempo, el traicionero, el veloz y lerdo cuando quiere, pero el implacable, dicen... que lava las heridas. Para Sebastián no existirían los eones necesarios para solventar la pérdida de su mejor amigo y la de Muriel también, porque para lo que él respecta, ambos habían muerto en ese accidente. 

Ya no quedan más amigos de lo eterno... El cielo con violencia se da, puede chuparte la energía esencial, y si el cielo te busca, no tenes que estar... 

Mientras Pescado Rabioso canta ese lamento del Poseído del Alba, Sebastián desayuna Choco crispies como cuando era chico y le gustaban más que nada por el olor y el elefante marrón. Ahora la humanidad le gusta por las razones menos obvias: porque sabe que se extinguirá tarde o temprano. 

La puta madre que me parió carajo, se lamentaba cada vez que se metía un bocado de comida en la boca.

Las noches eran un martirio y ya nadie preguntaba por él. Habían pasado diez años del incidente y estaba próximo a cunplir cincuenta años. La edad en que su padre enloqueció y desapareció del hogar. ¿Y ahora? ¿Que triste final trágico se tejía de su pobre suerte?

...

Para finales de agosto del 2033, Sebastián se encontraba paseando a su perro gran danés por el Parque Centenario. Cansado por la vuelta, se dejó caer en un banca. Allí, contempló el cielo azul pre primaveral y agradeció haber seguido adelante. Luego de un hiato de 4 años volvió a escribir y estaba próxima a salir su nueva novela sobre un viaje espacial al interior del universo personal. Lo llamaba su gran experimento "Gnosis ficción". De hecho habían dos o tres editoriales interesadas en la nueva obra, la del regreso del escritor Sebas Kartuccio.

Un sombra le tapó el sol de repente. Seba elevó su mirada hacia el ser del umbral. Era una mujer de increíble pelo negro azabache que ya había visto tantas veces que no podía contarlas. Ella siempre estaba en los momentos más importantes y bisagra de su vida. Había vuelto a aparecer y eso para Sebastián era una buena señal. Señal que no dejaría pasar esta vez... 

-Hola inventor. ¿Como estas?

-Hola, tanto tiempo che...- Hubo un breve silencio incómodo- Sentate si queres. 

Ella se sentó a su lado y se puso a jugar con Derby, el enorme perro guardián de Seba. 

-Él es Derby, es mi nuevo compañero. Amigo, confidente y protector. 

Ambos miraban al perro con afecto mientras el can se dejaba querer moviendo la cola con la lengua afuera. 

-Siempre fuí gatero. Pero hace unos años me di cuenta que necesitaba otro tipo de afecto. Y bueno, acá estamos. ¿Vos como estas Susi?

Ella lo miró sonriente. 

-¿Como sabés mi nombre?

-Siempre lo supe, pero bueno. A veces me encontraba demasiado ensimismado para apreciar al mundo.

-¿Y te curaste?

Seba cabeceó... -Y... en eso estoy...

Siguieron mirando a Derby y observando a las palomas comer el pan que la gente les tira. Luego se levantaron, dieron la vuelta al lago y después Susi le dijo si quería ir a tomar un helado. Después de eso se perdieron en las intrincadas redes y filamentos de un universo incomprensible que podía ser tan absurdo como un Dios con forma de monolito o de un secador de pelo naranja...

FIN


4 comentarios:

Женеьвева dijo...

Voy a ser breve con mi comentario: me gustó lo breve del relato y el final, tiene un aire parecido a Mr. King. Aún me falta realizar mi conclusión de Hacedor, cuya lectura estaré terminando pronto. ¡Saludos!

Santiago Carmona dijo...

Holaaa!
No se si viste que en realidad es un cuento dividido en 4 entradas. Pero sì, es breve. Muchas gracias por pasar :)
Genial, espero tu conclusión de Hacedor.
Salute!

Женеьвева dijo...

Parece un relato por lo corto. Me encanta el efecto que le da a la lectura. Además, el recurso del relato sci-fi con mezcla realista, ¡es atrapante!

Santiago Carmona dijo...

Ay gracias Sil, que bueno que te gustó :)