jueves, 27 de julio de 2023

El escritor, el astronauta, su mujer y su amiga


 

III

Sabés que no va a volver ya... las posibilidades son mínimas...

No. Me cansé de esperarlo. Sabés que no va a volver...

Pero es mi amigo. No puedo hacerle esto.

Y es mi amor. Pero él ya no va a volver. Pasaron diez años desde que se fue, cuando tendrían que haber a los dos años como mucho. Yo lo esperé, pero ya está. No soy Penélope. Y además...

¿Además que Sofía?

Además ya sabés... 

No, no sé. ¿Que?

A vos también te amo y...

Pero...

Y si tuviera que rehacer mi vida, la única persona con la que quisiera estar es con vos.

Bueno, yo también te amo. Pero eso ya lo sabés... siempre te quise pero acepté mi lugar de amigo y entonces...

Calláte.

(Silencio)

(Telón)

Corte a

            la nave estaba enquistada en el famoso Atracadero de Espacionaves R Delta-cat 12, sector V. Y El Astronauta era el último sobreviviente de toda una cadena de sucesos desafortunados en aquella Illiada y Odisea espacial que había llevado a la NASA, TESLA, Astronautas de la UE y Cosmonautas de la Federación a un viaje que tenía menos de exploración científica que de expedición de castigo por la destrucción (quizás involuntaria) de la Estación Espacial Omega del Sector 4 por parte de los Mandrakianos (como los llaman despectivamente los Terrícolas), una especie de diferentes valores e intereses interestelares de los que suele tener la humanidad. La verdad es que lo Mandrakianos no tienen interés en hacer contacto con nosotros. Se dedican a la exploración espacial con fines que podríamos llamar etnológicos. Su plan en realidad es de meros observadores de diferentes planetas y especies pero sus fines no son del todo claros para los humanos que entonces reinterpretan todo aquel desprecio a hacer contacto con nosotros como un desplante y como los humanos sólo les interesa el comercio de tecnología, la afrenta no puede ser gratuita. 

Los primeros en destruir el cielo fuimos nosotros. Luego ellos hicieron inhabitable el aire. La guerra se demoró por diez años, como la de Troya. Cuando las naves volvieron en llamas hacia la Tierra, un viento celeste catapultó a los pocos sobrevivientes en el cruce de la Cadena de Asteroides que nos separa de los planetas gigantes. La guerra había finalizado y los Mandrakianos se habían retirado hacia su galaxia con varias bajas pero con media flota aún en pié. Los humanos habían quedado despedazados. ¿Todos? Todos menos una nave Corintia que había logrado sobrevivir casi intacta a las largas batallas. En ella se encontraban decenas de astronautas de diversos países, sobre todo sudamericanos y algunos norteamericanos. Pero a lo largo de los años, entre ataques, enfermedades y y luchas internas, la población de la Corintia había decrecido hasta que dos latinoamericanos eran los únicos que pilotaban tremenda nave. El mexicano moría recientemente por una descompensación renal quizás debido a su abuso del tequila que había metido de contrabando e ingerido a mansalva a lo largos de diez largos y penosos años. El hombre restante era conocido como Tango, debido a su nacionalidad, y siendo el único en pié, le resultaba casi imposible pilotar solo la nave. Pero los dioses le eran propicios. Había conseguido reparar alguno de los sistemas principales averiados luego de tantas luchas e intentaba salir de la marea de chatarra espacial que había dejado el conflicto bélico espacial. Para él no existía algo más importante que poder salir de ahí y volver con su mujer, que lo esperaba en su planeta pero... ¿lo esparaba aún?

...

-¿Y? ¿Que les pareció?

Un silencio incómodo se interpuso entre los tres amigos. Muriel se levantó de la mesa con la cara llena de pudor. Thiago miraba su reloj como si midiera el tiempo y no podía dejar de mirar el segundero, en extremo incómodo y molesto. 

Seba volvió a inquirir. 

-Todavía no está terminado, pero tiene un final feliz, no se preocupen. ¿Te gustó che?

Thiago sin quitar la vista de su reloj pulsera respondió cortante. 

-Más o menos. Che, me parece que nos tenemos que ir ya. 

-Che, no seas boludo, es una historia de ficción. Supongo que vos no vivis ese tipo de experiencias. ¿O si? Hasta donde sé no existen nigunos Mandrakianos ni niguna guerra estelar... 

Muriel volvió a sentarse y no pudo más que poner paños fríos al asunto. 

-Está bueno Seba, está bueno. Nos gustó. Ya sabemos que el astronauta vuelve a la Tierra con su esposa, está más que claro. 

Seba se movió incómodo en su silla y no piensa mucho su respuesta. 

-¿Y como estas tan segura? Quizás el astronauta sobrevive pero llega a otro planeta, conoce a Nubia, una princesa de Marte, se casan y son felices. Lo mismo que aquellos que quedaron enla Tierra rehacen su vida. 

Ni Thiago ni Muriel miraban a Sebastián. Ambos con la mirada perdida o clavada en algún lugar inherte de la casa. 

-Bueno, pero al final no tienen sentido del humor carajo. Escribí una ficción para reirnos de nostros. 

Muriel iba a responder con una sonrisa pero Thiago interifirió.

-Quizás para vos sea algo muy gracioso y divertido escribir historias espaciales sin ningún tipo de conocimiento. Pero los que de verdad vamos arriba nos jugamos la vida como para que te tomes todo esto para la joda. Me sorprende de vos. Pensé que eras más maduro...

Thiago se levanta, toma su abrigo y se dirige a la puerta. Antes de abrir la puerta se queda de espaldas y apenas se inclina hacia Muriel. 

-¿Venis? ¿O te quedas?

A lo que Muriel rápidamente contesta que si por supuesto, que lo sigue, que se va con él. Toma sus cosas y sigue el paso apresurado de Thiago que escapa hacia el pasillo buscando el ascensor. Sebastián se queda con una semi sonrisa contemplando su copa casi vacía de vino. Ella vuelve rápido y le da un beso...

-Disculpalo Seba, vos también sos bravo eh. Pero entendé que en una semana hace su primer despegue de rutina desde Cabo Cañaveral y tiene un poco de miedo. Apenas podamos te llamamos y te contamos como sigue la cosa ¿si? Te quiero amigo. 

Y dicho esto huye despavorida tras su esposo. 

Sebastián hace hombritos y se termina de un trago se vaso de vino. Y se queda pensando... tanto lío estudiar años y años para ser astronauta, vivir amargado. Viajar alguna que otra vez para ajustar un tornillo en el espacio y después volver poniendo en riesgo tu vida por nada. Y yo, que puedo hacer todo lo que quiera con mis personajes. No necesito ser un héroe si puedo crearlo...

Y una mezcla de sueño y tristeza por lo sucedido lo abatió sin demora. 

Continuará... 

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