sábado, 24 de septiembre de 2022

Mujeres que no ponderan otras mujeres _ 4

 

La mujer es un misterio. Toda la vida es un misterio abolsuto, pero la mujer es un ser particularmente misterioso. Bueno, es obvio que lo digo yo que soy un hombre. Quizás yo también sea un misterio, para los demás y para mí. Pero volviendo al comienzo creo que de por sí, las mujeres tienen un halo de misterio en su origen mitológico que resulta muy cautivante. Al margen de eso, está en cada quien ser más o menos misterioso en la vida. Y hoy, en la pauta del día acerca de mujeres no tan recordadas por sus congéneres, una mujer en exceso misteriosa: Danais Winnycka. 

Esta extraña mujer nacida en Ucrania en 1939 y emigrada de muy joven a Buenos Aires, fue una modelo de Jean Cartier. No sabemos bien por qué, ni como, ni cuando se convirtió en una gurú o guía espiritual. Sobre todo, la guía espiritual de unos muchachos de Ciudad Jardín que habían formado la banda Arco Iris. Ellos son: Ara Tokatlian, Guillermo Bordarampé y Gustavo Santaolalla. Más luego se uniría el baterista definitivo Droopy Gianello pero sólo a la banda y no a la comunidad. Mucho ya se habló ya de la comunidad de Arco Iris, siendo estos los únicos del rock local que vivían en una comunidad en la Buenos Aires de inicios de los setentas y se lo tomaban muy en serio. La suya no era una comuna hippie como la de Pedro y Pablo y La cofradía de la flor solar, donde se reunían un montón de chicos y muchachas para fumar toda clase de yerbas y hacer el amorsito sin problemas. No, la de Arco Iris era la anti-comuna hippie porque ellos (bajo la estricta mirada severa de Dana) no sólo meditaban, hacían Yoga, seguían un estricto régimen vegano sino que además, no tenían relaciones sexuales. 

Dana entonces no sólo era la guía espiritual de la banda sino que de alguna manera era también la líder de aquel grupo de jóvenes muchachos. Ella tenía poco más de diez años que ellos y creo que ejercía (sin buscar el mal) un poder demasiado sobrecogedor sobre aquellas almas. 

Como dije antes, la vida de Dana es un misterio absoluto. De un alto grado de hermetismo. No se sabe bien que es lo que pasó en esos cinco o seis años en que Arco Iris funcionó bajo su tutelaje. Hasta que un día de 1975, Santaolalla se cansó y escapó de esa vida de hermetismo y vida monacal. Ojo, no es que piense que todo haya sido malo, creo que esos primeros años formativos le dieron a Gustavo su etapa más creativa de su carrera y eso que toda su carrera es muy creativa. Pero esos primeros 5 discos de Arco Iris no tienen desperdicio, uno mejor que otro, recuerdan un poco también para hacer un paralelismo al primer Genesis con Peter Gabriel hasta que un día de 1975!! se cansó y escapó también. 

Volviendo a Dana, creo que fue una gran inspiradora de canciones para Gustavo (que entiendo que estaba bastante enamorado de ella). Y además también compositora de algunos temas como Maritimaria y cantante de otros temas donde su voz angelical le dan un toque epifánico a las canciones (Luli, Ignea, aérea y marina, Tema de Amancay, Las pastora de los peces, La canción de las ondinas, etc). Ahora, no se entiende bien que es lo que pasó entre ellos, pero está más que claro que hubo un cortocircuíto ahí entre los miembros de la banda. Una nueva pareja se había armado, Ara y Dana y por otro lado, Gustavo, el principal compositor de la banda. Una vez que éste se marchó, Druppy hizo lo mismo y el resto de Arco Iris (Dana y Ara) se sumaron a las filas de músicos que se exiliaron a Estados Unidos a finales de los setentas. 

En Estados Unidos, Dana y Ara siguieron su carrera musical y espiritual pero ya no fue lo mismo que cuando estaban entrelazados cósmicamente con Gustavo, para ninguno de los tres lo fué. Pienso que Santaolalla era el corazón creativo, el compositor nato, Ara era el músico excepcional, multiintrumentista, y Dana el alma que aunaba todas las fuerzas. 

Al final de su vida, en el 2003, ya enferma le dijo a Ara que lamentaba que Gustavo y Guillermo no estuvieran allí. Evidentemente se quería despedir de ellos. Nadie pueden saber bien los pormenores de esta relación más que ellos mismos. La historia tiene un final triste, pero es importante destacar que Dana, más allá de errores quizás en su metodología y fundamentalismo, ha tenido grandes aciertos. Ha sido una de las pocas mujeres que ha guiado un grupo de hombres, no sólo como guía espiritual sino que también ella era la líder (algo que a un leonino acérrimo como Santaolalla se le hacía imposible de soportar) y ha creado una de las experiencias musicales más interesantes de la música y la cultura argentina de los setentas. Por otro lado, el misterio de Dana se va con ella. 

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