viernes, 14 de marzo de 2008

Los viejos de Bioy..

Estoy en pleno proceso de lectura de la novela "Diario de la guerra del cerdo" de Adolfo Bioy Casares, ese gran escritor argentino, amigo de Borges, esposo de Silvina Ocampo.
Bioy era el típico dandy de posición acomodada de zona norte que había escrito ya para cuando apareció esta novela las célebres "La invención de Morel" (buenísima novela del género de ciencia ficción psicológica argentina) y "El sueño de los hérores", etc.
"Diario..." es de mediados de los sesentas y se editó en 1968, cuando su autor tenía 50 y pico, a lo cual le había agarrado un cierto viejazo se vé, o como la llaman ahora de crísis de los 50, ya que la novela es sobre el sentirse viejo, desechable, degradado por los demás,(los jóvenes, la sociedad en sí), o sea., sentir que uno ya no tiene una función en la sociedad y que la juventud pasó rapidamente y que todo quedó atrás quedando sólo un leve recuerdo de lo que se fué. A la vez es la lucha contra la vejez a la cual la juventud reniega y no quiere ver ni en figuritas, a lo cual en la novela se ataca sin piedad, quitándole la vida a todo lo "viejo".
Bioy dijo que esta idea de la novela le vino a la cabeza tras ver en un bar de la ciudad a un señor que entraba acomodándose el peluquín, lo cual le hizo preguntarse muchas cosas.
Bioy debería ser el típico playboy que no le faltarían minas, sobre todo en su juventud, y lo que tal vez le dejó el paso del tiempo entrados los 50 años fueron arrugas, canas, y achaques. El hombre en esa circunstancia se tiende a sentir más inseguro, solitario y sobre todo ve que las mujeres lindas, jóvenes, y demás, ya no lo tienen como blanco de sus miradas.
Es una época muy difícil de aceptar y ya cuando llega la vejez posta la cosa es resignarse o morir.
Pensaba en canciones como "El viejo" de Pappo donde se habla de la resignación hacia el inexorable paso del tiempo y de empezar a hacer las cosas a su tiempo, o en temas como "A los jóvenes de ayer" de Serú Giran, canción de Charly, donde el rememorar el pasado y el ver todo como que lo pasado fué mejor, llorar la juventud perdida y tratar de engañar el paso del tiempo y los rastros que los años dejaron en el cuerpo poniéndose peluca, tiñiéndose, acicalándose o hasta vistiéndose como un pendejo.
En la novela se habla mucho del desprecio que se suele tener hacia los viejos, y es algo que nadie o casi nadie puede negar. Nadie puede negar que por ejemplo ver un viejo verde mirándo a una chica con ojos desorbitados nos molesta mucho más que si lo hiciera un jóven.
Y si uno lo piensa los dos son hombres, los dos tienen derecho de tan sólo al menos mirar, sin embargo nos desagrada sobremanera si es un viejo el que se muestra un tanto baboso.
También reconocer como nos rompe las bolas cuando los viejos en cualquier espacio público y privado también, pero sobre todo público, empiecen con las dichosas quejas.
Hoy sin más estaba en el Correo y un viejo tenía el nº 40 para que lo atiendan, e iban recién por el 17, a lo cual el señor se impacientaba, sobre todo cuando cualquier persona se acercaba para pedir algún informe ya que según él debían hacer la cola como todo el mundo. El problema se desató cuando otro señor un poco más joven aunque maduro, se acercó para pedir sólo un formulario para llenar y el viejo hizo un escandalete diciéndo que no puede ser, que es un escándalo, que haga la cola, a lo cual todos trataban de calmarlo explicándole que no iba a hacer la cola sólo para pedir un formulario que tenía que llenar un rato largo para volver después. Bueno cuestión que el viejo no quería entrar en razones y al final nada, se quedó quejándose ante la mirada atónita de todos los demás.
Pero bueno, es una de tantas cosas, .. la realidad es que hay que llegar a viejo eh, y si uno llega creo que la clave de la cuestión es pasar lo más desapercibido posible.

4 comentarios:

Phoebe dijo...

No es menor el tema de los viejos por un lado porque uno no piensa seriamente en eso por dos segundos cuando es joven pero sobre todo porque cada vez va a haber más. A lo que decís de los viejos y las chicas: ¿y qué pasa con las viejas? Andá a pedirle a cualquier hombre que mira a una mujer que no sea joven y, aunque tenga más años que la señora, la va a llamar "vieja". Imaginate lo que es para una mujer que ni siquiera la gente de su propia edad la tenga en cuenta. Como siempre, aclaración: estoy de acuerdo con lo que decís, sólo agrego una mirada más (porque nunca falta el que piensa que se trata de "feminismo vs machismo" cuando ya podríamos superar eso ¿no?)

Anónimo dijo...

Phoebe, gracias por pasarte por el blog camefeos..
Es interesante el aporte de los que les pasa a las "viejas", claro, estoy super de acuerdo con vós, pero yo no me puedo escapar de mi género y pienso en los viejos tal vez por que me puedo imaginar lo que sentiría una hombre siendo un viejo.. Más que nada apunté esto desde el género masculino por dos razones, una por Bioy Casares y la novela a la que hago referencia, y dos por que en dicha novela los protagonistas son un grupito de viejos y es lo que a ellos les pasa frente a eso.. la sensación de sentirse menos hombre, indeseable, asqueroso, etc.. nada más.. pero obvio que a las mujeres les deben pasar cosas similares..
salute

meridiana dijo...

La vejez es un tema ríspido, hay algo de impaciencia cuando miramos estos cuadros, no soportamos, no soportamos el ver, algo a lo que inevitablemente llegaremos todos.

Esta sociedad (y no me refiero a la Argentina) esta época es una época de miedos, de inseguridades, le tenemos miedo al viejo, como al extranjero, al diferente.

Creo que lo que hay en la novela de Bioy, es la apropiación de un sentido que cala hondo, no sólo en aquellos que ya han pasado la barrera, sino en los que están lejos de ella.

Cuando los códigos sociales ponen la etiqueta a algo, lo que se sacude de ella, lo extraño horroriza, como el paso del tiempo.

No estamos hechos para sacar de los escombros lo que vale de verdad, mas bien el desecho, lo decadente, la fragilidad se nos convierte en un mostruo acechante.

No es raro pues encontrar la mirada de repugnancia ni el mal trato ni la incomprensión, cómo dar con aquello que somos y seremos y no sentir que se produce un repliegue dentro que nos impulsa a correr, a apartarnos de esa visión insoportable?


abrazo

Lilián

Santiago Carmona dijo...

excelente y super interesante análisis Lilián..
seguite pasándote
gracias!
APOLÍN