domingo, 23 de junio de 2024

2020, el año que perdimos contacto



Está clarísimo que el 2020 fue un año parteaguas para todos. Algunos perdieron trabajos, otros a su pareja y muchos otros perdieron a un ser querido durante ese bieno que duró la pandemia. 

HOy, cuatro años después, puedo afirmar sin temor a equivocarme que aquello fue algo premeditado. Quizás todo comenzó como un error humano (errare humanum est), pero ya conocemos la famosa frase mafiosa: "que parezca un accidente..." Estoy convencido que se quizo generar un cisma para dejar defeinitivamente atrás al siglo xx y crear (a base de miedo y muerte) una nueva realidad. Algo parecido a lo que pasó con la Primera Guerra Mundial. 

Muchos de los que vivimos esta Pandemia de Covid (ese extraño virus mutante de murciélagos) creemos que todo lo que pasó antes de la cuarentena forzosa quedó muy atrás. Los vínculos, la gente, los recuerdos. Porque sí, en el 2020 perdimos contacto con toda nuestra vida anterior. Todo lo pre Covid quedó envuelto en un halo de niebla y olvido, o al menos de imagenes confusas. No sé bien por qué pasó esto. No entiendo o no conozco la explicación psicológica por lo cual noto este cisma o bisagra tan fuerte que, desde un punto completamente psicológico, nos afecta tanto. 

Tal vez de todo esto salga algo bueno aunque por el momento no parece estar sucediendo nada positivo, pero en fin, lo último que se pierde son las esperanzas. Lo que sí, si los vínculos ya estaban jodidos de antemano, pareciera que con la bendita pandemia todo se vino a joder aún más. Nadie cree ni espera nada del otro. Hoy estamos en el punto más bajo de las relaciones vinculares, todo es tan descartable y en tan poco tiempo que asusta. Nadie se banca la diferencia del otro, todos apuntan a encontrar alguien pasivo que sea excatamente como esperamos que sea. Y la verdad que eso no existe, mas temprano que tarde todo lleva a una decepción con el otro que no cumple nuestras expectativas y adiós, si te he visto no me acuerdo. Creo que esto no le hace bien a la sociedad. El hecho de sentirnos descartables, cosa que los trabajos en relación de dependencia ya nos venían haciendo sentir hace rato, es algo que destroza la psiquis y equilibrio mental de cualquiera. No, no somos todos iguales ni somos descartables como una curita. Todos valemos la pena de conocer, todos necesitamos que nos reconozcan y nos quieran. Basta de fingir que no es así porque aliena y la alienación nos lleva a cometer suicidios políticos como votar a un psicopata. Es una forma de suicidio en masa. No es casualidad que la gente prefiera a alguien que dice abiertamente los voy a destrozar, a alguien que diga lo contrario. ¿Prefieren honestidad? Puede ser, pero nunca la supuesta honestidad puede estar por encima de nuestro instinto de supervivencia. La gente quedó tan alienada que de alguna forma busca que la terminen de hacer mierda. Lo entiendo, es comprensible en alguna retorcida y mala manera, pero de todos modos no me resigno a que nos pongamos el bufoso en la cabeza. Creo que de toda esta destrucción y debacle, debemos salir mejores, por nosotros, por nuestros hijos y por los hijos de mis hijos. Amén. 

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