domingo, 30 de junio de 2024

Las botas Beatle



Ahora que dispongo de una nueva luz, esa luz me dice que puedo zapataear sobre el teclado con mayor facilidad y menor cantidad de error. Eso dice...

Pienso en el final, de lo que sea. Del mundo, de la vida, de este momento. Creo que todos estamos moviéndonos sin margen de error hacia el fin de algo. Y pienso bien...

Este junio que termina fue el mes de Los Beatles ¿Por qué? Pues porque se me antoja así. Homenajeados pues (una vez más) el cuarteto de Liverpool por traernos alegría a nuestras videas. Y porque sí...

Recuerdo noches de juventud con cierta añoranza, cierto dejo de nostalgia. Pero no es culpa mía, o sí. La verdad que leo mucho a Bradbury y Borges, escucho tango (Charly y Spinetta, que es el tango de mi época), y bueno... soy incurablemente porteño. 

Ahora ya no puedo pensar de manera razonable. Creo que esta especie de diario sincrónico y virtual mina toda posibilidad de reconectar con la matríz (conecta umbilical with the Pachamama) y hundirme más en mí mismo. Porque sí, porque escribo para mí, para sacar afuera mis pensamientos, para recordarme que (por ahora) existo. Existes. Existe Dios.

Ya no tengo miedo de lo que puede venir. Creo que quizás siempre supe que podía ser mejor, ser así, ser un loquito, ser un ser vivo, aislado y reconvexo. Cuando ya nada nos quede a nuestro alrededor, entonces podremos entender que tenía que ser así. Y ahí recién recordaremos las ridículas botitas de los Beatles. Esos cuatro bongoceros de Liverpool. Pero no olvido que por más que ahora pueda ver mejor las teclas donde apoyo mis cuarentones deditos, sé que esta estúpida y obsoleta plataforma de Blogger no tiene un maldito corrector que pueda marcarme algún error que se me pueda piantar en mi rápido teclear. In so por ta ble...

Ya no hay morsas, ni tortugas... sólo leones herbívoros, y de muy mala calidad.

Si Juan Domingo Lennon viera en que nos hemos convertido... bueno, en fin.


Pd: Yoteamobeatles

 

sábado, 29 de junio de 2024

La gente del futuro




Hay una canción de los ochentas que se llama La gente del futuro de Miguel Cantilo que hablaba de una generación nueva que trería esperanza y nuevas perspectivas de futuro.

Nuestros padres hippies la cantaban esperanzados pensando en sus hijos pero ¿hablaba de nosotros la canción? Yo creo que no, lo siento pero para mí hablaba de ellos mismos. 

Es difícil hacerse cargo de las espectativas de generaciones anteriores. Nosotros tenemos nuestros propios temas y es muy jodido depositar las esperanzas en nuestros hijos. Todo depende de nosotros mismos, nunca de nuestros hijos.

Lo siento si no cumplimos las espectativas de nuestros padres pero somos generaciones distintas. Nunca el futuro mejor puede estar en aquellos que vienen después. Somos nosotros los que debemos dar el puntapié y ser los generadores de cambio. Sino es muy cómodo y dañino todo. 

Espero que cada cada uno pueda hacerse cargo del cambio para bien que esperamos ver en nuestra sociedad. Los hijos tienen que tener sus propias antenas, sus propias canciones y su propio estilo generacional. 

Lo lamento padres pero ustedes todavía están vivos y aún pueden dar ese salto final para comprender que el cambio social depende todos y cada uno de nosotros para lograr ser una sociedad más justa, feliz y empática con nuestros congéneres.

Y así lograremos edificar un mañana total.



viernes, 28 de junio de 2024

Mi primer cuento (1990)



Saquen una hoja. 

Los alumnos proceden con obediencia. 

Escriban una historia que quieran contar para después contarlo en clase. 

En ese momento se me vinieron muchas imágenes a la cabeza. ¿Qué podría contar? Era la primera vez que me ponían ante aquel desafío. Crear algo, cualquier cosa que saliera de mi cabeza. La maestra era odiosa, sobre todo conmigo. No se cansaba de exponer mis errores ante el resto de mis compañeros. Pero aquella vez tomé coraje y dejé salir mi mundo interior, hasta ese momento solo aplicado a mis momentos de juego. Empecé con un título y de ahí se desprendió la historia. Con el tiempo me daría cuenta que ese modus operandi sería muy útil a veces para atacar la página en blanco. El lei motiv, un sombrero. ¿De quién? Pues del mejor, Indiana Jones. 


***

El sombrero de Indiana Jones

    Había una vez, en un planeta x, un chico flaquito que caminaba sólo por la calle. No conocía a nadie y no sabía de donde venía, ni a donde iba. Creía que el mundo era aquello que lo rodeaba y que sólo servía para jugar. Pero un día, el cielo se oscureció y toda la vida pareció marchitarse. La gente que pasaba por ahí se quedó de repente petrificada. Nadie hablaba, todos parecían como "estuatuas", ahora lo eran...

    El chico se sintió más solo que nunca y creyó que nada podría ya ser feliz... Entonces caminó y caminó por las calles, llenas de estuatuas y al ver que nadie vendría por él, se sentó en un rincón muy triste.

    De repente, un rayo de Sol se filtró entre las nubes y un sombreró llegó rodando hasta detenerse ante él. El chico tuvo miedo pero entendió que ese sombrero era un regalo. Lo tomó con miedo y pensó que nunca más se separaría de él. Cuando se lo puso frente a una vidriera de una gran juguetería, los fantasmas de las estuatuas volaban alrededor. Pero se sintió fuerte, valiente y tenía confianza. Ahora era un aventurero, un Indiana Jones. 

    Salió corriendo dando saltos y vueltas carnero, medialunas y piruetas. Llegó frente al castillo de los villanos y entró pateando la puerta principal. Los que viviían ahí eran monstruos de distintas formas y colores, como figuras cuadradas... Se rieron de él porque sólo era un niño con un sombrero que le quedaba grande. Pero el niño los enfrentó sin temor porque se sentía otra persona. Era poderoso y valiente y nadie podía pararlo. Los monstruos no sabían que hacer frente al niño que parecía invencible. Al final quedó un monstruo rojo tan feo que el chico de pronto tuvo miedo. El monstruo olvió su miedo y le sopló en la cabeza sacándole el sombrero que fue a parar lejos. El cuadrado rojo se hizo enorme y el niño muy chiquito. Lo podría aplastar con un sólo movimiento y eso pasó.

    El chico se dió cuenta que el monstruo no hacía nada, era algo sin sustancia ni cuerpo. El niño dijo que su sombrero estaba ahí con él, y el sombrero efectivamente estaba ahí con él. Entonces recobró coraje, se hizo grande como Indiana Jones y de un latigazo desintegró el diabólico cuadrado rojo. Toda la gente se recobró y dejaron de ser estuatuas. Nunca supieron que fué él quien los salvó, y al chico no le importaba. Pero notaban que algo había cambiado ahora que se paseaba por las calles con la frente en alto y el sombrero de Indiana Jones. 

***

El resto de mis compañeros aplaudieron la historia, aunque uno que siempre me estaba compitiendo dijo que así no era Indiana Jones. Su comentario me pareció de envidioso y me molestó su actitud. Pero para el resto la historia estuvo buena. La maestra me corrigió todos los errores adelante de todo el mundo, fiel a su costumbre, pero de todos modos estuvo bien. Sentí que había escrito una buena historia, sobre todo teniendo en cuenta que estaba en primer grado. Después, con el tiempo me volví un poco más chanta, pero nunca dejé de inventarme historias. Fantasear es mi gran privilegio, y castigo.

(Aunque la historia no es ni a palos la que escribí en aquel entonces ya que sólo recuerdo el título del cuento, bien vale el intento recreativo)

miércoles, 26 de junio de 2024

El (fino) arte de poner música




En verdad sería El fino arte de pasar música, pero considero que pasar es un concepto bolichero y pueril. Aquí la cuestión es que uno PONE música, porque si uno NO la pone, la música simplemente no suena. 
Es cierto. 
Y es fino, porque poner puede poner cualquier persona. El tema es que cualquiera pone cualquier música y no ponderamos el hecho de musicalizar la tarde en sí, aunque tenga su valor. Ponderamos el hecho de saber musicalizar bien, de Hacerlo bien. Esto implica (aunque no en el estricto orden que digo) tener buen gusto musical, saber sopesar el momento y el lugar (contexto) y el ámbito y gente que nos rodea. Además que, como todo buen melómano, hay que saber ser abierto para conocer cosas nuevas. 
Por favor, no se me malinterprete con eso último. Nuevas no tiene que significar necesariamente música popular contemporánea, sino en un sentido más amplio del término: todo aquello que no conozco, más allá de si es música del último mes o del último milenio. Poco interesa, lo importante es saber prestar tu oreja para una escucha lo más desprejuiciada (en lo posible). Muchas veces notaremos que hay música que con escucharla un o dos minutos ya me da una idea de como es, a donde apunta y como seguirá. Por lo general no pierdo mucho el tiempo con eso. A veces también hay que mantener limpios los oídos para que no se terminen contaminando de seudo música, música corrutpa, ritmos bobos y predescibles. 
Lo principal es esto de pasar música que contenga lo básico para ser llamada así, melodía, armonía y ritmo. Música que se pueda disfrutar y que de alguna manera sea lo bastante tolerable para un numero significativo de personas. Esto significa que músicas de índole experimental, asimétricas, antimelódicas, no serían del agrado de la mayoría. Lo mismo con estilos estridentes o de exagerada distorsión. Suelen ser molestos a los oídos de los demás. Entonces hay que apelar a lo que dije antes, tener el lugar el contexto y lugar. La gente que nos rodea si son jóvenes o no, si es gente que se nota estar difrutando de la música o gente que parece incómoda. En fin, toda una serie de cuestiones que van más allá del mero: tengo ganas de escuchar tal o cual cosa. Como decimos siempre en estos casos: bueno, para eso andá a escucharlo tranqui a tu casa. 
Por eso, creo que como hay que tener en cuenta muchos factores, además de un buen gusto y amplitud de conocimiento de artistas, discos, canciones, géneros, etc. Por ejemplo el saber moderar el volúmen, tratar de ser diversos e intentar no repetirse (en la medida de lo posible). Por supuesto que cada dj tiene sus límites y a veces uno olvida muchas cosas, algunas que ya no escuchamos más por x motivo. Pero hay que tener en cuenta las recomendaciones que nos hicieron en otros tiempos, porque así uno nutre su propia cultura musical. No seré yo quien diga que es lo que hay que escuchar o no, cada uno maneja su propio criterio al respecto. Pero está claro que si trabajás en una librería, esuchar jazz o progresivo va más que si pones cumbia o reggaeton. Lo mismo que si tenés un puesto de choris, al ecuación parece cobrar sentido si se la invierte. De todos modos, un panchería o hamburguesería que pasa King Crimson sería algo notable, aunque para comer creo que prefiero algo más tranqui... 
En fin, como dije antes, es un fino arte que no es para cualquiera. Es probable que si tenes buen gusto y lo demuestres la gente encuentre otra excusa más para odiarte. Porque sí, la gente es envidiosa por los motivos más absurdos y pedorros del mundo. La gente es mala y comenta... 

lunes, 24 de junio de 2024

Ser despiadado abre puertas a un camino sin retorno


A veces recuerdo a todas las personas que consiguieron posicionarse en algun lugar de privilegio y noto algo que comparten casi sin falta: la falta de escrúpulos. 

Muchas personas leen que para lograr algo, ascender en el estatus social, deben hacer una especie de pacto mefistofélico. Esto a veces consisiste en sacrificar algo de valor, un ser querido, un amistad, o un ideal. A veces todo eso junto. El problema de estas personas tan terrenales es que su exagerado pragmatismo los hace mostrarse como personas indolentes, crueles y dispuestas a venderse al mejor postor. 

Entiendo que no todo el mundo es un aventurero idealista que cree en los códigos y pone los afectos por encima del vil metal. Lo entiendo. O mejor dicho, sé que es así... porque la verdad, no quiero entenderlo. Vivir rodeado de gente que después de décadas de amistad resulta ser más falsa que billete del Monopoly da mucha tristeza. Y también me da una furia asesina, pero sobre todo me da pena. 

Pero bueno, existen entes racionales que creen que no llegaron a ningún lado siendo buenos, siendo honestos, amando sin concesiones, que al final nada valió la pena porque perdieron todo y se quedaron solos. En Pampa y la vía, más rotos de lo que estaban antes de amar. Y claro que duele. Entiendo esa sensación, y es una merda, lo sé. Pero no concibo la idea de que por eso nos entreguemos a las ideas más nefastas, más conservadoras. Que nos convirtamos en todo aquello que en nuestro momento de mayor lucidez nos parecía atroz. Que por el hecho de que las cosas no hayan salido como queríamos nos hagamos unos rancios fascistoides, unos misóginos, unos resentidos... Y para peor, además, en unos trepadores, falsos y lamebotas de la patronal. Que triste amigo, que triste... ¿que te pasó?

A mi me duele en lo profundo del alma ver como gente a la que quiero se va convirtiendo en lo peor de la sociedad. Gente sin principios, lin lealtad, con ideologías acomodaticias, discursos repetidos y comprados, poco criterio personal y nada de corazón. He visto las mejores mentes de mi generación ceder ante la alienación de venderse por un puñado de pesos. Ver gente que abraza los peores ideales, los anti ideales paa repetir discrusos prefabricados de nuestra niñez, en pos de que? De un conservadurismo que lo único que hace es darle la razón en el hecho de que los demás son malos, porque le rompieron el corazón. Pero no se puede ser tan infantil, necio e infantil. Una especie de Anakin Skywalker, que abrazando ideas oscuras anti derechos, por un problema personal cede antes las fuerzas oscuras que vienen disfrazadas de amigos. Esos Siths que con sonrisas falsas te vienen a ofrecer ser un esclavo, porque "es la mejor opción". Y si, pero "vas donde sonrisas te dan, esos encapuchados de un mundo viejo"... Cuanta credulidad hermano. O no, quizás siempre fuiste un sorete y ahora mostras tu verdadero yo. Como sea que sea, la verdad, que pena me das...

"Quizás no sea tan buen amigo"...

El pez por la boca muere.

domingo, 23 de junio de 2024

2020, el año que perdimos contacto



Está clarísimo que el 2020 fue un año parteaguas para todos. Algunos perdieron trabajos, otros a su pareja y muchos otros perdieron a un ser querido durante ese bieno que duró la pandemia. 

HOy, cuatro años después, puedo afirmar sin temor a equivocarme que aquello fue algo premeditado. Quizás todo comenzó como un error humano (errare humanum est), pero ya conocemos la famosa frase mafiosa: "que parezca un accidente..." Estoy convencido que se quizo generar un cisma para dejar defeinitivamente atrás al siglo xx y crear (a base de miedo y muerte) una nueva realidad. Algo parecido a lo que pasó con la Primera Guerra Mundial. 

Muchos de los que vivimos esta Pandemia de Covid (ese extraño virus mutante de murciélagos) creemos que todo lo que pasó antes de la cuarentena forzosa quedó muy atrás. Los vínculos, la gente, los recuerdos. Porque sí, en el 2020 perdimos contacto con toda nuestra vida anterior. Todo lo pre Covid quedó envuelto en un halo de niebla y olvido, o al menos de imagenes confusas. No sé bien por qué pasó esto. No entiendo o no conozco la explicación psicológica por lo cual noto este cisma o bisagra tan fuerte que, desde un punto completamente psicológico, nos afecta tanto. 

Tal vez de todo esto salga algo bueno aunque por el momento no parece estar sucediendo nada positivo, pero en fin, lo último que se pierde son las esperanzas. Lo que sí, si los vínculos ya estaban jodidos de antemano, pareciera que con la bendita pandemia todo se vino a joder aún más. Nadie cree ni espera nada del otro. Hoy estamos en el punto más bajo de las relaciones vinculares, todo es tan descartable y en tan poco tiempo que asusta. Nadie se banca la diferencia del otro, todos apuntan a encontrar alguien pasivo que sea excatamente como esperamos que sea. Y la verdad que eso no existe, mas temprano que tarde todo lleva a una decepción con el otro que no cumple nuestras expectativas y adiós, si te he visto no me acuerdo. Creo que esto no le hace bien a la sociedad. El hecho de sentirnos descartables, cosa que los trabajos en relación de dependencia ya nos venían haciendo sentir hace rato, es algo que destroza la psiquis y equilibrio mental de cualquiera. No, no somos todos iguales ni somos descartables como una curita. Todos valemos la pena de conocer, todos necesitamos que nos reconozcan y nos quieran. Basta de fingir que no es así porque aliena y la alienación nos lleva a cometer suicidios políticos como votar a un psicopata. Es una forma de suicidio en masa. No es casualidad que la gente prefiera a alguien que dice abiertamente los voy a destrozar, a alguien que diga lo contrario. ¿Prefieren honestidad? Puede ser, pero nunca la supuesta honestidad puede estar por encima de nuestro instinto de supervivencia. La gente quedó tan alienada que de alguna forma busca que la terminen de hacer mierda. Lo entiendo, es comprensible en alguna retorcida y mala manera, pero de todos modos no me resigno a que nos pongamos el bufoso en la cabeza. Creo que de toda esta destrucción y debacle, debemos salir mejores, por nosotros, por nuestros hijos y por los hijos de mis hijos. Amén. 

miércoles, 19 de junio de 2024

Reconocimiento por fuego



Las redes sociales y las plataformas digitales como Youtube o el mismo Blog donde escribo, tienen muchas cosas positivas. Pero también tienen su lado b o costado oscuro. Una de las cosas mas repudiables quizás sea la posibilidad de dejar comentarios agresivos escudándose en el anonimato que te otorga la plataforma. 

Hace una año escribí una nota acerca de lo difícil que parece poder publicar en una editorial, y que si no estás alineado con cierto pensamiento o sos amigo de un editor, parece cosa imposible. El tiempo no hizo más que darme la razón. En realidad no dije nada que nadie que esté en el rubro no sepa. Sin embargo, parece que ese simple posteo (como suele suceder en las redes en general) le molestó a alguien. Un pasajero anónimo de este blog, que no tuvo mejor idea que descalificarme en los comentarios. Simplemente porque sí, porque se le dió la gana, ya que podría haber dejado todo ahí si no estaba de acuerdo con lo que escribí. Pero como sabía que podía dejarme un comentario destructivo y no tener consecuencias, se entregó nomás a su crapulencia. ¿Que fué lo que puse que le mosqueó tanto? Imposible saberlo. La cuestión es que algo de lo que escribí le hizo picar la nariz. Quizás era un editor, o un escritor que pudo publicar con facilidad, o alguien que simplemente estaba aburrido en su casa. Mi respuesta fue de enojo total y quizás sobre reaccioné. Podría haber borrado el comentario y chau, pero decidí contestarle porque en verdad me molestó su comentario con mala leche, escudado en su anonimato. Escribí otra entrada cinco días después donde hablaba de otra cosa, aunque un poco relacionado con lo que había pasado con la entrada anterior. Cuestión que esta persona volvió desde su anonimato porque se quedó claramente pendiente de lo que le fuera a responder. Volvió a cargar las tintas y continuó con las provocaciones. Al parecer dijo ser una mujer o alguien que se autopercibe así (todo puede ser hoy en día). Me continuó la pelea verbal siempre sin develarme su identidad. Puedo entender que tuviera miedo. Entre otras cosas dijo que yo me ahogaba en mi rabia. Es cierto, estaba rabioso porque la gente que busca destruir desde las sombras me parece la gente más nefasta que existe en este mundo. De esas personas que abundan y que quizás estaría bueno deshacernos de ellas, tal vez mandándolos a vivir a la Luna, no sé. Pero creo que gran parte del mal generado por los humanos proviene de aquellos que estan en las sombras y no de las infames caras visibles que vociferan por las pantallas. Cuestión, que me marcaba un error de tipeo que tuve en mi primer entrada, en la que me quejaba de las editoriales autodenominadas "independientes". Su crítica me pareció una imbecilidad mala leche sin fundamento. A menos que te sientas tocado no da para que te tomes la molestia para bardear sin conocer al otro. Volví a escribir una tercer entrada donde hacía una especie de poema irónico acerca de aquel error de tipeo y me burlaba de aquella bardera anónima. Porque me sentía en desigualdad de condiciones. Ella podía poner lo que se le cantara las guindas en mi blog por "ser libre" y yo, con mi nombre, mi cara y nada... falta que diga mi dirección y ya está. La verdad me jodió, entonces, para defenderme, apelé (sin saberlo) a la consabida táctica militar conocida como "Reconocimiento por fuego". En mi verborrea ataqué a tontas y locas, suponiendo puntos débiles que podría llegar a tener mi animoso interlocutor escondido. Esperando así, entre tantas balas, pegarle una aunque sea y, como dice mi jefe, "no te la vas a llevar de arriba". La cuestión es que, como en la película Depredador, cuando los acosados soldados (con Arnoldo Schwarze a la cabeza) disparan hacia donde creen que está el que los está cazando desde los arboles, amparado en su sistema de invisibilidad, tuve una suerte similar. El Depredador no es aniquilado ni mucho menos, pero se come un balazo en un tobillo que lo deja a mal traer el resto de la película, haciéndolo huir despavorido. Acá pasó lo mismo. Entre mi balacera de bardeadas algo le llegó a esta aburrida muchacha que se fué tan dolorida que no pudo volver a contestarme pero... al día siguiente de aquella última entrada me apareció un insulto barato firmado por un tipo equis (probablemente su chongo o algo parecido). Pensé contestarle pero preferí simplemente borrar su pueril comentario y dar por finiquitado el asunto. La batalla estaba ganada. Ante la cobardía del anonimato, munición gruesa, siempre...

domingo, 2 de junio de 2024

Los fabulosos cuatro hermanos: El final de la familia felíz



6

    Largo, negro y sedoso como el mar en invierno era el cabello de la exótica Mushka. Una belleza atípica, como venida de otro tiempo y otra galaxia. Jona estaba tan enamorado que a partir del momento que se unieron por primera vez, ambos se reconocieron como almas gemelas y ya no podía separarse por mucho tiempo. Esta nueva situación generó malestar en el seno del grupo de Los Bardos ya que la presencia de Mushka comenzó de ser la simple visita eventual de una novia, a una presencia permanente y constante, que además imponía sus gustos y expresaba sus opiniones. La personalidad fuerte de Mushka tenía a Jona completamente agarrado de los quinotos, y no había nada que se pudiera hacer para sustraerlo un segundo de ese estado de absoluta fascinación. Y, como era de esperarse, el liderazgo (antes tan indiscutido) de Jona, comenzó a mermar hasta ser absolutamente abandonado por este. En la línea de sucesión venía sin lugar a dudas el segundo hermano, Juda, que secretamente siempre había ambicionado el poder. Y si bien al principio Juda tomó el mando sin mayores problemas, no pasaría mucho tiempo para darse cuenta de que había sido un error. Estaba claro que Juda era muy talentoso en lo que atañe a lo musical, quizás el mayor compositor del grupo, sin embargo Juda era un mal líder. Jona no le prestaba mayor atención o se sometía sin interés. Por otra parte Sila no le tenía mayor aprecio a Juda porque sentía que lo limitaba y no le dejaba crecer. Sila sólo respetaba a su hermano mayor, pero no al hermano intermedio. Rufo se llevaba bien con todos y sólo quería que sus amigos se pusieran de acuerdo para así poder volver a salir más y pasarla bien. Todos querían a Rufo. 

    Cuando todos se habían mudado al Otro lado (las lejanas Tierras imperecederas), Los Bardos estaban en el Olimpo de los artistas más importantes de todos los tiempos. Pero necesitaban ensayar, perfeccionarse, autodescrubirse. Hicieron viajes por el lejano oriente, más allá del Oceáno de Dunas, del Mar de los Sargazos, del Tiempo, de los Agujeros y los Monstruos. Fueron aconsejados y atendidos por un antiguo Druida venido de tiempos idos (y del cual Sila se haría un acérrimo devoto) y, por momentos, Los Bardos lograron reconectarse con su esencia. Pero una vez vueltos al hogar, los problemas que los esperaban los avasallaban y terminaban peleando a los gritos o incluso a puñetazo limpio. Cada vez que alguna de estas discusiones de dirección afectaban al grupo Juda huía llorando o Jona dando golpes en la pared, o Sila desapareciendo durante días sin saberse nada de él. Rufo siempre se quedaba sentado, teniendo paciencia con el resto. A medida que estos percances afectaban a la Familia, los cuatro hermanos comenzaban a distanciarse cada vez más. La ausencia del primo Levi había dejado la fractura expuesta de la desunión fraternal y todo parecía indicar un final próximo. 

    Rufo desapareció durante un par de meses y los tres hermanos quedaron pasmados. Ninguno esperaba que fuera Rufo el primero en irse. Esa inesperada partida de su más entrañable compañero de banda hizo que tanto Jona, como Juda y Sila se unieran para buscar a su amigo. Recorrieron toda la Isla flotante de las Tierras Imperecederas, pero se dieron cuenta que su percusionista había abandonado las alturas y no tuvieron mas remedio que bajar a su viejo Isla, allí donde el Reino volvía a una nueva época de gloria gracias al nuevo recurso cultural que había implicado la explosión de Los Bardos y de todos los grupos que vinieron detrás. Cuando se dieron cuenta que Rufo había vuelto a las cantinas del viejo terruño para cantar a capella con algunos pobres borrachos del lugar, Los Bardos tuvieron un insight de que habían perdido de vista el eje primal y directo que siempre había caracterizado al grupo. Finalmente lograron convencer, no sin cierta dificultad, a Rufo para que volviera al ruedo con ellos. Hicoeron promesas vanas acerca de no pelear más entre sí, y todo un rosario de máximas y sentencias de buenas intenciones. Pero Al poco tiempo, al llegar el verano y cuando volvieron para volver a sus raíces musicales, no psarían muchos días para que las rencillas comenzaran a aflorar de nuevo. Jona estaba completamente ido, perdido entre el conflicto con su ex Esther, su idilio amoroso con Mushka y tener que lidiar con el nuevo liderazgo obtuso de Juda que no daba pie con bola. Pero lo intentaba. Su liderazgo era torpe, forzado y en vez de alentar lo mejor de cada uno, Juda quería que todos hicieran lo que él decía que había que hacerse. Pero entonces tendrían que ser Los Judas, o Juda y sus Cometas, o algo así. Juda parecía direccionar a la banda hacia un proyecto solista, algo que algunos años después haría un tal Rolando con la famosa banda Perfume Rosa, pero eso ahora no viene al caso. Juda increpaba mal a Sila que intentaba meter algunas creaciones suyas al impenetrable legado de Jona-Juda, pero no había caso. Juda le cuestionaba todo a Sila, desde sus canciones que consideraba verdes, hasta su forma de tocar el sitar. Jona se quedaba a un costado, casi sin opinar, tratando de no pelearse con Juda para no empeorar las, ya de por sí, deterioradas relaciones entre ambos. Sila buscaba apoyo de su hermano mayor, lo buscaba con la mirada, como aquella vez que Jona lo abrazó para darle apoyo emocional. Pero ahora el hermano mayor estaba lejos de todo eso. Rufo miraba serio a los tres hermanos que cada vez estaban más tensos. Por dentro pensaba que había sido un error volver con ellos, que lo habían engañado, que todo seguía igual de mal, o peor aún... Pero antes que pudiera hacer su jugada, Sila se le adelantó ya harto de tanto ninguneo, dio un portazo y dejó Los Bardos. 

    Sila era el hermano menor, el que nadie esperaba que creciera y se hiciera grande por cuenta propia. Pero el niño creció, hizo sus canciones, cobró notoriedad y finalmente se casó con Salomé, la princesa mas bella de toda la vieja Isla. Sus hermanos mayores le tenían cierta inquina y celos por todo esto pero nunca se animaban a confesarlo. Jona finalmente, decidió charlar seriamente con Juda al respecto. 

Jona: Bueno hermanito, creo que todo se fué al carajo, y también creo que es nuestra responsabilidad. No supimos manejar esta situación y ambos sabíamos que se veía venir. 

Juda: Si, si, lo sé. Lo que pasa es que no ha sido fácil para mí tener que tomar la batuta. Ser esta especie de líder de recambio en la que me dejaste. Y yo sé que nadie me banca, pero hago lo que pienso que es lo mejor para el cuarteto. 

Jona: Ya lo sé, pero bueno... Hemos dejado que esto pasara. Y yo tendría que haberte detenido...

Juda: Sí, pero no lo hiciste...

Jona: No puedo, o sea... me cuesta. Estoy con otras cuestiones. Y por otro lado, nuestros egos hacen imposible admitir que Sila merece más reconocimiento, más lugar. 

Juda: Si, ya lo sé. Pero pienso que quizás es un montón. Demasiado para un grupo así, siento que a todos nos queda chico. ¿No te parece?

Jona: No lo sé. Pero tenemos que resolver esto. Vos sos el líder ahora, tratá de estar a la altura. 

Juda: Yo hago lo que puedo, pero ser tu sustituto no es tarea fácil, hace casi dos años que trato de seguir manteniendo a flote a nuestra familia. Pero vos no me ayudás... No puedo solo. 

Jona: Ok, ya veremos como sacamos esto adelante hermanito. 

    Pero las cosas no salieron como esperaban. Al principio, lo mismo que con Rufo, fueron los tres, hablaron con el exiliado, trataron de convencerlo a toda costa que volviera con ellos. Sila regresó, pudieron volver al ruedo por un tiempo, pero finalmente todo aquel malestar que estaba muy en el fondo terminó por separar las aguas para siempre. Los Bardos dieron un último concierto arriba de la vieja colina de la Villa en Cabeza del Indo. Como fue algo improvisado, no fueron muchos los espectadores. Luego cada uno seguiría su camino artístico por separado. Rufo volvería a cantar en las cantinas y a hacer viajes esporádicos a la capital del reino. Sila podría dar cauce a todo su mundo interior, sin tener nadie que le negara nada. Tendría un éxito moderado, y un reconocimiento más bien póstumo. Juda se convirtiría en el compositor más prolífico y popular de los últimos sesenta años en el Reino y de todo el Mundo Libre. y Jona, bueno... Jona seguiría haciendo algunas presentaciones, siempre junto a Mushka, su amada. Recoererían todo el mundo y finalmente vivirían el el Nuevo Mundo. Se recluirían para tener un hijo, el pequeño Junishki. Con el tiempo Junishki se conocería con Jonita y serían grandes amigos. Jona nunca llegaría a verlo. 

    Cuando Jona dejó Los Bardos, descabezó al grupo y nadie más quiso seguir. Juda sabía que el alma de la banda era Jona y que nunca podría dirigir a los otros dos, sin la asistencia de su hermano mayor. Pero al fracturar al grupo bardo más afamado de todos los tiempos, muchos son los que se sintieron defraudados por esto. Y cuando hacía sólo diez años que Los Bardos ya no existían, un campesino llamado Abrám, esperó a Jona en la puerta de su casa una noche de invierno. Jona no lo vió y cuando estaba por entrar siguiendo los pasos de Mushka, Abrám salió de la oscuridad y lo apuñaló por la espalda. Jona apenas pudo murmuar algunas palabras para luego caer muerto al suelo. Según el propio Abrám las palabras de Jona fueron "Madre... ¿por qué?" De inmediato la Guardia Pretoriana que se encontraba de guardia a pocos metros lo apresó. Jona moría así a la fatídica edad de 40 años, cuando comenzaba a sentirse un hombre. Abrám sería condenado algunos meses después con cargo agrabado por Magnicidio. Como se trataba de un hombre loco nunca pudieron saber bien por qué había matado al que (en sus propias palabras) consideraba su héroe. Algunos elucubraron la teoría de que se trataba de un viejo ajuste de cuentas por parte de los Reyes, otrora burlados en su cara por el jóven iconoclasta de provincias. Otros decían que Juda lo había mandado a matar por celos y los más fantasiosos hasta aseguran que fue la propia Mushka la que mandó un alienado para dejarle todo el tesoro de su marido. Nunca se supo nada porque Abrám murió en la horca y se llevó su secreto al Más Allá. Por su parte, Jona se convirtió en una leyenda y con el paso de los siglos, en todo un mito. Hoy en día su estampa es menor a la de un Dios, pero mayor a la de cualquier hombre, como una especie de semidiós, superhombre o mesías. Aunque en realidad, el que estudió algo de historia sabe que Jona era sólo un muchacho, o quizás ese Hermano mayor que a veces nos protege contra todos los males del mundo...

    Un bardo llamado "Rob el Bob" del Rey Carmesí, posterior a la época de Los Bardos, escribió este poema que transcribimos de forma digital a continuación llamado "La Familia Feliz", en homenaje al afamado conjunto de la Villa de la Isla. 

Familia feliz, (un aplauso), 
cuatro pasaron y no volverion.
Hermano Juda, el fresno y el saco, 
se tragó un afrodisíaco.
Rufo, Sila, y Jona también cantó: 
"Vamos a volar nuestras propias canoas"
Metió un dedo en el zoo, perforando todo el jaleo

Azotando el mundo y contra el reloj, 
terminó con su parte de las acciones.
Rollos de plata de oro, 
sacudida por un toc, toc, toc.
Familia feliz, le ahonda esa sonrisa, 
lo que da la vuelta sin duda debe girar;
Pastel de queso, ratonera, Grip-Pipe-Thynne gritó: 
"No vamos a Rin Tin Tin".

Al viejo Rufo le creció la nariz y tiró su ropa de circo
El niño Sila se dejó la barba y sacó otra botella de rarezas
Al desagradable Jona le creció una esposa 
y Juda sacó su cuchillo de poda.
Familia feliz (un aplauso), 
cuatro fueron pero ninguno regresó

Familia feliz, aplauso pálido, 
cada uno a su puerta giratoria.
Buscador Sila, Rufo limpio, Jona cáustico, tan dulce Juda.
Deje que toque su espejo el sargento 
si perdemos la victoria de los peluqueros;
Familia feliz (un aplauso), 
cuatro fueron en pero ninguno regresó.