martes, 19 de agosto de 2014

Cadete XII

Los tiempos oscuros se abatían sobre mi aletargado ser. Estaba anímicamente aniquilado. No tenía nadie en quien confiar.
"¿Mis amigos donde estan? Hoy no vienen hacia mi ¿y por que?" cantaba Javier Martinez de Manal en el existencialista Todo el día me pregunto, y yo me preguntaba un montón de cosas todos los santos días de aquel período.
Yo sentía que mi psicólogo me confundía mas en vez de ayudarme. Yo estaba realmente en un estado de incomprensible animosidad, paranoia y confusión. Me refugié en lo peor que uno puede refugiarse en estos casos. El uso y abuso de cannabis del tipo fumable. Exacerbando todo tipo de síntomas, fumar porro fue la peor decisión en ese período bravo de mi vida.
Finalmente llegó el día de la partida de A. Fuímos ella, yo y sus padres a despedirla a Ezeiza. Ella me había dejado las llaves de su casa (la peor idea). En el remis de ida, era el atardecer, vi como una especie de haz de luz que bajaba proyectado una nube roja desde el cielo a la tierra. Como una especie de meteorito salvaje. Solo atiné a decir que parecía un avión cayendo. Todos reprobaron mi comentario poco feliz, pero creo que en el fondo deseaba que el avión de A cayera antes de llevarla a su destino en vistas de una posible aventura amorosa en el viejo continente. Al menos eso paniqueaba yo con mis mil revoluciones en mi cabeza.
Yo nunca había ido a Ezeiza. Me parecía todo horrible y de pesadilla. El día, el lugar, la situación. Algo se escapaba de mis manos y no sabía como detenerlo. Mejor dicho, sentía que ella se escapaba de mi, y no sabía como retenerla. Cuando nos despedimos nos dimos un pico medio lastimero. No parecía muy triste de irse y dejarme con una lágrima pendiente del parpado. Lo peor es la vuelta. Volví en silencio en el remis con los padres. A veces la madre me contaba de cuando ella viajó a Europa a principios de los 70s. Aquellos eran tiempos. Solo que si yo hubiera ido en su lugar, hubiera ido a ver a Zeppelin, no a trabajar ni estudiar.
Una vez en mi casa me sentí mejor. Siempre me siento un poco mejor cuando una situación dolorosa me atormenta y llego a casa.
Sin embargo al otro día fui a laburar y así empezó una lenta agonía. Comenzaba así una eterna cadena de mails respondidos y sin responder. "Llegué bien" "Estoy bien" "El clima está hermoso" "Me ví con mi amigo", "Ahora estoy en Lisboa" "Madrid" "Barcelona" "Praga" "Berlin", etc, etc.
Yo acá asentía y fumaba, fumaba y fumaba. Como a penas puedo recordar el orden de los sucesos acaecidos, voy a resumir y acortar diciendo que básicamente los problemas empezaron cuando ella llegó a Londres, donde pensaba pasar una semana, ir al festival de Glastonbury y verse con ese homosexual inglés de mierda de Neil. Todo mi patriotismo afloró en la peor de sus versiones y tuve ganas de tomarme el primer avión y partirle bien la cara a ese gringo de porquería.
Para colmo de males, encontré unas fotos de ella en su computadora, donde se sacaba fotos desnudas y sacando trompita. Me volví loco. Me imaginé que eran para mandarselas al imbécil pobre diablo ese de Neil. Le escribí pidiendo explicaciones. Me llamó, me dio una explicación extraña, pero no había caso. Me puse a llorar y berrinchear como un nenito. Luego me serené y me calmé un poco. Ella me juró y perjuró que era una tontería, etc. Le creí en principio pero no entré mas a su compu.
Luego un día vino un amigo que estaba mal por otras cuestiones y nos quedamos fumando porro y escuchando Pink Floyd un buen rato. Luego vinieron otros dos y vimos una peli de Wes Anderson y luego otro día, solo, me vi More, la peli de Schroeder con música de Floyd, donde un flaco se enamora de una junkie y tienen una relación turbulenta en la isla Ibiza, donde él drogadicto y ahora carcomido por los celos termina muriendo de sobredosis ante la indolencia de ella (que seguro era escorpiana).
Cuando empezó el Glastonbury, murió Michael Jackson e intenté llamarla, mandarle mensajes de textos, para contarle la noticia pero no había caso. No me respondía. No quería o no podía. Ya poco importa. Solo se que yo acá era una bola de nervios y paranoia de la peor calaña. Si hubiera aprendido a serenarme y a tener una actitud mas nihilista de no importa ya nada, no la hubiese pasado tan mal al pedo, mas sabiendo que ya estaba todo perdido.
Como conté antes, el uso indiscriminado de maconia en este caso, fue perjudicial para mi psique. Me pegaba de la peor manera exacerbando mis síntomas paranoides y activando mi locura de la peor manera.
Escuchaba el disco Ten de Pearl jam y lloraba de nervios e impotencia imaginando lo que ella estaría haciendo allá, miraba para el balcón, pensaba en tirarme y terminar con la agonía de una vez. Pensaba después en la consecuencias. No podía ser tan egoísta. Les amargaría la vida a mi viejos, a mi hermano y a alguna que otra persona. O quizás no, de todos modos me parecía extremadamente egocéntrico de mi parte suicidarme. Nunca se me ocurrió pensar que en realidad nada de eso tenía sentido. Le estaba dando demasiada importancia a una situación de fácil manejo. Demasiado melodramatismo. Nada era en tan terrible. (Muchos años después me enteraría que tengo la luna en Escorpio).
Cuestión. Me iba por la noches a caminar, cuando volvía de cadetear, y me sentaba en la oscuridad del Parque Rivadavia a llorar a moco tendido como un loco perdido. Un loco de corazón roto.
Ella me llamó, estaba preocupada por mi sanidad mental decía. Trató como pudo de darme calma y seguridad pero yo estaba enceguecido. Quería cortar, ella me pedía que esperara a que volviera. Hice de todo para que generarle culpa. Una culpa quizás irreal o no, pero quería dañarla lo mas posible. Para que le pesara un poco al menos haberse ido y dejarme como un muñeco de trapo abandonado que ya no le divierte ni le hace gracia.
El tiempo restante traté de calmarme y esperé como pude a que pasara un mes y ella volviera.
Cuando finalmente llegó el momento, me di cuenta que estaba todo mal. Antes de ir a buscarla me fumé un porro y me activé lo peor de mi otra vez. Llegué a lo de los padres y había un clima de nervios y mala onda impresionante. La madre se cayó del remis antes de terminar de subir y el remisero arrancó despiadadamente dejando jirones de la madre de A por el suelo de Caballito. Fue todo muy rápido y confuso. Yo estaba re loco y no entendía nada. Solo sabía que todo estaba saliendo mal. Todo era feo y horrible y en mi cabeza sonaba el tema Black de Pearl jam todo el tiempo y no podía detenerlo, era como un mar de pensamientos oscuros que me llevaban a un final incierto y doloroso de donde no había escapatoria. Cuando llegamos esperamos, esperamos y esperamos y el avión no llegaba. Finalmente apareció A con sus valijas, entre gente cansada y contenta, pero ella con cara de culo y me besó en la mejilla. Chau, pensé, todo terminó.

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