martes, 9 de octubre de 2007

Vinilos, la mística

Ya sé que las historias personales son harto aburridas, no le interesan a nadie y que son salteadas, dejándolas vírgenes o sea sin leer.
No importa, este día asqueroso y gris me hizo acordar de otro día asqueroso y gris, cuando los días pasaban mas lentos y todo era soplar y hacer botella. Al menos eso creía yo.
Mi acercamiento al sonido de los vinilos en realidad se rastrea desde muy chico, o desde que nací si se quiere, ya que mi viejo siempre escuchó música en ese formato.
El tema es que yo recién le di importancia en los albores de mi adolescencia, mas especificamente cuando estaba en primer año. Recuerdo que escuchar por primera vez, pero prestando atención claro, a Led-Zeppelin, el cuarto y más famoso disco, me voló la cabeza. Esos sonidos graves que no se sabe si fueron gravados o es un defecto del formato vinilo, esa voz de lija de Plant cantando "Stairway to heaven", y esa velocidad levemente mas rápida que la que se escucha en los cd's. Ese disco fué muy importante en mi despertar musical y sólo puedo decir que escuchar el tema "Rock and roll" a los 14 años y a todo volumen en vinilo fué...
Creo que la mística del vinilo no es verso ni una cosa meláncolica de aquellos que vivieron su juventud en los 60s, 70s y 80s, sobre todo para mi fueron los setentas la década de oro de los vinilos. O sea la música suena diferente, por ahí es no es tan fiel al sonido que se producía en la sala de grabación, pero la cuestión es que es el sonido en el cual sonaba en la casa de todos, ya sean amantes de la música, simples pasatistas, los mismos músicos, sean de acá, allá o de donde sean.
Al principio nunca entendí lo de que sonaban mejor que los cds, ya que me parecía un comentario cavernícola, propio de alguien que no se resigna al paso del tiempo y a que las cosas siguiendo un curso natural, mejoran, sobre todo en lo que respecta a la tecnología claro.
Una vez, ya un poco mas grande, bue, con 17 años, estaba en la casa de mis abuelos de Mar del plata, una tarde de invierno nublada como la de hoy. Escuchando en el excelente tocadiscos de mi abuelo unos vinilos sobre todo de mi tía que eran mas afines en ese momento a mis gustos musicales, ya que eran discos de rock claro. Escuchando uno de Queen, "A day at the races" del 76, y en particular el tema "Drowse" (que no se si es un gran tema, pero me llamó la atención en su momento), me sentí como retrotraído a la época o no sé que cosa, pero quedé embebido por ese sonido tan "rústico", con esa lluvia tan característica de disco gastado por el tiempo. El tema, de tinte medio melancólico, no pudo mas que hacerme sentir deprimido, sobre todo teniendo en cuenta que en esa época tuve mi primer decepción amorosa, típica de adolescente conflictuado.
Mas teniendo en cuenta que no hay nada mas depresivo que Mar del plata en invierno.
Por eso, para mí, el vinilo tiene un sonido muy especial que a mucha gente no le gusta, por su falta de "limpieza", sin embargo para mí es el sonido vivificador de una época distinta, ni mejor ni peor, sólo diferente, que lo sumerge a uno, (si uno quiere), en una atmósfera muy agradable donde poner un vinilo se convierte en un rito cotidiano y hasta tradicional, similar a cebar mate o armarse un porro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

los vinilos son especiales, es realmente un privilegio tener la posibilidad de tener a los verdaderos "discos"
escuchar el primero de almendra.... a esos hombres tristes... o el viento borro tus manos... o yo vivo en esta ciudad de "los apóstoles" es escuchar poesía musical, como salió en un momento del tiempo, es como decís un ritual, diario.