viernes, 12 de octubre de 2007

Napoleón y su tremendamente emperatriz...

Hago acopio de la celebérrima frase de Paez...

Desde la de-construcción de realidades paralelas surge una infinita brusquedad del ser que atisba un leve vuelo metafórico del sentimiento profundo de la unión de almas sublimes.
Él es la voluntad de poder hecha hombre. Ella es la impulsora de esa voluntad.
Él es el superhombre Nietzscheano, que no conoce imposibles. Ella es la única realidad cuyo poder es esa fuerza imposible.
Él arrasa con miles de hectareas y hombres y ella arrasa con miles de reinos de hombres.
Él destruirá todo impedimento que no deje mostrar su grandeza y ella hará que él sea grande tras la grandeza de ella.
La conjunción de estos bravos elementos son la suma de una voluntad por barrer límites y borrar imposibles.
Son la voluntad encarnada por traer al mundo algo mejor a la suma de las partes.
(Texto probablemente falso, econtrado a mediados del siglo 19 en el pueblo de Poitiers, Francia.)

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