lunes, 4 de julio de 2022

¿Está Nacho? 7

 El final de la primaria

Un grato recuerdo

En 1994 fuimos Nacho, su mamá y yo al cine. Vimos Stargate y en esa época las películas se veían más que nada en los cines del microcentro. Cine Atlas por ejemplo era un clásico. Otros cines de los 90s que me gustaban eran los que estaban en el shoping Paseo Alcorta. Ahí vimos Batman Forever, Batman & Robin, etc.

La cuestión es que cuando vimos Stargate quedamos muy fans con Nacho de esa peli. Ambos hacíamos dibujos de los personajes en nuestra clase de plástica. Existía cierta competencia no explícita acerca de quien era el dibujante del curso. Durante los primeros años fuí el líder indiscutido del dibujo en nuestro grado (o eso me gustaba pensar). Pero con el correr de los años fueron apareciendo otros compañeros que fueron poniéndose a dibujar muy bien, y hasta a superarme. Al principio me jodió. Después, me pasó a chupar un egg. Nacho era uno de aquellos que dibujaba bien, ni mejor ni peor, pero tenía su impronta nachesca. 

Un dúo capocómico

Nacho y Gabo eran los personajotes del curso. Cada uno a su manera era tan najes que uno no podía decidirse sobre quien era más nardo. Es cierto que Nacho tenía más picardía, y Gabo era más como un niño con un cuerpo de un gigante. Lo más extraño del asunto era que entre sí no se llevaban muy bien. Solían pelearse y bardearse a niveles insospechados, sobre todo si uno tiene en cuenta que ambos no eran de hacerle bullying a nadie, pero entre sí tenían la necesidad de bastardearse feo, quizás para demostrar que el otro estaba por debajo de su nivel. Onda que uno después diga "hasta Nacho te descansa" o viceversa "hasta Gabo te descansa". En fin, un dúo que nos hacía reir mucho cuando empezaban a bardearse entre ellos, por lo absurdo de todo el asunto. Uno tiende a pensar que ante determinadas situaciones, personajes así deberían tejer alianzas en contra de los bullers, pero no. Ellos se peleaban para ver quien era menos nardo ante la mirada ajena. Y al resto no nos importaba mucho quien salía victorioso de aquel asunto. Ambos eran muy queribles. 

Fin de curso y un breve adiós.

Para 1996 llegamos finalemente al tan añorado séptimo grado. El año del egreso, de final de la primaria y de una etapa que nos marcó la vida para siempre. Desde que empezamos en 1990, con el mundial del Italia, con un Menemismo incipiente, con el final de los cortes de luz, los australes y los últimos levantamientos carapintadas para llegar a una avanzada década de los noventas, con una Argentina dolarizada, irreal, de brutos contrastes y donde el sueño del primer mundo estaba empezando a desinflarse a ritmo acelerado. Nosotros, niños de 12/13 años mirábamos el mundo por televisión. En la radio sonaba el rock que pasaba Pergolini en la Rock & Pop, salía el disco Hasta luego de Los Rodriguez, canciones como Corazón de Los autenticos decadentes o La ventanita del Grupo Sombras eran las canciones antena de aquellos tiempos bizarros. Más allá de estas postales de época, nosotros bailábamos todo aquello, a veces a disgusto (mi caso), y hacíamos todas las cosas que se espera que hagamos a esa edad. Ir a los bailes del colegio, juntar plata para el viaje de egresados, y todas aquellas cuestiones que nos parecían tan importantes. ¿Y Nacho? Nacho vivió su año más apócrifo. Era una especie de fantasma durante todo el año. Caminando chuequito. Menos rubio. Un poco menos gordito. Pero ahí andaba. El hacedor de grandes frases como "es óxido" entre otros grandes hits, parecía desinteresado de todo. Quizás en lo único que sí compartíamos algo era en el creciente interés que estábamos empezando a tener con las chicas. Un crescendo imperceptible y hormonal empezaba a hacer eclosión con nuestros intereses más puros e infantiles. Pero una completa inoperancia para lidiar con las chicas nos hacía ver bastante torpes y poco interesantes. Por aquellos últimos años solíamos hacer esporádicas reuniones pajeriles pensando en chicas. O quizás sólo competencias de haber quien lograba algo más que solo tenerla parada. Pero estábamos tan verdes que ni pelos teníamos. Y eso era todo. Nacho parecía un poco más desarrolado (quizás por ser un poco más grande) pero en lo que compete al trato con chicas tan o más inexperto que el resto de nosotros. Los eternos Cazafantasmas. Entiendo que uno puede elegir ser Peter Venkman, pero no, la mayoría de nosotros era Egon Spengler.

Lo que nos partió el alma fue cuando nos enteramos que Nacho no iba al viaje de egresados. Nunca supimos los por qués. Nunca preguntamos tampoco. Quizás cuestiones monetarias. Muy probable. Aunque quizás fué su propia decisión. Lo que sí, hemos extrañado a nuestro amigo en aquel inolvidable viaje a Córdoba de séptimo grado (Egre '96) Sí recuerdo que a Nacho lo jodían con la canción de La ventanita del amor, porque se le había roto una paleta. Que seres crueles...

Cuando terminamos el grado Nacho pasó por obra y gracia del espíritu santo (y yo también). Logramos cumplir con la escuela primaria y muy mal capacitados y preparados, nos esperaba una escuela secundaria que nos daría una bofetada en lo más profundo de nuestras madres. Todos quedaríamos dispersados en diferentes colegios de la capital. Casi ninguno cursaría con algún compa. Nacho creo que fue al Otto Krause, el yorugua al Pellegrini, yo al Fernando Fader. Todos, o casi todos terminamos bastante mal. Pero esa es otra historia. 


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