jueves, 21 de julio de 2022

¿Está Nacho? 12

Nacho y las mujeres

"Tengo un volquete en el pantalón"

En aquellos días de incipiente hormonalidad puber, todos (o casi) estábamos intentando acercando al sexo opuesto. A veces de manera torpe e infantil, pero acercamiento al fin. De todos nosotros, el yorugua parecía tener un problema con ese asunto y de a poco dejamos de invitarlo cuando la salida incluía chicas, que podían ser amigas o un grupo de muchachas random conocidas de alguno de nosotros. El tema es que nuestro amigo oriental se ponía nervioso ante la presencia de féminas y eso terminaba en una actitud agresiva muy pianta chicas. Nosotros no queríamos saber nada con ese tipo de actitudes y la verdad, ya estábamos hartos de salir siempre entre nosotros y hacer la misma rutina que veníamos haciendo desde que comenzamos la secundaria, por no decir la primaria. Entre Faca y yo, teníamos la ávida sed ariano-leonina de salir con chicas, y aunque no pasara nada, al menos diversificar al grupo, escuchar a las chicas, compartir las cosas que nos gustaban con ellas como música, películas y simplemente divertirnos. El otro que parecía interesado en este tema era Nacho, y cuando con Faca aparecimos en el barrio con un par de compañeras de su colegio, Nacho arqueó las cejas y se mostró interesado. Volvió a nuestro redil del cual venía apartándose paulatinamente desde que habíamos comenzado la secundaria. Una noche de octubre del año 2000, fue que vinieron Gaby y Melona. Yo salía de una kermese con los Scouts del barrio y de a poco me apartaba de ese mundo de la niñez para abrazar otros intereses. Cuando conocí a Melona me quedé fascinado, no sólo porque era una morocha linda sino por su actitud irreverente, y un poco arrabalera. Intenté con todo mi empeño no parecer un idiota, pero en breve me enteré que tenía novio y simplemente me relajé. Gaby estaba muy enganchada con Faca pero este la veía sólo con ojos de amigo... En cambio Nacho no paraba de mostrar sus plumas de pavo real. Parecía que a nadie la causaban gracia sus chistes y su personalidad no resultaba muy atractiva. En determinado momento nos miramos con Faca pensando que había sido una mala idea invitarlo, hasta que... no sabemos como termina cantando Mil horas de Los abuelos de la nada. Pero cambiando la letra, en vez de tengo un cohete en el pantalón, lo cambió por tengo un volquete en el pantalón. Nos causó gracia pero Nacho estaba convencido de que la letra era así. La convicciones nachescas eran más divertidas aún que su propia mitomanía característica. Al final terminamos teniendo una noche divertida, colgados de las hamacas frente a la iglesia de los Emigrantes, donde pocos años antes todos tomábamos la Comunión para recibir el cuerpo y la sangre de Cristo. 

Al año siguiente, para agosto del 2001, yo estaba hasta las orejas metejoneado con Melona. Tanto es así que me había cambiado de colegio para, en parte, ir al mismo colegio que ella. Sin embargo, ella me tiraba onda pero a la vez seguía con su toxi-relación. Como un boludo me metí ahí cuando mi consciencia, esa entrometida me decía que no lo hiciera. En fin, la cuestión es que fuímos a bailar a ese boliche que estaba en Puerto Madero que ya no recuerdo el nombre y que parecía esa construcción famosa de techos random medio deformes que existe en Sidney. En fin, la cosa es que toda esa noche Melona me tiraba onda de una manera retorcida. Yo no terminaba de animarme a encarar, estaba demasiado sobrio y cohibido. Si mal no recuerdo con el único amigo que fuí esa noche fué el gran Nacho. Debo decir que se comportó como casi ningún amigo en mi vida. En algún determinado momento de la noche, la veo a Melo sentada con un pibito más chico que ella, se lo chapa y me mira mientras lo hace. Pierdo los estribos y saco al flaquito a volar lejos. El pibe no entendió nunca nada, pero salió corriendo y Nacho me agarró por detrás, todos estábamos muy conmocionados. Nacho temía que el pibe fuera a buscar a los temibles patovicas. Melona se fué rajando al baño y yo seguía conmocionado. Sin entender bien que carajo había hecho. Cuestión que Nacho me sacó del boliche aquel y nos fuimos a caminar a la madrugada por la Costanera Sur, charlando, hablando, cambiando de tema, hasta que pude volver en mí, cosa que me costó bastante. Cuando ya era la madrugada cada uno encaró para su casa, y todo quedó ahí, pero nunca le pude agradecer bien a Nacho que me "salvara" aquella vez de toda aquella absurda situación, en verdad que Nacho, fuera de su personaje, podía convertirse en el amigo más fiel y protector de todos.

Otras tardes

Hacia el verano del 2002 salimos con Gaby y Paula, Nacho no cejó un milímetro sun intención hacia ella. La abrazaba de manera insistente y era la primera vez que se veían. Paula se terminó quejando de lo pegajoso que era nuestro amigo "alternativo" de piercings. Lo excusamos diciendo que no era malo, sólo un personaje. Ninguna quería volver a verlo. Pero a Nacho no le decíamos esto. Simplemente dejábamos de invitarlo, y esa situación, también poco a poco fue alejándonos cada vez más. 

También, a partir del 2003, con la secundaria finalizada por todos (o casi todos), salimos con otras chicas, una de ellas "La Colo", que sigue siendo mi amiga hasta la fecha, era una pelirroja alternativa, bajita y muy linda, pero muy tímida también. Nacho cuando la vió se enamoró perdidamente de ella. Un poco también la acosaba pero no de una manera violenta, sino más bien torpe. El gran pecado de Nacho era su torpeza y falta de delicadeza, y un siempre hablar un poco de más. Nos lo perdonábamos porque para nosotros era casi como un hermano, medio bizarro, pero muy querido al fin, pero las chicas no soportaban mucho sus intentos desmedidos y poco sutiles de levante. Nacho era un apasionado total, mucho más que cualquiera de nosotros y eso que todos lo éramos de alguna manera. Pero lo de Nacho era fuera de lo común. Una noche, en la que no cejaba en sus molestias respecto a que le hiciéramos gancho con la colito, lo paré en seco y le dije que ella estaba conmigo, o que habíamos salido y que su boca tenía gusto a frutilla. Él, poco menos que se convirtió en Rafa cuando Lisa le rompe el corazón. Noooo maldito, me dijo. Te odio. Bueno Nacho, ya está, no jodas más con la colo, le dije. Y después de eso no volvió a pesadear más, pero era difícil controlar sus pasiones y también entendimos que si queríamos tener nuestras amigas con Nacho era mejor no contar. Me apena esta situación pero por otro lado, siempre que veíamos a Nacho era porque alguno de nosotros se comunicaba con él, lo llamaba o simplemente pasaba a tocarle el timbre como en el famoso "¿Está Nacho?" porque de su parte casi nunca salía la intención de verse con nosotros. Yo creo que para bien o para mal, tenía sus motivos y era entendible, pero los caminos se divergían, todos crecíamos y era algo inevitable. Sus comentarios fachos en ascenso tampoco ayudaban mucho porque así como él endurecía su posición, nosotros, en pleno ascenso del primer Kirchnerismo, también hacíamos lo propio. Hubo algunas veces que fuímos a Requiem y a Pop City con Nacho, ese antro ochentoso que estaba tan de moda a principios de los 2000 en esa trampa mortal que era el subsuelo de Union e benevolenza y donde una chica iba por la pista de baile repartiendo gajos de naranja o mandarina. Pero con la tragedia de Cromagnon a finales del 2004 se terminaron esas noches de jarana en aquellos antros y fin de la historia.

A partir del 2005, las apariciones de Nacho son cada vez más espaciadas y esporádicas. Ya no salimos en modo grupo o si lo hacemos él ya no es de la partida, nuevos amigos, nuevas voces, nuevos ámbitos nos fueron separando cada vez más, pero empieza a suceder algo extraño y son las apariciones "mágicas" de Nacho del tipo cruzártelo en lugares insospechados.  

No hay comentarios: