sábado, 30 de marzo de 2024

Camino de reserva

A veces la gente piensa demasiado las cosas. Existen diversas maneras de encarar un tema y ser práctico. En todo caso pienso que nada existiría si no supieramos valorar lo importante porque pienso que sólo el amor salvará al mundo. Sólo el amor puede sostener. 

El gran sostén universal es el amor, esa teta incomensurable de la que mamamos. 

Un vuelo rasante es la discordancia de lo que pensamos y leímos y creímos poder ser. 

Nada podrá alivianarnos sino creemos en algo. 

Punto. 

Pienso que existo porque no veo otro modo. Nada es imposible sin tu amor y la letanía de los mártires sozega tod vínculo primoroso entre dos aves rancias, reacias al vuelo. 

Declino...

Porque cuando andaba en mi rodado sin pensar en mucho más que no fuera hacerte vehemente-mente mía, dos serpientes salieron a mi cruce-

Eran como víboras Yarará. Las confundí con unas ramas del camino de reserva. Pero eran dos animalitos, reptiles, pero seres vivos al fin. Cuando las detecté, entre mi impresión y temor, no pude hacer gran cosa. No tuve tiempo de maniobrar y en tremendo camino accidentado, un desvío era peligroso. Pasé por encima del pequeño ser alargado que reptaba cruzando el camino. Me dolió ver su dolor. Me detuve algunos metros adelante por temor y me di vuelta para verla. Se había enrollado por el pisotón. Me dio culpa haberle pasado por encima. Seguí un poco más y volví a mirar atrás. La serpiente siguió su camino, maltrecha pero derecha. 

Todo el día reviví la situación con doloroso penar porque ella andaba por ahí y yo le pasé por encima. Sin querer, pero lo hice. Me sentí un humano bruto más, un egoísta que sólo piensa en sí. Y los animales viven acá, en este planeta, con el mismo derecho. Y nos tienen que soportar. Me conduelo del resto de las especies que tienen que convivir con tamaña sarta de bárbaros. 

¿Y todo esto para qué? Ah, sí... Claro. Si los San Ti vinieran en camino, en verdad no tendrían chances con nosotros. Pobres de ellos... 

No hay comentarios: