jueves, 12 de enero de 2017

Los cuentos de terror que me contó mi abuelo... 2º parte


Para enero del `93, volví con mis abuelos a Merlo. Esta vez era pleno verano y el la ciudad puntana era otra cosa. Por empezar, había pasado un año y medio y en ese tiempo todo había cambiado de forma considerable, desde el panorama hasta Merlo mismo. De a poco se notaba que iba creciendo y las tranqueras daban paso a rejas y ligustrinas mas sofisticadas. La casa, excepto por ese cambio, estaba igual que antes, Ese verano jugué hasta el hartazgo con mis amiguitos merlinos. Todavía jugábamos mucho a los pistoleros y a la pelota, obvio. Conocí una zona de naranjales y fuimos a almorzar asado a la casa de un gaucho conocido de Manuel. Un viejo de largos bigotes blancos, que parecía salido de algún western. Mientras yo terminaba mi morcilla, a la cual le ponía puré, vaya uno a saber por qué. El viejo tal se armaba un cigarro armado. Era la primera vez que veía a alguien armarse un tabaco. Me llamó la atención sobre todo por que guardaba el tabaco en una bolsita de tela con cordonsito. Llamativo para este niño de nueve años.
Una tarde, que yo había vuelto de jugar sin parar de la calle con mis amigos, Manuel se encontraba viendo en la tele sus películas de cowboys que tanto le gustaban. Entonces, cuando yo me disponía a salir de nuevo, Manuel apagó el televisor y me detuvo con su manaza de leñador.
Alto hombrecito, ¿a donde cree que va usted?- Afuera, a jugar a la pelota.- No ve que es tarde? Es ya casi de noche. - No pasa nada, cuando esté la comida me pegan un grito y vuelvo. -No señor, usted se queda acá. -Por? - Por que se lo digo yo. - Pero voy ahí por lo de los Mansilla, y... -No señor. Usted sabe la historia del viejo Mansilla? -No la verdad que no...
Como se disponía a contar otra historia me quedé ahí parado, esperando...
"El viejo Mansilla, de esto estoy hablando del siglo pasado, o quizás principios de este... La cuestión, es que el viejo Mansilla era un viejazo horrible, malo y mesquino, que todas las noches se empedaba, se ponía borracho y fajaba a su esposa. Un día los vecinos lo encontraron ahorcando a su propio perro, al cual después lo tiró desmembrado en medio de la calle. Los vecinos se quejaron del olor a podredumbre, pero nadie se animaba a enfrentar al viejo Mansilla ya que era de facón rápido, además de ser de los pocos en el pueblo que portaba arma de fuego. La cuestión es que un día a la esposa no se la vió mas. Algunos dicen que se cansó de sus bofetones y se fué Córdoba con su familia, pero otros dicen que Mansilla la mató y la enterró en el terreno del fondo de su casa.
Mansilla solía montar con su caballo y bajar a la pulpería del pueblo. Su casa estaba un poco mas arriba en la sierra, pero no mucho. A veces volvía tan mamado que se caía de su propio caballo, pero guai de quien se burlara del viejo, por que mínimo ligaba un rebencazo. Una de esas noches, volvió con dos mujeres, que se dice, trabajaban en el pulpería como visitadoras. La cuestión es que esa noche, Mansilla tomó demasiado mucho, y terminó tan en pedo, que las fajó tanto a estas mujeres, que una vez tiradas inconscientes en el piso, sacó su facón y las degolló ahí sin mas. Luego puso la pava para hacerse unos mates. Cuando el agua estaba caliente, abrió las bocas de las mujeres y vertió el agua dentro de sus bocas. Luego se tumbó a dormir tranquilo.
Al otro día, vió lo que hizo, enterró los cuerpos, y se juró que no bebería nunca mas. Se sentía un poco arrepentido, pero no lo suficiente para sentir empatía por nadie. De hecho esa misma noche volvió a la pulpería y se agarró nuevamente un pedo fuerte. Quiso buscar pelea con alguien, pero todos lo evitaban, por su violento carácter y por que cada día se ponía mas desagradable y de a poco se estaba convirtiendo en un paria. Algunos pobladores se estaban cansando de él y ya de a poco se estaba gestando alguna especie de plan para castigarlo. Todos sabían que la desaparición de las dos mujeres corría por cuenta suya, pero nadie se animaba hasta ahora de acusarlo.
Esa noche sin luna, Mansilla volvió dando tumbos a su casa, casi caído de costado en su caballo, llegaba a la parte del risco mas peligrosa y ahí siempre trataba de despertarse un poco, por lo peligroso. Una caída de ahí era mortal. Se aferró bien a la grupa y a su botella. Dió un trago largo y miró el cielo. Estaba raro. No había estrellas y si en cambio una especie de manto grisáceo y casi fosforescente en el cielo dando un aspecto tétrico. Cuando estaba próximo a su casa sintió que alguien le tocaba la espalda, no quiso darse vuelta, pero de nuevo insistieron, cuando volvieron a tocarle por tercera vez, esta mucho mas fuerte e insistente, vio el cuerpo de una mujer desnuda atrás de su montura y cuando quiso acelerar vio el cadáver de la otra mujer adelante suyo. Ambas tenían sus cabezas bajo el brazo. Entonces cuando estallaba en pánico, empezó a salir de abajo de la tierra el cuerpo desnudo y podrido de su esposa, con la garganta cortada que lo llamaba. Mansilla pegó un grito de terror y saltó del caballo, sin darse cuenta cayó al borde del precipicio, trastabillo y cayó al abismo. Pocos días después, encontraron su cuerpo en el fondo, con los huesos rotos y semi comido por las alimañas. Decidieron que no merecía un entierro digno, por todas sus maldades, y apenas lo cubrieron con algunas piedras. Allí yace hasta hoy en día, en ese desfiladero que todos los gauchos tratan de evitar por la noche, ya que dicen que si pasas borracho por ahí, de seguro te caes."

Yo me quedé de cara. Esta historia me había impactado mucho mas que la de la vez anterior. Me senté a la mesa y le pregunté si los Mansilla conocían esa historia y para mi sorpresa me dijo que si, que mañana se los preguntara, ellos confirmarían su relato. No le creí. Sin embargo, al otro día le pregunté a Diego Mansilla, un pibe del barrio y me confirmó la historia. Era un pariente del cual no les gustaba reconocer parentesco, pero así era. Historia, mito y leyenda. Luego sonrió y pateó la pelota. Yo me pregunté, o todos están en complot, o es posta la cosa. En todo caso, me quedé conmocionado.

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