lunes, 13 de agosto de 2012

Lógicamente de Jocsa !!!


Claro, la lógica al servicio del mercadeo de juguetes de plástico para todos los niños enfermitos de los dibujos animados.
Recuerdo a Rambo, Rambito, Rambón, y de que me enojé cuando mi abuela me hizo ese chiste de chico mientras hacía volar de una forma poco probable al muñeco con cara de hule de Stallone, un famoso come pasta de Hollywood.
No había mucha diferencia con los verdaderos héroes que veíamos en la pantalla. Para nosotros era lo mismo verlo en la tele o interpretar nuevas aventuras con nuestra imaginación. De hecho podría ser mas divertido aún.
El verdadero desafío para un grupo de niños congregados para sus quehaceres lúdicos era ponerse de acuerdo de si el juego consistiría en usar a los muñecos para crear la aventura o si nosotros mismos asumiríamos un rol con nuestros cuerpecitos inmaduros.
Yo si bien siempre fui juguetero y amigo de los muñequitos, a diferencia de mi hermano que era mas fan de los autitos, a la hora de jugar con mis amigos prefería que interpretáramos nosotros mismos a los personajes con los cuales quisiéramos sentirnos identificados esa tarde de otoño, invierno, primavera o verano.
Podíamos de repente ser Los cazafantasmas, las tortugas ninjas, los Thundercats, los halcones galácticos o los Caballeros del zodiaco.
Había muñecos que de todos modos eran irreemplazables como es el caso de los GI Joe que con sus cuerpos ateridos por una gomita podían darnos el gusto de una jornada sin transpirar ni una gota y darnos la adrenalina correspondiente.
Como yo me juntaba con los "nerds", sin saber que lo eramos claro, jugar a la pelota no era algo tan frecuente. Quizás un poco mas adelante, pero con mis amigos disfrutábamos esas pequeñas tertulias lúdico actorales donde cada uno encarnaba un personaje distinto, se ponía en esa piel como un actor consagrado y profesional. Todo luego de tomar un buen vaso de chocolatada y ver los dibus de las 4 pm, al término de Utilísima en el primigenio Telefé.
Una vez Rodrigo no entendió que la salida era salir a jugar a Los Cazafantasmas y se apareció en las veredas de Catalinas Sur (un barrio dentro de La Boca), con una bolsa llena de muñecos de Los Caza. Adentro podíamos ver que había un apretado Dr Veckman junto con pegajoso, Ray y el alargado Egon Spengler.
Le dijimos "no Rodri". "Era sin muñecos, nosotros vamos jugar a que somos los Cazafantasmas". Rodrigo nos miró a Diego y a mí con cara de tristeza. Sentía que lo dejábamos de lado. "¿Que hacer ahora con todos esos muñequitos?". Lo acompañamos a su edificio a dejar esa gran bolsa de muñecos.
A Rodrigo se lo veía decepcionado, definitivamente el prefería los muñecos. Sentía que un código se había roto. Eran tiempos de cambios. Nosotros ya sentíamos que era momento de tomar al toro por las astas y ya ser parte mas activa de los juegos. No queríamos ya intermediarios. Queríamos ser protagonistas y no solo guionistas y directores. Queríamos sentir que nosotros éramos ellos, que ellos no existían, sino que siempre fuimos nosotros.
Al menos hasta que oscureciera y ya fuera tiempo de volver a casa a cenar.

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