martes, 7 de agosto de 2012

El Lobo Estepario


Hermann Hesse llegó a mi como en muchos casos en la adolescencia. Es el escritor iniciático de muchos jóvenes a lo largo y ancho del mundo, desde hace varias décadas ya.
Recuerdo que mi primer acercamiento a la literatura "seria" se dio cuando estaba en 7º grado, y agarré Siddartha, esa novela de Hesse sobre el joven príncipe indio que tiene la necesidad de salir a conocer mundo y empezar así un viaje espiritual.
Creo que no lo terminé, aún embebido por la lectura de cómics e historietas. Podríamos decir que no era el momento.
Luego llegaría la secundaria y mi primer bocanada literaria, mas allá de lo dado por los docentes, sería Tolkien y su saga sobre la Tierra Media, empezando con El Hobbit, que leería dos veces, solo de la emoción que me causó. Después el extenso infierno del Señor de los anillos, que me llevaría algunos años terminar (siempre tuve una predisposición a la lectura lenta).
Terminado este proceso fantástico, coronaría todo con la innecesaria lectura del Silmarillion. Pero ávido de mas literatura y prendido ahora y para siempre al mundo de los libros, buscaría aquellas "deudas pendientes" o libros que por sus títulos o seudo renombre hacían eco en mi memoria.
Toda la literatura clásica de aventuras, desde Arthur Conan Doyle, Robert Stevenson, Rider Haggard, Oscar Wilde, etc, hasta llegar a la re lectura final del Siddartha de Hesse.
Un encuentro casual con mi prima en el Parque Centenario me recomendaría la lectura del Démian, esa novela para adolescentes que "adolecen" de futuro, de pautas, de una "guía para la vida", cosa que Bart Simpson nunca nos aclaró.
Un libro que a veces nos incomodaba. Nos rememoraba nuestra época de primaria, no tan lejana como ahora. Recuerdos de algún compañerito abusivo, y luego esa tensión sexual entre el protagonista y Démian que nos hacía por demás ruido, pero que nos metía de a poco en las primeras sombras de la literatura.
Pasarían algunos años y varias lecturas de muchas novelas y escritores poco trascendentes, y otros que si, para finalmente llegar casi virgen al año 2005. Año bisagra en mi vida si los hubo, por mucho tiempo idealizado como el mejor año de mi vida, para luego ser desbancado por otros años mejores, por suerte.
Ese año mi vida empezó a conocer los pequeños placeres de la vida adulta que se habrían ante mi con mi primer noviazgo serio, mi primer trabajo serio, mis primeros intentos de hacer algo con mi vida... serios.
Luego de venir de un año, (el anterior), donde sufrí estudiar el CBC, el fracaso de un amor que nunca fue correspondido, la falta de dinero, pero sobre todo la falta de amor, terminarían por aniquilarme como al Werther, al estilo suicida romántico.
Nada, puras tonterías de adolescente tardío y disfuncional, que no sabía redirigir sus pulsiones al lugar correcto.
En cambio a penas empezó el 2005 me fui a la costa con mis amigos, empecé a salir con la amiga de la novia de un amigo y me di cuenta que podía tener una novia como el resto de mis amigos, y tener sexo con ella, y salir con ella a comer o ir al cine como una persona normal. Realmente dudaba de mi capacidad para conseguirlo.
Tenía el año libre debido a que debía un final del CBC que daría a fin de año así que me dediqué a cursar los talleres de todas aquellas cosas que nunca me había animado a hacer. Y vino el de AUDIOVISUAL, Literario, Percusión, y en la segunda mitad de año llegarían los de Guión en diversos lugares. Para tener una perspectiva mas amplia.
La relación con mi primer "novia" no prosperó y murió al llegar el invierno, cosa que por otro lado se haría bastante frecuente en mi vida amorosa a partir de ese momento. El invierno me quita amores, siempre.
Pero lo bueno de todo es que yo mantenía ese empuje que venía arrastrando desde principio de año y me sentía matador con las minas, la auto estima la "tenía re grande" y mis ganas de hacer cortos, escribir guiones y dedicarme a los audiovisuales en un estado de total "in-crescendo".
Era agosto, poco después de mi cumpleaños y un día en un taller de guión la conocí. La que sería el "primer amor de vida". Verónica.
Un flechazo inmediato atravezó nuestras miradas, algo que no olvidaría nunca. Era la segunda clase y de pronto me había encontrado con esta chica.
Mientras todos hablaban de cine, de libros, de las cosas que tenían ganas de escribir, yo la miraba anonadado y dije algunas tonterías para impresionarla. Típico.
A la siguiente clase, hice de tripa corazón y me acerqué a hablarle. Parecíamos cortados por la misma tijera pensé. Gustos muy parecidos en cine, música y sobre todo literatura. Una de las primeras cosas en las que descubrimos que coincidíamos era en nuestro fanatismo por el viejo y querido Hermann Hesse. Sin saberlo, su prosa había unido a dos jóvenes argentinos, casi medio siglo después de morir.
Nos fuimos conociendo y yo me fui animando cada vez un poco mas hasta animarme a invitarla a salir. Cosa que se dio de una manera muy natural por suerte para mi.
En breve nuestras largas charlas sobre literatura pusieron en evidencia mi no lectura de la obra maestra de Hesse, El lobo estepario. Ella lo había leído hacía poco. Me decía que lo leyera, que no perdiera mas el tiempo, que era super flashero, que la había marcado, que le voló la cabeza, etc.
Era tipo "deja lo que sea que estés leyendo y empezá a leerlo". Yo me lo había comprado un par de años antes, pero como me pasa con muchos libros, su lectura puede ser inmediata o postergarse hasta tiempo indeterminado. Eso me había sucedido con el Lobo.
Sin embargo no tardó para que rápidamente descartara lo que estaba leyendo en el momento y empezara la lectura del libro del bueno de Hermann mientras decía "si si Vero lo que digas".
En ese estado de completo enamoramiento que distingue los primeros meses de una relación, encaré la lectura del clásico libro sobre Harry Haller y sus multifacéticas personalidades, el teatro mágico y la tormentosa relación con la locura, o triángulo amoroso con Armanda y Pablo.
Una novela con la cual por momentos me perdí, pero que me voló la peluca, o eso creí. Definitivamente una novela que me marco, si.
Pero por el momento en la que la leí, lo que significó esa lectura, lo que significó la persona que me la recomendó con quien sentía en ese momento una conexión como nunca había sentido antes con nadie. Mi primer gran amor.
A los pocos meses, antes que terminara el año, ella termino conmigo y fue un golpe duro. Al otro día de que cortáramos una apendicitis me dijo "hola, si vos sos de los que somatizan. Bienvenido al mundo de los conflictuaditos, del sufrir por amor" y sentí que me hice hombre en serio, o eso pensé después.
Después la vida daría sus vueltas, sus giros... pero hasta ese momento, un libro marcó un momento único de mi vida para siempre.
Cosas que pasan, la vida misma mis queridos amigos.

1 comentario:

Jose Luis Carmona dijo...

Me encantó el relato de tus vivencias.