domingo, 7 de septiembre de 2025

La invocación - Parte 3: El desafío



Manga de forros, hijos de puta, callense todos! Me hacen caso porque les puedo hacer todo el daño que yo quiera. Ustedes son una casta de pordioseros, país de mierda! Y me importan tres carajos lo que puedan pensar de mí, me importa tres carajos la gente que se queja o se muere de hamble! A ver si lo entienden soretes, vividores del estado, me IM POR TA TRES CA RA JOOOOOS!! A ver si lo entienden ratasss!! 

El discurso sigue así por un buen rato. El tipo, completamente desatado, a los gritos, con una voz aguardentosa de niñito enojado, que pretende ser de autoridad pero que desnuda una gran falta de coraje, valentía y de verdadera masculinidad. El que en verdad es poderoso, no necesita insultar, agraviar a los más débiles y proferir amenazas de todo tipo. Nadie respeta eso. Su estilo de amedrentamiento es pueril, vano, simple y bastante estúpido.

El tipo era un idiota. Básicamente. Un caprichoso, nene de mamá consentido, despreciado por su padre y un lascivo de su hermana. Odiaba a todos porque Dios lo hizo bajito, poco agraciado, infeliz, acomplejado. Despreciaba a todo aquel que no pensara como él. Odio de clase, odio de raza, odio de género, odio de todo tipo. Y si encima a un ser así de excecrable le das poder, el combo ya está configurado para que estalle el polvorín. 

La gente puede temer un tiempo, a su policía con armas nuevas, sus agentes pasados de coca, pero al final todo eso no dura. Cuando la gente se cansa, y más en este país, los tiranos afueraaaa.

De todos modos, a veces es importante darle un empujoncito. Ahora llegó el momento. Es ahora. Now!

La comitiva del Presidente se aprestaba para salir del Antiguo Fuerte rioplatense, en dirección al Congreso, para dar inicio a las legislativas. Algo completamente para las tapas de los pasquines, porque era evidente que aquel recinto de leyes estaba bajo su total control. Pero quien más aprieta más consigue que se deslicen contras de sus deditos gordos y ramplones.

El presidente no llegó ni a la mitad de la Plaza. Una luz se prendió, un foco aluminó a algo o alguien, que reposaba en la piramide de mayo. Una silueta negra, que al salir a la luz, se vislumbró roja. 

Un hombre, no mucho más alto que el presidente, con verdaderas patillas, pelo risado castaño claro. Poderosos ojos azules y una lengua fricativa como ya no se escuchaba hacía siglos. 

Aquí yace el tirano de los pueblos? - Preguntó enigmático aquel hombre de traje de cuero rojo. 

La comitiva no se esperaba eso, los medios se hicieron eco al instante, y en pocos segundos estaban rodeados por cientos de cámaras trasmitiendo a todo el país. 

Quien carajo sos vos?- Grito el presidente, entre asustado e intentando mantener su postura de tipo malo. 

El extraño salió con toda pompa de su escondite, las luces sobre él. Algo en aquel sujeto indicaba que no era un tipo cualquiera, un halo de grandeza manaba de él. 

Quien soy? Yo aquel que ha venido de hace mucho, cruzando los límites del tiempo, soy la historia que viene a pedirte cuentas, también soy el padre de los negros, el azote de los cipayos, de los traidores a la patria, de los salvages unitarios y de todos nuestros enemigos extranjeros que buscan ponernos cadenas. Pero yo soy el único que pone cadenas y que devuelve a los piratas imperiales o reales devuelta a su país. Yo soy quien a los amigos de nuestros enemigos, ni justicia!

Asi que... señor presidente... diga usted quien es!! Amigo de su Nación o enemigo?

El presidente no sabíendo que responder, optó por uno de sus insultos más bajos y bulgares. 

Agarrame esta salame, yo hago lo que quiero! Viva la libertad carajo!

Algunos aplausos tímidos acompañaron el acto desafiante pero poco inteligente del presidente. Algunas caras de preocupación a su alrededor pudieron verse por todos los canales. Su hermana o pareja, le aconsejó que tuviera cuidado. Que podía ser un truco de la oposición para hacerlo pasar verguenza. Pero el presi se embaló.

Y decime, vos pelotudo, quien sos en realidad porque tenemos cosas más importantes que... 

YO SOY EL RESTAURADOR!!! 

Y vengo a lanzarte un desafío ante todo el país, para ver si no sos un cagón, que se esconde tras la falda de su hermana. 

El presi se puso pálido en primerísimo primer plano nacional. 

Que? Pero que... que... desafío?

UN DUELO! Como vos quieras, pistolas, sables, floretes, cuchillos... o a mano limpia si queres. 

Pero yo... pero...

Te animás o sos un cobarde?

Antes que la hermana del presidente pudiera aconsejarle, el presidente cometió su último acto de imprudencia final. Entró en el juego del Restaurador, y contestó con soberbia e ira. 

Siii, acepto maldito infeliz, te voy a hacer mierda, ya vas a ver, a vos y a todos los negros de mierda que vienen con vos. Hijo de putaaaa, ya vas a veeeer quien manda acá!!

El Restaurador apenas esbozó una sonrisa de satisfacción. Y vuelto de nuevo todo un gentleman respondió diplomático:

Perfecto, en una semana, a las tres de la tarde. Aquí en la Plaza de la Libertad, la plaza del pueblo. Veremos de quien se teñira de rojo esta vieja plaza de matanzas. Adiós. 

Y dicho esto, el hombre de rojo desapareció tras un vapor púrpura. Un fuerte olor a azufre colmó todo el lugar. Y en ese momento, la comitiva siguió camino hacia el Congreso. Lo último que se pudo ver del presidente, antes de encerrarse en el auto blindado, fue una cara de espanto absoluto ante lo que acababa de suceder. 

Pero estaba hecho, no podía retractarse o tendría que renunciar. Ahora había llegado el verdadero momento de la verdad. 

sábado, 6 de septiembre de 2025

La invocación - Parte 2: La invocación


Frente a un altar con el cuadro del Restaurador, una mesa con un sable corbo, y cientas de rosas rojas, el maestro de ceremonias comenzó la invocación frente a más de doscientas almas congregadas.

...

Señoras y señores, miembros del jurado y más allá. A todos los seres, terrenos y extraterrenos de este mundo. Los materiales y los inmateriales, los orgánicos y los inorgánicos. Seres del cosmos total, en todas sus formas y niveles. Dioses de acá y de más allá. A todos y cada uno de todos como un todo, los invoco. Los invoco para que nuestra invocación sea poderosa y valedera. 

Estamos aquí reunidos para que nuestra vos las escuchen los que están, los que pasaron y los que vendrán. Sean testigos, pues, de este mandato que hacemos. De esta invocación necesaria. 

Pedimos a envocamos al Gran Restaurador de las Leyes, para que se haga presente en carne y hueso, en esta noche de fatídica. Para que regrese de su sueño eterno y descargue su ira implacable sobre los traidores, sobre aquelos infames antipatria que hoy gobiernan a nuestra amada Nación Argentina. 

Te invocamos entonces, amado y temido Restaurador, para que puedas vengar la infamia que contigo se ha cometido, aquella vieja vil traición que te llevó a morir en el exilio más infame. Para que descargues tu venganza sobre el que hoy se dice presidente y no es más que un vil traidor a la patria, un triste lacayo de los enemigos de tu nación. Te invocamos, hoy, gran Restaurador de las Leyes, el Rubio, el inglés, Don Juan Manuel de Rosas!

...

Al silencio, siguió un leve zumbido que se convirtió en temblor. Los vidrios de las ventanas vibraban como si allí afuera hubiera un terremoto. La llegada del Apocalipsis, el Fin de los Tiempos. Los presentes no podían más que lamentarse por aquella decisión porque el viejo temor al más temido de los caudillos se hizo carne en todos los comensales. Abrazados, temerosos del castigo divino que se haría piel en todos aquellos que osaran desobedecerlo. Pero ya era tarde. Un resplandor rojo sangre iluminó el altar donde reposaba la espada del Libertador, bañada de sangre de cerdo y una flor federal, con una divisa punzó. Un humo rojizo se elevó por todo el salón mientras todos los muebles temblaban. Y una sombre terrible se elevó por encima del la espada, que se elevó en el aire, magnetizada por la mano del terrible tirano revivido. 

Ahora el silencio era demoledor. Nadie sabia bien que esperar de todo el asunto. Y ya no había lugar para los débiles, para los tímidos y menos para los tibios. Era a todo o nada. El conjuro estaba consumado. Y ahora solo restaba saber como se daría la cadena de acciones que cambiarían el curso de las cosas en nuestra gran nación. 

La hoja de la espada cortó el aire y la luz de la sala se apagó. Un fuego rojizo con olor a azufre fuerte, se elevó en el altar, surcando el contorno del cuadro del tirano. Mientras un rugido ancestral atronó en todo el espacio, rompiendo un silencio de casi doscientos años. Tambores de lejanos carnavales federales acompañaron la respiración del revivido. Había llegado el día D, la Hora de los Pueblos, la hora de hacer tronar el escarmiento. Los cuadros allí presente de Lavalle, Echeverría, Sarmiento, Alberdi, Mitre, y mismo el del actual presidente, se incendiaron hasta quedar reducidos a cenizas. En ese momento todos los presentes comprendieron que se habían excedido. Por detrás del Restaurador se veía la silueta de centenares de soldados con sombreros frigios rojos. La Terrible Mazorca había regresado.

(Cont.)

viernes, 5 de septiembre de 2025

La invocación - Parte 1: El mitin


El tipo es un demente, un estafador, un violento y un hambreador. Y la realidad es que nadie se anima a ponerle un freno. Es como el señor Burns... Se acuerdan?

 No, pero lo que decís es cierto. La gente no lo soporta más. Todos queremos que se termine esta especie de tiranía. 

Tiranía electa, vale recordar. 

No importa eso. El asunto ese ya caducó. El tipo tiene entre idiotizada y amedrantada a la gente. Propios y ajenos. Hay que ponerle un freno ya a este lunático déspota. 

Si, estamos de acuerdo. Pero quién se va a animar a hacer el sacrificio? Inmolarse por el bien común. 

Silencio en la sala. Miradas cruzadas o cabizbajas. Una tos prorrumpió en la oscura habitación. Afuera, el temporal continuaba azotando a la vieja ciudad rioplatense. Una voz inesperada se alzó desde el fondo del salón donde los doce concurrentes, de diferentes sinos políticos, se congregaban en aquel momento crítico de la joven nación. 

Existe una solución. Peeeeroo, tiene sus contraindicaciones. 

Diga hombre, diga nomás. 

Bueno, podríamos hacer una invocación. 

Todos miraban esperando que se explayara más al respecto. 

Una invocación es cuando, por medio de una ceremonia específica, traemos nuevamente a un ser. Alguien que ya murió. Alguien a quien podríamos pedir que se encargara del tirano. 

Los concurrentes se miraron entre sorprendidos y excépticos. El viento rugía más que nunca allá afuera. 

Y eso como sería posible? O sea, que tan factible es?

Es posible y factible. Se hizo, se hace y se hará. Eso no es tanto el problema. El problema sería lo que podría acarrear algo así, porque como dije. Tiene sus efectos colaterales. 

Pero explicanos más, a ver... estamos desesperados. Cualquier delirio es mejor que nada. 

Bueno... piensen en esto. Este presidente que nos gobierna es un enfermo psicopata del mal. Es un loco, un demente, un lunático. Y encima, un tirano y de la peor calaña. Que hacemos cuando hay un incendio?

Todos callaron. 

Los bomberos lo saben bien. Hacen un fuego alrededor del fuego. El fuego no se combate con agua, sino con más fuego. Y pienso que esa es exactamente nuestra solución. 

O sea, vos decis que tendríamos que revivir a un tirano del pasado para combatir al actual?

Exacto señores!

Jaja, perdón, pero esto es un delirio... 

No, a ver... esperen. Dejenlo que termine la idea. Me divierte. Y quien podría ser?

Bueno, piensen un poco señores. A quien traerían del pasado? Quien fué El Gran Tirano del siglo 19?

Hubo varios... 

Si, si, pero hubo uno que cambió la historia Argentina para siempre. Uno que estuvo prohibido durante un siglo casi después de su caida. Uno que no temblaba ante sus enemigos. Uno que defendía la soberanía nacional con uñas, dientes y, sobre todo, con sangre. No estoy hablando de cualquier caudillo provincial... estoy hablando de

El Restaurador... Ni más, ni menos. Que dicen?

Creen que podría acabar con...?

Murmullo creciente. 

Y... la verdad que al lado de aquel, el tirano actual es un personaje de cuarta. Pero...

Que?

Y pero como hacemos para que lo destruya? El presidente está completamente custodiado. No hay chances. Ni el mejor asesino del mundo podría llegar a él. 

El murmullo aumentó en un fuerte crescendo. 

Pero, señores, tranquilos... tranquilos. No se trata aquí de entrar furtivamente y matarlo a sangre fría. Eso es de cobardes... como nosotros. No, si, si... es así. La verdad no duele señores. Escuchen. Escuchen por favor... Lo que El Restaurador haría sería enfrentarlo cara a cara, no concibo otra manera. Y en ese caso, creo que nuestro campeón haría pedazos al actual tirano. 

Si... si...

Murmullos. 

Pero como lograríamos que el presidente lo confronte? Nunca aceptaría. No estamos en el siglo 18 o 19... nadie se bate a duelo ya. Es una insensatez. 

Pero señores, por favor. Como que no? Piensan que este demente, archi megalómano, no aceptaría? Su orgullo y su complejo de inferioridad lo harían aceptar. Más porque el duelo sería lanzado ante la vista de todo un país. Rechazarlo sería firmar su propia sentencia de muerte política. Quedaría como un cobarde, él, que no para de lanzar insultos y amenazas contra todos. 

Si, puede ser... pero hay algo que no me cierra. Pongamosle que pasa lo que decis. Y entonces? Que pasará luego con el Restaurador?

Ahí está la otra parte... quizás sea cambiar a un tirano por otro. Pero que opciones nos quedan?

Todos los murmullos se elevaron en un rugido incomprensible.

Señores, calma. Si queremos acabar con el tirano de hoy, habrá que traer al tirano de ayer. 

Los murmullos se convirtieron en expresiones de aprobación.

Muy bien, llevemos adelante la invocación. 

(Cont.)