jueves, 25 de mayo de 2023

La negra tina



Ayer me enteré con gran tristeza de la muerte de Tina Turner y eso dejó mi ánimo por el suelo. No sabría explicarlo pero cada vez que una de estas estrellas se apaga me siento más en penumbras, mas lejano del mundo en el que crecí y más ajeno en un mundo que sigue con otros personajes protagónicos que no son los míos.

Esta mañana me desperté con la horrible sensación de vació que sigue a una mala noche donde pasaron las cosas que no debían pasar. Con este mal clima, encaré hacia mi estudio para reponer el bastidor que ayer había destruido en un ataque de ira porque las cosas no salían, o quizás por la desazón antes la incongruencia de la vida o por mero capricho leonino. La cuestión es que cuando pude centrarme y mirar de nuevo hacia adelante, concentré todo mi poder en mi mayor talento, mi caudal creativo interior.

Sin darme cuenta pasaron horas porque uno cuando se concentra en trabajar en lo que le gusta entra en una especie de samadi o sansara o como sea que dice esa palabra en sanscrito. A lo que voy es que despega de este plano, se abstrae de su entorno y sólo existe ese mundo interior creativo que dialoga con lo extraterreno. Cuestión, que volviendo a aterrizar al planeta Tierra, comprendí que debía hacer una parada estrategica por la cocina para darle de comer a la bestia. Lamentablemente en mi heladera solo había un limón sin exprimir y encima era invierno! Me quería morir...

Me percaté que al salir a la calle ya eran las cinco de la tarde pero parecían las ocho de la noche. El cielo estaba gris plomizo y una lluvia fina pero constante me hacía serntirme mas desamparado que nunca en la vida. La coneja había partido hacía años, la liebre de marzo se había escabullido de mis garras, y la hipopotamus se había evaporado de mi cama que ahora era me parecía kilométrica (como cantaba el aguijón).

Al llegar a la panadería histórica del barrio de mis ancestros descubrí con sorpresa que todo allí eran harinas refinadas muy brillantes y sin alma. Pedí miñones pero sentí que estuve una eternidad esperando que me atendieran, que mi mirada se perdió entre ese mundo de grasas y confituras. Como si mi espíritu se hubiese ido, escapado entre laberintos bowieanos de sabrosa pastelería de fecha patria.

Cuando pude volver a la realidad de ese impase, de ese lapsus que casi me cuesta la cordura, pude volver a reincorporarme y socializar otra vez, pagué mis panesillos y volví a casa a todo galope. En mitad de la cuadra que me separa casa de la panadería pensé que feo es despreciar a la gente que te prodiga amor en algún momento de tu vida. Después te puede pasar que ya nadie este dispuesto a dedicarte amor y ahí es donde caes en la cuenta que te equivocaste, que despreciaste o rechazaste a alguien que te amaba para salvar tu supuesto status o tus intransigentes mambos. Una actitud miserable que algunos reconocen mucho tiempo después,cuando ya es demasiado tarde.

Al llegar a casa sentí la tremenda sensación desoladora de haber caído en alguna especie de pesadilla o sueño mal reparado. La casa no sólo estaba en penumbras sino que parecía abandonada hacía por lo menos cincuenta años. Telarañas y mugre por doquier, capas de polvo sobre todos mis muebles. Como si hubiese viajado en el tiempo o si esa salida a la panaderia hubiese sido en realidad una viaje espacial al fondo de algún agujero de gusano. Un viajero del tiempo dispuesto a no reconcer que el mundo al que acaba de regresar ya no es el mismo del cual partió. 

Y quizás sólo de eso se trate vivir... pero cuando de una vez por todas pude reacomodar mi casa y volverla presentable, me fuí a dar una bien merecida ducha en la que ahora se convirtió mi bañadera, una negra tina. Así el bucle temporal se cierra una vez más hasta el asomo de un nuevo e infinto comienzo.



2 comentarios:

Silvina dijo...

Y se fue de un día a otro nomás. Quizás se fue para eso, para hacerse eterna y dejarnos esa voz poderosa como un fuerte eco y que recordemos que el legado de los artistas musicales es, justamente darle un toque extraordinario a la vida de cualquier mortal. ¡¿Qué sería de la vida sin música?!
En mi visión particular, lo certero en toda esta incertidumbre planetaria que debemos pasar (entre crisis económicas, guerras, desastres naturales y otras tragedias que el ser humano genera más que nada por la ambición de unos pocos en pos de sacrificar a unos muchos) es el impacto transformador que tiene la música cuando aprendemos a escuchar con el corazón.

Santiago Carmona dijo...

Si, una lástima pobre mujer. Me da pena por su vida sufrida, pero bue... tuvo revancha. La música es un radar, una antena, un salvavidas en un mundo que no pareciera tener horizonte. Cuando las almas son tan sensitivas, rodearse de arte parece la solución que nos permite encontrar belleza entre tanto caos.