jueves, 20 de septiembre de 2012

Un chico disperso


Hoy mientras disfrutaba las extravagancias líricas y demás relatos autobiográficos del profesor Borovich, me acordé que cuando era chico me pasaba lo mismo. Problemas de dispersión.
En algún momento de la clase, la voz del docente se empezaba a alejar de a poco, hasta convertirse en una continuidad de sonidos inentendibles y carentes de sentido.
Mi mente se desconectaba por completo. Podríamos decir que el cordón de plata hacía click! y mis pensamientos me llevaban a lugares insospechados. Desde recuerdos, a cosas que tengo que hacer. Una verdadera máquina del tiempo que me llevaba del presente al pasado y de ahí al futuro. Nada que envidiarle a Marty McFly.
Creo que hoy en día a los nada desdeñables 29 pirulos, puedo decir que me pasa lo mismo.
Listo, Fin.
Ah otra cosa, creo que tengo un leve grado de dislexia.
Ahora si.
Chau!

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