miércoles, 12 de septiembre de 2012

Como un bálsamo cardenal...


Una búsqueda alternativa del goce perpetuo.
Nada aflora con el alcance de las hojas sobre el frazada.
Es la primavera que nos habla de amor y de cielos claros.
No bajar la guardia es la inconstancia de la vagancia extrema.
Las palabras que no salen y buscan su lugar solas.
Naturalidad fehaciente.
Navíos que se pierden en un mar de cavidades extremas.
Como cavar un agujero en el océano.
Una mandarina me recuerda lo naranja que fue nuestro amor.
Lo vetusto de tu cuerpo desnudo sobre el mío.
Y la vagancia perpetua de un ser que no quiere ya conocer.
Aprender.
Facultarse.
Ya nada es lo mismo sin tu bardo.
Sin tu candor.
Prendo fuego los papeles.
Viejos poemas inservibles que no delatan la incierto.
Imperecedero romance de araucarias.
Famélico goce.
Perpetuo...

Un elefante vuela y un lagarto espera.
Reposando inerte. Fantasía mil.